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Crítica de Outer Darkness de John Layman y Afu Chan

Outer Darkness de John Layman y Afu Chan es una de las grandes sorpresas de la temporada. El comic editado por Planeta es ciencia ficción con toques de terror y humor negro que mezcla un montón de referencias y que cuanto más loco es, mejor funciona todo.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

El estelar guionista John Layman (Chew) y el artista Afu Chan están preparados para hacerte saber que el espacio exterior es absolutamente aterrador.

Puede que todos los que van a bordo lo odien a él… pero lo que hay ahí fuera trata de matarlos a todos. La humanidad ha colonizado la galaxia, pero durante nuestros viajes interestelares descubrimos un horripilante secreto en la Tiniebla Exterior del espacio. Únete al capitán Joshua Rigg y a la tripulación de la nave estelar Caronte mientras se topan con posesiones demoníacas, apariciones, monstruos cósmicos y mucho más.

Este primer volumen de Outer Darkness editado por Planeta Comic recopila los números 1 a 6 de la serie regular editada por Image Comics.

No es la primera vez que comento que en mi opinión, el mundo del comic mainstream americano está viviendo una edad de oro en lo referido a calidad, variedad y sobre todo, disponibilidad para lectores de todo el mundo. Digo esto porque hay demasiados comics buenos y diferentes a nuestra disposición, haciendo completamente imposible comprar todo lo que a priori nos apetecería. Y es en estos momentos en los que una reseña de alguien de confianza puede marcar la diferencia entre comprarlo o no hacerlo. En mi caso, si he comprado este Outer Darkness fue gracias a la reseña que Carlos Playbook publicó en Zona Zhero, y tras leer este comic no podría estar más contento de haberlo comprado.

Outer Darkness está creado por el guionista John Layman y el dibujante Afu Chan. Layman es principalmente conocido por su multipremiado comic Chew junto a Rob Guillory, que mostraba una combinación ideas loquísimas con dosis de humor en algunos momentos muy bestia pero que funcionaba prácticamente siempre.

Chew es la prueba que Layman puede ser muchas cosas como escritor, pero lo que seguro no es es aburrido o monótono, produciendo unos comics que nunca parecerán clichés mil veces vistos.

Las aventuras de la nave de rescate Caronte capitaneada por el capitán Joshua Rigg cuenta con una obvia fuente de inspiración, Star Trek, pero Layman consigue darle una vuelta de tuerca super chula haciendo que la tripulación esté llena de secretos y sólo parece que se ponen de acuerdo en querer ver muerto al capitán Rigg.

Además, Outer Darkness no se queda en una copia de Star Trek, ya que plantea un mundo de ciencia ficción espacial con conexiones con el terror y la obra de Lovecraft, con demonios infernales, posesiones y seres más allá de la imaginación, abordando la historia a partir de un humor negro con grandes dosis de gore y momentos sangrientos. Esta conexión de ciencia ficción, humor negro y terror primigenio me parece super original, y lo mejor de todo es que cuanto más loco es el concepto, mejor me funciona todo.

Layman plantea este comic como historias autoconclusivas dentro de una historia mayor planteada a modo de una primera temporada, y ofrece en cada entrega detalles chulísimos mientras pervierte las convenciones del género de la ciencia ficción espacial.

Gran parte del atractivo de este comic hay que agradecérselo al peculiar estilo del artista Afu Chan. Sus páginas no se prodigan en fondos y sus dibujos pecan en ocasiones de ser un poco demasiado estáticos. Sin embargo, su excelente diseño de todos los personajes crea seres únicos que no se parecen a nada conocido y transmiten una personalidad bestial. Además, el comic cuenta con un color alucinante que ayuda que las páginas hipnoticen al lector, ofreciendo momentos super inspirados que siempre te dejan con ganas de más.

Si te gusta la ciencia-ficción y buscas una lectura original y super divertida, te recomiendo sin duda que te hagas con este primer volumen de Outer Darkness.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

 

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¡Saludos a todos!

Crítica de El Mesías de Dune, de Frank Herbert

Tras Dune, Frank Herbert retornó al mundo de Arrakis para continuar la historia de Paul-Muad´dib en El mesías de Dune. Y aunque esta segunda novela no es tan arrebatadora como la primera, presenta unas interesantes reflexiones sobre la figura de los Mesías y la inevitabilidad del futuro que no puede ser cambiado.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

El mesías de Dune es la segunda entrega de la excepcional saga de Frank Herbert «Dune», considerada la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos.

Han trascurrido doce años desde que Paul-Muad´dib Atreides venciera al Emperador Padishah Shaddam IV y a sus temibles legiones Sardaukar en la sangrienta batalla de las llanuras de Arrakeen, erigiéndose en líder absoluto del universo y tomando a la heredera imperial la Princesa Irulan como esposa. Pero las tensiones siguen latiendo a su alrededor. Todos los antiguos grupos de poder están empezando a unirse y conspirar contra él y contra la leyenda mesiánica creada en torno suyo y de su hermana Alia: las grandes fuerzas del Landsraad; la Cofradía, con sus prescientes navegantes ávidos de especia; la compañía CHOAM, para la que sólo cuenta el beneficio; la Hermandad de Bene Gesserit, en busca de su Kwisat Haderach y su línea genética perfecta… Y sobre todo, la presencia constante de Dune, el planeta Arrakis, y el terrible sueño de convertirlo en un paraíso.

No puede hablarse exactamente de El mesías de Dune como una obra independiente, sino de una continuación, una prolongación del gran fresco galáctico de constituye Dune, una de las obras más aplaudidas de toda la historia de la ciencia ficción contemporánea. En esta novela volvemos a encontrar todos los elementos que forjaron la celebridad de su antecesora: una humanidad en busca de su destino, las impresionantes imágenes de una epopeya que va más allá de todos los límites, y uno de los más profundos y lúcidos estudios sobre el mesianismo que, en forma novelada, se haya escrito nunca.

El mesías de Dune es una novela corta de tan sólo 320 páginas, que sin embargo está repleta de grandes ideas. Frank Herbert la publicó en 1969 de forma serializada en la revista Galaxy después del enorme éxito de Dune. Para esta continuación de la historia lo primero interesante a destacar es cómo optó por escribirla con un foco completamente diferente. En Dune además de presentarnos el mundo de Dune y los poderes que controlan la galaxia, Paul Atreides tenía que descubrir su papel como salvador de Arrakis y de sus habitantes los Fremen. En esta segunda novela descubriremos cómo el papel de mesías y sus poderes proféticos realmente son una maldición, al dirigirle por un camino marcado que no puede cambiar. Y que sólo le traerá dolor.

Otro elemento que me ha encantado es la forma en que presenta a los fremen como fanáticos, lanzando una jihad que ha arrasado la galaxia causando miles de millones de mundos, y cómo este baño de sangre es inevitable sin importar lo que Paul quiera. Aunque al principio la revolución de Paul Atreides estaba construida con la mejor de las intenciones, una vez se inició la juhad, creó un tsunami que nada ni nadie puede detener, con consecuencias imprevisibles.

Aparte de los enemigos ya conocidos, esta novela presenta además al Bene Tleilax, otro grupo de gran poder e influencia de la galaxia centrado en la investigación genética que cuenta con el mortífero Scytale, un Danzarín Rostro multiforme que significa una amenaza que puede resultar imparable. O tal vez sólo vaya a cumplir el papel que Paul ya ha visto en sus visiones.

En contraste de Dune que tenía grandes ideas a escala planetaria, El mesías de Dune casi me ha parecido una obra de teatro con una acción confinada dentro de espacios cerrados donde los complots se acuerdan y donde Paul deberá averiguar si el futuro es inamovible o aún existe un pequeño margen con el que jugar. Aunque esta segunda novela de la serie no me ha parecido tan brillante como la primera, me gusta mucho que Herbert optara por escribir algo muy diferentes.

Ya tengo en casa Hijos de Dune, la tercera novela de la serie de 1976, y me voy a poner inmediatamente con ella, ya que tengo muchas ganas de leer cómo continúa la saga de los Atreides. Dune y sus continuaciones son una de las obras esenciales de la ciencia ficción, que ningún lector debería dejar escapar.

 

PUNTUACIÓN: 7.5/10

 

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Crítica de Dune de Frank Herbert

Dune es uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. La novela de Frank Herbert, escrita en 1965, cuenta con temas universales que convierten su lectura en una experiencia super contemporánea.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

De no ser por la melange, la especia geriátrica, el planeta Arrakis, más conocido como Dune, nunca hubiera dejado de ser un mundo árido y hostil donde el agua es un elemento tan vital para la supervivencia que sus habitantes se ven obligados a llevar en la superficie trajes especiales que recuperen la humedad exhalada por sus cuerpos. Pero la especia hace que todo el Imperio Galáctico se mueva en torno a esa inconmesurable fuente de riqueza. Y, cuando el Emperador entrega Dune en feudo al Duque Leto Atreides, sumerge a éste y a su familia (su concubina Dama Jessica y su hijo Paul Atreides), en el vórtice de una intriga que lo llevará a él hasta la muerte y a sus allegados a un peligroso peregrinaje a través de las áridas planicies del planeta en busca de los Fremen, el pueble libro del desierto, la escoria de Dune según unos, la sal de la tierra según otros. Así se inicia la fabulosa aventura de Paul-Muad’Dib, y el ambicioso proyecto de remodelar todo un planeta…

Dune ganó los premios Hugo y Nebula de 1966 y está considerada como la novela de ciencia ficción más vendida de la historia. Aunque Frank Herbert  (Tacoma, 1920 – Madison 1986) se hizo famoso con esta serie de novelas, trabajó durante años como fotógrafo profesional, operador de televisión, pescador de ostras y periodista, además de conferenciante y consultor ecológico.

Después de Dune (1965), Herbert escribió El Mesías de Dune (1969) e Hijos de Dune (1976), que cerraban la trilogía inicialmente prevista. Sin embargo, el éxito espectacular de estas novelas hizo que escribiera las siguientes novelas de la serie, Dios Emperador de Dune (1981), que en ese momento cerraba la tetralogía, y las siguientes  Herejes de Dune (1984) y Casa Capitular Dune (1985).

Tras la muerte de Herbert, su hijo Brian ha continuado la obra de su padre con varias novelas escritas con Kevin J. Anderson, escritor que conozo desde hace muchos años gracias a sus novelas de Star Wars.

Leí Dune por primera vez después de que la película de David Lynch de 1984 me volara la cabeza. Ante el próximo estreno en navidades de la nueva versión de Denis Villeneuve, he querido volver a leer esta maravillosa novela, para que sea el libro el que marque a la película y no al revés. Esta es la primera vez que vuelvo a leer una novela, siempre me falta tiempo y me he centrado en ampliar mis lecturas, no es recrearme con algo ya leído, y creo que Dune merece ser la novela que rompa esta costumbre.

Otro de los elementos que quería analizar son las sensaciones que la novela me transmite 30 años después de haberla leído por primera vez, además de ver cómo ha envejecido la historia leída en 2020. Me alegra decir que mis sensaciones no pueden ser mejores.

Leyendo Dune de nuevo, me asombra lo bien que Herbert condensa en apenas 700 páginas una historia tan compleja con tantos elementos que, más de 50 años después, siguen siendo super relevantes en nuestra sociedad del Siglo XXI. La figura de los Mesías carismáticos y en general el determinismo del destino que no puede modificarse, la ecología de un planeta inhóspito que crea una raza de guerreros superiores curtidos por los elementos adversos, y la fuerza de unas convicciones que pueden provocar un cambios de proporciones planetarias.

Además, Dune tiene mucho de intriga política, no solo por el papel del Emperador Shadam IV aliado con los Harkonnen contra los Atreides, sino sobre todo analizando a la hermandad de las Bene Gesserit, centradas en crear un especimen perfecto jugando con los genes de las diferentes familias nobles del Landsraad. En la mayoría de los casos, veo a muchas facciones con sus propios objetivos, para los que la Casa Atreides no tenía sitio.

La lectura es super absorvente y adictiva, de forma que me tuve que obligar a no leerme la novela de una sentada. Además, me sorprendieron los numerosos detalles que no recordaba, debido sobre todo a que al haber visto varias veces la película de Lynch mi cerebro tenía mucho más reciente los cambios (pequeños y no en lo referido al espíritu de la película) que hizo en la historia. En su mayoría, estos detalles giraban en torno a la ecología de Dune y a la sociedad Fremen, cuya su esperanza de un futuro mejor hace que estén  dispuestas a sacrificarlo todo con tal de que se haga realidad.

Dune es un clásico de la ciencia ficción que es de lectura obligada para todos los fans del género. Una novela maravillosa que sigue plenamente vigente. Ya localicé en casa de mis padres las siguientes novelas de la serie (Mesias de Dune e Hijos de Dune), que voy a devorar en cuanto tenga ocasión.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

 

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Crítica de Battlestar Galactica: The miniseries (Prime Video)

Primeo Video ha incorporado en su catálogo la histórica serie Battlestar Galactica, así que me pongo a verla empezando por la miniserie de 2003 que reinició la historia, para comprobar que tal le ha sentado el paso del tiempo.

PUNTUACIÓN: 7/10

Remake en formato de miniserie de 2 capítulos de la mítica serie de TV de 1978 creada por Glen A. Larson, que dio lugar, a modo de prólogo, a la serie Galáctica: Estrella de Combate que tuvo una duración de 4 temporadas (2004-2009). En una galaxia lejana residen «Las doce colonias», una civilización que ha permanecido en paz durante más de 40 años con unas máquinas, los “Cylones», creadas por generaciones de hombres años atrás. Con la ayuda involuntaria de un científico humano llamado Gaius Baltar (James Callis), los Cylones lanzan un ataque fulminante contra las Colonias, destruyendo los planetas y devastando a sus poblaciones. De una población de varios miles de millones, solo sobrevive una población de 50,000 personas, la mayoría a bordo de naves espaciales civiles que no estaban cerca de los ataques iniciales. De toda la Flota Colonial, solo la nave Battlestar Galactica dirigida por el Comandante William Adama (Edward James Olmos) sobrevivió al ataque, al tratarse de una nave antigua sin las actualizaciones que fueron hackeadas por los Cylones. Ahora, deberán escapar del acoso de los Cylones para intentar que la raza humana tenga una oportunidad de sobrevivir.

Galáctica, creada por Glen A. Larson 1978, fue una de las series de mi niñez, y sació en parte mi sed de aventuras espaciales después que La Guerra de las Galaxias me volara la cabeza. La Galactica original es una de esas series que mejor no volver a ver porque creo que habrá envejecido tremendamente mal. Durante años, el actor Richard Hatch (Capitán Apolo de la versión original de la serie) hizo numerosos esfuerzos para revivir la serie, bajo la premisa de continuar el concepto original. Finalmente, en 2002, Universal Pictures (la propietaria de los derechos de Battlestar Galactica), optó por una nueva versión en lugar de una secuela. David Eick contactó con Ronald D. Moore para el desarrollo de la miniserie Battlestar Galactica, escribiendo entre ambos los guiones con los objetivos de actualizar la serie clásica, a la vez que plantear una historia lo bastante abierta que dejara la puerta abierta para una continuación en forma de serie de televisión, en caso que esta miniserie de dos episodios fuera exitosa, cosa que acabó sucediendo el año siguiente.

Battlestar Galactica fue unánimemente alabada por los críticos, recibiendo numerosos premios, entre los que destacaría los premios a “Mejor Serie de Televisión” en los Premios Saturn de 2003, o el de “Efectos Visuales Sobresalientes en una serie de televisión o película” de la Visual Effects Society, además de recibir varias nominaciones en los Emmy de ese año. Además, esta miniserie fue uno de los programas de cable más vistos de la cadena Sci-Fi.

La serie está protagonizada por Edward James Olmos como el Comandante William Adama, Mary McDonnell como la Presidenta de lo que queda de las Doce Colonias Laura Roslin, Katee Sackhoff como la piloto de combate e instructora de vuelo Kara “Starbuck” Thrace, Jamie Bamber como el capitán Lee “Apollo” Adama, hijo del comandante, James Callis como el doctor Gaius Baltar causante involuntario del genocidio de las 12 colonias a manos de los Cylones, Tricia Helfer como Número 6, una Cylon de apariencia humana que sedujo a Baltar, Grace Park como la piloto de Raptor Grace “Boomer” Valerii y Michael Hogan como el Coronel Saul Tigh, el segundo al mando en la Galactica.

Entrando en materia, la serie original de finales de los 70 era un concepto englobado dentro de la moda galáctica inaugurada por Star Wars en 1977, con una estética post hippie/pop que prefiero no ver porque seguro que ha envejecido extremadamente mal. La principal virtud de esta actualización está en reconocer lo ridículos que eran los Cylones para empezar y la necesidad de crear un  antagonista verdaderamente amenazador. Para ello, la incorporación de unos Cylones evolucionados con forma humana que se encuentran en versión durmiente entre los supervivientes esperando el momento de ser activados me parece una idea super brillante. Esta idea permite imprimir a la historia de una cualidad de thriller conspiranoico en la que los protagonistas no sabrán en quien confiar que me gusta mucho y creo que puede dar mucho juego.

Además de esta amenaza oculta, el hecho que sólo la Galactica haya sobrevivido debido a que es un modelo viejo que no pudo caer víctima de los virus informáticos Cylones que destruyeron al resto de la flota permite dar una tensión ante la posibilidad real que un ataque Cylon puede destruir a la humanidad. La figura de Edward James Olmos como el Comandante William Adama es imponente y lo mejor de la serie. además, como buen culebrón, al ponerle en una situación personal complicada debido a su relación con su hijo Apollo y con Starbuck, la novia de su otro hijo fallecido, va a permitir una mayor conexión emocional con todos ellos.

Y además, que además de la vertiente militar tengamos el contraste de la vertiente civil con la figura de Mary McDonnell como la Presidenta de lo que queda de las Doce Colonias Laura Roslin también me parece un acierto total, de forma que hay un contraste y un enfrentamiento entre la Presidenta y Adama. Teniendo en cuenta que sólo 50.000 personas consiguieron sobrevivir al primer ataque Cylon dentro de unas naves mal preparadas para el viaje intergaláctico, la tensión dentro de las diferentes naves seguro va a incrementarse durante la serie.

Sin embargo, tengo dos grandes problemas con esta miniserie. El primero son los TERRIBLES efectos especiales y en general el diseño de producción, que vistos con ojos de 2020 han envejecido horriblemente mal. Estos dos episodios de Battlestar Galactica me han recordado lo peor de muchas series de ciencia ficción televisivas, que constreñían su creatividad y sus buenas ideas por culpa de la falta de presupuesto. No es sólo que las escenas espaciales sean feas horribles y caóticas a propósito para intentar ocultar la falta de medios. Es que el 90% del tiempo todos los planos de la serie son planos medios centrados en los personajes para intentar ocultar la precariedad de decorados y sets.

Para empeorar las cosas, excepto Edward James Olmos y Mary McDonnell, el nivel de las interpretaciones del reparto me han parecido entre normalito y mediocre, pero siempre dentro de un nivel televisivo flojo. Dentro de esta mediocridad, me han fastidiado especialmente las interpretaciones realmente malas de James Callis como el enloquecido y orgulloso doctor Gaius Baltar, y de Tricia Helfer como la Cylon con forma humana Número 6, que no pasa de ser una mujer objeto mostrando carne con muy poca calidad en su interpretación.

Reconozco que estos dos problemas me han fastidiado bastante durante el visionado, porque la verdad es que la serie cuenta con buenas ideas y su final me deja con ganas con ver cómo continúa la historia en su primera temporada, que se estrenó en 2004.

Comparto el trailer de la película:

Entiendo la categoría de serie de culto de Battlestar Galactica, y entiendo que esta miniserie actualizó exitosamente el concepto de la serie creada 25 años antes. Sin embargo, lo mal que han envejecido los efectos especiales y las interpretaciones excesivamente televisivas han impedido que disfrutara completamente el visionado de esta miniserie.

PUNTUACIÓN: 7/10

 

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Crítica de The vast of night de Andrew Patterson (Prime Video)

Tras las efusivas alabanzas de Guillermo del Toro en redes sociales hacia The vast of Night, no tuve más remedio que ver esta película dirigida por el debutante Andrew Patterson, aprovechando que está disponible en Prime Video.

PUNTUACIÓN: 7/10

Nuevo México, Estados Unidos. Dos trabajadores de una radio local, un operador de radio y un pinchadiscos, descubren en la década de los años 50 una frecuencia que podría cambiar su vida y la de toda la humanidad para siempre. (FILMAFFINITY)

Andrew Patterson es un cineasta estadounidense nacido en 1982 en Oklahoma. The Vast of night es su primer largometraje y ganó el Premio del Público a la Mejor Narrativa en el pasado Festival de Cine Slamdance de 2019, siendo muy bien valorada en otros festivales en los que participó. Patterson, además de dirigir escribió el guión junto a Craig W. Sanger, bajo el pseudónimo de James Montague (también listado como productor).

Con muy poca formación académica, Patterson optó por empaparse de los maestros para ver qué funcionaba y por qué en sus películas. Según el propio Patterson, «No tenía a nadie a quien preguntar, así que traté de extrapolar todo lo que pude viendo películas de [David] Fincher y estudiando los making-ofs y comentarios de sus películas, para así poder desmenuzarla.» Por ejemplo, Patterson recuerda haber visto The Social Network, preguntándose por qué cada escena se veía de una manera, y con qué objeto.

Patterson financió él mismo la película con las ganancias de su trabajo produciendo comerciales y cortometrajes para el Oklahoma City Thunder y otros. Con un coste de 700.000 dólares, rodó la película durante casi 4 semanas en Whitney, Texas. Esta ciudad fue seleccionada al contar con un gimnasio adecuado para el periodo histórico de la película.

Patterson pasó un año editando la película, que tuvo como director de fotografía a  M.I. Littin-Menz, ¿también un pseudónimo?

La película está interpretada por Sierra McCormick como la joven telefonista aspirante a periodista Fay Crocker, y por Jake Horowitz como Everett, el locutor de la cadena de radio local.

Actualmente los espectadores disponemos que tanta oferta cinematográfica, televisiva o comiquera que es imposible verlo o leerlo todo. Es por esto que muchas veces es muy complicado ver películas «pequeñas» a no ser que alguien conocido te la recomiende. O, en este caso, una fuente autorizada como es el genial Guillermo del Toro, que la alabó efusivamente en redes sociales la semana pasada.

Esto ya por si mismo es algo muy bueno, y de hecho, si vi The vast of night fue precisamente por las palabras de Del Toro. Aunque por otro lado pone las expectativas no se si imposiblemente altas.

De hecho, aunque he empezado la reseña con la ficha técnica y los detalles del interesante director Andrew Patterson, lo cierto es que no conocía nada absolutamente de la película antes de empezar su visionado, ni siquiera la sinopsis. Lo que creo que explica en parte algunas de mis sensaciones sobre la película.

El visionado de la película sin referencias de ningún tipo hizo que me encontrara con una película pequeña que podría haber pasado perfectamente como un episodio de «Twilight Zone», y no uno de los mejores. De hecho, hay un elemento claro de homenaje de Patterson hacia estas antologías televisivas de ciencia ficción al enmarcar esta historia como un episodio del Paradox Theatre (Teatro de las Paradojas).

The Vast of night dura hasta el inicio de los títulos de crédito unos justitos 85 minutos, de forma que este «homenaje» en parte me dió la sensación de que era una forma imaginativa de ocupar algunos minutos para conseguir una duración de la película suficiente para su estreno en las salas comerciales.

Debo reconocer que este feeling de serial de ciencia ficción le va perfecta a esta película ambientada en los años 50 inspirada en las historias de OVNIs. Aunque tampoco puede evitar transmitir que estamos ante una película de muy bajo presupuesto.

Sí encuentro muy positivo el hecho que para ser la primera película de Patterson realizada sin casi medios, está repleta de estilo. Resulta notable comprobar su control del ritmo y cómo sabe rodar de forma intereante una película que en lo fundamental muestra a pocas personas hablando en un espacio cerrado. Unos diálogos que me parecen super interesantes y que consiguen mantener la atención del espectador y  crear una tensión in-crecendo.

Patterson realiza además unos larguísimos travellings durante varios momentos de la película que indican un intento de crear una obra con personalidad. Aunque esto en parte lo veo un elemento positivo, también me pareció durante el visionado una forma elegante aunque algo vacía de alargar una historia que no daba tanto de si,

Dado que vi la película en casa gracias a mi suscripción a Prime Video no me arrepiento de haberla visto y juzgándola con el vaso medio lleno creo que hay suficientes elementos para invitar a la esperanza. Entiendo que si Patterson pudo crear esta película casi de la nada, podrá crear algo realmente interesante con una producción de mayor nivel.

Comparto el trailer de la película:

The vast of night me parece una película interesante como debut cinematográfico pero poco más. En todo caso, teniendo en cuenta que Patterson realizó casi completamente la película con cuatro duros, me parece una fantástica tarjeta de presentación.

PUNTUACIÓN: 7/10

 

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