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Crítica de 300 de Zack Snyder

Tras Amanecer de los muertos, Zack Snyder dirigió 300, película de 2007 basado en el increíble comic de Frank Miller y Lynn Varley. Una película que hoy en día sigue siendo espectacular y que inició la conexión de Snyder con el mundo del comic.

PUNTUACIÓN: 8/10

Adaptación del cómic de Frank Miller (autor del cómic ‘Sin City’) sobre la famosa batalla de las Termópilas (480 a.C.). El objetivo de Jerjes, emperador de Persia, era la conquista de Grecia, lo que desencadenó las Guerras Médicas. Dada la gravedad de la situación, el rey Leónidas de Esparta (Gerard Butler) y 300 espartanos se enfrentaron a un ejército persa que era inmensamente superior. (FILMAFFINITY)

300 sigue siendo una película casi perfecta que traslada a imagen real la poderosa e impactante novela gráfica de Frank Miller y Lynn Varley. Además, la película es también claramente deudora de Sin City (2005), la película de Robert Rodríguez y Frank Miller adaptando el histórico comic de género negro de Miller que copió literalmente las viñetas del comic a imagen real. El increíble éxito de taquilla de Sin City abrió la puerta a que en este caso Warner se animara a producir la adaptación de otro comic de Miller, utilizando el mismo concepto visual. Y acertaron, porque a partir de un presupuesto de 70 millones de dólares, la película recaudó más de 450 millones en todo el mundo.

Para adaptar la novela gráfica, los productores contaron con Oscar Luna Barrera, Kurt Johnstad, Michael Gordon y el propio Zack Snyder para escribir el guión. Snyder fue contratado en 2004, nada más terminar Amanecer de los muertos, y precisamente había intentado hacerse con los derechos de la obra de Miller, por lo que se lanzó para venderse como director cuando se enteró que el productor Gianni Nunnari se había hecho con los derechosos. La película cuenta con un diseño de producción de James Bissell, una fotografía de Larry Fong, montaje de William Hoy y música de Tyler Bates, cumpliendo todos con nota ante el desafío que se les planteó.

Gerald Butler se fue directo al estrellato gracias a Leonidas. Compone un portento de carisma, potencia física y vocal y frases lapidarias que ya es parte de la historia del cine. Junto a él, tenemos a Lena Headey como la Reina Gorgo, Rodrigo Santoro como el rey persa Jerjes I, David Wenham y Michael Fassbender como los guerreros espartanos Dilios y Stelios, y Dominic West como el traicionero senador Theron.

Me impresiona la forma en que Snyder recrea las viñetas directamente a la película. Visualmente Snyder triunfa. Las cosas como son. Las batallas, los planos y la iluminación, las coreografías, todo es un acierto en la película. La vuelvo a ver y me flipa saber que todo fue rodado con croma, lo que significa un portento visual. Esto en si mismo ya vende la película y hace que merezca la pena el revisonado.

Frente a la corrección formal de Amanecer de los muertos, Zack Snyder en 300 encuentra la conjunción planetaria perfecta para mostrar los que van a ser sus señas de identidad posterior. A partir de la potencia de las imágenes de Frank Miller que Snyder recrea literalmente, empezamos a ver planos en cámara lenta, imágenes siempre buscando el máximo efectismo y unas estupendas y sangrientas escenas de acción que buscan apabullar al ojo del espectador. Gustará más o menos, pero es indudable que Snyder tiene una voz propia que ha ido ampliando película a película.

Entendiendo el motivo del añadido, me sobra el subargumento de la reina Gorgo que no estaba en la novela gráfica de Miller, pero Lena Headey tiene tanto carisma que no solo no molesta, se disfruta mucho. Es cierto que no son el único añadido, dado que hay varios combates contra un Rinoceronte o un hombre gigante monstruoso que tampoco aparecen en el comic, pero en mi opinión estos son elementos que hacen que los combates no resulten repetitivos y redundantes, ayudando a que la experiencia cinematográfica sea aún mejor.

Y es que 300 ofrece una experiencia única. La música de Tyler Bates, la potencia de las imágenes y una duración de casi dos horas que termina en un final que creo que es perfecto, todo colabora en que el visionado haya sido una autentica chulada.

La película es ante todo una historia de acción de entretenimiento. NO es, ni pretende ser, una clase de historia o filosofía, sino que simplemente es una película acción adaptación de un comic creado por un autor norteamericanos basado en hechos históricos acaecidos en otro continente y otra cultura. Alucino como aún hoy en día sigo leyendo comentarios sobre que la película hace apología de una cultura, la espartana, violenta y sangrienta que no aporta valores positivos «democráticos», lo cual es una soberana tontería cuando hablamos de una cultura que vivió hace más de 2000 años.

Además, el compendio de frases lapidaria de Leonidas siguen creando una «macho-movie» bestial que ya forman parte de la historia del cine, y también carne de meme: «This is Sparta» «Give Them Nothing… But take from Them Everything», «Our arrows will blot out the sun! -Then we will fight in the shade», «Prepare for Glory» y, por supuesto «Tonight, we dine in hell!». Entiendo que esta masculinidad extrema de los espartanos no encaja con la moda políticamente correcta y la sororidad femenina que se impone en nuestra sociedad actual, pero ver la película tras varios años reconozco que me ha dejado gritando… AU, AU, AU!!!

Como digo, 300 es lo que es. No es una película para gente que no le guste el cine de acción, pero para todos los fans el disfrute sigue siendo monumental. Todos los demás, abstenerse.

Comparto el trailer de la película:

300 es, junto a Amanecer de los muertos, las dos mejores película de Zack Snyder, si tienes ocasión no lo dudes y regálate el visionado de ambas.

PUNTUACIÓN: 8/10

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¡Saludos a todos!

Crítica de Give Me Liberty de Frank Miller y Dave Gibbons (Dark Horse Comics – Norma Editorial)

Comienzo el mes de diciembre recordando Give Me Liberty, el comic de Frank Miller y Dave Gibbons publicado por Dark Horse Comics, en España Norma Editorial, ganador de un Premio Eisner que 30 años después de su publicación se mantiene de plena vigencia y se muestra casi como visionaria de lo que iba a ser la realidad de nuestros días.

PUNTUACIÓN: 9.5/10

En los años noventa, Frank Miller y Dave Gibbons se unieron para revolucionar las bases de la ciencia ficción con GIVE ME LIBERTY, una historia que muestra un mundo distópico y posible, peligrosamente parecido al nuestro, donde la frontera que separa la libertad y la esclavitud es casi invisible. Premio Eisner 1991 a la mejor serie Limitada.

Para muchos, la explosión del comic independiente americano mainstream tuvo lugar en 1992 con el nacimiento de Image Comics y la publicación de comics como Youngblood, Savage Dragon, Spawn o Wild C.A.T.s. Sin embargo, la realidad es que varios años antes editoriales como Dark Horse Comics empezaron a disputar la atención de los principales profesionales de la industria, publicando comics exitosos que abrieron la puerta a que otros autores se plantearan la posibilidad de realizar comics de creación propia alejados de Marvel o DC.

Give Me Liberty es un claro ejemplo de esta tendencia. Publicado en 1990 en Estados Unidos, fue el primer trabajo en el ámbito independiente de Miller tras sus obras maestras The Dark Knight (1986), Daredevil: Born Again (1986) y Batman: Año Uno (1987). Lo mismo para Gibbons, que venía de dibujar Watchmen (1986-87) y Batman: La Broma Asesina (1988), ambas con Alan Moore.

Miller había salido rebotado de DC Comics tras una disputa sobre tarifas y lo que Miller entendía que era una ataque contra la libertad de los autores, y declaró que a partir de ese momento se concentraría en desarrollar comics de creación propia sobre los que conservaría los derechos de la obra. Para ello, la recién fundada Dark Horse Comics de Mike Richardson, creada en 1986, resultó ser el espacio perfecto. Junto a Give Me Liberty, en 1990 Miller empezó la publicación de Hard Boiled con Geoff Darrow, a las que continuaron Sin City en 1991, Big Guy and Rusty the Boy Robot de nuevo con Darrow en 1995 o la también mítica 300 en 1998.

David Chester Gibbons es un artista y escritor británico, nacido en Londres en 1949. Profesional de amplísima experiencia, empezó a trabajar en el medio en 1977 en series británicas como 2000AD y Doctor Who para Marvel U.K., antes de dar el salto a DC Comics en 1982, donde fue sobre todo conocido por su Green Lantern junto a Len Wein, la etapa en la que conocí al personaje y me enamoré de su lore. En 1985, Gibbons colaboró con Alan Moore, con el que ya había trabajado en Inglaterra, en el icónico Annual nº11 “Para el hombre que lo tenía todo”, al que siguió la ya mítica Watchmen.

Merece la pena comentar que mientras Miller rompió con DC durante esos años y se centró en los comics de creación propia, Gibbons siguió colaborando con la editorial, hasta el punto que la publicación de este Give Me Liberty coincidió en el tiempo con su miniserie World´s Finest, de la que fue escritor colaborando con Steve Rude. Gibbons también escribió en 1991 el primer crossover Batman vs Predator dibujado por los hermanos Kubert.

En su dilatada carrera, ha ganado entre otros los premios Inkpot Award de 1986 y Kirby en 1987, siendo incluido en Hall of Fame de los Premios Harvey en 1988.

Entrando en el comic en si, Give Me Liberty nació fruto de un encuentro de ambos autores en la San Diego Comicon de 1998, en un momento en que sobre todo Miller era lo más parecido a una estrella del rock dentro del mundo del comic. Y tampoco es que Gibbons se quedara corto, ya que su colaboración con Moore había producido dos de los comics más importantes e influyentes para la industria americana. Sin embargo, la colaboración se hizo esperar, tardando casi dos años en materializarse.

Give Me Liberty es una historia de aventuras ambientada en el futuro cercano -para la época- de 2009-2012 (aunque la protagonista Martha Washington nació en el inminente 1995). Un futuro cercano distópico con unos Estados Unidos al borde de la secesión, con numerosos desastres ecológicos por todo el mundo, en el que minorías raciales como los nativos americanos se encuentran al borde de la extinción, se inician guerras por motivos económicos y para acallar los problemas internos del pais y un presidente populista, Rexall, se perpetuó en el cargo más allá de los dos mandatos constitucionales. Elementos todos ellos que han acabado teniendo numerosas correspondencias con nuestro mundo de treinta años después.

Martha Washington es la personificación de víctima de discriminación en Estados Unidos, al ser mujer, afroamericana y nacida en un ghetto urbano de Chicago que para salir adelante sólo tiene la opción de alistarse en el ejército. La forma en que se levanta frente a todas las adversidades y rompe todas las barreras resulta realmente inspirador. Martha es la mujer definitiva, que hace lo mismo que un hombre, y a menudo incluso mejor, sin necesidad de envolverse en ninguna bandera reivindicativa de nada. En ese sentido Martha transmite también los valores americanos liberales ya que sólo hace lo que tiene que hacer sin plantearse valores superiores más allá de “hacer lo correcto”. Y por supuesto, no rendirse jamás.

Bajo el prisma del clásico lema de “show, don´t tell”, el futuro de Miller nos muestra un montón de situaciones terribles que el lector sabe interpretar sin necesidad que nadie nos venga a contar “mira que malo es el racismo, la destrucción del medio ambiente, etc…” como lamentablemente nos pasa en obras de comic, cine y televisión actuales que dejan de ser entretenimiento para convertirse en panfletos políticos infumables con la excusa de tratar temas “importantes”.

Give Me Liberty es junto a Watchmen, probablemente el mejor trabajo de Dave Gibbons de toda su carrera, que en este comic contó con la colaboración del colorista Robin Smith. Si en Watchmen el simbolismo y la potencia de sus imágenes, así como su composición, crearon momentos que ya son historia para el mundo del comic, en esta obra Gibbons saca el máximo partido a la mayor libertad que Miller le ofrece para narrar la historia, de forma que vemos una narrativa desatada que no está constreñida por la rígida estructura de 9 paneles establecida por Moore.

La narrativa de Gibbons es maravillosa como siempre, pero encuentro que el toque de humor negro y de ironía con que Miller adornaba su historia le permite ofrecer un catálogo de grandes momentos visuales junto a pequeños detalles de personajes que dan contexto a sus actos y motivaciones además de ofrecer elementos de humor, con el añadido de un diseño futurista genial, con detalles loquísimos como el Robot gigante de Fat-Burger o la representación de los Nazis-gays.

En todo caso, Miller no plantea Give Me Liberty como una ciencia ficción anticipatoria, sino que traslada y exagera en su comic elementos históricos que él estaba viviendo o había conocido a lo largo de su vida. Por ejemplo, la crisis del petróleo, el calentamiento global, la deforestación del Amazonas y el aumento del nivel de los océanos que inunda Nueva York son temas que surgieron ya en los años 70 y llevan en el ideario político de los partidos de izquierdas y verdes desde entonces. El presidente Rexall no anticipaba a Trump, aunque parezca mentira, sino que es una versión llevada al extremo de Ronald Reagan y su populismo. Al igual que el Presidente Howard Nissen que le sustituye nos sugiere claramente a Jimmy Carter, el presidente anterior a Reagan, y que resume los que parece Miller son los problemas históricos de los demócratas, que aunque tienen siempre la mejor de las intenciones, son «blandos» y acaban creando los mismos problemas que los republicanos o incluso peores.

Los paralelismos son clarísimos y nada sutiles, componiendo un cuadro en el que Miller critica mediante la exageración la historia reciente de los Estados Unidos de finales de los años 80. Sin embargo, justamente para evitar caer en el pastiche político, Miller y Gibbons plantean a partir de ahí una aventura super loca, entretenida y sin complejos, como si desde el primer momento quedara claro que para ellos lo primero y principal es entretener.

Para ello, Martha Washington tendrá que enfrentarse a un superior en el mando que es un blanco asqueroso machista y racista de buena familia con aspiraciones políticas, la amenaza de las grandes empresas cárnicas que buscan deforestar el amazonas, o unos nazis-gays que se hacen con el control de un satélite orbital que puede atacar cualquier blanco e la Tierra, incluida la Casa Blanca. Las situaciones suelen ser super over-the-top pero funcionan de maravilla gracias al tono irónico que Miller transmite a su historia y al extraordinario trabajo artístico de Gibbons.

Esto no quiere decir que el comic no tenga momentos dramáticos, ya que sobre todo en los dos primeros números hay un montón y consiguen ponerte el corazón en un puño. Además, la descripción que Gibbons hace del horror de la guerra y las secuelas que deja en los supervivientes me parece una barbaridad, con unas páginas con una fuerza expresiva alucinante.

El éxito de Give Me Liberty abrió las puertas a que Miller y Gibbons retomaran a Martha Washington en varias miniseries y especiales posteriores, que aunque entretenidas (algunas más que otras) carecieron de la fuerza de la obra original: Martha Washington goes to war (5 números, 1994), Happy birthday Martha Washington y Stranded in Space (2 one-shots de 1995), Martha Washington saves the world (3 números, 1997-98) y el especial Martha Washington dies (2007), cuyo título se explica solo.

Comparto las primera páginas del comic:

Si pensamos en los mejores comics de los años 90, Give Me Liberty sin duda es uno de ellos, y treinta años después su lectura mantuvo toda su fuerza, personalidad y sentido de la diversión y la locula. Un clásico con todas las letras que merece ser recuperado para los nuevos lectores.

PUNTUACIÓN: 9.5/10

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Robocop vs Terminator de Frank Miller y Walter Simonson (Dark Horse)

Estoy tan pendiente de la actualidad, del último estreno de cine y TV o de mi ración mensual de comics que nunca encuentro tiempo de sentarme y echar la vista atrás para disfrutar de algunos comics míticos de mi comiteca. Es por esto que estoy muy contento de iniciar una serie de reseñas de la editorial Dark Horse de finales de los 80 y principios de los 90, empezando por el maravilloso crossover Robocop vs Terminator de Frank Miller y Walter Simonson, publicado en 1992.

PUNTUACIÓN: MÍTICO

Frank Miller y Walter Simonson, dos de los mejores creadores de cómics enfrentan al robot asesino del futuro contra el policía cibernético definitivo en uno de los crossovers más famosos de la historia. Cuando el destino revela que la tecnología que construyó RoboCop conducirá a la creación de Skynet, Alex Murphy debe participar en una batalla contra el tiempo, la red informática asesina y los luchadores de la resistencia humana que quieren destruirlo.

Dark Horse Comics era una pequeña editorial fundada en 1986 por Mike Richardson, escritor y editor que empeñó todo el beneficio de su librería en Oregon para fundar su propia editorial. En las páginas de su antología Dark Horse Presents vieron la luz obras como Concrete de Paul Chadwick o Black Cross de Chris Warner. La apuesta de Richardson fue un éxito gracias a la expansión del mercado de las librerías especializadas de la época, y bajo su sello se editaron clásicos como el Hellboy de Mike Mignola o Sin City de Frank Miller, que vieron la luz por primera vez dentro del Dark Horse Presents.

En estos primeros años, Dark Horse fue creciendo poco a poco y se estaba labrando un nombre como una editorial pequeña de calidad centrada en dar voz a autores interesantes. Sin embargo, en 1988 Mike Richardson demostró tener un indudable sentido comercial al hacerse con la licencia para realizar comics de películas míticas de la ciencia ficción. Aliens (1988), Predador (1989) y el ya mítico Aliens vs Predator (1990) fueron los primeros de una una larga lista de comics superventas que convirtieron a Dark Horse en la tercera editorial más importante de los Estados Unidos, detrás de Marvel y DC Comics.

Tras el monumental éxito del Aliens vs Predator, Richardson y el editor de franquicias Randy Stradley buscaron la forma de repetir este éxito cruzando otras franquicias cinematográficas super populares, y la verdad es que la decisión de dar luz verde a esta miniserie Robocop vs Terminator, publicada en 1992, fue una jugada maestra.

Si había un autor el mundo del comic que en 1990 pudiera ser considerado una Rock-Star, ese era Frank Miller. Tras sus míticas etapas en Batman y Daredevil en los años 80, Miller se enzarzó en una lucha contra DC Comics ante lo que creía eran normas que coartaban su libertad como artista. Finalmente abandonó DC y Marvel y decidió publicar sus obras de creación propia en la emergente Dark Horse. En 1990 publicó Give Me Liberty con Dave Gibbons y Hard Boiled con Geoff Darrow, y Dark Horse presents empezó a publicación de Sin City en 1991.

En paralelo, Miller se mudó de Nueva York a California para probar suerte en Hollywood y la industria del cine, consiguiendo de hecho que sus guiones de Robocop 2 (1990, Irvin Kershner ) y Robocop 3 (1993, Fred Dekker ) llegaran a la gran pantalla. Aunque Miller quedó contento con la primera, la experiencia de Robocop 3 fue super decepcionante debido a los numerosos cambios que sufrió su guión a manos del director Fred Dekker, con el que Miller sin embargo reconoce que le unía una buena relación. Hasta tal punto quedó desencantado con la industria del cine que Miller no volvió hasta ya entrado el siglo XXI, cuando Robert Rodriguez le convenció para adaptar Sin City a la gran pantalla. De hecho, Rodríguez representaba la escena indy cinematográfica, no el establishment hollywoodiense.

Debido a la relación de Miller con Dark Horse y a haber escrito el guión de Robocop 2, Miller fue el primer y único escritor al que Richardson ofreció el trabajo. Fan declarado de ambas franquicias, antes a aceptar el encargo Miller tuvo que pensar en una historia personal que hiciera justicia a ambos universos y evitara caer en un tópico “Sarah Connor es perseguida por un nuevo Terminator y acaba en Detroit donde encuentra a RoboCop”. La idea de hacer que aquello que hace único a Murphy, la unión entre su cerebro e identidad humana y su programación robótica, pudiera ser el desencadenante de que Skynet tomara consciencia y lanzara su guerra contra la humanidad, es una idea sencilla pero que es fiel a ambos universos y me resulta genial.

Por su parte, Walter Simonson tampoco era ajeno al mundo de las adaptaciones de películas, ya que realizó en 1979 junto a Archie Goodwin la mítica adaptación al comic de Alien (Ridley Scott, 1979) que fue publicada por Heavy Metal.

Un año antes, en 1978, Simonson fundó Upstart Studios, probablemente uno de los estudios más chulos de la historia del comic americano junto a Jim Starlin, Howard Chaykin y Val Mayerik. Poco tiempo después, Frank Miller se unió al estudio cuando Starlin cambió de residencia, de forma que en los años que Simonson estaba creando Thor para Marvel, en la misma sala Miller estaba haciendo historia en Daredevil y Chaykin rompía moldes con American Flagg. De hecho, un hecho comentado por todas estas leyendas es que trabajar junto a otros autores y ver su trabajo les hacía esforzarse más para ser ellos mismos al menos igual de bueno que sus compañeros.

A pesar de compartir estudio y una gran amistad, curiosamente Robocop vs Terminator es la primera y única colaboración de ambos autores. Teniendo en cuenta que Miller y Simonson son ambos escritores e ilustradores, resulta muy interesante descubrir qué tal resultado tuvo su trabajo en equipo, y la verdad es que el resultado es insuperable.

 

Robocop vs Terminator es una miniserie de 4 números que es para mi la mejor continuación de Terminator 2 (James Cameron, 1991) y la primera RoboCop (Paul Verhoeven, 1987). De hecho, este comic es muchísimo mejor que todo lo que vino a continuación en ambas franquicias.

Un primer elemento a destacar de este comic es que tanto Miller como Simonson entienden desde el primer momento que este es un trabajo de encargo y que su objetivo primero y único es el de ofrecer un buen entretenimiento al lector. Y ambos consiguen un resultado extraordinario, con una historia de Miller que se siente en todo momento fiel a ambos universos y unas páginas de Simonson llenas de personalidad con un montón de momentazos icónicos para el recuerdo.

 

Simonson cuenta con su colaborador John Workman como rotulador, creando sus ya históricos efectos de sonido y una rotulación super característica, además de colores de Rachelle Menashe en los tres primeros números y Steve Oliff en el último.

Miller y Simonson colaboraron siguiendo el estilo Marvel: Simonson dibujaba a partir del argumento de Miller, que tras recibir las páginas de Walt escribía el guión definitivo con los textos para los bocadillos. Miller comenta que gracias a tener estilos gráficos tan diferentes, cada página de Simonson le ofrecía unas soluciones narrativas que le abrían nuevas opciones para narrar la historia de la mejor manera posible, y por su parte, Simonson comenta que para él desde el punto de vista creativo ésta es la forma de trabajo más satisfactoria para todos los creativos involucrados.

Ahora que los viajes en los tiempos han vuelto a ponerse de moda y películas como Vengadores Endgame y Tenet han jugado a crear una dinámica «más realista» respecto a películas clásicas como Regreso al futuro o la propia Terminator, resulta chulísimo volver a leer un comic que juega sin vergüenza ninguna a crear una historia en la que los hechos presentes afectan al futuro, hasta el punto de poderse borrar personajes o incluso líneas temporales enteras al cambiarse el pasado.

Dentro de que Miller plantea este comic como un gran blockbuster palomitero de acción non-stop, su historia cuenta con numerosos elementos super chulos, como la forma en que la voz en off cambia en función de si vemos las acciones de la humana XXX, de Murphy o de los Terminators, así como los numerosos  momentazos que encontramos en cada número para que Simonson se luzca.

Aunque es una historia dramática con el destino de la humanidad en juego, Miller encuentra la forma de añadir unos detalles de humor muy chulos aprovechando al robot ED209 de Robocop, aprovechando su escasa inteligencia y diseño tosco, que funcionan de maravilla y conectan con el tono cínico de la película de Paul Verhoeven.

Además de un montón de giros y sorpresas, la historia emplea de forma super interesante la repetición de viñetas y páginas enteras para resaltar que estamos ante una repetición del continuo espacio-temporal porque algún jugador intenta cambiar el pasado a su favor.

Simonson comenta que le costó encontrar el tono y que por eso el primer número es quizá el más flojo, con unas viñetas más abocetadas y estáticas de lo normal. Hecha esta pequeña salvedad, sus páginas me parecen una barbaridad, congelando siempre la imagen en el momento más icónico y narrando la historia de forma modélica, en la que pasan muchísimas cosas y en realidad hay pocas páginas para hacerlo.

Además, dentro de estar ante una obra de encargo, Miller y Simonson emplean todas sus energías para crear la historia definitiva para ambos mundos, ofreciendo un final super satisfactorio a ambos universos. De hecho, este final es de largo mucho mejor de lo que hemos ido viendo en las posteriores películas / reboots / remakes que hemos sufrido en los últimos años.

En resumen, este comic de Robocop vs Terminator posiblemente no invente nada, pero nos permite disfrutar de dos iconos del comic americano en plenitud creativa que sacaron el máximo partido a estos personajes del cine mejor que lo que hicieron los productores de Hollywood, creando una obra que 30 años después sigue siendo super disfrutable que ningún fan de estos personajes se debe perder.

PUNTUACIÓN: MÍTICO

 

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Crítica de Daredevil Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli

Obra maestra. Daredevil Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli es la obra cumbre de dos maestros del comic y la mejor historia jamás publicada de un personaje que ha tenido excelentes etapas desde que fue creado en 1964 por Stan Lee y Bill Everett. Un comic imprescindible, una maravilla.

«Y yo os digo… Que un hombre sin esperanza es un hombre sin miedo”. Llega la historia definitiva de Daredevil, escrita y dibujada por dos auténticas leyendas del Noveno Arte. Karen Page, el antiguo amor de Matt Murdock, ha cambiado la identidad secreta del Diablo Guardián por una dosis de droga. Ahora, Daredevil debe encontrar fortaleza mientras Kingpin le golpea como nunca antes lo ha hecho. Si sólo puedes tener un libro de Daredevil en tu biblioteca, debería ser éste.

Daredevil Born Again fue publicado originalmente entre los meses de febrero y Agosto de 1986, en los números 227 al 233 de la serie regular del personaje. 7 números que forman parte de la historia del comic americano. Me parece alucinante que Frank Miller realizara este Born Again al mismo tiempo que su otra gran obra, Batman: The Dark Knight Returns, que fue publicada entre febrero y junio de ese mismo año. Comics que por apenas unos meses no coincidieron con el otro gran cómic de DC Comics de toda su historia,  Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, cuya publicación empezó en septiembre del mismo año. Bendito 1986.

Para Born Again, Miller utiliza una iconografía católica como metáfora para contarnos la caída y resurrección de Matt Murdock. Porque es Matt el protagonista, no su alter-ego superheroico de Daredevil. El retrato tremendamente humano de todos los personajes y sus propias caídas de gracia y la  forma en que se levantan nos atrapa  de principio a fin.

Si Matt es nuestro Jesucristo, no puede faltar un Judas encarnado en su antigua novia Karen Page, que le vende por una dosis de droga. También su amigo el periodista Ben Urich tiene un papel bíblico, al encarnar al San Pedro que negó tres veces a Jesucristo antes de levantarse para construir su Iglesia. Y si Born Again está llena de metáforas bíblicas, no podía faltar Kingpin como la personificación del mal, que busca destruir al único hombre bueno que intentó oponerse a él y que se deleita con su caída y sufrimiento.

A nivel creativo, Miller condensa toda la experiencia acumulada hasta la fecha demostrando una pericia narrativa asombrosa para un escritor que en ese momento tenía tan solo 29 años y que sin embargo se encontraba en plenitud creativa. Born Again cuenta con un preciso control del ritmo y los tiempos, saltando de forma hábil entre los diferentes personajes, cambiando la voz en off del narrador de la primera de Matt y Ben a la tercera persona de Karen o Kingpin,  apoyándose en unos diálogos y una prosa secos, austeros y certeros. Nunca una palabra de más, condensando toda la acción de la forma más clara y directa, sin florituras innecesarias. Pero creando algunos de los mejores momentos que jamás se han escrito del personaje.

Y si el guión de Miller es maravilloso, no lo es menos el increíble apartado artístico. David Mazzucchelli al dibujo con la colaboración de los coloristas Christie Scheele y Richmond Lewis (que el año siguiente volvió a colaborar con Miller y Mazzucchelli en Batman Year One), crean unas páginas que son historia viva del comic.

Resulta asombroso comprobar que David Mazzucchelli era un recién llegado a Marvel que con 25 años apenas había realizado algunos cómics sueltos en series como Shang-Chi, Indiana Jones, Marvel Team-up o la propia serie de Daredevil con Dennys O´Neill. En Born Again su maestría narrativa es alucinante. No sólo condensa en cada imagen el momento más icónico, es que su narrativa es limpia y fluida, mostrando en todo momento donde están los personajes y qué está sucediendo de la forma más clara posible, haciendo que los lectores podamos seguir la historia sin necesidad de leer los bocadillos de texto.

Si a esta maravillosa habilidad de congelar el tiempo en el momento más icónico le unimos la potencia de las imágenes religiosas, el resultado son algunas de las páginas más bellas que jamás leeremos en las páginas de un comic.

El dibujo de Mazzucchelli es una barbaridad, pero merece la pena detenerse a destacar el color de Christie y Lewis, que consiguen transmitir perfectamente atmósferas opresivas que nos recuerdan las mejores historias de género negro. La primera página en que Karen vende su alma al diablo en México o el purgatorio de Ben Urich en el Bucle asustado tras ser agredido por Kingpin son páginas maravillosas en las que Mazzucchelli muestra una gran compenetración con sus coloristas, dándoles espacio para que se luzcan. O qué decir del ataque de Nuke con el retorno de Daredevil, o los grises con que muestran a Kingpin. El mundo del comic es un arte colaborativo, y este cómic es un maravilloso ejemplo de lo que unos artistas pueden conseguir colaborando en plenitud creativa.

He leído Born Again decenas de veces y siempre consigue emocionarme. Aún sabiendo lo que va a suceder cada vez que voy a pasar la página. Hay otros comics maravillosos, algunos de los cuales he ido reseñando en las últimas semanas. Pero al final siempre acabo volviendo a la fuente, el cómic que condensó todo lo que los cómics Marvel pueden ofrecer cuando personajes icónicos son utilizados por artistas en estado de gracia para crear historias más grandes que la vida.

No se puede hacer mejor que Daredevil Born Again, para mí es una obra maestra del comic que todo el mundo debería leer al menos una vez.

Me ha emocionado tanto la relectura de este cómic y dado que este es mi blog y hago lo que quiero, que voy a aprovechar esta segunda parte del post una vez terminé la reseña propiamente dicha, para recordar algunos de los mejores diálogos e imágenes de cada número, que me emocionan y me ponen la piel de gallina cada vez que los leo:

 

1ª PARTE – Nº 227 USA: APOCALIPSIS

Karen Page:

«Daredevil. ¿Oyes? Ese es su nombre.»

«Pero tiene otro. Y lo he escrito aquí. ¿Lo quieres o no?

Matt Murdock:

«No pensaba que fueses tú.  Nada parecía indicarlo… hasta esto.

«Era un buen trabajo, Kingpin».

«No debiste firmarlo.»

 

2ª PARTE – Nº 228 USA: PURGATORIO

Karen Page:

«Recuerda al hombre… Matt… El hombre al que amaba… y al que traicionó»

«… El hombre que puede salvarla.»

 

Kingpin:

«No hay cadaver.»

«No hay cadaver.»

 

3ª PARTE – Nº 229 USA: ¡PARIA!

Matt Murdock:

«Papá es asesinado y yo me convierto en Daredevil.»

«Pasan más cosas… pero eso ya no existe, así que no importa…»

«Kingpin lo destruyó. Descubrió mi identidad secreta y me lo quitó todo….»

«Y yo le ataqué…»

«Y él me mató.»

 

Enfermera a Ben Urich:

«Mr. Urich, le está causando molestias a mi jefe. Me ha pedido que le exponga su posición.»

«Cada vez que pronuncie el nombre de Matthew Murdock…»

«Perderá uno de sus dedos.»

Matt Murdock:

«Ahora, todo lo demás ha muerto.»

«Solo vive el luchador.»

«Solo el luchador…»

 

Kingpin:

«Yo le he ensañado que…»

«Un hombre sin esperanza…»

«Es un hombre sin miedo.»

 

 

4ª PARTE – Nº 230 USA: BORN AGAIN – NACER OTRA VEZ

Hermanda Maggie:

«¡Gracias a Dios!»

«¡Está vivo!

 

Karen Page:

«Matt la salvará.»

«Ha de hacerlo.»

Kingpin:

«Murdock aún vive.»

«Murdock aún vive.»

 

J. Jonah Jameson (a Ben Urich):

«Debería despedirte.»

«Fuera de mi oficina.»

Hermanda Maggie:

«La fiebre sube. Nada puede pararla. Ha perdido demasiada sangre, su cuerpo no puede luchar.»

«Morirá.»

«Pero tiene tanto que hacer, señor.»

«Su alma está aturdida.»

«Pero es un hombre bueno, señor.»

«Solo necesita que le enseñes tu camino. Estonces se levantará y será en esta ciudad tu espada de luz en tus maños, señor.»

«Si he de ser castigada por mis pecados, sea.»

«Si he de ir al infierno, sea.»

«Pero perdónalo.»

«Tanta gente le necesita.»

«Escucha mi plegaria.»

 

Ben Urich:

«MATT MURDOCK!»

 

Matt Murdock: «Maggie, ¿Eres mi madre?»

Hermanda Maggie: «Claro que no.»

Matt Murdock: » Un latido es muy revelador. El suyo me dice que… miente.»

 

5ª PARTE – Nº 231 USA: SALVADO

Matt Murdock: «Melvin. Haz el traje. No pasará nada.»

Melvin Potter: «Me encanta oir de nuevo tu voz.»

 

Ben Urich: 

«En cuanto a mi… Bien, como les dije, soy periodista.»

«Voy a averiguar donde está Matt Murdock y qué ha sido de él.»

 

6ª PARTE – Nº 232 USA: DIOS Y PATRIA

NUKE:

«Dame una roja.»

Kingpin:

«Nuke. Una palabra tan sencilla.

«Ahora, Kingpin enviará a ese Nuke contra el hombre que odia.»

«El hombre que teme.»

«Murdock.»

 

Karen Page:

«No he perdido nada», dijo, y rió como un niño. Karen no lo entendió… y Matt la besó y la abrazó.

 

7ª PARTE – Nº 233 USA: ARMAGEDÓN

Ben Urich:

«Aparecen de pronto.»

«Su voz podría dar órdenes a un Dios.»

«Y así es.»

«De pronto, llueve con fuerza.»

«Todos guardan silencio.»

«Menos Matt.»

General: «Ojalá pudiese contárselo, Capitán. Entonces vería que no es nada. Ya sabe que el Dpeartamento le tiene en la mayor estima… Siempre hemos apreciado su lealtad.»

Capitán América: «No soy leal a nada… Excepto al sueño.»

Matt Murdock:

Me llamo Matt Murdock.

Un accidente me dejó ciego. Mis demás sentidos están super desarrollados.

Vivo en la Cocina del Infierno e intento mantenerla limpia.

No hace falta saber más.

Buff, los pelos como escarpias. Qué contento me he quedado tras volver a leer esta obra maestra. No se puede hacer mejor.

PUNTUACIÓN: OBRA MAESTRA

 

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Batman Año Uno, de Frank Miller y David Mazzucchelli #Reseñoviembre Día 1

Me uno a la iniciativa #reseñoviembre , 30 reseñas de comics en 30 días, con un máximo de 600 palabras por reseña. Opto por recomendar comics clásicos sobre los que no nunca tuve tiempo de escribir, en lugar de volver a hablar de una obra sobre la que ya haya escrito en el blog. Y mi primera recomendación es una de las mejores historias de Batman de todos los tiempos:

#RESEÑOVIEMBRE Día 1: Batman Año Uno, de Frank Miller y David Mazzucchelli

Guión: Frank Miller

Dibujo: David Mazzucchelli

Color: Richmond Lewis

Primera publicación: Batman 404-407 (1987)

Edición Española: ECC Ediciones 2019

Resumen: “Me convertiré en un murciélago”. Con estas palabras, Bruce Wayne encuentra por fin un sentido para su vida e inicia el proceso que le convertirá en el mayor luchador contra el crimen que el mundo haya conocido. Frank Miller y David Mazzucchelli nos presentan una poderosa historia sobre el poder y la corrupción, sobre la ley y la justicia, sobre amor y responsabilidad… Sobre el nacimiento de una leyenda.

Tras firmar una de las obras maestras del comic de superhéroes como es The Dark Knight Returns (1986), Frank Miller debía estar un poco loco para a continuación contar otra historia de Batman. Bendita locura y bendita creatividad, ya que este Año Uno (1987) es incluso superior en muchos aspectos. Mientras TDKR era una historia crepuscular con la última historia de Batman (para la época), ahora Miller centró su mirada en sus orígenes, ese momento clave del personaje en el que aún no era el gran héroe conocido y temido por todos y que buscaba encontrar su propio camino.

Frente a las típicas y tópicas historias de villanos que son el opuesto del héroe, el gran acierto de Miller es crear una historia de orígenes no sólo de Bruce Wayne sino también de Jim Gordon. El viaje de ambos protagonistas y sus puntos de vista complementarios sirven para completar el puzzle del cáncer que corrompe a la ciudad. Y es que Año Uno es deudora de películas como Taxi Driver, convirtiendo a Gotham en uno de los principales protagonistas, una urbe decadente y gris en la que la delincuencia campa a sus anchas y la policía es parte del problema, no de la solución.

La narración se articula de monólogos internos de ambos personajes, que, de forma seca y directa nos hacen comprender sus motivaciones desde el minuto uno. Bruce debe entender que toda la preparación y el dinero no son suficientes si no eres un símbolo frente a la injusticia, además de asumir que sin ayuda no tiene ninguna oportunidad. Y Gordon debe dar un paso adelante para defender a los inocentes incluso de sus propios compañeros, aunque eso signifique poner en peligro a su familia. El hecho que no sean perfectos y cometan errores en su camino de aprendizaje es también otro elemento destacado de este comic, que marcó la dirección de Batman durante casi dos décadas.

Me he detenido mucho en el guión de Miller, pero antológico es también el dibujo de David Mazzucchelli con colores de Richmond Lewis, que ofrece una master-class narrativa en cada página. Frente a la potencia icónica con la que Miller nos obsequió en TDKR, Mazzucchelli es mejor narrador con un estilo despojado de elementos superfluos. Frente a la moda actual de saturar las viñetas de líneas cinéticas pensando que eso aporta mayor dinamismo, Mazzucchelli muestra toda la intensidad congelando la imagen en su momento más icónico, jugando con los ángulos de cámara y la composición de viñetas para conseguir el efecto deseado en cada momento. Además, como historia influenciada en el noir, la paleta de colores de Richmond Lewis viste cada escena en los tonos amarillos, azules, rojizos o grisáceos que la historia precisa.

30 años después, Batman Año Uno es un clásico imperecedero del comic que sigue transmitiendo toda la fuerza e iconicidad de Batman a las nuevas generaciones.

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