Tercera película de la franquicia de Jurassic World de nuevo dirigida por Colin Trevorrow, director de la primera película de 2015. Una cinta entretenida pero que quedará como la más floja de toda la franquicia.
PUNTUACIÓN: 6/10
Cuatro años después de la destrucción de Isla Nublar, los dinosaurios ahora conviven -y cazan- con los seres humanos en todo el mundo. Este frágil equilibrio remodelará el futuro y determinará, de una vez por todas, si los seres humanos seguirán en la cúspide de los depredadores en un planeta que comparten con los animales más temibles de la creación.
Colin Trevorrow, director de la primera Jurassic World en 2015 vuelve a la dirección de esta película tras dejar a Juan Antonio Bayona que dirigiera la polémica Jurassic World: Fallen Kingdom (2018). A partir de una historia suya y de Derek Connolly, Trevorrow escribe el guión junto a Emily Carmichael, un guion que resulta ser lo más flojo de la película de largo.
La película de 146 minutos de duración cuenta con fotografía de Emily Carmichael, montaje de Marc Sanger y música de Michael Giaccino. La película cuenta con un presupuesto de casi 200 millones de dólares que prácticamente ya han sido rentabilizados con la taquilla del fin de semana de estreno, lo que pone de relevancia el interés del público en los dinosaurios. Este éxito de taquilla, aunque con cifras inferiores a las de las dos películas previas, hace muy complicado que esta vaya a ser «el final de la historia» tal y como se ha publicitado.
El reparto es el elemento más importante de importante de Jurassic World: Dominion. A los protagonistas de las películas anteriores Chris Pratt (Owen Grady), Bryce Dallas Howard (Claire Dearing) e Isabella Sermon (la adolescente Maisie Lockwood), se les unen el trio protagonistas de la primera trilogía: Laura Dern como la Dra. Ellie Sattler, Jeff Goldblum como el matemático Dr. Ian Malcolm y Sam Neill como el Dr. Alan Grant.
Junto a este sexteto protagonista tenemos el retorno de BD Wong como el Dr. Henry Wu y Campbell Scott como el Dr. Lewis Dodgson, director general de Biosyn Genetics y villano de la función, además de la presentación en la franquicia de DeWanda Wise como Kayla Watts, una antigua piloto de las Fuerzas Aéreas que ayuda a Owen y Claire en su misión.
Empezando por los elementos positivos, Jurassic World Dominion es una película súper entretenida en la que están están pasando cosas todo el rato y jamás llega a parecerme larga. Hay además un buen par de sustos buenos durante las diferentes persecuciones que me gustaron bastante, y la verdad es que a mi mujer y mi hijo les ha gustado bastante, así que en ese sentido hay que reconocer que el objetivo de entretenimiento está más que conseguido.
Dentro de lo básico de la historia (sobre lo que volveré luego), la verdad es que es una gozada volver a ver a Dern, Neill y Goldblum, sobre todo porque tienen una gran importancia en la trama y aparecen muchísimo en la película. Junto a ellos, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard les dan una buena réplica, consiguiendo que el reparto sea lo más destacado de la película. Dicho esto, os dais cuenta de lo problemático que es esto en un gran blockbuster palomitero de dinosaurios, ¿verdad?
Todos los elementos de producción creo que lucen bastante bien en la película, y transmiten la idea de gran espectáculo. La música de Giacchino la encuentro cumplidora pero a mucha distancia de sus mejores partituras. Pero claro, es que la comparación es con John Williams, ahí es nada.
Dicho esto, tengo que reconocer que hubo un elemento que me fastidió bastante durante el visionado, y es ir a ver una película de dinosaurios y que no se les vea casi nunca bien, porque la mayoría de escenas son de noche, lloviendo, con bruma o con las figuras a contraluz. Tiene delito que el original de Spielberg ¡de 1993! sea en eso y en todo muchísimo mejor. Pero sobre todo, en lo relativo a mostrar a los dinosaurios en todo su esplendor.
¿Puede ser que además la bombilla de la sala de los cines Cinesa de Castellón estuviera medio fundida y no se vieran bien las escenas nocturnas (y todo en general)? Pues no lo descarto tampoco, porque no era sólo el tema de la oscuridad, es que además casi no había contraste entre los colores, con lo que no se apreciaban bien las figuras.
Si no ves bien la película no cabe duda que no la disfrutas como deberías, pero en el caso de este Jurassic World Dominion la verdad es que la película tiene un problema adicional, y es el guion super vago del director Colin Trevorrow y Emily Carmichael. Aparte que todo son casualidades y escenas construidas con porque sis para llevar a los protagonistas de un set de acción al siguiente, la película cae en todos los clichés posibles y repeticiones estúpidas de elementos ya vistos, hasta el punto que da un poco de vergüenza pensar que dos personas hayan escrito este guion y les hayan pagado por ello.
Que el malo muera igual que un personaje de Jurassic Park o la necesidad absurda de presentar en esta película a un nuevo dinosaurio aún más grande y peligroso que los anteriores son dos ejemplos de cosas que no son un agujero pero muestran una vagancia tremenda y casi una aversión a intentar crear elementos que sean realmente novedosos. Ver al T-Rex peleando con el Gigantosaurio es cualquier cosa excepto novedoso.
Trevorrow es un guionista más bien malo, pero como director no acaba de acertar tampoco a la hora de crear escenas o planos para el recuerdo. Globalmente, la verdad es que no puedo evitar pensar que su contratación ha sido más bien fallida, porque los espectadores hubiéramos ido a ver estas películas las dirigiera quien las dirigiese. En el caso de esta película, hay por ejemplo varias escenas super mal resueltas en las que un dinosaurio está a punto de atrapar a alguien y en el siguiente salto de montaje no lo ha hecho con poca o ninguna explicación que nos dejó con cara de WTF?! total. A eso habría que sumarle un villano que ralla el ridículo más espantoso con una motivación que nunca acaba de estar bien presentada más allá del tópico «soy un empresario rico malo que quiero ser más rico y malo mientras digo que trabajo a favor del medio ambiente y los animales». De nuevo, parece que Trevorrow y los productores se limitan a presentar tópico tras tópico igual pensando que los espectadores nos los vamos a comer con patatas.
Dentro del cine comercial, hay películas dejan poso como Doctor Strange en el Multiverso de la Locura o Top Gun: Maverick. Jurassic World Dominion no forma parte de este grupo. Probablemente acabe siendo un éxito de taquilla mayor que estas dos películas, pero veo difícil que nadie se acuerde de ella dentro de 3 meses, y desde luego no va a ser de las que deje poso en los espectadores. Al menos en mi caso, no tengo ninguna intención en volver a verla, ni siquiera cuando se estrene gratis en alguna plataforma. Entretenida sin más.
Comparto el trailer de la película:
Dentro de ser una película super entretenida, Jurassic World Dominion es de largo la peor película de esta última trilogía, y por supuesto se queda a años luz de los clásicos de Steven Spielberg e incluso de la tercera película de Joe Johnston.
PUNTUACIÓN: 6/10
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Netflix encadena una estupenda racha creativa con el estreno de Historia de un matrimonio de Noah Bauchman, intenso drama interpretado por unos sobresalientes Scarlett Johansson y Adam Driver.
PUNTUACIÓN: 8.5/10
Un director de teatro y su mujer, actriz, luchan por superar un divorcio que les lleva al extremo tanto en lo personal como en lo creativo. (FILMAFFINITY)
Si hay justicia en el mundo, Scarlett Johansson y Adam Driver conseguirán la nominación a Mejor Actriz y Mejor Actor en los Oscars de este año. Sus interpretaciones respiran verdad, son personas reales que deben asumir que su relación de 10 años ha terminado y tienen que ponerse de acuerdo en el cuidado de su hijo.
Una pareja nos cuenta qué cualidades son las que más le gusta de su pareja e hicieron que se enamorara de él y ella. El giro viene porque a pesar del claro amor que se profesan, se están divorciando y la ruptura es inevitable.
El gran éxito de Noah Baumbach como director y guionista de la película es que no plantea una historia de buenos y malos. El personaje de Scarlett Johansson descubre que estuvo viviendo el sueño de Adam Driver en Nueva York, y fue feliz hasta que decidió que ya era momento de seguir sus propios sueños, lo que marca el final de la relación. Adam Driver se encuentra perdido en medio de la maraña judicial que supone el divorcio, y debe asumir que él fue egoísta y por tanto es normal que Scarlett también quiera serlo.
Adam y Scarlett son personas normales que intentan seguir siendo amigos, pero la entrada de abogados matrimoniales amenazará con destruir la poca relación que aún comparten. La abogada de Scarlett es la siempre genial Laura Dern, mientras que Adam contrata al pacífico Alan Alda, un abogado atípico que es una bellísima persona, y el buenísimo Ray Liotta, que interpreta a un tiburón de los tribunales cuando la cosa se pone fea.
Scarlett es pura emoción y me encanta, pero es Adam Driver el que realiza una interpretación antológica. Su personaje es frío en apariencia, pero está turbado cuando su ordenada vida se desmorona, transmitiendo dolor, confusión y a pesar de todo, amor por su hijo a pesar de que nota que se está distanciando de él, e incluso por su aún esposa.
La carrera de Adam Driver mediáticamente parece dominada por Kylo Ren de Star Wars, pero lo cierto es que ha formado parte de peliculones como Silencio de Martin Scorsese, La suerte de los Logan de Steven Soderbergh, Los muertos no mueren de Jim Jarmush o Infiltrado en el KKK de Spike Lee. A pesar de tener grandes papeles, historia de un matrimonio es el gran papel de toda su carrera, y espero que sea premiado por ello.
Historia de un matrimonio es un peliculón, pero justo por su naturaleza de drama matrimonial, puede ser un tema un pelín sensible para personas que hayan sufrido situaciones similares. Dicho lo cual, es una película totalmente recomendable que transmite verdad y corazón en cada fotograma.
Comparto el trailer de la película:
Historia de un matrimonio es una de las grandes películas del 2019 y va a estar seguro en mi top de mejores películas del año. Una película totalmente recomendable.
PUNTUACIÓN: 8.5/10
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Los Últimos Jedis es la octava parte de la saga de Star Wars. Una película escrita y dirigida por Rian Johnson (Brick, Looper), que tenia la obligación de hacer avanzar la historia de la nueva generación, tras la decepción del remake encubierto que J.J. Abrams realizó en El despertar de la Fuerza. Y me temo que aunque las intenciones de Johnson iban en la buena dirección, una mala ejecución de las mismas convierte a la película en una gran decepción.
PUNTUACIÓN: 5/10
El argumento de Los Últimos Jedis según Filmaffinity nos cuenta como la malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher). El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) encabeza una misión para facilitar la retirada rebelde. Mientras tanto, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que definir su futuro y su vocación, y el viejo jedi Luke Skywalker (Mark Hamill) revaluar el significado de su vida.
Mientras, tras su enfrentamiento con Rey, Kylo Ren (Adam Driver) se debate entre unos sentimientos encontrados, y Finn (John Boyega) y su nueva aliada Rose (Kelly Marie Tran) se dirigen a una misión crucial para conseguir la supervivencia de la Resistencia.
Estoy seguro que todos habeis sentido cuando una película se convierte en un PELICULÓN, ¿verdad? Nada más termina la película y empiezan los títulos de crédito, estás en la butaca del cine con la boca abierta analizando lo que has visto, sentido y disfrutado. Es entonces cuando el concepto de la MAGIA del cine cobra todo su significado. Este año 2017, diría que lo he sentido tras ver películas tan diferentes como La La Land, Blade Runner 2049, Mother! o incluso con Guardianes de la Galaxia Vol. 2.
Lamento decir que esa magia no se produjo tras ver Los Últimos Jedis, más bien al contrario. Sentí una confusión creciente y la triste realidad de que la película, a pesar de un sobresaliente factura técnica, tenía un montón de problemas en su guión y desarrollo que impidieron que la disfrutara como lo hubiera deseado.
Si soy un adicto al cine y a la ciencia ficción en general es gracias a Star Wars. Por ello, cuando empecé este blog hace ya más de cuatro años, el primer post fue para resaltar mi amor por Star Wars. Luke, Han, Leia, Chewbacca, unidos a Indiana Jones, fueron los grandes protagonistas de mi infancia.
Tras el final de la trilogía clásica en 1983, la publicación de una excelente serie de novelas y comics, conocidas posteriormente como el Universo Expandido, ampliaron el universo de Star Wars tras el Retorno del Jedi, y mantuvieron vivo mi amor por este maravilloso universo.
Tras la compra de Lucasfilm por parte de Disney, se decidió que para las nuevas películas no se iba a tener en cuenta la cronología establecida por estas novelas, para dar libertad a los creadores para desarrollar nuevos conceptos que conectaran con las nuevas generaciones. Y lo cierto es que aunque me dolió descubrir que nunca veríamos en imagen real a Mara Jade, o Jacen y Jaina Solo, a priori era una decisión correcta desde un punto de vista cinematográfico. Decisión que vista en perspectiva posiblemente fue el comienzo de algunos problemas que aquejan a esta nueva trilogía, de los que hablaré más adelante.
Empezando por los aspectos positivos de Los Últimos Jedis, tengo que decir que el director Rian Johnson, que también escribió el guión, ha sido muy valiente y ha entendido que la franquicia galáctica necesitaba una (r)evolución que la hiciera avanzar por nuevos caminos. Por un lado, aparte de la necesidad de que los personajes clásicos dieran paso definitivamente a los nuevos personajes, me parece perfecto su intención de ampliar el foco del universo de Star Wars para que deje de ser la historia de la familia Skywalker. En un universo infinito, que llevemos 8 películas centrados en ellos era limitar claramente las historias que se podían contar.
Esto ya se vio el año pasado con la entretenida Rogue One. Pero aunque los personajes eran completamente nuevos, no era un historia 100% original, ya que el guión bebía de la Star Wars original, al contar la historia de cómo los rebeldes se hicieron con los planos de la primera Estrella de la Muerte. El éxito de esta película indicó que el público sí quiere y acepta con naturalidad nuevas historias dentro de este universo.
Además, Rian Johnson nos ofrece un guión muy autoconsciente de algunos problemas de la franquicia que mucha gente señaló después del estreno de El despertar de la fuerza. J.J. Abrams nos castigó con un reboot encubierto en el que aunque presentaba a nuevos personajes llenos de carisma, se limitaba a repetir esquemas y situaciones ya vistas en la película original, lo que eliminó cualquier posibilidad de sorpresa y emoción. De hecho, Johnson elimina de un plumazo algunos elementos presentados por Abrams que no tenían demasiado sentido para empezar, lo que además del shock-value durante el visionado es algo que valoro positivamente.
El guión de Johnson está orientado a romper todas las expectativas que el público pudiera tener, al ser ésta la octava película de una gran saga, y la segunda parte de la tercera trilogía. A partir de la estructura básica de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, Johnson se dedica a darle la vuelta a todas las situaciones de estas dos películas, lo que inicialmente sorprende y abre un montón de posibilidades para el Episodio IX, que se estrenará en 2020. Volveré a este punto más adelante, ya que aunque es algo positivo desde cierto punto de vista, también es el centro de los aspectos negativos sobre los que comentaré más adelante.
Me han gustado también otros elementos del guión como han sido la «democratización» de la Fuerza, en el sentido que si la fuerza está en todos nosotros, no es necesario ser un Jedi para sentir esta energía. Esto elimina la tontería de los Midiclorianos del Episodio I, y abre nuevas posibilidades narrativas. Además, pone de relevancia la incongruencia de los Jedis, empezando por Joda, que se creían el no va más pero no supieron ver la corrupción que nacía en su propio seno y que sirvió para aupar al Emperador Palpatine al poder.
Por otro lado, desde un punto de vista técnico, Los Últimos Jedis es por supuesto una película de una calidad altísima. La fotografía de Steve Yedlin nos brinda varios momentazos desde el punto de vista visual. La música de John Williams como siempre cumple con nota. También excelentes son el diseño de producción con unos sets y localizaciones reales, que dan un plus visual a la película.
A esto hay que añadir unas buenas interpretaciones de todo el reparto. Sobre todos ellos destacan unos sobresalientes Mark Hamill como Luke Skywalker y Adam Driver como Kylo Ren, cuyos matices confirman que estamos antes uno de los grandes personajes de esta trilogía. Kylo no duda en considerarse a si mismo un monstruo, pero está convencido que hace lo correcto para romper con el pasado y construir el futuro. Y que no duda en destruir el pasado si hace falta, toda una metáfora del trabajo de Rian Johnson.
Daisy Ridley con Rey, Oscar Isaac como Poe Dameron y la trístemente fallecida Carrie Fisher como Leia Organa realizan también buenas actuaciones. Al que vi más flojo es a John Boyega como Finn, pero no creo que sea culpa suya, sino de un guión que le convierte en relleno cómico y no le da realmente momento para lucirse. Leo también mucho odio en la red hacia el nuevo personaje Rose (interpretada por la actriz americana de origen asiático Kelly Marie Tran). Lo cierto es que está correcta, no veo nada especialmente malo de su interpretación, más allá de una última frase totalmente sonrojante, que ella defiende como puede. Pero el problema es la frase, no su interpretación.
Por tanto, si solo pensamos en el aspecto visual y las interpretaciones, y no tanto en lo que nos están contando, la película merece verse en pantalla grande.
Bueno, aquí se acaban los aspectos positivos, ahora llega el momento de comentar sobre lo menos bueno.
A partir de aquí, voy a entrar en territorio de SPOILERS, estais advertidos.
El problema principal de Los Últimos Jedi es que aunque el guión está repleto de buenas intenciones, la ejecución de las mismas no es demasiado afortunada. Está genial querer romper las expectativas, pero lo que ofrezcas en su lugar debe ser mejor, y en esto creo que Rían Johnson no cumple.
Hay un primer problema grave en la construcción del guión, y es que la historia está partida en tres, por una necesidad mal entendida de que todos los personajes tengan su arco y sus minutos en pantalla. Y lo cierto es que de estas tres tramas, solo una resulta tener un interés real. Cuando hablamos de una película de 150 minutos, estamos ante un grave problema de ritmo y narrativo, y se nota que con diez o quince minutos menos se hubiera podido contar lo mismo, mejor.
Por un lado, tenemos la historia del «no-entrenamiento» de Luke y Rey, durante el cual Rey descubre tener una conexión mental con Kylo Ren. Esta es la mejor parte de las tres, aunque de hecho está plagada de pequeñas inconsistencias. Por otro lado tenemos la fuga rebelde con Leia, Poe Dameron y la vicealmirante Amilyn Holdo, interpretada por Laura Dern. La persecución de las naves rebeldes or el espacio a paso de tortuga por siete u ocho destructores imperiales es una situación ridícula que no se sostiene desde un punto de vista narrativo, aunque es justo reconocer que culmina en el que probablemente sea el momentazo visual de la película, protagonizado inesperadamente por Laura Dern. Y luego acompañamos a Finn y Rose al casino de Canto Bight para localizar a un pirata informático (interpretado por Benicio del Toro), que les permita entrar sin ser detectado en el Super Destructor del Líder Supremo Snoke. Otra escena que no aporta casi nada y que rompe totalmente el ritmo de la película.
Empezando por el final, si hubieran eliminado todo el arco de Finn y Rose en el casino, la historia principal no se hubiera resentido casi nada, cosa que indica su inutilidad. Este subargumento se justifica únicamente por dos elementos: Por un lado, para justificar la bonita escena final, en la que un niño pobre que vive exclavizado en Canto Bight y que posee poderes Jedi mira hacia el espacio con esperanza. Y por otro, y casi más importante, para que Del Toro diga la clave de la película para Rian Johnson que busca redefinir la saga. Para Johnson, Star Wars no debe ir de la lucha del bien contra el mal, como si fuera un concepto anticuado, cuando hay una historia más interesante, que es cómo incluso en una galaxia lejana,muy lejana, los pobres son pobres y los ricos se aprovechan de ellos, justo como en el mundo real.
Johnson, Lucasfilm y Disney parecen decir que la lucha del bien contra el mal pura está anticuada y ahora lo que mola son los grises, algo en lo que por supuesto no estoy nada de acuerdo. Si la ejecución es buena, puedes hacer una película excelente de buenos contra malos, el bien contra el mal, o con todos los matices que quieras poner. El problema no es el concepto, es lo que haces tú con él.
Esto nos lleva a otro de los problemas, y es que para hacer avanzar la saga galáctica no era necesario cargarte todo lo que se había construido hasta ese momento y decir que no sirvió de nada. Y es que otro tema importante de Los últimos Jedi es recalcar que los jóvenes deben abandonar lo viejo y mirar hacia el futuro, creando su propia mitología. Lo ejemplifica perfectamente Kylo, pero también es un tema importante dentro del arco de Rey en esta película. Mark Hammil en el papel de Luke cumple con nota con un papel con el que al comienzo no estaba de acuerdo. El problema no es solo achacable a Rian Johnson, sino a la situación de partida que J.J. Abrams y Disney presentaron en El despertar de la fuerza.
Luke había desaparecido justo cuando la Primera Orden y Snoke se alzaron contra la República. Johnson responde a las preguntas de donde estuvo y por qué se fue, pero lo hace destruyendo al héroe con el que crecimos. Resulta que Luke sabe, porque así se lo cuenta a Rey, que hay un equilibrio entre el bien y el mal, a una gran luz siempre le sigue una gran oscuridad. Sin embargo, tras ver la oscuridad en su sobrino Ben Solo y ser derrotado por su propio miedo, su respuesta es abandonar a su familia a su suerte frente a esa oscuridad, sabiendo que no tienen nada que hacer contra ella. Por que él sabe que aunque se marche, la oscuridad seguirá existiendo en la galaxia. De un plumazo se han cargado toda su heroicidad, no solo de las tres películas originales, sino de todos los comics y novelas que hemos leído durante años. E incluso obviando los comics y novelas que no son canon, el Luke original es un héroe puro que no duda en sacrificarse por sus amigos y que pone siempre su seguridad por encima de su propia vida. Muy mal, Disney. Y aunque luego Luke tiene durante la película su momento para intentar arreglar esta situación, creo que no le hace justicia en absoluto, y provocan un final nada digno para uno de los principales héroes de la historia del cine.
La intención de Johnson de romper las expectativas provoca unas escenas repletas de giros que mantienen el interés. Pero lo cierto es que inconscientemente notas que algo no cuadra cuando debería. Y es que al final, aunque los giros llevan la historia por situaciones diferentes, la estructura de la película es un reboot a la inversa de El Retorno del Jedi y El Imperio Contraataca. Tras el estreno de la decepcionante El Despertar de la Fuerza, una de las cosas con las que los fans nos consolábamos era pensando que al menos este Episodio VIII sería mejor, ya que sería una historia nueva y no un reboot. Y al final, Los Últimos Jedi coge con muy poco disimulo elementos de las películas originales, aunque sea para retorcer estos conceptos.
La película empieza con una batalla espacial, como la vista sobre Endor al final de El Retorno. Aunque Poe consigue en el corto plazo su objetivo de destruir el destructor, fracasa globalmente debido a las bajas que provoca entre sus efectivos, lo que deja a los Rebeldes casi indefensos.
Rey llega hasta Luke para que la entrene, igual que en El Imperio Contraataca, pero él se niega. Rey siente en el planeta un lugar oscuro como en Hoth, pero cuando lo visita no pasa nada. Asímismo, Luke siente mucha oscuridad en Rey y se asusta, pero al final no se profundiza en nada de esto. Por no hablar que si Luke se había aislado de la fuerza, ¿cómo puede sentir la oscuridad de Rey?
Rey y Kylo están en contacto mental, y Rey se deja atrapar por La Primera Orden como Luke en el Retorno para intentar traer a la luz a Kyle, igual que Luke con Vader. Kylo acaba con Snoke igual que Vader hizo con el Emperador, aunque de forma mucho más anticlimática. Pero finalmente Kylo permanece en el lado oscuro y se pone al mando de la Primera Orden.
Finn encuentra a un criminal con similitudes con Lando Carlrissian en el casino de Canto Bight para que les ayude. Solo que éste acaba traicionándoles de verdad, no como Lando. Por no hablar del bluff de la Capitana Phasma y su inevitable similitud con el final de Baba Fett al comienzo de El Retorno.
La película termina en un planeta blanco que se parece mucho a Hoth y el comienzo de El Imperio Contraataca. Hay un montón de situaciones que intentan ser novedosas pero que no pueden evitar trasladarnos a las películas originales, aunque sea girando la situación, lo que no ayuda precisamente a que el visionado fuera uniforme. Como la ridícula frase de Rose a Finn en medio de una batalla en la que le dice algo así como «no hay destruir lo que odiamos, sino defender lo que amamos» ¿Whaaat?! Todo esto son pequeños elementos que poco a poco van haciendo que no disfrutara la película como yo esperaba.
Dos aspectos más a destacar son los personajes de Rey y Snoke, que simbolizan lo bueno y lo malo de la película. Rey estaba obsesionada con encontrar a sus padres, y durante dos años internet estuvo inundada de teorías sobre su parentesco, señalando muchas de estas ocurrencias a Luke como su padre. Esto lógicamente se ha demostrado que no tenía ningún sentido, al saberse que realmente sus padres no eran nadie importante, ni tenían nada que ver con la familia Skywalker. Esto viene bien para resaltar la intención de Johnson de crear nuevas historias alejadas de la sombra de los Skywalkers, y conecta con la idea de que no solo los jedis están conectados con la Fuerza. Por este lado, muy bien.
En el lado negativo está el Líder Supremo Snoke. Realmente estábamos ante una mala copia del Emperador, y ponía de relieve el error de inicio de Disney a la hora de iniciar esta nueva trilogía. Como comentaba antes, el Universo expandido de las novelas contaba que a pesar de la muerte del Emperador, muchos sistemas siguieron bajo el control militar del Imperio. De esta forma, la lucha del Imperio contra unos pocos rebeldes evolucionó hacia una Guerra Civil espacial en que había tiempo para intrigas, misiones encubiertas, conspiraciones políticas, al creación de una Academia Jedi y grandes dosis de acción y emoción.
Disney tiró todo esto por la borda porque creyó que era más interesante volver a hacer películas sobre unos pocos rebeldes que se enfrentan a un poderoso Imperio Galáctico, algo ya visto, antes que ofrecer historias nuevas, inspiradas o no en el Universo Expandido, que dejaran atrás esta premisa e hicieran avanzar la franquicia galáctica por nuevo caminos.
Esto provocó que El Despertar de la Fuerza tuviera varias ridiculeces, como la aparición de La Primera Orden (el imperio pero sin ser el imperio), y que aún existiendo una República, las fuerzas de Leia fueran la Resistencia cuando deberían ser las fuerzas armadas legítimas. Y en medio de este reboot, surgió la figura de Snoke, un Lord Oscuro (no Sith) que aparece de la nada con poderes increíbles. Que Johnson opte por librarse de este clon del Emperador no me parece mal, y demuestra la inconsistencia de esta premisa inicial, pero la ejecución de esta escena también es totalmente anticlimática. De hecho, que se resuelva como lo hace demuestra el poco o ningún respeto que Johnson tenía hacia este personaje creado por Abrams y sus guionistas, empezando por Lawrence Kasdan.
El Universo Expandido se fue y ya no volverá, pero es una pena Disney no haya sabido ofrecer a los fans, de momento, nuevas historias que estén a la altura de la trilogía de Thrawn o incluso los comics de Jason Aaron de Marvel.
Pero incluso si solo pensamos en Los Últimos Jedis desde un punto de vista cinematográfico y la comparamos con las anteriores películas de las saga, entiendo que estamos ante una película mejor planteada que ejecutada.
Comparto el trailer de la película, que reconozco que no había visto hasta ahora:
Los últimos Jedis es una película demasiado larga que intenta abrir nuevos caminos pero que se ve lastrada por una deficiente ejecución. Una película que ha supuesto una gran decepción, pero que entiendo que todos los fans de esta saga galáctica irán a ver. Ya solo nos queda esperar que finalmente Disney y Lucasfilm acierten en el Episodio IX, y consigan un buen final para esta tercera trilogía. Sin embargo, la elección de J.J. Abrams no invita precisamente al optimismo. Aunque esa, es otra historia…
PUNTUACIÓN: 5/10
Repaso a mi Sci-fi favorito: comics, películas, TV y libros
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