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Crítica de Star Wars IX El ascenso de Skywalker de J.J. Abrams (Sin Spoilers)

Se acabó el sueño. Es hora de asumir la tristeza realidad: Star Wars ya no es algo especial, es una película más de las muchas que se estrenan cada año. Y en este 2019 J.J. Abrams ha arruinado con El Ascenso de Skywalker las esperanzas de ver un final satisfactorio a esta tercera trilogía.

PUNTUACIÓN: TERRIBLE

Novena y última entrega de la saga ‘Star Wars’, y cierre de la nueva trilogía iniciada con «El despertar de la Fuerza». Rey, Finn, Poe y el resto de los héroes tendrán que encarar nuevos retos al tiempo que se enfrentan a una nueva amenaza. (FILMAFFINITY)

Buscando elementos positivos por los que comenzar, lo único salvable de El Ascenso de Skywalker es su excelente reparto. J.J. Abrams se ha confirmado como un director mediocre, pero su casting de jóvenes estrellas para El Despertar de la fuerza (2015) dió en el clavo.

Frente a Los Últimos Jedi (Rian Johnson, 2017) en la que los tres héroes Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac) estuvieron separados literalmente hasta el plano final, Abrams hace que compartan una gran parte de la película. Y lo cierto es que mola verles juntos, los tres actores derrochan carisma y química en pantalla y ofrecen posiblemente los mejores momentos de la película.

Junto a ellos, Adam Driver como Kylo Ren vuelve a demostrar lo buen actor que es, incluso a pesar de volver a tener la cara tapada la mitad de la película. Con muy poco con lo que trabajar ofrece interesantes matices con la inflexión de su voz y la mirada que para mí indican que se encuentra un peldaño por encima de los demás. Además, de nuevo su química con Daisy Ridley es genial en pantalla y mola verles juntos.

Obviamente ver a personajes clásicos como Lando (Billy Dee Williams), Chewbacca, C3PO, R2D2  así como el Halcón Milenario siempre hace que mi corazón se ilumine un poco, a pesar de que como luego comentaré, el sueño haya acabado. Y lo mismo con la música de John Williams, maestro entre los maestros.

Todo esto es referido a los actores y sus interpretaciones, que son geniales. Otra cosa es lo que el guión les hace decir y hacer, en lo que luego entraré, y que no es tan positivo.

El Ascenso de Skywalker ofrece un mensaje positivo que también me gustó y me pareció inesperado y casi lo único original de la película, y es que aunque las personas a veces podamos pensar que estamos solos en el universo, hay otra gente como nosotros que comparte nuestra lucha. Esto se refleja en el diálogo entre Finn y Jannah en Endor, lo único genuinamente emocionante y original, cuando Finn descubre que él no fue el único desertor de la Primera Orden, más gente se reveló frente al mal, y si todos nos unimos, el mal puede ser derrotado. Este mensaje hacia la «mayoría silenciosa» mostrando que aunque el mal nos quiere asustados y solos somos más y juntos somos fuertes, me pareció muy chulo e interesante.

Y hasta aquí llega lo bueno a partir de ahora voy a empezar por todo lo malo que no me gustó, también libre de spoilers. Toca repetir que esto es una crítica a la película a partir de mis gustos, en ningún caso quiero que parezca que los que no opinéis como yo estáis equivocados. Para gustos colores, y este es el mío.

J.J. Abrams junto al guionista Chris Terrio (Batman v Superman) ejemplifican a la perfección el mal cine comercial. El mal cine en general. Creen que haciendo que pasen muchas cosas y haciendo saltar a los personajes de una localización a otra, de una sorpresa a otra sin un momento de respiro, los espectadores nos veremos arrastrados en esta vorágine y olvidaremos (o nos dará igual) si lo que estamos viendo tiene sentido o es una tontería tras otra ridícula. Y obviamente no es el caso.

Esta filosofía narrativa de «todo vale» alcanza nuevas cotas de ridiculez y absurdez en El Ascenso de Skywalker, y creo que indica que Abrams y Terrio no respetan al espectador, creen que somos tontos y nos vamos a tragar cualquier cosa si el envoltorio es bonito. Quizá hace 10 o 15 años esto fuera cierto (yo realmente no lo creo, pero bueno), pero lo que sí que está claro es que el espectador de 2019 es mucho más sofisticado e inteligente de lo que ellos creen.

Terrio ganó el Óscar al Mejor Guión Adaptado por Argo. Y tras este premio por una película «sería» se pasó al género de superhéroes primero y la ciencia ficción después en Star Wars. Y sinceramente parece que cree que son géneros menores en los que todo vale y da igual lo que muestren. Y es al revés, justo porque es ciencia ficción, debes respetar las reglas que tú mismo plantees o todo se cae en pedazos.

Por ejemplo, el guión de Abrams y Terrio establece una cuenta atrás de ¡16 horas! para crear una mal entendida sensación de urgencia, para a continuación lanzar a los héroes a una búsqueda de un tesoro por la galaxia imposible que se salta esto. Podían haber dicho 5 días, ¿por qué no? Y existiría la misma sensación de urgencia, pero no, debe ser algo inminente para ser más peligroso, más grande… Pero desde luego, no mejor y creíble. Y por esa obsesión del «más grande, más peligro, más amenaza», se provocan momentos ridículos sobre todo en el tramo final.

Y como eso todo. Cada salto de escena, cada transición está construida a partir de una tontería o una locura, da igual como hacer que los personajes vayan de A a B y luego a C. Hasta el punto que Abrams consiguió que desconectara y nada me llegara. Hay en este sentido numerosos momentos emocionales con varios personajes destinados a tocarnos la fibra sensible que fracasan al estar construidos a partir de ridiculeces, como por ejemplo el clímax emocional de Kylo, que si escribiera lo que pasa en pantalla no saldríais de vuestro asombro y bochorno, al estar nivel del vergonzoso «Martha» de BvS. Y mejor no comentar la identidad de espía infiltrado en la Primera Orden que proporciona información a los rebeldes, porque si entro en ello absurdo y tomadura de pelo será lo más bonito que se ocurriría.

Pero ya no es solo que para Abrams y Terrio todo vale, es que su guión está malísimamente escrito, plagado de diálogos expositivos tontos y repetitivos como si los espectadores fuéramos bebés que necesitamos que nos expliquen lo mismo dos o tres veces porque no lo captamos a la primera. Además, cuando tienen incluso que verbalizar lo que debemos sentir en cada escena en lugar de confiar que la escena nos lo muestre, eso significa que ni ellos mismos confían en su propia capacidad narrativa.

Comentaba que las interacciones de los protagonista molan, pero también es cierto que Abrams hace que Rey esté sola en numerosas escenas claves. Y esto resta, no suma, teniendo en cuenta que Daisy Ridley es buena actriz, pero no tan buena.

Junto a esto, no puedo evitar comentar que la inesperada muerte de Carrie Fisher alteró sin duda la historia. Abrams trabajó para insertar las pocas frases sin usar de Los Últimos Jedi para colocar al personaje con calzador en unas pocas escenas que se ven forzadas y postizas. Y la forma que plantean se despedida es también un WTF! de libro que, a esas alturas de película, ya no consigue el impacto emocional que buscaban conseguir.

Además, hubo dos momentos en que no me pude creer que Abrams haya vuelto a copiar escenas icónicas de la Star Wars original, mostrando una vez más si cabe que Abrams es un «reciclador» no un creador de nuevas historias. Qué mal.

Para empeorarlo todo, El Ascenso de Skywalker es una moción de censura a todo lo que construyó Rian Johnson en Los Últimos días. Aunque no me gustó nada el Episodio VIII, Johnson planteaba elementos interesantes, aunque muy mal ejecutados, para que Star Wars dejara de ser la historia de la familia Skywalker. En ese sentido, la sorpresa de que Rey «no era nadie» podía mover a la franquicia galáctica por nuevos caminos inexplorados, al igual que la filosofía de Kylo de matar lo viejo para que los jóvenes creen su propio camino. Ya no. J.J. Abrams desmonta todo lo construido por Johnson, que a su vez desmontó tonterías de Abrams como el personaje de Snoke, de forma que esta última trilogía pierde todo sentido de cohesión, al ser cada película una enmienda a la totalidad de la anterior.

Y hablando de Los últimos Jedi, aunque como digo no me gustó, visualmente es de largo la mejor película de toda la serie, con momentazos increíbles que todos recordamos como la destrucción del Destructor espacial, la pelea de sables laser en la sala roja o el batalla final en el desierto de sal. Abrams no es Johnson, es un director mediocre en lo visual que vuelve a ofrecer una película plana sin momentos memorables, obcecado con sus tics como las luces estroboscópicas que nos deslumbran una y otra vez sin ningún sentido narrativo más allá de ¿qué parezca todo más dinámico? No, lo que consigues es confusión. Visualmente, El Ascenso de Skywalker es también una decepción, más si cabe teniendo en cuenta la obra previa.

Disney y Lucasfilm han vendido que este Episodio IX es el final de la historia, pero incluso en esto no da un final satisfactorio, porque de hecho deja una cantidad tan grande de elementos abiertos que se demuestra que ha sido una estrategia de marketing vacía que no se corresponde con la realidad. Claramente, Lucasfilm ha intentado copiar el final de Vengadores Endgame, modélico a la hora de cerrar un capítulo dejando un mundo abierto para nuevas historias, pero hasta en eso fracasan.

Me da mucha pena que no me haya gustado esta película. A pesar de la decepción de Los Últimos Jedi, fui deseando pasar un buen rato y ni eso consiguió hacer J.J. Abrams. Y más pena me da pensar que El Ascenso de Skywalker va a ser un taquillazo porque la gente vamos a ir en masa a ver la nueva película de Star Wars precisamente por ser Star Wars, de forma que el mensaje que todo vale se va a ver reflejado en la taquilla, el dato que realmente cuenta para los estudios.

No me extraña que tras este episodio IX Lucasfilm haya paralizado nuevas películas, porque primero y principal deben conseguir que Star Wars vuelva a ser especial, cosa que ahora mismo ha dejado de ser y que no creo que vayan a recuperar. Si Disney fuera coherente, debería despedir a Kathleen Kennedy de su puesto de jefa de Lucasfilm por su decepcionante apartado cinematográfico. Obviamente eso no va a pasar, ya que Star Wars realmente es una de las franquicias más rentables económicamente no solo en cine, sino además en los parques de atracciones, las series de televisión, el merchandising, etc…

En mi caso, hace ya tiempo que me perdieron como fan que compraba, veía o consumía todo lo que me ofrecían, ya fuera libros, cómics, merchandising, etc. Tras este decepcionante El Ascenso de Skywalker probablemente me hayan perdido incluso como consumidor ocasional en el cine.

Comparto el trailer de la película:

Star Wars El ascenso de Skywalker es un triste final a este mundo que iluminó durante años mis sueños y construyó mi yo fan de la ciencia ficción. Star Wars ya no son películas de visionado obligado. Unas las veré, otras no, y no pasará nada. Qué pena.

PUNTUACIÓN TERRIBLE

 

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Crítica de Star Wars: Los Últimos Jedis

Los Últimos Jedis es la octava parte de la saga de Star Wars. Una película escrita y dirigida por Rian Johnson (Brick, Looper), que tenia la obligación de hacer avanzar la historia de la nueva generación, tras la decepción del remake encubierto que J.J. Abrams realizó en El despertar de la Fuerza. Y me temo que aunque las intenciones de Johnson iban en la buena dirección, una mala ejecución de las mismas convierte a la película en una gran decepción.

PUNTUACIÓN: 5/10

El argumento de Los Últimos Jedis según Filmaffinity nos cuenta como la malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher). El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) encabeza una misión para facilitar la retirada rebelde. Mientras tanto, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que definir su futuro y su vocación, y el viejo jedi Luke Skywalker (Mark Hamill) revaluar el significado de su vida.

Mientras, tras su enfrentamiento con Rey, Kylo Ren (Adam Driver) se debate entre unos sentimientos encontrados, y Finn (John Boyega) y su nueva aliada Rose (Kelly Marie Tran) se dirigen a una misión crucial para conseguir la supervivencia de la Resistencia.

Estoy seguro que todos habeis sentido cuando una película se convierte en un PELICULÓN, ¿verdad? Nada más termina la película y empiezan los títulos de crédito, estás en la butaca del cine con la boca abierta analizando lo que has visto, sentido y disfrutado. Es entonces cuando el concepto de la MAGIA del cine cobra todo su significado. Este año 2017, diría que lo he sentido tras ver películas tan diferentes como La La Land, Blade Runner 2049, Mother! o incluso con Guardianes de la Galaxia Vol. 2.

Lamento decir que esa magia no se produjo tras ver Los Últimos Jedis, más bien al contrario. Sentí una confusión creciente y la triste realidad de que la película, a pesar de un sobresaliente factura técnica, tenía un montón de problemas en su guión y desarrollo que impidieron que la disfrutara como lo hubiera deseado.

Si soy un adicto al cine y a la ciencia ficción en general es gracias a Star Wars. Por ello, cuando empecé este blog hace ya más de cuatro años, el primer post fue para resaltar mi amor por Star Wars. Luke, Han, Leia, Chewbacca, unidos a Indiana Jones, fueron los grandes protagonistas de mi infancia.

Tras el final de la trilogía clásica en 1983, la publicación de una excelente serie de novelas y comics, conocidas posteriormente como el Universo Expandido, ampliaron el universo de Star Wars tras el Retorno del Jedi, y mantuvieron vivo mi amor por este maravilloso universo.

Tras la compra de Lucasfilm por parte de Disney, se decidió que para las nuevas películas no se iba a tener en cuenta la cronología establecida por estas novelas, para dar libertad a los creadores para desarrollar nuevos conceptos que conectaran con las nuevas generaciones. Y lo cierto es que aunque me dolió descubrir que nunca veríamos en imagen real a Mara Jade, o Jacen y Jaina Solo, a priori era una decisión correcta desde un punto de vista cinematográfico. Decisión que vista en perspectiva posiblemente fue el comienzo de algunos problemas que aquejan a esta nueva trilogía, de los que hablaré más adelante.

Empezando por los aspectos positivos de Los Últimos Jedis, tengo que decir que el director Rian Johnson, que también escribió el guión, ha sido muy valiente y ha entendido que la franquicia galáctica necesitaba una (r)evolución que la hiciera avanzar por nuevos caminos. Por un lado, aparte de la necesidad de que los personajes clásicos dieran paso definitivamente a los nuevos personajes, me parece perfecto su intención de ampliar el foco del universo de Star Wars para que deje de ser la historia de la familia Skywalker. En un universo infinito, que llevemos 8 películas centrados en ellos era limitar claramente las historias que se podían contar.

Esto ya se vio el año pasado con la entretenida Rogue One. Pero aunque los personajes eran completamente nuevos, no era un historia 100% original, ya que el guión bebía de la Star Wars original, al contar la historia de cómo los rebeldes se hicieron con los planos de la primera Estrella de la Muerte. El éxito de esta película indicó que el público sí quiere y acepta con naturalidad nuevas historias dentro de este universo.

Además, Rian Johnson nos ofrece un guión muy autoconsciente de algunos problemas de la franquicia que mucha gente señaló después del estreno de El despertar de la fuerza. J.J. Abrams nos castigó con un reboot encubierto en el que aunque presentaba a nuevos personajes llenos de carisma, se limitaba a repetir esquemas y situaciones ya vistas en la película original, lo que eliminó cualquier posibilidad de sorpresa y emoción. De hecho, Johnson elimina de un plumazo algunos elementos presentados por Abrams que no tenían demasiado sentido para empezar, lo que además del shock-value durante el visionado es algo que valoro positivamente.

El guión de Johnson está orientado a romper todas las expectativas que el público pudiera tener, al ser ésta la octava película de una gran saga, y la segunda parte de la tercera trilogía. A partir de la estructura básica de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, Johnson se dedica a darle la vuelta a todas las situaciones de estas dos películas, lo que inicialmente sorprende y abre un montón de posibilidades para el Episodio IX, que se estrenará en 2020. Volveré a este punto más adelante, ya que aunque es algo positivo desde cierto punto de vista, también es el centro de los aspectos negativos sobre los que comentaré más adelante.

Me han gustado también otros elementos del guión como han sido la «democratización» de la Fuerza, en el sentido que si la fuerza está en todos nosotros, no es necesario ser un Jedi para sentir esta energía. Esto elimina la tontería de los Midiclorianos del Episodio I, y abre nuevas posibilidades narrativas. Además, pone de relevancia la incongruencia de los Jedis, empezando por Joda, que se creían el no va más pero no supieron ver la corrupción que nacía en su propio seno y que sirvió para aupar al Emperador Palpatine al poder.

Por otro lado, desde un punto de vista técnico, Los Últimos Jedis es por supuesto una película de una calidad altísima. La fotografía de Steve Yedlin nos brinda varios momentazos desde el punto de vista visual. La música de John Williams como siempre cumple con nota. También excelentes son el diseño de producción con unos sets y localizaciones reales, que dan un plus visual a la película. 

A esto hay que añadir unas buenas interpretaciones de todo el reparto. Sobre todos ellos destacan unos sobresalientes Mark Hamill como Luke Skywalker y Adam Driver como Kylo Ren, cuyos matices confirman que estamos antes uno de los grandes personajes de esta trilogía. Kylo no duda en considerarse a si mismo un monstruo, pero está convencido que hace lo correcto para romper con el pasado y construir el futuro. Y que no duda en destruir el pasado si hace falta, toda una metáfora del trabajo de Rian Johnson.

Daisy Ridley con Rey, Oscar Isaac como Poe Dameron y la trístemente fallecida Carrie Fisher como Leia Organa realizan también buenas actuaciones. Al que vi más flojo es a John Boyega como Finn, pero no creo que sea culpa suya, sino de un guión que le convierte en relleno cómico y no le da realmente momento para lucirse. Leo también mucho odio en la red hacia el nuevo personaje Rose (interpretada por la actriz americana de origen asiático Kelly Marie Tran). Lo cierto es que está correcta, no veo nada especialmente malo de su interpretación, más allá de una última frase totalmente sonrojante, que ella defiende como puede. Pero el problema es la frase, no su interpretación.

Por tanto, si solo pensamos en el aspecto visual y las interpretaciones, y no tanto en lo que nos están contando, la película merece verse en pantalla grande.

Bueno, aquí se acaban los aspectos positivos, ahora llega el momento de comentar sobre lo menos bueno.

A partir de aquí, voy a entrar en territorio de SPOILERS, estais advertidos.

El problema principal de Los Últimos Jedi es que aunque el guión está repleto de buenas intenciones, la ejecución de las mismas no es demasiado afortunada. Está genial querer romper las expectativas, pero lo que ofrezcas en su lugar debe ser mejor, y en esto creo que Rían Johnson no cumple.

Hay un primer problema grave en la construcción del guión, y es que la historia está partida en tres, por una necesidad mal entendida de que todos los personajes tengan su arco y sus minutos en pantalla. Y lo cierto es que de estas tres tramas, solo una resulta tener un interés real. Cuando hablamos de una película de 150 minutos, estamos ante un grave problema de ritmo y narrativo, y se nota que con diez o quince minutos menos se hubiera podido contar lo mismo, mejor.

Por un lado, tenemos la historia del «no-entrenamiento» de Luke y Rey, durante el cual Rey descubre tener una conexión mental con Kylo Ren. Esta es la mejor parte de las tres, aunque de hecho está plagada de pequeñas inconsistencias. Por otro lado tenemos la fuga rebelde con Leia, Poe Dameron y la vicealmirante Amilyn Holdo, interpretada por Laura Dern. La persecución de las naves rebeldes or el espacio a paso de tortuga por siete u ocho destructores imperiales es una situación ridícula que no se sostiene desde un punto de vista narrativo, aunque es justo reconocer que culmina en el que probablemente sea el momentazo visual de la película, protagonizado inesperadamente por Laura Dern. Y luego acompañamos a Finn y Rose al casino de Canto Bight para localizar a un pirata informático (interpretado por Benicio del Toro), que les permita entrar sin ser detectado en el Super Destructor del Líder Supremo Snoke. Otra escena que no aporta casi nada y que rompe totalmente el ritmo de la película.

Empezando por el final, si hubieran eliminado todo el arco de Finn  y Rose en el casino, la historia principal no se hubiera resentido casi nada, cosa que indica su inutilidad. Este subargumento se justifica únicamente por dos elementos: Por un lado, para justificar la bonita escena final, en la que un niño pobre que vive exclavizado en Canto Bight y que posee poderes Jedi mira hacia el espacio con esperanza. Y por otro, y casi más importante, para que Del Toro diga la clave de la película para Rian Johnson que busca redefinir la saga. Para Johnson, Star Wars no debe ir de la lucha del bien contra el mal, como si fuera un concepto anticuado, cuando hay una historia más interesante, que es cómo incluso en una galaxia lejana,muy lejana, los pobres son pobres y los ricos se aprovechan de ellos, justo como en el mundo real.

Johnson, Lucasfilm y Disney parecen decir que la lucha del bien contra el mal pura está anticuada y ahora lo que mola son los grises, algo en lo que por supuesto no estoy nada de acuerdo. Si la ejecución es buena, puedes hacer una película excelente de buenos contra malos, el bien contra el mal, o con todos los matices que quieras poner. El problema no es el concepto, es lo que haces tú con él.

Esto nos lleva a otro de los problemas, y es que para hacer avanzar la saga galáctica no era necesario cargarte todo lo que se había construido hasta ese momento y decir que no sirvió de nada. Y es que otro tema importante de Los últimos Jedi es recalcar que los jóvenes deben abandonar lo viejo y mirar hacia el futuro, creando su propia mitología. Lo ejemplifica perfectamente Kylo, pero también es un tema importante dentro del arco de Rey en esta película. Mark Hammil en el papel de Luke cumple con nota con un papel con el que al comienzo no estaba de acuerdo. El problema no es solo achacable a Rian Johnson, sino a la situación de partida que J.J. Abrams y Disney presentaron en El despertar de la fuerza.

Luke había desaparecido justo cuando la Primera Orden y Snoke se alzaron contra la República. Johnson responde a las preguntas de donde estuvo y por qué se fue, pero lo hace destruyendo al héroe con el que crecimos. Resulta que Luke sabe, porque así se lo cuenta a Rey, que hay un equilibrio entre el bien y el mal, a una gran luz siempre le sigue una gran oscuridad. Sin embargo, tras ver la oscuridad en su sobrino Ben Solo y ser derrotado por su propio miedo, su respuesta es abandonar a su familia a su suerte frente a esa oscuridad, sabiendo que no tienen nada que hacer contra ella. Por que él sabe que aunque se marche, la oscuridad seguirá existiendo en la galaxia. De un plumazo se han cargado toda su heroicidad, no solo de las tres películas originales, sino de todos los comics y novelas que hemos leído durante años. E incluso obviando los comics y novelas que no son canon, el Luke original es un héroe puro que no duda en sacrificarse por sus amigos y que pone siempre su seguridad por encima de su propia vida. Muy mal, Disney. Y aunque luego Luke tiene durante la película su momento para intentar arreglar esta situación, creo que no le hace justicia en absoluto, y provocan un final nada digno para uno de los principales héroes de la historia del cine.

La intención de Johnson de romper las expectativas provoca unas escenas repletas de giros que mantienen el interés. Pero lo cierto es que inconscientemente notas que algo no cuadra cuando debería. Y es que al final, aunque los giros llevan la historia por situaciones diferentes, la estructura de la película es un reboot a la inversa de El Retorno del Jedi y El Imperio Contraataca. Tras el estreno de la decepcionante El Despertar de la Fuerza, una de las cosas con las que los fans nos consolábamos era pensando que al menos este Episodio VIII sería mejor, ya que sería una historia nueva y no un reboot. Y al final, Los Últimos Jedi coge con muy poco disimulo elementos de las películas originales, aunque sea para retorcer estos conceptos.

La película empieza con una batalla espacial, como la vista sobre Endor al final de El Retorno. Aunque Poe consigue en el corto plazo su objetivo de destruir el destructor, fracasa globalmente debido a las bajas que provoca entre sus efectivos, lo que deja a los Rebeldes casi indefensos.

Rey llega hasta Luke para que la entrene, igual que en El Imperio Contraataca, pero él se niega. Rey siente en el planeta un lugar oscuro como en Hoth, pero cuando lo visita no pasa nada. Asímismo, Luke siente mucha oscuridad en Rey y se asusta, pero al final no se profundiza en nada de esto. Por no hablar que si Luke se había aislado de la fuerza, ¿cómo puede sentir la oscuridad de Rey?

Rey y Kylo están en contacto mental, y Rey se deja atrapar por La Primera Orden como Luke en el Retorno para intentar traer a la luz a Kyle, igual que Luke con Vader. Kylo acaba con Snoke igual que Vader hizo con el Emperador, aunque de forma mucho más anticlimática. Pero finalmente Kylo permanece en el lado oscuro y se pone al mando de la Primera Orden.

Finn encuentra a un criminal con similitudes con Lando Carlrissian en el casino de Canto Bight para que les ayude. Solo que éste acaba traicionándoles de verdad, no como Lando. Por no hablar del bluff de la Capitana Phasma y su inevitable similitud con el final de Baba Fett al comienzo de El Retorno.

La película termina en un planeta blanco que se parece mucho a Hoth y el comienzo de El Imperio Contraataca. Hay un montón de situaciones que intentan ser novedosas pero que no pueden evitar trasladarnos a las películas originales, aunque sea girando la situación, lo que no ayuda precisamente a que el visionado fuera uniforme. Como la ridícula frase de Rose a Finn en medio de una batalla en la que le dice algo así como «no hay destruir lo que odiamos, sino defender lo que amamos» ¿Whaaat?! Todo esto son pequeños elementos que poco a poco van haciendo que no disfrutara la película como yo esperaba.

Dos aspectos más a destacar son los personajes de Rey y Snoke, que simbolizan lo bueno y lo malo de la película. Rey estaba obsesionada con encontrar a sus padres, y durante dos años internet estuvo inundada de teorías sobre su parentesco, señalando muchas de estas ocurrencias a Luke como su padre. Esto lógicamente se ha demostrado que no tenía ningún sentido, al saberse que realmente sus padres no eran nadie importante, ni tenían nada que ver con la familia Skywalker. Esto viene bien para resaltar la intención de Johnson de crear nuevas historias alejadas de la sombra de los Skywalkers, y conecta con la idea de que no solo los jedis están conectados con la Fuerza. Por este lado, muy bien.

En el lado negativo está el Líder Supremo Snoke. Realmente estábamos ante una mala copia del Emperador, y ponía de relieve el error de inicio de Disney a la hora de iniciar esta nueva trilogía. Como comentaba antes, el Universo expandido de las novelas contaba que a pesar de la muerte del Emperador, muchos sistemas siguieron bajo el control militar del Imperio. De esta forma, la lucha del Imperio contra unos pocos rebeldes evolucionó hacia una Guerra Civil espacial en que había tiempo para intrigas, misiones encubiertas, conspiraciones políticas, al creación de una Academia Jedi y grandes dosis de acción y emoción.

Disney tiró todo esto por la borda porque creyó que era más interesante volver a hacer películas sobre unos pocos rebeldes que se enfrentan a un poderoso Imperio Galáctico,  algo ya visto, antes que ofrecer historias nuevas, inspiradas o no en el Universo Expandido, que dejaran atrás esta premisa e hicieran avanzar la franquicia galáctica por nuevo caminos.

Esto provocó que El Despertar de la Fuerza tuviera varias ridiculeces, como la aparición de La Primera Orden (el imperio pero sin ser el imperio), y que aún existiendo una República, las fuerzas de Leia fueran la Resistencia cuando deberían ser las fuerzas armadas legítimas. Y en medio de este reboot, surgió la figura de Snoke, un Lord Oscuro (no Sith) que aparece de la nada con poderes increíbles. Que Johnson opte por librarse de este clon del Emperador no me parece mal, y demuestra la inconsistencia de esta premisa inicial, pero la ejecución de esta escena también es totalmente anticlimática. De hecho, que se resuelva como lo hace demuestra el poco o ningún respeto que Johnson tenía hacia este personaje creado por Abrams y sus guionistas, empezando por Lawrence Kasdan.

El Universo Expandido se fue y ya no volverá, pero es una pena Disney no haya sabido ofrecer a los fans, de momento, nuevas historias que estén a la altura de la trilogía de Thrawn o incluso los comics de Jason Aaron de Marvel.

Pero incluso si solo pensamos en Los Últimos Jedis desde un punto de vista cinematográfico y la comparamos con las anteriores películas de las saga, entiendo que estamos ante una película mejor planteada que ejecutada.

Comparto el trailer de la película, que reconozco que no había visto hasta ahora:

Los últimos Jedis es una película demasiado larga que intenta abrir nuevos caminos pero que se ve lastrada por una deficiente ejecución. Una película que ha supuesto una gran decepción, pero que entiendo que todos los fans de esta saga galáctica irán a ver. Ya solo nos queda esperar que finalmente Disney y Lucasfilm acierten en el Episodio IX, y consigan un buen final para esta tercera trilogía. Sin embargo, la elección de J.J. Abrams no invita precisamente al optimismo. Aunque esa, es otra historia…

PUNTUACIÓN: 5/10

Crítica de Detroit, de Kathryn Bigelow

Detroit es la nueva película de Kathryn Bigelow (Point Break, Strange days, En tierra hostil, Zero Dark Thirty), en la que realiza una dramática reconstrucción de los disturbios de agosto de 1967 provocados por los excesos y racismo de la policía, trazando unos claros paralelismos con la actual situación social de los Estados Unidos.

PUNTUACIÓN: 8/10

El guión está escrito por Mark Boal, colaborador habitual de Bigelow, y que fue quien contó la historia real a la directora californiana e hizo que se interesara en ella. La película fue rodada en escenarios reales y tiene un marcado tono documental en la que alterna imágenes reales de época con una cuidada reconstrucción de los hechos gracias a las numerosas entrevistas que el equipo realizó a algunas de las personas que vivieron los horribles hechos que Bigelow nos muestra con frialdad y asepsia. El éxito narrativo de Detroit hay que buscarlo no solo en la directora, sino también en los excelentes trabajos del director de fotografía Barry Ackroyd, y el montaje de William Goldenberg.

Kathryn Bigelow es una extraordinaria directora que crea imágenes impactantes y escenas que rozan el terror mientras mantiene un tono frío y neutral. Ella no cuenta al espectador quién son los buenos y los malos, simplemente muestra unos hechos brutales de forma que cualquier espectador con dos dedos de frente entienda sin duda lo asqueroso que es el racismo. Este es  para mi uno de los mayores aciertos de la película. La película es brutal y aterradora porque los sucesos que nos cuenta se sienten terriblemente reales. Han pasado 50 años desde que estos hechos sucedieron, pero la sensación que te deja Detroit es que hoy en día esto mismo podría pasar casi en cualquier ciudad de los Estados Unidos, ya que el racismo y la violencia siguen muy presentes en su sociedad.

En este sentido, aunque los disturbios de 1967 tuvieron como chispa que prendió la mecha unos actos racistas de la policía blanca de Detroit, Bigelow no elude tocar temas peliagudos que le han valido críticas desde ámbitos de la sociedad afroamericana. Y es que la policía era racista y machacaba a los afroamericanos. Pero cuando los disturbios empezaron, fueron esos mismos afroamericanos los que quemaron edificios y saquearon negocios propiedad de sus propios vecinos. Por tanto, mucha parte de culpa sin duda recae también en los agitadores y en los violentos que se esconden en la masa para actuar con impunidad. Por supuesto que la mayoría de habitantes de Detroit no eran así, pero lo mismo podría decirse de la policía, que aunque tenía muchas manzanas podridas, también tenían entre sus filas a personas decentes. Esto también pone de relieve la complejidad social y como no podemos aplicar los estereotipos de buenos y malos.

Tras disfrutar de la película busqué algunas críticas negativas para ver qué decían, aunque lo cierto es que mayoritariamente los comentarios son positivos. Una de las cosas que se critica de la película de Bigelow es que no llegamos a conocer quienes son personajes afroamericanos por una casi nula caracterización. Esta apreciación es altamente discutible, ya que sí nos cuentan de manera básica quienes son los personajes y cómo llegan al Hotel Algiers que es el corazón de la película. Pero lo importante de la película no es quien son los personajes, sino lo que les sucede. El racismo es ciego y no discrimina entre buenas o malas personas, machaca a todo el que es diferente. Por tanto, es importante que Bigelow muestre que puede sufrirlo cualquiera, simplemente estando en el lugar equivocado.

En este sentido, la película de Kathryn Bigelow me ha parecido que está en las antípodas de otra cinta basada en hechos reales como es Dunquerke de Christopher Nolan, acertando donde Nolan falló. Aunque ambas películas están centradas en el hecho histórico que nos cuentan y esto tiene más peso que los personajes que lo viven, en Detroit Bigelow hace que suframos con los personajes y nos preocupemos por su supervivencia, mientras que Nolan provocó intencionadamente que nos diera igual si los soldados aliados vivían o morían, porque de hecho eran casi intercambiables e impersonales. Este éxito de Detroit es sin duda gracias a la habilidad como narradora de Bigelow, que hace que nos sintamos dentro de la acción y junto a las víctimas.

Me ha gustado mucho el casting de la película, creo que todos realizan un trabajo excelente. Pero es Will Pouter como el policía racista Philip Krauss el que ha conseguido helarme la sangre, por la normalidad de sus actos, la forma en que parece que lo que está haciendo es el pan de cada día, nada raro de lo que extrañarse. Dentro de los personajes afroamericanos, mencionar a John Boyega (Melvin Dismukes) como un guardia de seguridad que acude al hotel cuando surge la alarma, Anthony Mackie (Greene) un soldado veterano que se aloja en el hotel y sobre todo, Algee Smith (Larry Reed), un cantante de un grupo de soul que se refugia en el hotel buscando escapar de los disturbios para encontrarse un horror aún mayor. Estos son los principales actores que quiero resaltar, aunque lo cierto es que estamos ante una película coral en la que todos realizan un gran trabajo.

Si tuviera que comentar algo negativo de Detroit es su duración. La película dura 140 minutos, y creo que con 10 minutos menos el resultado final hubiera sido mejor. Los sucesos del hotel Algiers son el centro de la película, en lo emocional y en lo intenso. Así que todo lo que sucede a continuación se siente como el final, final que no acaba de producirse y que tarda en llegar. En todo caso, desde un punto de vista narrativo, entiendo que algunos de los supervivientes merecían una conclusión a su historia y al drama que vivieron.

La película triunfa totalmente en lo que nos propone, que es mostrar lo horrible que es el racismo y que pensemos en lo que está pasando en la actualidad. Sinceramente, creo que Kathryn Bigelow merecería ser nominada al Oscar como mejor director este año. Creo que la película lo merece sin duda. Lamentablemente, mi lado cínico me dice que Hollywood va a nominar a Patty Jenkins por Wonder Woman, película que no me gustó nada pero que ha sido un enorme éxito comercial, y eso la va a cerrar la puerta, ya que con una mujer los académicos van a pensar que ya han cubierto el cupo femenino.

Además, aluciné al saber que hubieron críticas minoritarias sobre que una directora blanca no debería rodar una película sobre racismo que sufrieron los afroamericanos de Detroit, continuando la peor tradición de cuando Spike Lee atacó a Tarantino por hacer Django Desencadenado. Por supuesto son comentarios ridículos y minoritarios, pero refleja un sentimiento tóxico cada vez más extendido en redes sociales que me repugna, que es el hecho que solo un gay puede escribir sobre personajes gays, o lo mismo sobre las mujeres, minorías raciales, etc.  Estos comentarios son lamentables, pero Hollywood no es tampoco muy partidario de polémicas si pueden evitarlo, lo que lamentablemente creo que también juega en contra de la película de cara a la temporada de premios. De hecho, a pesar de ser una película notable sobre un tema polémico y de actualidad en los Estados Unidos, la película ha sido un fracaso de taquilla, recaudando solo la mitad de su presupuesto de 35 millones.

Comparto a continuación el trailer de la película.

Detroit es una película honesta y muy necesaria en este momento, que creo que merece ser vista por todo el mundo. Una película que nos muestra como la sociedad americana no ha evolucionado demasiado en estos 50 años. Pero también resalta que la única manera de no repetir los errores del pasado es conocerlos. Y en este aspecto, la película es un éxito sin paliativos. Este es el único mensaje positivo e importante que podemos sacar de su visionado.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

 

Crítica de Star Wars: El despertar de la fuerza

Han pasado 24 horas desde que vi Star Wars: El despertar de la fuerza. Y la sensación de decepción se hace más y más evidente a cada minuto que pasa. Voy a intentar reseñar la película con los mínimos spoilers posibles. ¡Vamos allá!

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Lo primero que hay quiero decir es que esta película mejora a los episodios 1-3 y quita el mal sabor de boca que nos dejó a los aficionados esta trilogía. Y consigue que las nuevas generaciones se unan a este universo maravilloso, dejándote con muchas ganas de ver nuevas películas para ver como continúa la historia.

Lo cual no quiere decir que sea una película notable. No es mala, pero tampoco es buena buena. El principal defecto de la película es su falta de valentía para crear una nueva historia que nos enganche como hizo el Episodio IV, cayendo en uno de los grandes males del Hollywood actual: El Reboot encubierto.

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Porque una cosa es homenajear el original, para recuperar el feeling que nos enamoró a los fans, y otra es provocar que la sensación de «esto ya lo he visto» se extienda durante la película. Por ello, la posibilidad de ser sorprendido desaparece, incluida LA SORPRESA de la película, que aunque mola, no consigue impactar. Y sí puede hacerse algo original, no es tan difícil, como el comic de Star Wars de Jason Aaron nos demuestra todos los meses.

Otra vez un robot esconde un plano que todos buscan en un planeta desértico. Otra vez encuentra a la que será la protagonista, una genial Daisy Ridley, en el papel de la chatarrera Rey. Otra vez entramos en una cantina. Otra vez una Estrella de la Muerte amenaza la Galaxia.

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En lo que la película de J.J. Abrams sí acierta completamente es con un casting genial de muy buenos actores jóvenes encabezados por la comentada Daisy Ridley (Rey), John Boyega como el desertor Finn, Oscar Isaac como el carismático pero desaprovechado piloto de la Resistencia (no rebelión) Poe Dameron, y Adam Driver como el villano Kylo Ren, que promete un nuevo nivel de maldad en la galaxia. Abrams siempre ha sido un gran director de actores, y en esta ocasión también sabe sacarles todo su carisma. En este aspecto, el futuro de la franquicia galáctica está más que asegurado.

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Abrams también acierta al volver a crear efectos mecánicos reales en la película, tanto en los robots y seres alienígenas como en los sets, que son decorados reales y no CGI digitales como en los episodios 1-3. Esto ayuda a recuperar el feeling clásico y le viene bien al tono de la película.

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Reconozco que volver a ver volar al Halcón Milenario me dejó con la boca abierta, escuchar la fanfarria de John Williams hizo que casi se me saltaran las lágrimas, y que es una delicia disfrutar del carisma de Han Solo (Harrison Ford) y Chewbacca, y sus clásicos diálogos que aportan las pocas dosis de humor a la película. Leia y Luke tienen pocos minutos, algo esperable otro lado, pero alegran al aficionado.

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Empezando ya en lo negativo, Abrams creo que cumple con nota con lo que Disney requería del director del relanzamiento de Star Wars. Pero él siempre ha sido una buen reciclador de ideas ya existentes, no un creador con ideas realmente originales, que es lo que en parte yo le estaba pidiendo a este episodio VII. Y eso se nota en la sensación de reboot encubierto que sufrimos durante toda la película. Ninguna idea nueva, si actualización de los mitos ya existentes.

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Además, Abrams es un buen director de actores, pero no es un director visual. Y eso se nota. Toda la película es correcta, pero sin ninguna escena que vaya a quedar en la memoria de aquí a unas semanas o meses, como sí las hay a montones en las 6 películas previas. Y es una pena. Crear sets reales está bien, pero al final vemos un templo en un bosque genérico, unas tiendas en un desierto genérico, una base de la resistencia «standard» en otro bosque y varias bases de la Primera Orden genéricas. Todo es real, pero nada tiene ningún tipo de «sense of wonder», eliminado a cambio de una sensación de familiaridad excesiva.

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Y por si fuera poco, el guión de un Lawrence Kasdan en horas bajas es muy flojo e inconsistente. Excepto por las caracterizaciones de los personajes, que en esto sí acierta completamente, la historia vuelve a tener los mismos errores, elipsis y sinsentidos que hemos visto en otras peliculas de Abrams , sin ir más lejos en su relanzamiento de la franquicia de Star Trek. No hay nada realmente muy grave, pero sí hay muchas pequeñas cosas que impiden disfrutar la película, y que van teniendo un efecto acumulativo durante el visionado.

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Hay quien dice que algunas cosas no se cuentan para fomentar el misterio. Yo creo que en algunos casos es sencillamente porque no es un buen guión, o porque realmente no tienen ni idea de lo que ha pasado, como sucede con la deficiente contextualización del mundo 30 años después del Retorno del Jedi. Porque nos dicen que existe una República, pero también una Primera Orden, los malos, y una resistencia que lucha contra ellos, los buenos. Pero ¡son tres entidades / organizaciones diferentes! ¿La resistencia no es la república? ¿La Primera Orden busca acabar con la república pero la república no contraataca, solo la resistencia se les opone? Eso no es crear un misterio, es no saber contar lo que ha pasado y frustrar a los espectadores que ademas querer ver a Han , Leia o Luke, queremos ver en qué mundo están, dado que lo único que si sabemos es que no es el Universo Expandido. Y este es solo un ejemplo sin demasiada importancia de la película.

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A fecha que escribo esta crítica, sábado 19, Star Wars ha reventado los records recaudación en Estados Unidos de mejor recaudación en la noche del jueves (57 Millones) y mejor día de estreno (alrededor de 120 Millones). Y sin duda va a conseguir la mayor taquilla del año superando a Jurassic World. Incluso en España, país no especialmente buen mercado para la ciencia ficción, ha reventado también la taquilla, recaudando 3 millones de €uros el viernes de estreno, con casi 420.000 espectadores.

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Espero que gracias a los millonarios beneficios que Disney va a conseguir con este «El despertar de la fuerza», se atrevan a ser realmente originales e imaginativos en las próximas películas, y consigan dejarnos a los fans con un buen sabor de boca que este Episodio VII no consigue.

La película , no obstante, creo que si gustará al espectador medio, en especial a las nuevas generaciones que solo han visto en pantalla grande los episodios 1-3, a los que esta película desde luego supera.

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Star Wars: El despertar de la fuerza consigue relanzar la franquicia, aunque decepcionando a los que esperábamos algo más que una simple película de entretenimiento.

Puntuación: 6/10

 

Nuevo trailer de Star Wars: El despertar de la Fuerza

Millones de fans de todo el mundo dormimos ayer con una sonrisa en la cara tras ver (muchas veces) el nuevo trailer de Star Wars: El despertar de la Fuerza.

Y como eso es lo importante, ¡aquí está!

Versión en Castellano:

Versión original en inglés.

«Chewie, hemos vuelto / We´re home.»

Que gran manera de resumir la idea central de la película, poder volver a ver a los personajes de la trilogía original. Esta sencilla frase, unida a la sonrisa socarrona de Han Solo ha aumentado exponencialmente las ya enormes espectativas que tenemos los fans con esta nueva trilogía, una vez acabada la etapa de George Lucas al frente de la franquicia, y formando ya Lucasfilms parte del estudio Disney.

La película, que se estrena en España el 18 de Diciembre, ha sido dirigida por J.J. Abrams, autor también del guión junto al clásico Lawrence Kasdan.

En el primer teaser trailer, que puedes ver aqui , optaron sabiamente por mostrar muchos elementos nuevos pero a la vez familiares que nos sugerían que iban a usar todo lo bueno de la Trilogía original: un soldado de asalto Negro, un nuevo Lord Sith con espada láser, un nuevo robot parecido a R2-D2, Alas-X, una nueva heroína en un desierto que podría ser Tatooine… todo ello coronado con la espectacular maniobra del Halcón Milenario enfrentándose a Cazas TIE imperiales.

Y en este 2º trailer, más elementos para emocionarse, que paso a detallar.

Los restos de la batalla, con el impresionante Destructor Imperial varado en la arena en el planeta Jakku.

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La máscara de Darth Vader rescatada del fuego.

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«La fuerza es muy intensa en mi familia…» Mola ver a R2-D2, aunque Luke permanece en la sombra.

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¿A quién le da Luke el sable láser? ¿A Leia? ¿O tal vez a la nueva generación?

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El espectacular vuelo de los Ala-X.

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Oscar Isaac interpreta a Poe Dameron, «El mejor piloto de la galaxia». Seguro que tendrá momentos más que de sobra para confirmar con hechos esta afirmación.

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El nuevo Dark Lord de los Sith.

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Daisy Ridley como Rey, una buscadora de chatarra de Jakku, y John Boyega como Finn, dos de las nuevas incorporaciones de la franquicia.

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Primer plano del Señor Sith Kylo Ren.

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Nuevo diseño modernizado de los Soldados de Asalto.

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Nuevas naves, entre ellas un nuevo y flamante Destructor Espacial.

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¿Un nuevo Soldado de Asalto con armadura cromo? ¿Será un nuevo tipo de supersoldado?

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Las ruinas Destructor Espacial se convertirán en un campo de batalla.

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Han y Chewie!!!!

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Que largo se me va a hacer hasta el estreno en Diciembre.

Por suerte, no tengo duda que en unos meses sacaran nuevos trailers en los que aparecerá Luke o Leia, y con ellos iremos saciando nuestra sed de Star Wars.

¡Que guay!!