Tras el enorme cliffhanger con que nos dejó el final de Masters del Universo: Revelación Parte 1, tenía que ver esta Parte 2 recién estrenada en Netflix terminar la historia. Y el visionado de estos 5 nuevos episodios me recuerda que yo no era público objetivo de esta serie para empezar.
PUNTUACIÓN: 6/10
Mientras la Hechicera, Adam y los demás observan con total impotencia, Skeletor usa su nuevo poder para hacer el mal y sumir Eternia en el caos.
Masters of the Universe: Revelación es una producción de Mattel Television y Powerhouse Animation Studios que busca dar nueva vida a los clásicos personajes de los años 80. Para esta serie recién estrenada por Netflix, los productores escogieron a Kevin Smith como Showrunner, planteando esta serie como continuación de la serie original de 1983, pero de una forma que sea accesible a una nueva generación de espectadores.
En la versión original encontramos a un casting de voces estupendo, con Chris Wood como el Príncipe Adam / He-Man, Mark Hamill como Skeletor, Sarah Michelle Gellar como Teela, la verdadera protagonista de esta temporada, Liam Cunningham como Man-at-Arms, Lena Headey como Evil-Lyn, y el mítico Kevin Conroy (Batman La serie animada) también con un papel.
En mi reseña de la Parte 1 de estos Masters del Universo: Revelación ya expliqué por qué no había conectado con esta serie, y que de hecho era normal al no creer que yo fuera público objetivo de la misma, así que te invito a leer dicha reseña que complementa mi opinión de esta segunda parte. En todo caso, me alegro que haya gente que sí la haya disfrutado, no tengo ningún problema con que haya gente que disfrute con algo con lo que yo no he podido conectar.
Tras los 5 episodios de la Parte 1, esta Parte 2 también ha contado con 5 episodios de entre 22 y 32 minutos, contando los títulos de crédito. Y es curioso, porque globalmente han tenido el doble demérito de ser demasiado poco para poder desarrollar mínimamente la historia por caminos interesantes, y la vez, excepto el arranque, los otros cuatro episodios restantes se me han hecho super largos y repetitivos.
Comentaba en la reseña de la Parte 1 que no me parecía mal hacer desaparecer a Adam / He-Man de la serie durante unos episodios para poder desarrollar a secundarios como Teela, Man-at-arms, Evil-Lyn o la nueva personaje Andra, y darles un brillo que igual no hubieran podido tener en la serie original que siempre estaba más monopolizada por el protagonista principal. De hecho, narrativamente tenía todo el sentido y podía conseguir que cuando He-Man volviera, el momentazo fuera antológico, recordando la llegada de Thor a Wakanda en Infinity War. Por el contrario, me sorprende descubrir nada de esto sucede en esta Parte 2, y que se confirma que Mattel ha convertido a He-Man en secundario de su propia serie, lo cual se mire como se mire me parece un bajón. Y eso que yo no soy fan de He-Man o en general de los Masters del Universo, pero las cosas son como son.
Queda claro que el objetivo es captar al público femenino dando casi todo el protagonismo a Teela, mostrando su pasado y redefiniendo su papel de cara al futuro de la franquicia, contando Mattel que al público masculino ya le tenían enganchado de inicio. Sí considero positivo que frente a los típicos cartoon que décadas después mantienen el mismo statu-quo inamovible, Kevin Smith haya intentado hacer avanzar el mundo y cambiar ciertas dinámicas que en el siglo XXI tenían poco sentido, como el hecho que Adam mantenga en secreto su identidad de He-Man a su grupo más cercano de familia y amigos. Como idea general me parece bien dar más importancia a todos los personajes y hacer la serie más coral, en todo caso diría que la ejecución es con lo que no he conectado.
Fruto del ambiente de ultra corrección política que se vive en los Estados Unidos, no es aceptable que haya una mujer con un rol negativo en un producto mainstream (la sororidad implica que todas las mujeres son buenas y fuertes), así que no sorprende que conviertan a una villana «de toda la vida» como Evil-Lyn en una víctima de violencia machista, con uno de los arcos más woke que se recuerdan levantándose frente a Skeletor y mostrando su poder interior para convertirse en su mejor versión. No sorprende, pero el panfleto político e identitario de algunos elementos de la serie como este me parecen un poco bochornoso, de esos de los que mejor mantenerse alejados de ellos.
Por cierto, comentaba en la Parte 1 que me parecía muy inclusivo por parte de Mattel que hubieran convertido a Teela en lesbiana, porque eso sugería su amistad con Andra, la nueva Woman-at-Arms. Sin embargo, es curioso comprobar que finalmente han dado un paso atrás y no se han atrevido a llevar esta amistad hasta sus últimas consecuencias. Son modernos, pero no tanto, han debido pensar, si eso puede afectar a las ventas de los juguetes.
Al mismo tiempo, me parece genial que se intente dar cierta complejidad a Evil-Lyn o Teela porque los espectadores de 2021 a priori demandamos eso, incluso en unos dibujos ¿para niños? Pero eso choca con la simpleza con que presentan a Skeletor, mostrado con la inteligencia de una ameba y para el que el único sentido de su existencia es matar a He-Man, pero que en el fondo sin él no sabría que hacer con su vida y casi mejor suicidarse. Los personajes femeninos tienes que ser fuertes, inteligentes y complejos, pero los masculinos no lo necesitan, aparentemente, pueden ser un chiste con patas sin ningún problema. La forma en que Skeletor se convierte en irrelevante en el climax final (acompañado por He-Man, todo sea dicho), es completamente ilustrativo de los problemas que ha tenido en mi opinión el visionado de estos Masters del Universo: Revelación. Una serie con la que no he conectado y que no me ha dejado con ganas de seguir viendo próximas temporadas en caso que se produzcan.
Me doy cuenta que no he dicho nada de Adam / He-Man, y es que su personaje casi no aporta nada a esta segunda parte. Es cierto que personajes como Man-at-Arms verbalizan su esencia y porqué es un héroe, porque tiene acceso a todo el poder de Eternia pero sólo lo usa para ayudar a la gente y luego renuncia al mismo. Pero que su papel en la resolución sea distraer al villano para que otros hagan todo el trabajo en mi caso me pareció un bajonazo. Eso respecto a He-Man, porque Adam consigue reencontrarse con sus padres y recuperar a su amiga Teela además de conocer que puede acceder al poder de Eternia sin la espada, que sólo le ayuda a controlarlo, pero sinceramente me parece demasiado poco, la verdad.
Hay otro elemento que entiendo que también ha jugado en contra de esta serie, y es la he visto justo después de Arcane. Y cuando ves las posibilidades narrativas y expresivas que tiene la animación con creativos que se atreven a ir a tope intentando hacer arte con ella al mismo tiempo que entretenimiento, ver la animación pobre y funcional de estos Masters del Universo ha sido un bajón total. Y si, tengo claro que este es el tipo de animación que han tenido los cartoons toda la vida y que en parte así se transmite un mayor feeling clásico. Pero mirándola con ojos de 2021, para mi no es suficiente y se queda muy, muy corta, con un visionado que no pude disfrutar en ningún momento.
Y volviendo a la comparación, Arcane toca temas de crítica social de forma inteligente, mostrando elementos en su worldbuilding que te hacen reflexionar sobre la diferentes injusticias que existen en nuestro mundo actual, pero sin que parezca un panfleto. Esto no pasa nunca en Masters del Universo, y al darte cuenta que la evolución de Evil-Lyn, por ejemplo, está dictada por la corrección política y no por la necesidad de una serie que necesita villanos que se enfrenten a los héroes, empiezas a no disfrutar de un producto de entretenimiento al notarse demasiado la plantilla identitaria. Y no es sólo Teela o Evil-Lyn, es ilustrativo el arco del Rey Randor de Eternia, padre de Adam, que termina pidiendo perdón él a su mujer tras haberle ocultado ella que Adam es He-Man, en lugar de ser ella la que de disculpe con él (como por otra parte hace Adam repetidamente con Teela, porque piensa que ella si fue injustamente agraviada), porque obviamente en este mundo machista no van a mostrar a un mujer pidiendo perdón a un hombre por algo que hiciera ella mal, muestra hasta donde están llegando con el control de la narrativa en obras de entretenimiento para niños.
Realmente tenía curiosidad por ver cómo terminaba Kevin Smith la historia de estos Masters del Universo: Revelación, pero la verdad es que no he conectado nada con ella.
Comparto el trailer de esta Parte 2:
El final de Masters del Universo: Revelación Parte 2 no ha estado a la altura. Dado que nunca fue fan de esta franquicia para empezar y no era público objetivo, tampoco pasa nada, espero que su público la disfrute.
PUNTUACIÓN: 6/10
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Se acabó el sueño. Es hora de asumir la tristeza realidad: Star Wars ya no es algo especial, es una película más de las muchas que se estrenan cada año. Y en este 2019 J.J. Abrams ha arruinado con El Ascenso de Skywalker las esperanzas de ver un final satisfactorio a esta tercera trilogía.
PUNTUACIÓN: TERRIBLE
Novena y última entrega de la saga ‘Star Wars’, y cierre de la nueva trilogía iniciada con «El despertar de la Fuerza». Rey, Finn, Poe y el resto de los héroes tendrán que encarar nuevos retos al tiempo que se enfrentan a una nueva amenaza. (FILMAFFINITY)
Buscando elementos positivos por los que comenzar, lo único salvable de El Ascenso de Skywalker es su excelente reparto. J.J. Abrams se ha confirmado como un director mediocre, pero su casting de jóvenes estrellas para El Despertar de la fuerza (2015) dió en el clavo.
Frente a Los Últimos Jedi (Rian Johnson, 2017) en la que los tres héroes Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac) estuvieron separados literalmente hasta el plano final, Abrams hace que compartan una gran parte de la película. Y lo cierto es que mola verles juntos, los tres actores derrochan carisma y química en pantalla y ofrecen posiblemente los mejores momentos de la película.
Junto a ellos, Adam Driver como Kylo Ren vuelve a demostrar lo buen actor que es, incluso a pesar de volver a tener la cara tapada la mitad de la película. Con muy poco con lo que trabajar ofrece interesantes matices con la inflexión de su voz y la mirada que para mí indican que se encuentra un peldaño por encima de los demás. Además, de nuevo su química con Daisy Ridley es genial en pantalla y mola verles juntos.
Obviamente ver a personajes clásicos como Lando (Billy Dee Williams), Chewbacca, C3PO, R2D2 así como el Halcón Milenario siempre hace que mi corazón se ilumine un poco, a pesar de que como luego comentaré, el sueño haya acabado. Y lo mismo con la música de John Williams, maestro entre los maestros.
Todo esto es referido a los actores y sus interpretaciones, que son geniales. Otra cosa es lo que el guión les hace decir y hacer, en lo que luego entraré, y que no es tan positivo.
El Ascenso de Skywalker ofrece un mensaje positivo que también me gustó y me pareció inesperado y casi lo único original de la película, y es que aunque las personas a veces podamos pensar que estamos solos en el universo, hay otra gente como nosotros que comparte nuestra lucha. Esto se refleja en el diálogo entre Finn y Jannah en Endor, lo único genuinamente emocionante y original, cuando Finn descubre que él no fue el único desertor de la Primera Orden, más gente se reveló frente al mal, y si todos nos unimos, el mal puede ser derrotado. Este mensaje hacia la «mayoría silenciosa» mostrando que aunque el mal nos quiere asustados y solos somos más y juntos somos fuertes, me pareció muy chulo e interesante.
Y hasta aquí llega lo bueno a partir de ahora voy a empezar por todo lo malo que no me gustó, también libre de spoilers. Toca repetir que esto es una crítica a la película a partir de mis gustos, en ningún caso quiero que parezca que los que no opinéis como yo estáis equivocados. Para gustos colores, y este es el mío.
J.J. Abrams junto al guionista Chris Terrio (Batman v Superman) ejemplifican a la perfección el mal cine comercial. El mal cine en general. Creen que haciendo que pasen muchas cosas y haciendo saltar a los personajes de una localización a otra, de una sorpresa a otra sin un momento de respiro, los espectadores nos veremos arrastrados en esta vorágine y olvidaremos (o nos dará igual) si lo que estamos viendo tiene sentido o es una tontería tras otra ridícula. Y obviamente no es el caso.
Esta filosofía narrativa de «todo vale» alcanza nuevas cotas de ridiculez y absurdez en El Ascenso de Skywalker, y creo que indica que Abrams y Terrio no respetan al espectador, creen que somos tontos y nos vamos a tragar cualquier cosa si el envoltorio es bonito. Quizá hace 10 o 15 años esto fuera cierto (yo realmente no lo creo, pero bueno), pero lo que sí que está claro es que el espectador de 2019 es mucho más sofisticado e inteligente de lo que ellos creen.
Terrio ganó el Óscar al Mejor Guión Adaptado por Argo. Y tras este premio por una película «sería» se pasó al género de superhéroes primero y la ciencia ficción después en Star Wars. Y sinceramente parece que cree que son géneros menores en los que todo vale y da igual lo que muestren. Y es al revés, justo porque es ciencia ficción, debes respetar las reglas que tú mismo plantees o todo se cae en pedazos.
Por ejemplo, el guión de Abrams y Terrio establece una cuenta atrás de ¡16 horas! para crear una mal entendida sensación de urgencia, para a continuación lanzar a los héroes a una búsqueda de un tesoro por la galaxia imposible que se salta esto. Podían haber dicho 5 días, ¿por qué no? Y existiría la misma sensación de urgencia, pero no, debe ser algo inminente para ser más peligroso, más grande… Pero desde luego, no mejor y creíble. Y por esa obsesión del «más grande, más peligro, más amenaza», se provocan momentos ridículos sobre todo en el tramo final.
Y como eso todo. Cada salto de escena, cada transición está construida a partir de una tontería o una locura, da igual como hacer que los personajes vayan de A a B y luego a C. Hasta el punto que Abrams consiguió que desconectara y nada me llegara. Hay en este sentido numerosos momentos emocionales con varios personajes destinados a tocarnos la fibra sensible que fracasan al estar construidos a partir de ridiculeces, como por ejemplo el clímax emocional de Kylo, que si escribiera lo que pasa en pantalla no saldríais de vuestro asombro y bochorno, al estar nivel del vergonzoso «Martha» de BvS. Y mejor no comentar la identidad de espía infiltrado en la Primera Orden que proporciona información a los rebeldes, porque si entro en ello absurdo y tomadura de pelo será lo más bonito que se ocurriría.
Pero ya no es solo que para Abrams y Terrio todo vale, es que su guión está malísimamente escrito, plagado de diálogos expositivos tontos y repetitivos como si los espectadores fuéramos bebés que necesitamos que nos expliquen lo mismo dos o tres veces porque no lo captamos a la primera. Además, cuando tienen incluso que verbalizar lo que debemos sentir en cada escena en lugar de confiar que la escena nos lo muestre, eso significa que ni ellos mismos confían en su propia capacidad narrativa.
Comentaba que las interacciones de los protagonista molan, pero también es cierto que Abrams hace que Rey esté sola en numerosas escenas claves. Y esto resta, no suma, teniendo en cuenta que Daisy Ridley es buena actriz, pero no tan buena.
Junto a esto, no puedo evitar comentar que la inesperada muerte de Carrie Fisher alteró sin duda la historia. Abrams trabajó para insertar las pocas frases sin usar de Los Últimos Jedi para colocar al personaje con calzador en unas pocas escenas que se ven forzadas y postizas. Y la forma que plantean se despedida es también un WTF! de libro que, a esas alturas de película, ya no consigue el impacto emocional que buscaban conseguir.
Además, hubo dos momentos en que no me pude creer que Abrams haya vuelto a copiar escenas icónicas de la Star Wars original, mostrando una vez más si cabe que Abrams es un «reciclador» no un creador de nuevas historias. Qué mal.
Para empeorarlo todo, El Ascenso de Skywalker es una moción de censura a todo lo que construyó Rian Johnson en Los Últimos días. Aunque no me gustó nada el Episodio VIII, Johnson planteaba elementos interesantes, aunque muy mal ejecutados, para que Star Wars dejara de ser la historia de la familia Skywalker. En ese sentido, la sorpresa de que Rey «no era nadie» podía mover a la franquicia galáctica por nuevos caminos inexplorados, al igual que la filosofía de Kylo de matar lo viejo para que los jóvenes creen su propio camino. Ya no. J.J. Abrams desmonta todo lo construido por Johnson, que a su vez desmontó tonterías de Abrams como el personaje de Snoke, de forma que esta última trilogía pierde todo sentido de cohesión, al ser cada película una enmienda a la totalidad de la anterior.
Y hablando de Los últimos Jedi, aunque como digo no me gustó, visualmente es de largo la mejor película de toda la serie, con momentazos increíbles que todos recordamos como la destrucción del Destructor espacial, la pelea de sables laser en la sala roja o el batalla final en el desierto de sal. Abrams no es Johnson, es un director mediocre en lo visual que vuelve a ofrecer una película plana sin momentos memorables, obcecado con sus tics como las luces estroboscópicas que nos deslumbran una y otra vez sin ningún sentido narrativo más allá de ¿qué parezca todo más dinámico? No, lo que consigues es confusión. Visualmente, El Ascenso de Skywalker es también una decepción, más si cabe teniendo en cuenta la obra previa.
Disney y Lucasfilm han vendido que este Episodio IX es el final de la historia, pero incluso en esto no da un final satisfactorio, porque de hecho deja una cantidad tan grande de elementos abiertos que se demuestra que ha sido una estrategia de marketing vacía que no se corresponde con la realidad. Claramente, Lucasfilm ha intentado copiar el final de Vengadores Endgame, modélico a la hora de cerrar un capítulo dejando un mundo abierto para nuevas historias, pero hasta en eso fracasan.
Me da mucha pena que no me haya gustado esta película. A pesar de la decepción de Los Últimos Jedi, fui deseando pasar un buen rato y ni eso consiguió hacer J.J. Abrams. Y más pena me da pensar que El Ascenso de Skywalker va a ser un taquillazo porque la gente vamos a ir en masa a ver la nueva película de Star Wars precisamente por ser Star Wars, de forma que el mensaje que todo vale se va a ver reflejado en la taquilla, el dato que realmente cuenta para los estudios.
No me extraña que tras este episodio IX Lucasfilm haya paralizado nuevas películas, porque primero y principal deben conseguir que Star Wars vuelva a ser especial, cosa que ahora mismo ha dejado de ser y que no creo que vayan a recuperar. Si Disney fuera coherente, debería despedir a Kathleen Kennedy de su puesto de jefa de Lucasfilm por su decepcionante apartado cinematográfico. Obviamente eso no va a pasar, ya que Star Wars realmente es una de las franquicias más rentables económicamente no solo en cine, sino además en los parques de atracciones, las series de televisión, el merchandising, etc…
En mi caso, hace ya tiempo que me perdieron como fan que compraba, veía o consumía todo lo que me ofrecían, ya fuera libros, cómics, merchandising, etc. Tras este decepcionante El Ascenso de Skywalker probablemente me hayan perdido incluso como consumidor ocasional en el cine.
Comparto el trailer de la película:
Star Wars El ascenso de Skywalker es un triste final a este mundo que iluminó durante años mis sueños y construyó mi yo fan de la ciencia ficción. Star Wars ya no son películas de visionado obligado. Unas las veré, otras no, y no pasará nada. Qué pena.
PUNTUACIÓN TERRIBLE
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Los Últimos Jedis es la octava parte de la saga de Star Wars. Una película escrita y dirigida por Rian Johnson (Brick, Looper), que tenia la obligación de hacer avanzar la historia de la nueva generación, tras la decepción del remake encubierto que J.J. Abrams realizó en El despertar de la Fuerza. Y me temo que aunque las intenciones de Johnson iban en la buena dirección, una mala ejecución de las mismas convierte a la película en una gran decepción.
PUNTUACIÓN: 5/10
El argumento de Los Últimos Jedis según Filmaffinity nos cuenta como la malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher). El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) encabeza una misión para facilitar la retirada rebelde. Mientras tanto, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que definir su futuro y su vocación, y el viejo jedi Luke Skywalker (Mark Hamill) revaluar el significado de su vida.
Mientras, tras su enfrentamiento con Rey, Kylo Ren (Adam Driver) se debate entre unos sentimientos encontrados, y Finn (John Boyega) y su nueva aliada Rose (Kelly Marie Tran) se dirigen a una misión crucial para conseguir la supervivencia de la Resistencia.
Estoy seguro que todos habeis sentido cuando una película se convierte en un PELICULÓN, ¿verdad? Nada más termina la película y empiezan los títulos de crédito, estás en la butaca del cine con la boca abierta analizando lo que has visto, sentido y disfrutado. Es entonces cuando el concepto de la MAGIA del cine cobra todo su significado. Este año 2017, diría que lo he sentido tras ver películas tan diferentes como La La Land, Blade Runner 2049, Mother! o incluso con Guardianes de la Galaxia Vol. 2.
Lamento decir que esa magia no se produjo tras ver Los Últimos Jedis, más bien al contrario. Sentí una confusión creciente y la triste realidad de que la película, a pesar de un sobresaliente factura técnica, tenía un montón de problemas en su guión y desarrollo que impidieron que la disfrutara como lo hubiera deseado.
Si soy un adicto al cine y a la ciencia ficción en general es gracias a Star Wars. Por ello, cuando empecé este blog hace ya más de cuatro años, el primer post fue para resaltar mi amor por Star Wars. Luke, Han, Leia, Chewbacca, unidos a Indiana Jones, fueron los grandes protagonistas de mi infancia.
Tras el final de la trilogía clásica en 1983, la publicación de una excelente serie de novelas y comics, conocidas posteriormente como el Universo Expandido, ampliaron el universo de Star Wars tras el Retorno del Jedi, y mantuvieron vivo mi amor por este maravilloso universo.
Tras la compra de Lucasfilm por parte de Disney, se decidió que para las nuevas películas no se iba a tener en cuenta la cronología establecida por estas novelas, para dar libertad a los creadores para desarrollar nuevos conceptos que conectaran con las nuevas generaciones. Y lo cierto es que aunque me dolió descubrir que nunca veríamos en imagen real a Mara Jade, o Jacen y Jaina Solo, a priori era una decisión correcta desde un punto de vista cinematográfico. Decisión que vista en perspectiva posiblemente fue el comienzo de algunos problemas que aquejan a esta nueva trilogía, de los que hablaré más adelante.
Empezando por los aspectos positivos de Los Últimos Jedis, tengo que decir que el director Rian Johnson, que también escribió el guión, ha sido muy valiente y ha entendido que la franquicia galáctica necesitaba una (r)evolución que la hiciera avanzar por nuevos caminos. Por un lado, aparte de la necesidad de que los personajes clásicos dieran paso definitivamente a los nuevos personajes, me parece perfecto su intención de ampliar el foco del universo de Star Wars para que deje de ser la historia de la familia Skywalker. En un universo infinito, que llevemos 8 películas centrados en ellos era limitar claramente las historias que se podían contar.
Esto ya se vio el año pasado con la entretenida Rogue One. Pero aunque los personajes eran completamente nuevos, no era un historia 100% original, ya que el guión bebía de la Star Wars original, al contar la historia de cómo los rebeldes se hicieron con los planos de la primera Estrella de la Muerte. El éxito de esta película indicó que el público sí quiere y acepta con naturalidad nuevas historias dentro de este universo.
Además, Rian Johnson nos ofrece un guión muy autoconsciente de algunos problemas de la franquicia que mucha gente señaló después del estreno de El despertar de la fuerza. J.J. Abrams nos castigó con un reboot encubierto en el que aunque presentaba a nuevos personajes llenos de carisma, se limitaba a repetir esquemas y situaciones ya vistas en la película original, lo que eliminó cualquier posibilidad de sorpresa y emoción. De hecho, Johnson elimina de un plumazo algunos elementos presentados por Abrams que no tenían demasiado sentido para empezar, lo que además del shock-value durante el visionado es algo que valoro positivamente.
El guión de Johnson está orientado a romper todas las expectativas que el público pudiera tener, al ser ésta la octava película de una gran saga, y la segunda parte de la tercera trilogía. A partir de la estructura básica de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, Johnson se dedica a darle la vuelta a todas las situaciones de estas dos películas, lo que inicialmente sorprende y abre un montón de posibilidades para el Episodio IX, que se estrenará en 2020. Volveré a este punto más adelante, ya que aunque es algo positivo desde cierto punto de vista, también es el centro de los aspectos negativos sobre los que comentaré más adelante.
Me han gustado también otros elementos del guión como han sido la «democratización» de la Fuerza, en el sentido que si la fuerza está en todos nosotros, no es necesario ser un Jedi para sentir esta energía. Esto elimina la tontería de los Midiclorianos del Episodio I, y abre nuevas posibilidades narrativas. Además, pone de relevancia la incongruencia de los Jedis, empezando por Joda, que se creían el no va más pero no supieron ver la corrupción que nacía en su propio seno y que sirvió para aupar al Emperador Palpatine al poder.
Por otro lado, desde un punto de vista técnico, Los Últimos Jedis es por supuesto una película de una calidad altísima. La fotografía de Steve Yedlin nos brinda varios momentazos desde el punto de vista visual. La música de John Williams como siempre cumple con nota. También excelentes son el diseño de producción con unos sets y localizaciones reales, que dan un plus visual a la película.
A esto hay que añadir unas buenas interpretaciones de todo el reparto. Sobre todos ellos destacan unos sobresalientes Mark Hamill como Luke Skywalker y Adam Driver como Kylo Ren, cuyos matices confirman que estamos antes uno de los grandes personajes de esta trilogía. Kylo no duda en considerarse a si mismo un monstruo, pero está convencido que hace lo correcto para romper con el pasado y construir el futuro. Y que no duda en destruir el pasado si hace falta, toda una metáfora del trabajo de Rian Johnson.
Daisy Ridley con Rey, Oscar Isaac como Poe Dameron y la trístemente fallecida Carrie Fisher como Leia Organa realizan también buenas actuaciones. Al que vi más flojo es a John Boyega como Finn, pero no creo que sea culpa suya, sino de un guión que le convierte en relleno cómico y no le da realmente momento para lucirse. Leo también mucho odio en la red hacia el nuevo personaje Rose (interpretada por la actriz americana de origen asiático Kelly Marie Tran). Lo cierto es que está correcta, no veo nada especialmente malo de su interpretación, más allá de una última frase totalmente sonrojante, que ella defiende como puede. Pero el problema es la frase, no su interpretación.
Por tanto, si solo pensamos en el aspecto visual y las interpretaciones, y no tanto en lo que nos están contando, la película merece verse en pantalla grande.
Bueno, aquí se acaban los aspectos positivos, ahora llega el momento de comentar sobre lo menos bueno.
A partir de aquí, voy a entrar en territorio de SPOILERS, estais advertidos.
El problema principal de Los Últimos Jedi es que aunque el guión está repleto de buenas intenciones, la ejecución de las mismas no es demasiado afortunada. Está genial querer romper las expectativas, pero lo que ofrezcas en su lugar debe ser mejor, y en esto creo que Rían Johnson no cumple.
Hay un primer problema grave en la construcción del guión, y es que la historia está partida en tres, por una necesidad mal entendida de que todos los personajes tengan su arco y sus minutos en pantalla. Y lo cierto es que de estas tres tramas, solo una resulta tener un interés real. Cuando hablamos de una película de 150 minutos, estamos ante un grave problema de ritmo y narrativo, y se nota que con diez o quince minutos menos se hubiera podido contar lo mismo, mejor.
Por un lado, tenemos la historia del «no-entrenamiento» de Luke y Rey, durante el cual Rey descubre tener una conexión mental con Kylo Ren. Esta es la mejor parte de las tres, aunque de hecho está plagada de pequeñas inconsistencias. Por otro lado tenemos la fuga rebelde con Leia, Poe Dameron y la vicealmirante Amilyn Holdo, interpretada por Laura Dern. La persecución de las naves rebeldes or el espacio a paso de tortuga por siete u ocho destructores imperiales es una situación ridícula que no se sostiene desde un punto de vista narrativo, aunque es justo reconocer que culmina en el que probablemente sea el momentazo visual de la película, protagonizado inesperadamente por Laura Dern. Y luego acompañamos a Finn y Rose al casino de Canto Bight para localizar a un pirata informático (interpretado por Benicio del Toro), que les permita entrar sin ser detectado en el Super Destructor del Líder Supremo Snoke. Otra escena que no aporta casi nada y que rompe totalmente el ritmo de la película.
Empezando por el final, si hubieran eliminado todo el arco de Finn y Rose en el casino, la historia principal no se hubiera resentido casi nada, cosa que indica su inutilidad. Este subargumento se justifica únicamente por dos elementos: Por un lado, para justificar la bonita escena final, en la que un niño pobre que vive exclavizado en Canto Bight y que posee poderes Jedi mira hacia el espacio con esperanza. Y por otro, y casi más importante, para que Del Toro diga la clave de la película para Rian Johnson que busca redefinir la saga. Para Johnson, Star Wars no debe ir de la lucha del bien contra el mal, como si fuera un concepto anticuado, cuando hay una historia más interesante, que es cómo incluso en una galaxia lejana,muy lejana, los pobres son pobres y los ricos se aprovechan de ellos, justo como en el mundo real.
Johnson, Lucasfilm y Disney parecen decir que la lucha del bien contra el mal pura está anticuada y ahora lo que mola son los grises, algo en lo que por supuesto no estoy nada de acuerdo. Si la ejecución es buena, puedes hacer una película excelente de buenos contra malos, el bien contra el mal, o con todos los matices que quieras poner. El problema no es el concepto, es lo que haces tú con él.
Esto nos lleva a otro de los problemas, y es que para hacer avanzar la saga galáctica no era necesario cargarte todo lo que se había construido hasta ese momento y decir que no sirvió de nada. Y es que otro tema importante de Los últimos Jedi es recalcar que los jóvenes deben abandonar lo viejo y mirar hacia el futuro, creando su propia mitología. Lo ejemplifica perfectamente Kylo, pero también es un tema importante dentro del arco de Rey en esta película. Mark Hammil en el papel de Luke cumple con nota con un papel con el que al comienzo no estaba de acuerdo. El problema no es solo achacable a Rian Johnson, sino a la situación de partida que J.J. Abrams y Disney presentaron en El despertar de la fuerza.
Luke había desaparecido justo cuando la Primera Orden y Snoke se alzaron contra la República. Johnson responde a las preguntas de donde estuvo y por qué se fue, pero lo hace destruyendo al héroe con el que crecimos. Resulta que Luke sabe, porque así se lo cuenta a Rey, que hay un equilibrio entre el bien y el mal, a una gran luz siempre le sigue una gran oscuridad. Sin embargo, tras ver la oscuridad en su sobrino Ben Solo y ser derrotado por su propio miedo, su respuesta es abandonar a su familia a su suerte frente a esa oscuridad, sabiendo que no tienen nada que hacer contra ella. Por que él sabe que aunque se marche, la oscuridad seguirá existiendo en la galaxia. De un plumazo se han cargado toda su heroicidad, no solo de las tres películas originales, sino de todos los comics y novelas que hemos leído durante años. E incluso obviando los comics y novelas que no son canon, el Luke original es un héroe puro que no duda en sacrificarse por sus amigos y que pone siempre su seguridad por encima de su propia vida. Muy mal, Disney. Y aunque luego Luke tiene durante la película su momento para intentar arreglar esta situación, creo que no le hace justicia en absoluto, y provocan un final nada digno para uno de los principales héroes de la historia del cine.
La intención de Johnson de romper las expectativas provoca unas escenas repletas de giros que mantienen el interés. Pero lo cierto es que inconscientemente notas que algo no cuadra cuando debería. Y es que al final, aunque los giros llevan la historia por situaciones diferentes, la estructura de la película es un reboot a la inversa de El Retorno del Jedi y El Imperio Contraataca. Tras el estreno de la decepcionante El Despertar de la Fuerza, una de las cosas con las que los fans nos consolábamos era pensando que al menos este Episodio VIII sería mejor, ya que sería una historia nueva y no un reboot. Y al final, Los Últimos Jedi coge con muy poco disimulo elementos de las películas originales, aunque sea para retorcer estos conceptos.
La película empieza con una batalla espacial, como la vista sobre Endor al final de El Retorno. Aunque Poe consigue en el corto plazo su objetivo de destruir el destructor, fracasa globalmente debido a las bajas que provoca entre sus efectivos, lo que deja a los Rebeldes casi indefensos.
Rey llega hasta Luke para que la entrene, igual que en El Imperio Contraataca, pero él se niega. Rey siente en el planeta un lugar oscuro como en Hoth, pero cuando lo visita no pasa nada. Asímismo, Luke siente mucha oscuridad en Rey y se asusta, pero al final no se profundiza en nada de esto. Por no hablar que si Luke se había aislado de la fuerza, ¿cómo puede sentir la oscuridad de Rey?
Rey y Kylo están en contacto mental, y Rey se deja atrapar por La Primera Orden como Luke en el Retorno para intentar traer a la luz a Kyle, igual que Luke con Vader. Kylo acaba con Snoke igual que Vader hizo con el Emperador, aunque de forma mucho más anticlimática. Pero finalmente Kylo permanece en el lado oscuro y se pone al mando de la Primera Orden.
Finn encuentra a un criminal con similitudes con Lando Carlrissian en el casino de Canto Bight para que les ayude. Solo que éste acaba traicionándoles de verdad, no como Lando. Por no hablar del bluff de la Capitana Phasma y su inevitable similitud con el final de Baba Fett al comienzo de El Retorno.
La película termina en un planeta blanco que se parece mucho a Hoth y el comienzo de El Imperio Contraataca. Hay un montón de situaciones que intentan ser novedosas pero que no pueden evitar trasladarnos a las películas originales, aunque sea girando la situación, lo que no ayuda precisamente a que el visionado fuera uniforme. Como la ridícula frase de Rose a Finn en medio de una batalla en la que le dice algo así como «no hay destruir lo que odiamos, sino defender lo que amamos» ¿Whaaat?! Todo esto son pequeños elementos que poco a poco van haciendo que no disfrutara la película como yo esperaba.
Dos aspectos más a destacar son los personajes de Rey y Snoke, que simbolizan lo bueno y lo malo de la película. Rey estaba obsesionada con encontrar a sus padres, y durante dos años internet estuvo inundada de teorías sobre su parentesco, señalando muchas de estas ocurrencias a Luke como su padre. Esto lógicamente se ha demostrado que no tenía ningún sentido, al saberse que realmente sus padres no eran nadie importante, ni tenían nada que ver con la familia Skywalker. Esto viene bien para resaltar la intención de Johnson de crear nuevas historias alejadas de la sombra de los Skywalkers, y conecta con la idea de que no solo los jedis están conectados con la Fuerza. Por este lado, muy bien.
En el lado negativo está el Líder Supremo Snoke. Realmente estábamos ante una mala copia del Emperador, y ponía de relieve el error de inicio de Disney a la hora de iniciar esta nueva trilogía. Como comentaba antes, el Universo expandido de las novelas contaba que a pesar de la muerte del Emperador, muchos sistemas siguieron bajo el control militar del Imperio. De esta forma, la lucha del Imperio contra unos pocos rebeldes evolucionó hacia una Guerra Civil espacial en que había tiempo para intrigas, misiones encubiertas, conspiraciones políticas, al creación de una Academia Jedi y grandes dosis de acción y emoción.
Disney tiró todo esto por la borda porque creyó que era más interesante volver a hacer películas sobre unos pocos rebeldes que se enfrentan a un poderoso Imperio Galáctico, algo ya visto, antes que ofrecer historias nuevas, inspiradas o no en el Universo Expandido, que dejaran atrás esta premisa e hicieran avanzar la franquicia galáctica por nuevo caminos.
Esto provocó que El Despertar de la Fuerza tuviera varias ridiculeces, como la aparición de La Primera Orden (el imperio pero sin ser el imperio), y que aún existiendo una República, las fuerzas de Leia fueran la Resistencia cuando deberían ser las fuerzas armadas legítimas. Y en medio de este reboot, surgió la figura de Snoke, un Lord Oscuro (no Sith) que aparece de la nada con poderes increíbles. Que Johnson opte por librarse de este clon del Emperador no me parece mal, y demuestra la inconsistencia de esta premisa inicial, pero la ejecución de esta escena también es totalmente anticlimática. De hecho, que se resuelva como lo hace demuestra el poco o ningún respeto que Johnson tenía hacia este personaje creado por Abrams y sus guionistas, empezando por Lawrence Kasdan.
El Universo Expandido se fue y ya no volverá, pero es una pena Disney no haya sabido ofrecer a los fans, de momento, nuevas historias que estén a la altura de la trilogía de Thrawn o incluso los comics de Jason Aaron de Marvel.
Pero incluso si solo pensamos en Los Últimos Jedis desde un punto de vista cinematográfico y la comparamos con las anteriores películas de las saga, entiendo que estamos ante una película mejor planteada que ejecutada.
Comparto el trailer de la película, que reconozco que no había visto hasta ahora:
Los últimos Jedis es una película demasiado larga que intenta abrir nuevos caminos pero que se ve lastrada por una deficiente ejecución. Una película que ha supuesto una gran decepción, pero que entiendo que todos los fans de esta saga galáctica irán a ver. Ya solo nos queda esperar que finalmente Disney y Lucasfilm acierten en el Episodio IX, y consigan un buen final para esta tercera trilogía. Sin embargo, la elección de J.J. Abrams no invita precisamente al optimismo. Aunque esa, es otra historia…
Han pasado 24 horas desde que vi Star Wars: El despertar de la fuerza. Y la sensación de decepción se hace más y más evidente a cada minuto que pasa. Voy a intentar reseñar la película con los mínimos spoilers posibles. ¡Vamos allá!
Lo primero que hay quiero decir es que esta película mejora a los episodios 1-3 y quita el mal sabor de boca que nos dejó a los aficionados esta trilogía. Y consigue que las nuevas generaciones se unan a este universo maravilloso, dejándote con muchas ganas de ver nuevas películas para ver como continúa la historia.
Lo cual no quiere decir que sea una película notable. No es mala, pero tampoco es buena buena. El principal defecto de la película es su falta de valentía para crear una nueva historia que nos enganche como hizo el Episodio IV, cayendo en uno de los grandes males del Hollywood actual: El Reboot encubierto.
Porque una cosa es homenajear el original, para recuperar el feeling que nos enamoró a los fans, y otra es provocar que la sensación de «esto ya lo he visto» se extienda durante la película. Por ello, la posibilidad de ser sorprendido desaparece, incluida LA SORPRESA de la película, que aunque mola, no consigue impactar. Y sí puede hacerse algo original, no es tan difícil, como el comic de Star Wars de Jason Aaron nos demuestra todos los meses.
Otra vez un robot esconde un plano que todos buscan en un planeta desértico. Otra vez encuentra a la que será la protagonista, una genial Daisy Ridley, en el papel de la chatarrera Rey. Otra vez entramos en una cantina. Otra vez una Estrella de la Muerte amenaza la Galaxia.
En lo que la película de J.J. Abrams sí acierta completamente es con un casting genial de muy buenos actores jóvenes encabezados por la comentada Daisy Ridley (Rey), John Boyega como el desertor Finn, Oscar Isaac como el carismático pero desaprovechado piloto de la Resistencia (no rebelión) Poe Dameron, y Adam Driver como el villano Kylo Ren, que promete un nuevo nivel de maldad en la galaxia. Abrams siempre ha sido un gran director de actores, y en esta ocasión también sabe sacarles todo su carisma. En este aspecto, el futuro de la franquicia galáctica está más que asegurado.
Abrams también acierta al volver a crear efectos mecánicos reales en la película, tanto en los robots y seres alienígenas como en los sets, que son decorados reales y no CGI digitales como en los episodios 1-3. Esto ayuda a recuperar el feeling clásico y le viene bien al tono de la película.
Reconozco que volver a ver volar al Halcón Milenario me dejó con la boca abierta, escuchar la fanfarria de John Williams hizo que casi se me saltaran las lágrimas, y que es una delicia disfrutar del carisma de Han Solo (Harrison Ford) y Chewbacca, y sus clásicos diálogos que aportan las pocas dosis de humor a la película. Leia y Luke tienen pocos minutos, algo esperable otro lado, pero alegran al aficionado.
Empezando ya en lo negativo, Abrams creo que cumple con nota con lo que Disney requería del director del relanzamiento de Star Wars. Pero él siempre ha sido una buen reciclador de ideas ya existentes, no un creador con ideas realmente originales, que es lo que en parte yo le estaba pidiendo a este episodio VII. Y eso se nota en la sensación de reboot encubierto que sufrimos durante toda la película. Ninguna idea nueva, si actualización de los mitos ya existentes.
Además, Abrams es un buen director de actores, pero no es un director visual. Y eso se nota. Toda la película es correcta, pero sin ninguna escena que vaya a quedar en la memoria de aquí a unas semanas o meses, como sí las hay a montones en las 6 películas previas. Y es una pena. Crear sets reales está bien, pero al final vemos un templo en un bosque genérico, unas tiendas en un desierto genérico, una base de la resistencia «standard» en otro bosque y varias bases de la Primera Orden genéricas. Todo es real, pero nada tiene ningún tipo de «sense of wonder», eliminado a cambio de una sensación de familiaridad excesiva.
Y por si fuera poco, el guión de un Lawrence Kasdan en horas bajas es muy flojo e inconsistente. Excepto por las caracterizaciones de los personajes, que en esto sí acierta completamente, la historia vuelve a tener los mismos errores, elipsis y sinsentidos que hemos visto en otras peliculas de Abrams , sin ir más lejos en su relanzamiento de la franquicia de Star Trek. No hay nada realmente muy grave, pero sí hay muchas pequeñas cosas que impiden disfrutar la película, y que van teniendo un efecto acumulativo durante el visionado.
Hay quien dice que algunas cosas no se cuentan para fomentar el misterio. Yo creo que en algunos casos es sencillamente porque no es un buen guión, o porque realmente no tienen ni idea de lo que ha pasado, como sucede con la deficiente contextualización del mundo 30 años después del Retorno del Jedi. Porque nos dicen que existe una República, pero también una Primera Orden, los malos, y una resistencia que lucha contra ellos, los buenos. Pero ¡son tres entidades / organizaciones diferentes! ¿La resistencia no es la república? ¿La Primera Orden busca acabar con la república pero la república no contraataca, solo la resistencia se les opone? Eso no es crear un misterio, es no saber contar lo que ha pasado y frustrar a los espectadores que ademas querer ver a Han , Leia o Luke, queremos ver en qué mundo están, dado que lo único que si sabemos es que no es el Universo Expandido. Y este es solo un ejemplo sin demasiada importancia de la película.
A fecha que escribo esta crítica, sábado 19, Star Wars ha reventado los records recaudación en Estados Unidos de mejor recaudación en la noche del jueves (57 Millones) y mejor día de estreno (alrededor de 120 Millones). Y sin duda va a conseguir la mayor taquilla del año superando a Jurassic World. Incluso en España, país no especialmente buen mercado para la ciencia ficción, ha reventado también la taquilla, recaudando 3 millones de €uros el viernes de estreno, con casi 420.000 espectadores.
Espero que gracias a los millonarios beneficios que Disney va a conseguir con este «El despertar de la fuerza», se atrevan a ser realmente originales e imaginativos en las próximas películas, y consigan dejarnos a los fans con un buen sabor de boca que este Episodio VII no consigue.
La película , no obstante, creo que si gustará al espectador medio, en especial a las nuevas generaciones que solo han visto en pantalla grande los episodios 1-3, a los que esta película desde luego supera.
Star Wars: El despertar de la fuerza consigue relanzar la franquicia, aunque decepcionando a los que esperábamos algo más que una simple película de entretenimiento.
La cuenta atrás para el estreno más esperado del año ha comenzado.Con motivo del inicio de la preventa de entradas deStar Wars: El despertar de la fuerza, Disney y Lucasfilm han hecho público por fin el trailer de la película.
Sin más, comparto con vosotros el trailer, ¡qué ganas de verlo!
Trailer en castellano:
Star Wars: El despertar de la fuerza se estrena en España el 18 de Diciembre. Dirigida por J.J. Abrams a partir de un guión suyo realizado en colaboración con Lawence Kasdan, promete dejar atrás la decepción de las últimas películas y volver a la grandeza de la trilogía original.
Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher vuelven a sus papeles clásicos, acompañados de un ámplio reparto de jóvenes actores que buscan coger el testigo: Daisy Ridley, John Boyega, Gwendoline Christie, Oscar Isaac, Domhall Gleeson, Adam Driver oLupita Nyong’o, entre otros.
Se me van a hacer muy largos estos 2 meses.
Repaso a mi Sci-fi favorito: comics, películas, TV y libros
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