Crítica de Yellowstone temporada 2 (SkyShowtime)

Yellowstone aprieta el acelerador en una segunda temporada de la serie creada por Taylor Sheridan en la que por fin vemos a un enemigo a la altura de John Dutton (Kevin Costner).

PUNTUACIÓN: 7/10

John Dutton se enfrenta a una nueva amenaza para el rancho. Aparte de Thomas Rainwater y Dan Jenkins, los hermanos Beck han demostrado ser una espina en el costado de los tres. Dutton se da cuenta de que ahora dos de sus mayores enemigos se han convertido en aliados, ya que los hermanos magnates, que tienen vínculos políticos y conexiones con grupos de milicianos, continúan con su agresiva amenaza.

Taylor Sheridan (Carolina del Norte, 1970) es un cineasta, productor, guionista y actor estadounidense. Como actor, Sheridan trabajó en series como Hijos de la anarquía y Veronica Mars. Dio el salto a guionista con Sicario (2015), la brillante película de Denis Villeneuve por la que fue nominado al premio Writers Guild of America al mejor guion original. Con Hell or High water (David Mackenzie, 2016), fue nominado al Óscar al Mejor Guion Original. Su primera película como director y guionsta fue Wind River (2017), tras la que escribió la secuela de 2018 de Sicario: El día del soldado dirigida por Stefano Sollima. En 2021 estrenó su segunda película como director, Aquellos que desean mi muerte, protagonizada por Angelina Jolie.

En televisión, Sheridan ha construido un imperio en Paramount Network y lo ha hecho a partir de buenas historias que han ido creciendo paso a paso. Además de Yellowstone, serie de la que es co-creador junto a John Linson, productor, guionista y director y ya ha estrenado su quinta temporada y tiene confirmada una sexta, ha creado sus precuelas 1883 (2021) y 1923 (2022), y es cocreador del thriller policíaco Mayor of Kingstown con Jeremy Renner, con quien coincidió en Wind River. También ha creado la serie policíaca Tulsa King, que co-escribe y dirige con Terence Winter y está protagonizada por Sylvester Stallone.

Kevin Costner interpreta a John Dutton III, un patriarca viudo de la sexta generación de la familia Dutton que posee y explota el Yellowstone Dutton Ranch, el mayor rancho de Estados Unidos y que también ejerce de Comisario de Ganadería de Montana. Kelly Reilly es Bethany «Beth» Dutton, la única hija de John. Es educada, inteligente y una maestra de la manipulación. Con problemas con la bebida, vive amargada y emocionalmente inestable. Luke Grimes es Kayce Dutton, el hijo menor de John y ex SEAL , que vive en la reserva india de Broken Rock con su mujer y su hijo, nativos americanos. Wes Bentley es Jamie Dutton, aspirante a político e hijo adoptivo de John. Cole Hauser es Rip Wheeler, el capataz del rancho Yellowstone Dutton y mano derecha y ejecutor de John. Rip ha trabajado en el rancho durante muchos años y es ferozmente leal a John. Kelsey Asbille es Monica Long Dutton, la esposa nativa americana de Kayce y nuera de John.

En la anterior temporada conocimos a Danny Huston como Dan Jenkins, un multimillonario promotor inmobiliario de California cuyo principal objetivo es arrebatar el rancho Yellowstone a John y su familia, y Gil Birmingham como el jefe Thomas Rainwater, jefe de la reserva india de Broken Rock y vecino del rancho Yellowstone que pretende reclamar a los Dutton las tierras sobre las que se asienta el rancho Yellowstone, que cree que fueron robadas a los nativos americanos que las habitaban originalmente. Sin embargo, los grandes villanos de esta temporada son los hermanos Malcom y Teal Beck, interpretados por Neal McDonough y Terry Serpico, unos duros empresarios que controlan las tragaperras y las licencias de alcohol del estado y que quieren hacerse con el control del hotel que planean Dan Jenkins y el jefe Rainwater.

Paramount Network estrenó esta segunda temporada de Yellowstone en el verano de 2019. Su creador y showrunner Taylor Sheridan se mantiene como guionista de los diez episodios de esta temporada, aunque ayudado en algunos episodios por John Coveny, Brett Conrad, Ian McCulloch y Eric Beck. Los directores de esta tanda de episodios fueron Ed Bianchi (2 episodios), Stephen Kay (3), John Dahl (2), Ben Richardson (2) y Guy Ferland (1). Destacar además que esta segunda temporada tuvo mejor audiencia que la primera, confirmando el éxito para Paramount y dando luz verde para que Sheridan creara su universo televisivo.

En la reseña de la primera temporada ya expresaba mis ganas de ver esta serie creada por Taylor Sheridan y mi sorpresa al comprobar que la familia Dutton serían lo malos del 99% de cualquier otra ficción televisiva actual. En especial el patriarca John Dutton, interpretado por Kevin Costner, que es un padre abusivo egoísta que no quiere hijos, sólo esclavos que hagan siempre lo que él quiere sin cuestionarle jamás. Y para el que el «imperio de la ley» significa hacer lo que él quiere en cada momento en función de sus intereses, que pueden llegar al asesinato. Pero tampoco salen bien parados sus hijos Beth, una mujer alcoholizada por la pérdida de su madre cuando era una niña, algo que la excusa para ser una hija de puta asquerosa y abusiva hacia los que tiene a su alrededor. O Jaime, la personificación que hombre blando por no haber vivido en el rancho, a pesar de haberse convertido en abogado por deseo de su padre, algo que sin embargo jamás le agradeció. Jamie es un pusilánime que está tomando siempre las peores decisiones en cada momento, y cuyos errores (y crímenes) tienen que ser ocultados por su familia. Como comentaba, las conexiones de esta serie con Succession se me hacían más que evidentes, al estar viendo las peripecias de una gente mala haciendo cosas terribles.

Dentro de los personajes más o menos positivos pondría a Kayce Dutton, el hijo pequeño de la familia y que sufre al compaginar su lealtad hacia su padre con la supervivencia de su matrimonio con la nativa americana Monica, que en esta temporada empezará a dar clases en la universidad. Ryp, el soluciona problemas de los Dutton, muestra como cualidad positiva una lealtad a prueba de bombas hacia su patrón John. Pero claro, pierde la razón cuando se convierte en un asesino a sueldo sanguinario, con o sin el consentimiento de los Dutton.

Frente a los personajes despreciables a un lado y otro del conflicto, me parece muy curioso que la serie se detiene durante muchísimos minutos de todos los episodios en mostrar la vida de los vaqueros que trabajan para Dutton. Su trabajo con las reses y los caballos, y sus momentos de descanso. De alguna manera, es la forma que tiene Sheridan de mostrar el punto de vista de la gente corriente, de los trabajadores que sólo piensan el poder sobrevivir un día más, una semana más. Estos sí son los verdaderos héroes de la serie, y entiendo que lo son también para los espectadores. Ver la forma de vida de los vaqueros sirve además para que veamos la belleza de los parajes naturales donde se rueda la serie. Si algo bueno tiene la serie, diría que es justo el amor que transmite por la vida de campo y la naturaleza circundante, una rara-avis dentro del entretenimiento urbanita mainstream.

En esta temporada diría que Sheridan y sus colaboradores debieron ver muy claramente el problema de hacer a los protagonistas demasiado «malos», porque plantean unos villanos realmente cabrones como son los hermanos Beck que sin duda merecen la muerte. Porque para un hombre de la vieja escuela como son los Dutton, cuando alguien se atreve a pegar a una mujer o atacar a un niño inocente, el conflicto sólo puede acabar de una manera. Cuando ves lo chungos que son los Beck a lo largo de la temporada te das cuenta lo hermanitas de la caridad que fueron en la comparación el jefe Rainwater de la reserva o el inversor californiano Dan Jenkins, los teóricos villanos de la primera temporada

Reconozco que la parte que llevo peor de esta serie en su conjunto es la filosofía de americano duro que coge lo que quiere y luego lucha para defenderlo de los que a su vez se lo intentan arrebatar; «Es la única constante en la vida. Si construyes algo que vale la pena, alguien intentará quitártelo». Esto lo dice varias veces el patriarca de los Dutton a modo de filosofía de vida, a lo que habría que añadir las palabras que su padre le dijo antes de morir: «No dejes que te lo quiten. Ni una maldita pulgada». Algo que John se ha grabado a fuego y que lleva a cabo contra cualquiera que plantee una amenaza para la supervivencia del rancho.

Y la parte de defender lo que es tuyo no sería problemática si no fuera porque en una conversación con su rival Dan Jenkins, el multimillonario promotor inmobiliario de California, cuando este le dice que están en América y él tiene derecho a ir donde quiera, incluido Montana, para llevar a cabo sus negocios en terrenos de su propiedad, Dutton se ríe de él en la cara y le dice que puede querer algo, pero luego tendrá que luchar para que nadie (él) se lo arrebate. La ley del más fuerte aplicada al siglo XXI, acojonante. Con el condicionante que en este mundo, los poderosos y los abusones se salen con la suya. Viendo la serie y entendiendo lo que hay, no estamos en la lucha del bien contra el mal, sino del menor de dos males.

Entiendo que la mentalidad de «hombre hecho a si mismo» es muy del agrado de la mentalidad americana. Más si cabe si hablamos de los estados agrícolas del centro de los Estados Unidos. Pero a falta de ver la serie 1883 con el origen de la familia, estamos hablando de gente que tomó como suyo unas tierras que no les pertenecían y que llevan décadas (aparentemente) saltándose la ley cuando les conviene para hacer lo que ellos estiman oportuno, convirtiéndose en juez, jurado y ejecutor. De nuevo, esto es 100% americano, pero me revuelve las tripas saber no sólo que existe gente así, sino lo peor es que se salgan con la suya una y otra vez.

Otra cosa que me choca es que la serie hace decir a Kevin Costner frases potentes tipo: «Toda mi vida ha sido una larga serie de perder cosas que amo. No voy a perder esta, Rip. Esta no». Pero lo cierto es que ¡esto no se corresponde con la realidad! De hecho, es cierto que perdió a su mujer hace 20 años, pero su gran amor no son sus hijos ni su familia sino su finca, y no se ha modificado ni un acre en todos estos años. De hecho, él ha hecho un acoso y derribo contra sus hijos y les ha machacado durante años, no se puede perder cosas que amas aplicado a unos hijos a los que nunca amó.

Una vez sabes a lo que vienes, la verdad es que he disfrutado del visionado de esta temporada. Sin embargo, tengo que reconocer que el final de temporada me ha resultado un bluff absoluto. Por un lado está la ejecución de un asalto al campamento de unos supremacistas a sueldo de los Beck, que está tremendamente mal ejecutado por el director Stephen Kay. Pero yendo más allá, resulta que hasta ese momento hemos visto que los Beck son los putos amos que tienen aterrorizado a todo el estado con sus tácticas mafiosas, pero cuando llega el enfrentamiento, el final de ambos hermanos pone en duda todo lo anterior si una persona sola puede entrar en su propiedad como si tal cosa.

Quiero pensar que los actos super over-the-top de este final de temporada van a tener repercusión en la tercera temporada, porque de momento John Dutton habla mucho de perderlo todo, pero hasta ahora no ha hecho más que salirse con la suya con una lista de cadáveres cada vez mayor. Han pasado cosas demasiado gordas como para que todo pueda ser ocultado debajo de la alfombra, pero tampoco es que la serie haya sido especialmente realista, así que se me genera esta duda, dentro que el elemento de entretenimiento y la atracción que generan esta colección de malas personas me obliga a seguir viendo la serie. Por cierto, yo veo a John Dutton clarísimamente como una mala persona, me queda la duda si Sheridan o en general el público americano ve al personaje con los mismos ojos que lo hago yo. O por contra, ejemplifica los valores del americano hecho a si mismo.

En todo caso, Yellowstone es un estupendo ejemplo de historias con una sensibilidad masculina que muestran el medio rural americano con toda su crudeza, pero también con una belleza salvaje e indómita. Una serie que sabe el tipo de historias que cuenta, una en la que todos los personajes se mueven en los grises porque no existe el blanco y negro. Y que sabe dejar a los espectadores con ganas de más. Tengo ganas de ponerme con la tercera temporada, pero creo que antes veré 1883, la serie en la que el primer Dutton se hizo con sus terrenos en Montana.

Comparto el trailer de esta segunda temporada:

Yellowstone mantiene un buen nivel dentro que la resolución de esta temporada ha sido un poco bluff. Con todo, me deja con ganas de ponerme inmediatamente con la tercera temporada.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Tetris de Jon S. Baird (Apple TV)

Desde que se estrenó el trailer de Tetris, tenía muchas ganas de ver esta película de Jon S. Baird protagonizada por Taron Egerton. Aprovechando mi suscripción a Apple TV la pude ver, y reconozco que la he disfrutado un montón.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Basada en la historia real del comercial de videojuegos estadounidense Henk Rogers (Taron Egerton) y su descubrimiento del Tetris en 1988. Cuando se dispone a hacer que el juego sea disponible en el mundo, se mete en una peligrosa red de mentiras y corrupción que hay detrás de la Cortina de Hierro.

Jon S. Baird (1972) es un director de cine escocés ganador de un BAFTA. Nacido y criado en Aberdeenshire, comenzó su carrera en la BBC Television. El aclamado largometraje de Baird Filth (2013), que también escribió, dirigió y produjo, se basó en la novela homónima superventas de Irvine Welsh y fue protagonizado por James McAvoy. Filth ganó numerosos premios y participó en varios festivales internacionales de cine. En 2014, Baird dirigió el drama televisivo Babylon para Channel 4, que fue producido por el ganador del Oscar Danny Boyle. En 2015, HBO se puso en contacto con Baird para dirigir un episodio de la serie Vinyl, creada por Terence Winter y producida por Martin Scorsese y Mick Jagger. En 2016, dirigió el segundo episodio de I’m Dying Up Here para Showtime, producido por Jim Carrey. En 2018, Baird dirigió, para eOne y BBC Films, Stan & Ollie, un largometraje sobre las leyendas de la comedia Laurel y Hardy, protagonizado por Steve Coogan y John C. Reilly.

Tetris cuenta con la producción de Matthew Vaughn, lo que ya es en si mismo un primer elemento para confiar en la película. La película de 118 minutos de duración tiene guión de Noah Pink, fotografía de Alwin H. Küchler, montaje de Martin Walsh, Colin Goudie y Ben Mills, y música de Lorne Balfe.

Taron Egerton es el gran protagonista de la película en su papel de Henk Rogers, un empresario holandés-estadounidense que viaja por todo el mundo para conseguir los derechos de los próximos videojuegos para consolas y dispositivos portátiles. Mientras asiste a una feria de Las Vegas, Rogers presencia una demostración de «Tetris», creado por el diseñador de juegos ruso Alexey Pajitnov (Nikita Yefremov). Rápidamente se obsesiona con llevar el Tetris a Japón, donde reside con su familia, para poder venderlo al gigante Nintendo.

Toby Jones como Robert Stein, Roger Allam como Robert Maxwell, Anthony Boyle como Kevin Maxwell, Togo Igawa como Hiroshi Yamauchi, Ken Yamamura como Minoru Arakawa y Ben Miles como Howard Lincoln completarían el reparto.

Esta película parece que da inicio a una serie de películas basadas no en los creadores de algo, sino en el proceso de crear el producto en si, que es lo que realmente es conocido por el gran público. De hecho, tras Tetris, en breve se va a estrenar Air, la película de Ben Affleck sobre la creación de las míticas zapatillas de Nike. Parece que lo importante es el producto, no tanto las personas. No se si esto es bueno o malo, como siempre la clave estará en la ejecución. Y si todas las películas son igual de buenas que esta, no seré yo quien me queje.

Tetris no va de la creación del juego, sino de como un empresario visionario (Henk Rogers, interpretado por Egerton) se ve envuelto en una tela de araña empresarial cuando intenta llevar el mítico juego ruso a Japón, al haber varios empresarios que se han aprovechado de las autoridades rusas y lo están explotando fraudulentamente. Obligado a viajar a la Rusia comunista de los años 80 justo antes de la desintegración de la URSS, se pegará contra el muro que suponían la frialdad de las autoridades y los intereses ocultos de dirigentes del KGB. La mezcla del videojuego, que ofrece momentos bestiales cuando Rogers lo conoce por primera vez y se enamora del juego, con el choque cultural que supone el Moscú comunista, unido al doble y triple juego empresarial que realizan las autoridades rusas, nos da una historia super interesante con la que he conectado desde el minuto uno.

La mezcla de la paranoia del cine de espías en una Rusia en la que estaba punto de caer el régimen comunista con una aventura desenfrenada en sus minutos finales me ha dado un disfrute total que me ha tenido con la sonrisa tonta toda la película. En este momento toca destacar también la música de Lorne Balfe, que une la melodía mítica del juego con temas rusos y temazos de los años 80 como The Final Countdown de Europe, Holding out for a hero de Bonnie Tyler o Let´s make some money de Pet Shop Boys, que han ayudado a que el disfrute de la película fuera aún mayor.

Aunque la película tiene caras conocidas como Toby Jones, realmente Taron Egerton es el centro de todo. Y su carisma y presencia en pantalla consiguen mantener a flote la historia, moviéndose muy bien en esta línea entre la paranoia y oscuridad del mundo ruso con un tono un poco over-the-top de no tomarse muy en serio a si mismo. Sin embargo, la suma de todos los elementos funcionan. Y tengo claro que hay numerosas licencias artísticas y la historia real no tuvo tanto peligro y giros, pero la adaptación ficcionada ofrece la idea básica y nos recuerda que este juego sigue existiendo. Éxito total.

Otro idea curiosa de la película es la sugerencia que vender los derechos del juego al empresario marcó el final del régimen comunista, al implicar un intercambio económico en un régimen comunista que se supone no lo acepta, en un momento en que ya se estaba tambaleando el régimen. De hecho, en la película aparece Mijaíl Gorbachov, lo que intenta asentar el contexto histórico y los cambios que se produjeron en los años siguientes a estos sucesos.

Normalmente busco algo malo (menos bueno) que decir de las obras que reseño. Lo único que se me ocurre, y no es algo malo, es que Tetris deja claro que NO intenta ser una narración exacta de los hechos sino una aventura inspirada en ellos, marcando desde el minuto uno que el factor entretenimiento va por delante de la fidelidad histórica. Y como esto queda claro de inicio, la experiencia de la película no ha podido ser mejor. Dicho esto, que al final en los títulos finales donde se muestra qué pasó con las diferentes personas reales involucradas en la historia, queda claro que hubieron auténticos piratas involucrados.

En resumen, ojalá todas las películas sean tan disfrutables y entretenidas como este Tetris. Aunque no hayas jugado nunca el videojuego (¿existe alguien que no lo haya hecho?), Tetris la película es super disfrutable y recomendable.

Comparto el trailer de la película:

Tetris ha sido una pasada que me ha tenido con la sonrisa tonta de principio a fin. Ojalá todas las películas fueran tan entretenidas como esta Tetris.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Star Wars: La remesa mala temporada 2 (Disney+)

Acaba de finalizar la emisión de la segunda temporada de la La remesa mala (The Bad Batch) en Disney+, por lo que es un buen momento para recomendar la última serie de animación de Star Wars.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Un «mala remesa» de clones experimentales de élite, la Fuerza Clon 99, intentan abrirse camino a través de una galaxia en constante evolución justo cuando se empiezan a experimentar las primeras consecuencias de la Guerra de los Clones.

En esta segunda temporada disfrutaremos del regreso de los Bad Batch -Hunter, Wrecker, Echo y Tech (a los que pone voz Dee Bradley Baker)- y de su nueva incorporación, Omega (Michelle Ang), que siguen evitando la vigilancia del Imperio y se enfrentan a nuevos peligros a medida que la galaxia se convierte en un lugar peligroso para los clones. Crosshair, el tirador del grupo que les abandonó para volver con el Imperio, tendrá también una gran importancia esta temporada cuando conozca de primera mano la tiranía del Imperio a medida que ejecute misiones para ellos.

Tras The Clone Wars, Dave Filloni creó esta serie de animación ambientada entre el final del Episodio III y el inicio de la trilogía original, el momento temporal de Star Wars más querido para Filloni. Esta segunda temporada de 16 episodios ha contado con Jennifer Corbett y Brad Rau como showrunners. Todos los episodios han sido dirigidos por Stewart Lee, Nathaniel Villanueva y Saúl Ruiz, mientras que los guiones han sido escritos por un equipo dirigido por Jennifer Corbett con Gina Lucita Monreal, Amanda Rose Muñoz, Matt Michnovetz, Christopher Yost, Ezra Nachman, Damani Johnson, Brooke Roberts, Moisés Zamora y Sabir Pirzada.

El periodo posterior a Star Wars Episodio III La Venganza de los Sith es claramente el favorito de Dave Filloni y donde más trabajo ha invertido profesionalmente desde que llegó a Lucasfilm. En sus series de animación ha volcado mucho esfuerzo en rellenar muchos de los huecos que existen y que siguen dando un gran margen de maniobra para cualquier creativo que quiera trabajar en este periodo. Y el resultado me está pareciendo estupendo. Tras presentar a los personajes en la temporada inicial, en esta segunda temporada de La remesa mala Filloni y sus showrunners se han centrado en el destino de los miles de clones y como fueron reemplazados por humanos normales que formaron las Tropas de Asalto imperiales. La forma en la que han introducido tramas políticas de gran importancia en el lore de la franquicia galáctica nos ha dado unos episodios que son puro Star Wars.

El formato de temporada de 16 episodios de 25/30 minutos de duración nos ha permitido disfrutar de algunas aventuras autoconclusivas en las que los creadores han jugado con diferentes géneros. Desde una aventura arqueológica tipo Indiana Jones a una historia con elementos casi de terror (teniendo en cuenta que esto es una serie para niños) que recordaban a Alien. O una competición de vainas de carrera. O un Mad Max 3 en la Cúpula del Trueno con una tribu de niños que deben ser rescatados de un adulto maltratador. La variedad de episodios ha estado muy bien. Y junto a esta variedad de aventuras, la temporada ofrece una nueva opción para el grupo, y es poder creer que puede haber un final a su lucha, que no es necesario que sean soldados toda su vida, lo que añade una nueva capa interesante a estos personajes.

Dentro de esta variedad, la gran sorpresa de esta temporada han sido los dos episodios protagonizados por el «traidor» Crosshair, en las que conoceremos un poco más el alcance de la tiranía y la degradación moral que trajo el Imperio, algo que sufren especialmente los clones. Para mi estos dos episodios son los mejores de toda la temporada. En contraste, si tengo que buscarle un pero, sería que los dos primeros episodios me han parecido los menos buenos de toda la serie y quizá los más intrascendentes (dentro de ser entretenidos), hasta el punto que quizá pudieran provocar que algunos espectadores dejaran de ver la serie.

Junto a estos episodios autoconclusivos, la temporada ha tenido algunas historias en dos partes que han permitido ampliar la escala de las aventuras de Hunter y su equipo. En ellos, hemos tenido cameos y apariciones importantes de Rex, el Comandante Cody, el Emperador, el Grand Moff Tarkin, el Comandante Krennic y Saw Guerrera entre otros. Junto a estas apariciones estelares, habría que destacar también el dramático final de temporada, que nos ha dejado uno de los cliffhangers más potentes en mucho tiempo. Un final que me va a dejar con los dientes largos hasta que Disney y Lucasfilms confirmen la producción de una tercera temporada, algo que espero se produzca en la próxima Star Wars Celebration de mediados de Abril.

Como ya me pasó durante la primera temporada, la animación de La Remesa Mala me parece correcta, en la línea de The Clone Wars y Star Wars Rebels. Pero dentro que no es para nada mala, con un diseño de mundos y personajes muy chulo, se me queda corta a la hora de transmitir personalidad y emoción, siendo todo tan correcto y funcional que no parece que sea algo especial dentro de la franquicia de Star Wars.

Y en ese sentido, encuentro que otro elemento de esta Remasa Mala a comentar es que dentro que como digo me ha gustado esta segunda temporada, posiblemente más incluso que la primera, al estar ante una serie de animación a priori con un target más bien infantil y juvenil, y sin querer entrar en spoilers, no haya nunca sensación de peligro para los protagonistas. Y a pesar que sus aventuras son entretenidas, realmente a todas las historias les falta algo de chispa. No es que haya nada realmente malo, y las caracterizaciones de los protagonistas me parecen correctas también, pero la extrema corrección de todo también impide que me enamore de nada. Aparte, el target juvenil de esta serie creo que provoca que muchos espectadores que podrían disfrutar de esta serie no lleguen a empezar a verla, debido a los prejuicios que aún hoy existen contra los contenidos de animación.

A pesar de alguna cosilla, la verdad es que el nivel de disfrute de esta La remesa mala ha sido estupendo. Y si lo sumamos al triunfo que está suponiendo The Mandalorian, estoy encantado del estado de la franquicia galáctica ahora mismo. Si eres fan de Star Wars no se qué haces si aún no has visto La Remesa Mala.

Comparto el trailer de esta temporada:

La remesa mala (The Bad Batch) ha mantenido el nivel de entretenimiento en este segunda temporada e incluso diría que se ha mejorado a si misma. Ojalá Disney de luz verde a una tercera.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de The Ambassadors 1 de Mark Millar y Frank Quitely (Image Comics)

Mark Millar es uno de los grandes animadores del mundo del comic mainstream americano. Y lo ha vuelto a conseguir gracias al estreno esta semana de The Ambassadors con dibujo del superestrella Fran Quitely, su nueva miniserie dentro de su sello Millarworld propiedad de Netflix que ha sido publicado esta semana en Estados Unidos a través de Image Comics.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

ESTRENO DE LA MINISERIE

El cómic más ambicioso de todos los tiempos ya está aquí: imagina que puedes regalar superpoderes a seis personas. En un mundo de ocho mil millones de habitantes, ¿a quién elegirías? Únete a seis de los mejores artistas de la industria en una enorme historia sobre gente corriente de todo el mundo que explica por qué deberían ser ellos. Esta primera historia cuenta con ilustraciones de la superestrella FRANK QUITELY.

The Ambassadors va a ser una miniserie de 6 números con un dibujante diferente para cada número. A Frank Quitely le van a seguir Kark Kerschl, TRAVIS CHAREST, OLIVIER COIPEL, Matteo Buffagni y MATTEO SCALERA. Un autentico all-star de estrellas del firmamento comiquero. En el caso de Charest, la alegría no puede ser mayor.

Aunque hay muchos críticos con el trabajo de Mark Millar, lo que nadie puede negarle es que plantea los mejores high-concepts del mundo del comic americano. Y es que en The Ambassadores tenemos un «Willie Wonka con superhéroes». Y ahora a posteriori parece una obviedad super sencilla de realizar, pero por alguna razón que nadie acaba de aclarar nunca, estas ideas tan potentes, atractivas y comerciales sólo se le ocurren al escritor escocés. Pero un Willie Wonka con giro (como no podía ser de otra forma conociendo a Millar), porque mientras la científica que pretende regalar habilidades super humanas a seis personas de todo el mundo lo quiere hacer de forma desinteresada a personas «buenas» que lo merezcan, los gobiernos que llevan décadas buscando conseguir y controlar estos poderes no parece que estén muy de acuerdo con esta idea.

El comic cuenta con 28 páginas de historia que presenta de forma modélica esta premisa básica, con una narración fluidísima que hace que devores el comic y no puedas parar de leer. Y por supuesto, junto a una gran atención a la geopolítica internacional que abre posibilidades interesantes para la historia, hay momentos muy punkis y gores que también son muy marca de la casa Millar, cuando conocemos la historia de la científica que ha hecho este descubrimiento. Otro elemento interesante del comic es la intención declarada de Millar de alejar la historia de los Estados Unidos para sacar a esta historia de la zona de confort superheróica del maintream comiquero. De esta forma, además de contar con dibujantes diferentes, cada historia se situará en un punto diferente del globo mientras vamos conociendo a los teóricos agraciados, o al menos a las personas que se van a postular para recibir estas habilidades, otra cosa es que lo consigan. Plantear esta historia internacional ha planteado un desafío creativo importante para Millar, ya que buscaba reflejar correctamente los diferentes países y no caer en las típicas idioteces de turista que mira por encima del hombro otro países. Esto le obligó a realizar numerosos fact-checkings con personas de su confianza de estos países que llevaron a varias reescrituras.

Hay además otro elemento clave que plantea un elemento novedoso al género de los superhéroes, ya que frente al origen accidental de tantos y tantos superhéroes de Marvel o DC, la idea central que plantea este comic es que van a ser elegidos por alguien que busca encontrar a buenas personas. ¿Quién decide algo así? ¿Qué significa «bueno» para empezar? ¿Y como vendes a esta científica que eres tú la persona que más lo merece? Estas preguntas van a tener que ser desarrolladas en la serie, pero que alguien las piense en primer lugar me gusta y consigue que me enganche a un comic con muchísimo elementos novedosos e interesantes.

Millar ha comentado que Brendan McCarthy dirigió el equipo que diseñó los personajes, lo que ayuda a dar continuidad al conjunto y permitió a cada artista a concentrarse en su capítulo. Además, para conseguir trabajar con artistas super estrellas como Travis Charest y Frank Quitely que generalmente no tienen tiempo (ni ganas) de dibujar un comic mensual, Millar empezó a pensar en The Ambassador hace cuatro años. De esta forma, consiguió engancharles además de por la potente premisa, por la posibilidad de tener más de dos años para dibujar las 27-28 páginas de cada comic, lo que acabó siendo el elemento clave para conseguirles.

La fuerza económica de MillarWorld, que no olvidemos que es propiedad de Netflix pero que está consiguiendo éxito tras éxito de ventas en cada una de sus colecciones, ha permitido a Millar trabajar con estos márgenes tan amplios de producción. Pero al final, la otra gran ventaja de esta colección es que los lectores la vamos a poder disfrutar quincenalmente, dado que se ha solicitado una vez que la serie estaba completamente terminada. Algo que para mi es un elemento también muy positivo.

En el caso concreto de Quitely que estrena la serie, el resultado final se nota. El propio artista comenta que al haber podido trabajar con este margen tan grande tiempo, es la primera ves en su carrera profesional que podido crear un comic sin el stress de los plazos de entrega, algo que el artista escocés ha agradecido. Y si Quitely, que además se encarga de todo incluido el color, está contento, no cabe duda que los lectores también lo vamos a estar. El comic es un ejemplo de fluidez narrativa, algo en lo que Quitely es un maestro, y de atención al detalle, lo que son sus señas de identidad como artista. Al tratarse de la presentación del concepto del comic no tenemos escenas de acción que permitan el lucimiento al dibujante, pero es que todo el comic es una pasada. Dicho esto, Millar guarda a Quitely un momentazo super gore que el artista resuelve de forma brillante, consiguiendo que tengas que retira la mirada del comic durante un momento. En el apartado artístico, no se le puede pedir más a un comic. De hecho, puedo imaginar que el segundo número dibujado por Karl Kerschk va a palidecer un montón en la comparación.

En resumen, cuando tienes un comic con una premisa tan potente tan bien dibujado como The Ambassadors, es imposible que este comic no sea compra y lectura obligada.

Comparto páginas de este comic, que si te interesa puedes leer gratuitamente en Zona Negativa. Un lujazo que me ha permitido disfrutarlo para poder escribir esta reseña.

Ambassadors no ha podido empezar mejor, trayéndonos al mejor Millar de los high-concepts potentes e imaginativos con un dibujo insuperable de Quitely. Ganazas de poder leer la miniserie en su totalidad. Must-read absoluto.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

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Crítica de Noir Burlesque de Enrico Marini (Norma Editorial)

Tenía ganas de leer Noir Burlesque, el nuevo comic de Enrico Marini en los que se sumerge en los tópicos del noir. Y la verdad es que gracias a un apartado gráfico excepcional, esta obra editada en dos volúmenes por Norma Editorial no decepciona.

PUNTUACIÓN: 8/10

MARINI SE ADENTRA EN EL GÉNERO NEGRO EN SU PRIMERA NOVELA GRÁFICA.

Terry Cole es un atracador con principios que asume una deuda que no le corresponde. Mientras lucha por cancelar esa cuenta, se reencontrará con una mujer a la que había decidido olvidar hace mucho tiempo. Juntos participarán en una intriga policial de alto voltaje donde se mezclan delincuentes de poca monta, femmes fatales, policías íntegros, matones a sueldo y mafiosos sin escrúpulos sobre el telón de fondo de los Estados Unidos a finales de la década de 1940.

El historietista suizo Enrico Marini (Rapaces, La estrella del desierto, El Escorpión) desciende a las cloacas de la serie negra para deleitarnos con una elegantísima crook story — subgénero protagonizado por criminales— espléndidamente escrita y soberbiamente dibujada.

Nacido en Liestel (Suiza) el 13 de agosto de 1969, MARINI cursa estudios artísticos en la Escuela de Bellas Artes de Basilea de 1987 a 1991. Su salto al ámbito profesional llega en 1987, al ser descubierto por el periodista Cuno Affolter en un concurso para noveles organizado por el desaparecido Festival de la Bande Dessinée de Sierre. Publica en el diario ginebrino La Tribune y en otras publicaciones suizas. Su primer álbum, La colombe de la Place Rouge, con guión de Marelle, es editado por Alpen. A principios de los noventa se pasa a la ciencia ficción con Gipsy, una serie futurista protagonizada por un camionero gitano. En 1996 cultiva el western con L´Étoile du Désert, con guión de Stephen Desberg, y en 1998 hace lo propio con el terror al crear junto con Jean Dufaux la saga Rapaces. Obtiene su mayor éxito al lanzar en el 2000 la serie de capa y espada El Escorpión, de nuevo en colaboración con Desberg. Otro título destacado en su carrera es Las águilas de Roma, como autor completo.

No puedo decir que haya leído toda la obra de Marini, pero su El Escorpión con Desberg me gusta mucho y su Batman: El príncipe oscuro me voló la cabeza cuando lo leí en 2018. Desde que conocí que Marini planteaba un nuevo comic planteado como un noir de vieja escuela con un ladrón con su propio código moral y una femme-fatale, sabía que tendría que leerlo tarde o temprano. Ahora que Norma Editorial ha publicado el segundo volumen que cierra la historia, me he lanzado de cabeza y la verdad es que lo he disfrutado un montón.

Hay que reconocer que la historia es super formulaica de principio a fin, como si Marini se empeñara es seguir de principio a fin los grandes tópicos del género noir es su vertiente crook / femme-fatale. Empezando por una primera escena seguida de un flashback que explique cómo los personajes llegaron hasta ese punto. Todo suena a conocido, una melodía que ya has escuchado en otras ocasiones. Pero eso da igual, porque el dibujo me parece una maravilla. Empezando por la elección cromática, al ser un comic casi en blanco y negro, con unos marcados tonos pastel pintados con acuarela sólo interrumpidos por un rojo pasión personalizado en la figura de Caprice, la antigua novia de Terry Cole a la que años más tarde encuentra como prometida de un mafioso y como estrella de un espectáculo de variedades subido de tono. El título del comic apela a estas dos vertientes, el noir de criminales y el elemento burlesque con las apariciones sexis de Caprice. Y aparte de la personalidad que aporta, este color aporta un feeling atemporal a la historia que la convierten en lectura obligada ahora, pero lo seguirá siendo de aquí 10 o 20 años.

La verdad es que me he encontrado perdido dentro de las bellísimas imágenes de este comic y la potencia de la narración de Marini, sin ser como digo especialmente original en ningún momento. Con Marini me pasa lo mismo que con Eduardo Risso, sus mujeres transmiten deseo y sexualidad por los cuatro costados, haciendo que sea un placer verlas. Algo además amplificado por el tamaño de los álbumes de Norma, que ayudan a que el arte destaque aún más y la experiencia lectora sea aún más satisfactoria.

El comic es ante todo un medio visual. Y estoy tan cansado de los comics mainstream americanos con un dibujo montonero sin personalidad que me parece una maravilla poder disfrutar de un comic como este Noir Burlesque de Marini. Si eres fan del noir, del cine clásico o simplemente de los comics sexis excepcionalmente dibujados, la compra y lectura de esta obra es obligada.

Comparto las primeras páginas de este comic:

Noir Burlesque es un comic estupendo cuyo magnífico apartado artístico lo convierte en compra obligada.

PUNTUACIÓN: 8/10

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