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Crítica de Deadly Class vol. 12 de Rick Remender y Wes Craig (Image Comics)

Empecé a comprar Deadly Class en Enero de 2014 y tener un comic de Rick Remender en mi lista de la compra ha sido una de mis constantes comiqueras de estos casi 10 años. Esto ha cambiado al llegar al final de Deadly Class en el volumen 12 que acaba de llegar a mis manos . El comic dibujado por Wes Craig con color de Lee Loughridge llega a su fin en un volumen lleno de tristeza como lector, pero alegría a la vez al acertar Remender con este final, convirtiendo la experiencia de estos años en super satisfactoria.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Articulo CON Spoilers.

UNA CARIÑOSA DESPEDIDA, PARTE 2

No hay nada más bonito que un retiro total de la realidad con alguien a quien amas en un lugar donde puedes dejar atrás todo el ruido la codicia y el odio por una vida tranquila y sencilla. Pero, ¿existe realmente un lugar así? Y si existe, ¿cómo es posible que los monstruos rabiosos no vengan a destruirlo? Una última vuelta a la pista con los marginados de la Generación X mientras todo lo que predijeron se hace realidad.

Este volumen 12 de Deadly Class incluye los números 53-56 de la edición USA de Image Comics.

Rick Remender ha planteado este último volumen de Deadly Class con cuatro grapas situadas cronológicamente en 2008, 2015, 2020 y 2023. En ellas, plantea varios finales para algunos personajes amigos de Marcus y María que me han roto el corazón, y nos muestran lo bueno que es Remender cerrando tramas al mismo tiempo que resaltando que la amenaza de Brandy y Shabnam sigue muy presente y no descansarán hasta tener la cabeza de todos aquellos que le desafiaron cuando fueron jóvenes en la escuela de asesinos. Remender tiene claro que el Trumpismo y la extrema derecha son el mal. Brandy y Shabnam claramente los personifican en este comic, y que reciban lo que merecen al final me parce brillante. Pero a la vez no son los únicos elementos problemáticos de la sociedad americana.

En otros volúmenes ya comenté que Remender estaba usando Deadly Class para exorcisar algunos de sus demonios internos y su negatividad patológica. En este sentido, la parte de Marcus mientras intenta ser escritor, asistiendo a jornadas de firmas en las que no tiene a nadie que quiera que le firme su libro, o luego cuando se siente un vendido al trabajar para el cine tras vender una de sus historias, creo que son cosas que salen de lo más profundo de su vida y cómo incluso ahora sigue teniendo el síndrome del impostor.

Sin embargo, ya en el pasado volumen Remender cambió de foco, realizando algunas críticas a la dictadura de lo políticamente correcto, lanzando perlas positivas sobre la necesidad de crear y no destruir, como: -«Lucha contra cualquiera que te diga cómo puedes expresarte. No aceptes ninguna autoridad moral.» – «Si no estás preocupado sobre si no eres bueno, es porque probablemente no lo seas. El síndrome del impostor es útil, te mantiene humilde y trabajador.» -«Algunos eligen comentar, otros crear. Se del segundo grupo. Ambos serán olvidados, pero al menos uno añadió algo a la canción mientras sonaba.»

En este volumen, Remender realiza una refutación a 10 años de historias al proponer un final tan satisfactorio como positivo. Un final que se construye a partir de un diálogo clave del número 55 USA entre Marcus y María, que le invita a abandonar el nihilismo y atreverse a ver también a ver las cosas buenas que tiene el mundo. Un nihilismo provocado por los grandes poderes políticos y económicos para mantener dócil a la sociedad, sin capacidad de lucha. El diálogo es tan bueno que no he podido evitarlo y he optado por compartirlo con vosotros, porque es una verdadera declaración de intenciones:

– Si te quitas las gafas de negatividad y dejas de ser un quejica, verías lo afortunado que eres de vivir en estos momentos.

– Así que propones que nos sentemos y hablemos sobre cómo algunas cosas van mejor, y que eso ¿qué? ¿Tiene que hacer que ignore las partes jodidas?

– Y ¿qué crees que consigues siempre centrándote en lo malo? Si todo lo que hacemos es fijarse en la mierda mala y todo lo que es malo, te perderás un millón de cosas buenas, cosas hermosas que están a tu alrededor. El mundo es ambas cosas, bueno y malo, y tu eliges ver únicamente una de las dos cosas. Esto está afectando a tu humor, está afectando a tu arte. Tu pódium te da una responsabilidad, pero tú la estás usando para difundir sólo cinismo. El cinismo ciega a las personas del bien que hay en nuestro mundo. Y cuando todo el mundo ve únicamente el mal, ellos dejan de esperar, dejan de tener esperanza, dejan de creer que el bien existe. El cinismo marca si una persona lo intenta o no. Ha erosionado a nuestra entera generación. El cinismo es infeccioso. Por eso tienes que expresar una visión de la realidad más equilibrada, Marcus. Por tus hijos. No hayas que la desesperación sea tu legado.

Que en estos momentos de COVID, de cambio climático, con Trump amenazando con volver a presentase a las presidenciales y con la dictadura de los extremismos de izquierda en el discurso público en los Estados unidos, Remender se revele contra todo eso y plantee un final positivo a su historia me parece una decisión valiente. Desde una perspectiva cínica los finales finales no son más que terminar la historia en un momento concreto, sabiendo que al final los príncipes no «vivieron felices y comieron perdices». Que Remender reconozca esto pero a la vez plantee ese final para su historia me transmite la idea que Remender se encuentra en plenitud creativa y sabe qué historia quiere contar sin importar las opiniones de los críticos.

Leí este comic casi a la vez que el especial 80 páginas de Geiger de Geoff Johns, Gary Frank, Bryan Hitch y otros, y mientras Johns plantea un mundo en el que la sociedad se fue al garete y los Estados Unidos son un páramo nuclear, uniéndose a la moda imperante desde hace años en el entretenimiento, Remender toma partido de la forma más valiente posible, no riendiéndose y recalcando que es responsabilidad de todos creer que un futuro es mejor, y luchar por ello. Incluso aunque los medios y las asociaciones interesadas te venden la idea que la «Emergencia» es inevitable. No, no lo es, y eso es lo bonito de este comic, cuyo final me parece brillante.

En el apartado artístico, Wes Craig con Lee Loughridge en el color están perfectos en estas últimas historias que cierran la colección. Craig tiene una habilidad para capturar la energía cinética de los personajes, y me ha flipado siempre la forma en que además de las escenas de acción, si en algo triunfa es en los momentos calmados en los que los personajes abren sus corazones.

En estas 4 grapas USA, Remender nos rompe el corazón en varios momentos super dramáticos, y Craig junto al color de Loughridge hacen un trabajo maravilloso trasladando las ideas de Remender a imágenes, reafirmando lo fueras de serie que son ambos. El éxito de Deadly Class pudo estar provocado en sus inicios provocado por cierto efecto «nostalgia», al plantear su historia en el escena punk de San Francisco en los años 80. Sin embargo, ahora que ya ha terminado, hay que reconocer la personalidad que Craig y Loughridge han aportado a este comic, uno de los mejores y con mayor consistencia de los últimos años.

En el momento en que escribo estas líneas me doy cuenta que es la primera vez en 10 años que Remender no tiene un comic en publicación. Al final de este Deadly Class hay que sumar que Remender también terminó hace unos meses A Righteous Thirst for Vengeance con el dibujante André Lima Araújo y The Scumbag con Moreno Dinisio en su tercer volumen. Leí que Remender está super implicado en la adaptación cinematográfica de Tokyo Ghost, su comic creado con Sean Gordon Murphy. Y deseándole suerte y que le vaya muy bien, siento mucha pena al ser este el último ejemplo que el comic es el «hermano pobre» del mundo del entretenimiento. Si los autores quieren buscar su estabilidad económica, a no sea que hablemos de Ed Brubaker y Sean Phillips, vemos que cada vez es más difícil para los creadores poderse ganar la vida con sus creaciones en el mundo del comic.

Hablamos en otras ocasiones que estamos ante una edad de oro de calidad y variedad, pero eso también significa que hay una oferta imposible con demasiados comics interesantes y poco dinero para hacernos con ellos. Por eso mismo creo que debo apoyar a Craig en su próximo proyecto, el comic KAYA que Craig crea, escribe y dibuja y que está siendo publicado por Image Comics. El clásico «poner la cartera donde pongo mis opiniones».

Y aparte de todo lo bueno del comic, Remender y Craig plantean un epílogo a modo de conclusión que llegó a emocionarme un montón y me dejó en el mejor momento posible. ¡Qué gran final!

Comparto las primeras páginas del número 53 que abre este volumen:

Deadly Class ha terminado. ¡Y menudo final más emocionante y perfecto! El comic de Remender y Craig me ha recordado por qué estos autores fueron en su momento compra obligada para todo lo que publicaran.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

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Crítica de Deadly Class Vol. 11 de Rick Remender y Wes Craig (Image Comics)

Deadly Class, el genial comic de Rick Remender y Wes Craig, con color de Lou Loughridge, inicial el final de la serie con un undécimo volumen repleto de sorpresas y saltos temporales.

PUNTUACIÓN: 8/10

Los pecados deben ser expiados, y pocos tienen tantos pecados como los estudiantes de Kings Dominion. Viejas rivalidades llegan a su punto álgido y oscuros secretos se revelan mientras los más mortíferos de la tierra se reúnen por última vez.

Este volumen 11 de Deadly Class recopila los números 49 – 52 USA, editados por Image Comics dentro del sello Giant Generator. Esta costumbre de Remender de publicar tomos con apenas cuatro grapas USA la verdad es que ya no es sorpresa porque lo hemos visto en otros comics suyos como Seven to Eternity, pero para mi significa el mayor pero de este comic. Y es que con un precio de portada de 16.99 US$, Remender tiene que rellenar con casi 20 páginas de extras para poder alcanzar una extensión suficiente para poder justificar este precio. Y el caso es que estos extras resultan muy interesantes, al tener además de las portadas de los comics 18 páginas con el proceso artístico de Craig para dibujar el número 49, que van desde el boceto, el dibujo a lápiz y el entintado. Sin embargo, el hecho que esto lo pone NO por el interés del lector sino de relleno, es algo que queda lamentablemente claro a poco que conozcas como edita Image sus tomos.

Este elemento sacacuartos es sin duda lo peor de un volumen que por otro lado me ha gustado mucho. Y es que no creo que quede nadie que tras comprar / leer 10 volúmenes de Deadly Class no quiera saber cómo termina Remender su historia. A pesar de ser cuatro grapas, la historia hace varios saltos temporales importantes, empezando la historia en 2001, pasando por 2005 y llegando a un 2006 en el que parece que la vida sonríe a Marcus. Quizá ese sea el momento en que más dolerá que sus enemigos busquen arrebatárselo todo. Porque las aventuras en King´s Dominion hace tiempo que ya pasaron, pero los enemigos hechos en esos años de juventud siguen buscando ajustar viejas cuentas. Y teniendo en cuenta el nihilismo con que Remender ha construido este comic creo que el futuro no parece que sea muy halagüeño para nuestro protagonista.

En este volumen no tenemos los clásicos comentarios de Remender sobre música o arte de la época, pero si aprovecha para lanzar unos misiles super certeros en la línea de flotación de nuestra sociedad actual y la dictadura de lo políticamente correcto que quiere dictarte lo que tienes que ver o cómo expresarte. En concreto, Remender en boca de Marcus nos dice:

«- Lucha contra cualquiera que te diga cómo puedes expresarte. No aceptes ninguna autoridad moral.»

«- Si no estás preocupado sobre si no eres bueno, es porque probablemente no lo seas. El síndrome del impostor es útil, te mantiene humilde y trabajador.»

«- Algunos eligen comentar, otros crear. Se del segundo grupo. Ambos serán olvidados, pero al menos uno añadió algo a la canción mientras sonaba.»

Deadly Class se nota que es un comic muy especial para Remender, y me parece una maravilla el nivel de satisfacción que nos ofrece a los lectores viendo sufrir a los protagonistas pero también siendo felices durante un corto periodo de tiempo.

En el lado del dibujo, me gusta mucho como siempre Wes Craig con color de Lee Loughridge. Craig borda los momentos expresivos y es una pasada en lo referido a la fluidez de sus escenas de acción. Junto a Craig, la paleta de color empleada por Loughridge ayuda a enfatizar los sentimientos que cada escena debe sugerir, empezando por el rojo sangre de los momentos más violentos. Dentro que como digo el conecto mucho con el estilo de Craig, en este volumen hay varias escenas de peleas que están planteadas con grandes melés en las que los sicarios son apenas manchas de color alrededor de Marcus y sus aliadas. Esto suele funcionar y suele transmitir una sensación super cinética a las escenas, pero en varias viñetas de esta tomo me dieron una sensación no demasiado buena, como si Craig fuera a lo fácil eligiendo NO terminar las figuras que muestra alrededor de Marcus, lo cual no mola demasiado.

Dicho esto, el final de este volumen lo deja todo preparado para el climax final, y estoy seguro que Remender y Craig no van a decepcionar.

Comparto las primeras páginas de este comic:

Deadly Class está en la recta final, y por lo visto en este undécimo volumen, nos esperan momentos llenos de violencia y dramatismo. ¡Estoy seguro que va a ser apasionante y super recomendable!

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Deadly Class Vol. 10 de Rick Remender y Wes Craig (Image Comics)

Vuelve Deadly Class, el comic de los jóvenes miembros de la escuela de asesinos, y Rick Remender y Wes Craig, con color de Lee Loughridge, nos tienen preparados un montón de sorpresas en este décimo volumen con el que he descubierto que nos acercamos al final de la serie.

PUNTUACIÓN: 7,5/10

Vol. 10. Salva a tu generación

¡Los estudiantes universitarios asesinos favoritos han vuelto! Es una nueva era, pero los viejos hábitos difícilmente mueren y los viejos rencores mueren aún más. ¿Podrán los niños con llave de una generación olvidada encontrar su lugar en un mundo que no puede entenderlos y no quiere intentarlo?

Este décimo volumen recopila los números 45-48 USA.

El retorno de Deadly Class más de un año después de la publicación de su noveno volumen sirve para recordarme que las historias tienen un comienzo pero también un final, y que está bien que Rick Remender sitúe la historia en la recta de meta de cara a un final que llegará en 2022 con el siguiente volumen.

Remender pega un salto temporal que me dejó muy loco al empezar a leer este volumen, unido al hecho que ¡hacía más de un año desde que leí el volumen anterior! Sin embargo, afortunadamente luego todo acaba explicándose a medida que avanza la narración de este volumen. También destaco que aunque el volumen tiene tan sólo 4 grapas USA, no los 5-6 números que son norma en comics por ejemplo de Robert Kirkman, los números 45 y 48 cuentan con 30/31 páginas de historia, el doble de lo habitual, mostrando las ventajas de ser tu propio editor y poder ajustar las grapas a las necesidades de una historia como siempre llena de nihilismo y tendencias autodestructivas.

Sobre todo en el citado número 45, Remender vuelve a utilizar el comic para hablar de sus cosas y usarlo de terapia que le libere de sus traumas adolescentes, y me resulta super chulo el comentario sobre Nirvana y Pearl Jam (y en general el grunge de 1991), y sobre el snobismo de un grupo de gente a los que sólo les gusta algo cuando es desconocido y puede presumir de tener gustos únicos y originales, y cuando se vuelve popular no soportan compartir sus gustos con la mayoría de la gente y caen en los típicos comentarios de “se ha vendido a la comercialidad”. También me gusta mucho el comentario positivo sobre los geeks y su diferencia frente a los tóxicos nerds. Esa parte de comentario de los años 80 y ahora los 90 me parece que siempre ha sido unos de los puntos fuertes del comic, y Remender claramente no está dispuesto a renunciar a una de sus señas de identidad.

En lo relativo al dibujo Wes Craig vuelve a realizar un estupendo trabajo de caracterización en lo relativo a ropa y ambientación, destacando como siempre con su fluidez narrativa tanto en las escenas de acción como en las conversaciones de los personajes, consiguiendo que todo resulte interesante de leer y que la lectura pase en un suspiro. A destacar también el trabajo de Lee Loughridge en los colores, que marca el tono de la historia con sus colores además de tener que diferenciar los diferentes momentos temporales, realizando un estupendo trabajo. En este sentido, destacar por ejemplo la escena de Marcus en la piscina donde el reflejo del agua se reproduce en las figuras, consiguiendo que una escena que es una conversación sea un despliegue visual chulísimo.

En este sentido, dentro que como digo el dibujo me gusta y se nota la buena sintonía que tienen Craig y Loughridge, hay algunos momentos en que Craig deja varias viñetas y momentos apenas abocetados o dibujando únicamente la silueta de los personajes, lo que me deja unas sensaciones contrapuestas de un exceso de comodidad que no hace que la narración sea mejor. En todo caso, este sería un pero para un comic que como digo, en líneas generales me ha gustado bastante.

Saber que Deadly Class va a terminar el año que viene me provoca cierta tristeza, ya se se trata de un comic que empecé a comprar en formato grapa en 2014 y era una de mis constantes comiqueras, a pesar que la periodicidad de la seria se ha ido resintiendo en los últimos años, lo que es una constante de todos comics de Remender. Se me va a hacer raro que una vez termine Deadly Class no estaré comprando ningún comic de Remender, pero creo que el viaje ha merecido mucho la pena.

Comparto las primeras páginas de este volumen:

Deadly Class rompe con el pasado en este décimo volumen que nos dirige hacia el final de la serie, ofreciendo un estupendo entretenimiento. Llegados hasta este punto, no te puedes perder el final de la historia.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Deadly Class volume 9 de Rick Remender y Wes Craig

Han pasado casi 10 meses desde que leí el octavo tomo de Deadly Class de Rick Remender y Wes Craig, con colores de Jordan Boyd, editada por Image Comics, y se me ha hecho larga la espera.

PUNTUACIÓN: 7/10

El examen final del segundo año en la King´s Dominion se acerca mientras el curso llega a su fin en la exitosa serie de Rick Remender y Wes Craig. Este volumen recopila los números 40-44 de la serie regular.

Bone Machine. 1989. Este es el título de este noveno volumen de Deadly Class, y Rick Remender parece que aprovecha para recordarnos cuales son las señas de identidad de este comic. A pesar de estar ambientado en 1989, Deadly Class no es para nada un comic nostálgico en el sentido de «cualquier tiempo pasado fue mejor», como vemos en otras obras como Stranger Things. Si acaso, Remender aprovecha este comic para enfrentarse a los fantasmas de su pasado, con largos monólogos internos de los protagonistas que lanzan bilis contra la sociedad de consumo americana, los hits pop de consumo rápido o el conformismo y borreguismo de la juventud que prefiere cambiar su personalidad para ser «guay» y no ser rechazado por sus amigos.

Y como tiene para todos, en este tomo Remender verbaliza además un ataque hacia la gente cínica y negativa que se queja de todo hasta el punto de que no ve la felicidad que pasa a su lado y son incapaces de abrazarla porque es más fácil vivir en el dolor y en el odio. Leo este comic y me parece que estamos ante un Remender tumbado en el diván del psicólogo soltando todo su dolor de adolescencia como forma de exorcizar sus demonios. Y por un lado, me gusta que Remender produzca unos comics totalmente únicos y personales, pero también reconozco que cada vez que leo algo suyo, acabo agotado de tanta negatividad por su tono depresivo.

Narrativamente, Remender emplea este noveno volumen con el retorno de Markus, María y Saya al King´s Dominion para crear un arco completo en el que establece en los primeros números el nuevo status-quo y las amenazas a las que tendrán que enfrentarse, que acaban explotando en los números cuarto y quinto.  Tras el cartel y los yakuza, en este tomo les veremos enfrentarse a un culto satánico, y como en volúmenes anteriores, me mola mucho la sensación de que nadie está a salvo y que cualquiera puede morir, cosa que acaba sucediendo de forma dolorosa en estas páginas.

En el apartado artístico, no se si es debido a los meses pasados desde la lectura del tomo anterior, pero he encontrado el dibujo de Wes Craig bastante más flojo de lo habitual. Entiendo que en parte confía en que el estupendo color de Jordan Boyd le va a cubrir mientras crea el tono perfecto a cada escena, pero veo demasiadas viñetas en las que no hay expresiones faciales y las que hay son meros bocetos, cosa que no me ha gustado. Esto sin embargo se compensa con su notable narrativa y la fuerza que imprime a las escenas de acción, algo en lo que no ha levantado el pie del acelerador desde que comenzó la serie.

Tras leer este tomo, compruebo que el número 44, último publicado hasta la fecha, fue publicado en mayo en plena pandemia y de momento el siguiente no ha sido anunciado en agosto o septiembre. Esto que significa que, como pronto, hasta primavera o mediados de 2021 no tendremos un nuevo tomo, lo que se me va a poner muy costa arriba. Veo que voy a tener que asumir que Deadly Class va a ser un comic de un tomo anual, casi como los tomos del mercado europeo.

Llegados al noveno volumen de Deadly Class, reconozco que me ofrece un entretenimiento único que sólo me pueden ofrecer Remender y Craig , y no encuentro motivos para dejar de seguir comprando este comic.

PUNTUACIÓN: 7/10

 

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Lo mejor del año 2019 – TELEVISIÓN

Seguimos disfrutando de una una edad de oro en la televisión, y este 2019 ha sido otro buenísimo año con algunas super series esperadas y unas inesperadas sorpresas que me han flipado a niveles máximos.

Voy a comentar algunas de las series más destacadas del año, aunque prefiero no hacer un Top del diez al uno. Top de series entre las vistas, porque no, no vi Watchmen ni Mandalorian, y aún no acabé The Witcher. No hay suficientes horas en el día para ver todo lo disponible en Netflix, HBO y Prime Video. Y encime el 31 de marzo llegará Disney+ a España. 2020 va a ser estresante…

En primer lugar, guste más o menos, pero 2019 marcó el final de Juego de Tronos. A pesar de toda la polémica generada con Daenerys y de lo apresurado del final, a mi me gustó mucho, qué queréis que os diga.

Otras series finalizadas este año que me han gustado mucho con The Deuce de David Simon y George Pelecanos (aquí puedes leer mis críticas de las temporadas dos y tres).

Pensando en el mundo comiquero, 2019 ha sido un gran año. Tenemos series bestiales como Doom Patrol o Titanes, que capturan a la perfección el carisma de los personajes de DC Comics. De hecho, cuanto más loco y sin complejos, mejor serie es, como atestigua también la segunda temporada de Legion inspirada en el personaje de Marvel Comics.

Dentro de los comics no superheroicos, Prime Video ha conseguido uno de sus mayores éxitos hasta la fecha con The Boys, excelente adaptación del comics de Garth Ennis y Darrick Robertson. Ademas, Deadly Class, la serie producida por los hermanos Russo adaptando el comic de Rick Remender y Wes Craig también me encantó, aunque lamentablemente fue cancelada.

La gran sorpresa del año ha sido Chernobyl, para mi una de las tres mejores series del año. Otro sorpresón fue la antología de animación Love, Death & Robots o Undone, serie creada con la técnica del rotoscopio de rodar a actores reales sobre cuyas imágenes se crea la animación.

Otro sorpresón ha sido Cobra Kai, la serie de You Tube Originals que retoma la historia de Karate Kid con los actores originales Ralph Macchio y William Zabka planteada desde el punto de vista de Johnnie Lawrence. Una serie espectacular, cuyas temporadas uno y dos reseñé durante el año.

En lo referido a la comedia, estamos de enhorabuena porque hay mucho y bueno donde elegir. Desde El método Kominski (temporadas uno y dos), Russian Doll, la segunda temporada de La Maravillosa Sra. Maisel, o la buenísima Lo que hacemos en las sombras.

No quiero que se me olvidé destacar otras series como la maravillosa Mindhunter temporada 2, la primera temporada de The Terror que tardé de ver pero que fue super satisfactoria, la tercera temporada de Stranger Things, la buena ciencia ficción de The Expanse (temporada tres y cuatro), y la nueva serie de los creadores de Banshee, Warrior, inspirada en una serie de Bruce Lee ambientada en el San Francisco a finales del siglo XIX.

Y por último, este año cumplí con uno de los grandes debes seriéfilos con el visionado de Community, una de las mejores comedias de la historia y una autentica locura. Aquí dejo mis impresiones de las temporadas una, dos y de la inmejorable tercera.

Seguro que me he dejado muchas series geniales, pero el día no da más de si. Seguro que 2020 nos va a deparar muchas otras series geniales. ¡Saludos a todos!!!

 

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