Crítica de Show me a hero de David Simon (HBO)

Show me a hero es una estupenda serie de David Simon, el creador de The Wire, que cuenta una pequeña gran historia centrada en destacar la importancia de conocer a nuestros vecinos como forma de intentar mejorar nuestra sociedad.

PUNTUACIÓN: 8/10

Miniserie de 6 episodios de 2005 en la que el creador de ‘The Wire’ explora las nociones de hogar, raza y comunidad a través de las vidas de burócratas, activistas y ciudadanos de la ciudad de Yonkers, en el estado de Nueva York. Nick Wasicsko, el joven alcalde de dicha ciudad, se deberá enfrentar a una orden judicial que le obliga a construir un grupo de viviendas para familias sin recursos en los barrios blancos. El proyecto dividirá a la ciudad. (FILMAFFINITY)

David Simon es el creador de esta serie y escribe el guión junto a William F. Zorzi, basado en el libro Show me a hero de Lisa Belkin basado en una historia real. Paul Haggis (director de Crash y guionista de Million Dolar Baby  y Banderas de nuestros padres entre otras) dirige los seis episodios de esta serie.

La serie está interpretada por Oscar Isaacs como el alcalde Nick Wasicsko. Issacs ganó el Globo de Oro de 2016 como Mejor Actor  de Miniserie de Televisión. Carla Quevedo como Nay Noe Wasicsko, la esposa de Nick, con otros secundarios de lujo como Alfred Molina, Winona Ryder, Jim Belushi o John Bernthal.

La serie usa casi a modo de banda sonora una gran cantidad de canciones de Bruce Springsteen que ayudan a resaltar el elemento social de la historia. Además de Springsteen, la serie usa canciones de raperos como Public Enemy.

«Show me a hero and I´ll write you a tragedy», escribió el famoso escritor F. Scott Fitzgerald en 1945. Y en parte, esta miniserie está centrada en la caída de un buen hombre tras hacer lo correcto a pesar de tener a todo el mundo en su contra.

Pero Show me a hero no es sólo un retrato semi-biográfico de un político de un municipio pequeño del estado de Nueva York, sino un drama centrado en la relevancia de la raza y la economía en los problemas sociales que aún hoy se viven en los Estados Unidos. Detrás de esta historia del rechazo de los vecinos de Yonkers a un plan de viviendas sociales en los años 80 está el racismo que aún existe en la sociedad americana, mezclado con el elemento de la pobreza económica.

Oscar Isaacs sobresale dentro de un reparto que luce a gran nivel. Pero lo mejor de Show me a hero es que está planteada como una historia coral en la que  todas las interpretaciones transmiten realismo. La historia del ex-alcalde Nick Wasicsko es el hilo conductor de todo, pero David Simon crea un tapiz de historias de personas que luchan por salir de la pobreza y que las viviendas sociales del alcalde Wasicsko eran la clave para que pudieran salieran adelante.

Además de este elemento social, la serie muestra el interior de una alcaldía y las luchas de poder que se producen en la sombra, con partidos y candidatos que herán lo que sea para asegurarse el poder, aún siendo Yonkers un ayuntamiento pequeño y con nada en común con grandes urbes como Nueva York o Chicago. Y como a pesar de ser amigos, los diferentes concejales pueden apuñalarse por la espalda sin compasión.

Y me gusta que a pesar de todo, Simon plantee la historia con un toque de optimismo construido a partir de que el racismo y la pobreza pueden derrotarse si intentamos a conocer (y ayudar) a nuestros vecinos, aunque tengan otra raza. Y que esa es la única forma de conseguir que la sociedad mejore y derrote la lacra del racismo y la discrimación.

Comparto el trailer de esta serie:

Show me a hero me ha parecido un interesante retrato de un pequeño momento en la vida de los Estados Unidos que afectó para bien la vida de muchas personas. Una serie que considero importante que sea vista por cuanta más gente mejor debido a su elemento social.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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¡Saludos a todos!

Crítica de Punisher Max de Jason Aaron y Steve Dillon

Jason Aaron, Steve Dillon y Matt Hollingsworth crearon Punisher Max dentro del sello para adultos Max, comic que sirve de perfecta continuación de la maravillosa etapa de Garth Ennis, sin duda la mejor del personaje, y que hoy quiero destacar.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Llega la nueva serie de Punisher especialmente recomendada para lectores adultos y realizada por Jason Aaron (Lobezno) y Steve Dillon (Marvel Knights: Punisher, Predicador), dos tipos que nacieron para narrar las aventuras del más brutal vigilante del cómic.

La mafia ha tendido una trampa para Frank Castle, convirtiendo al ejecutor Wilson Fisk en el nuevo «Kingpin» para que Frank le de caza. Pero Fisk decide que le gusta su nueva posición, lo suficiente como para matar a sus jefes para mantenerla. De repente, el Castigador se encuentra en una guerra contra una amenaza mortal, ¡y debe decidir hasta donde está dispuesto a llegar para derrotar al Kingpin! Enfrentándose con policías corruptos, luchando contra los secuaces de Fisk, Bullseye y Elektra, y sufriendo por un período en la prisión, Frank se verá arrastrado a su momento más bajo. Pero como Kingpin pronto descubrirá, ¡esto sólo significa que a Frank no le queda nada que perder! Jason Aaron y Steve Dillon nos ofrecen una etapa brutal y sin censura diferente a todo lo que has visto antes.

Tras la histórica etapa de Garth Ennis de Punisher dentro del sello Max para adultos, Marvel tenía en 2009 con una patata caliente con el personaje, porque ¿cómo continúas una etapa insuperable? Tras una serie de miniseries correctas pero sin demasiado interés, la opción que finalmente convenció al editor en jefe de Marvel Axel Alonso fue planteada por Jason Aaron.

Punisher Max fue una serie de 22 números publicada entre enero de 2010 a febrero de 2012, que fue planteada por Aaron como una historia cerrada en 4 arcos. El principal elemento utilizado por Marvel para vender la serie era plantear un arco de Punisher dentro del sello Max introduciendo a algunos personajes del universo Marvel tradicional como Wilson Fisk, Bullseye o Elektra, en versiones Max, que permite mayores niveles de violencia y sexo.

Los cuatro arcos de la serie fueron Kingpin (números 1-5), que narran el ascenso de Wilson Fisk de gualdaespaldas a Kingpin del crimen de Nueva York, demostrando que podía ser una verdadera amenaza para Frank Castle. Un Castle envejecido que lleva más de 30 años como Punisher y que se está acercando a un punto de no retorno. Bullseye (números 6-11) fue el segundo arco, presentando al mortal enemigo de Daredevil como un asesino contratado para eliminar a Frank. Para llevarlo a cabo se planteará conocer en profundidad a su enemigo, lo que sacará a la luz una verdad que Frank creía enterrada en lo más profundo de su mente.

Frank (números 12-16) es para mi uno de los arcos más brillantes de la historia del personaje, y Aaron construye a partir del brillante comic de Garth Ennis para llevar la historia a una evolución lógica pero no por ello menos impactante, triste y satisfactoria. Sin hogar (números 17-21) y El fin de la guerra (número 22) ofrecieron un brutal climax sin concesiones que significaron un brillante y perfecto final para este comic.

Punisher Max fue realizado en su totalidad por el equipo creativo de Jason Aaron, Steve Dillon al lápiz y la tinta, Matt Hollingsworth al color y una super icónicas portadas de Dave Johnson.

Steve Dillon (1962-2016) es uno de los grandes nombres del comic americano mainstream para adultos. Su Preacher junto a Garth Ennis es una de las grandes series de Vertigo, junto al que trabajó en una estupenda etapa de Hellblazer y la primera etapa de Ennis en Punisher, en ese momento aún dentro del universo Marvel tradicional. Otro excelente comic de Dillon es Skreemer junto a Peter Milligan, y tuvo una larga vida profesional trabajando en Fleetway, DC Comics o Marvel entre otras editoriales.

Dillon no era un dibujante superestrella. Sin embargo, su estilo limpio de dibujo le permitía narrar prácticamente cualquier cosa, sin importar lo loco, salvaje, violento y over-the-top. Aunque su dibujo no fuera especialmente espectacular ni sus páginas resalten por sus fondos detallados, resultó ser el dibujante perfecto para contar esta historia de un Frank Castle crepuscular que debe lidiar con pecados de su pasado. Además, el punto fuerte de Dillon, su capacidad de hacer que sus personajes transmitan todo tipo de sentimientos, es clave para el tercer volumen Frank, el más importante de esta serie.

Junto al colorista Matt Hollingsworth, Dillon crea un comic con una enorme consistencia. En unos años en los que los comics de Marvel y DC están repletos de fill.ins y dibujantes sustitutos, es una pasada poder leer este comic que transmite la sensación de una obra completa cerrada porque lo es.

Otro elemento destacado son las icónicas portadas de Dave Johnson, que crearon una personalidad única para esta serie. Johnson huye de las típicas portadas de comics se super héroes y ofrece imágenes simbólicas de gran expresividad, Además, sus portadas consiguen no ser nunca repetitivas, jugando con diferentes opciones creativas, como crear viñetas en las portadas, o presentar imágenes con grandes manchas de color. Dentro de la Marvel de 2011-2011, este comic fue uno de los de mayorpersonalidad.

Si tengo que comentar algo menos bueno, hay algunos elementos de sexo y violencia que realmente no aportan nada importante a la historia más allá de resaltar el hecho de que este era un comic Max para adultos. Sin embargo, el retrato psicológico que Aaron hace de Frank Castle me parece bestial. Su historia posee una gran profundidad y sin duda los temas que trata son profundamente adultos, por lo que entiendo que no necesitaba estos elementos «secundarios» para vender que se trata de un comic adulto. Esto me recuerda un poco la confusión que existe no solo en el mundo del comic, sino también en el cine, sobre que mostrar sexo o violencia hece que una obra no sea para niños, pero no la convierte en necesariamente «adulta».

Punisher Max para mi es un comic adulto por la forma en que Aaron nos contruye a los maravillosamente complejos personajes. Empezando por un alucinante Wilson Fisk, un antagonista complejo que ofrece momentos muy potentes a este comic. Además de Fisk, Aaron demuestra que adora los comics de Garth Ennis, porque todo lo que hace está construido de lo que Ennis creó, incluyendo la aparición del Nick Furia Max de la etapa de Ennis. El Frank Castle crepuscular de Jason Aaron es un retrato duro y sin concesiones del personaje, pero a la vez es dolorosamente humano, lo que hace que sea uno de los mejores comics de un personaje que ha tenido algunas etapas excelentes.

Dentro de esta serie, Bullseye consigue ser el elemento freak que la historia necesitaba además de ofrecer los momentos de ultra violencia del comic, de forma que creo que narrativamente cumple completamente su función. Mucho más floja me parece el personaje de Elektra, la asesina de La Mano creada por Frank Miller, cuya aparición es completamente decepcionante y no cumple ninguna función importante dentro de la historia. Bueno, realmente sí tiene un papel fundamental en la historia, que al ser spoiler prefiero no comentar.

Además, Punisher Max es ante todo un comic publicado mensualmente, de forma que Aaron contruye cada número de forma que ofrezca la suficiente información, acción y sorpresas para que los lectores quisieran volver el mes siguiente. Además, cada arco cuenta con un final excelente que nos dejaba a los lectores alucinados y abría nuevas posibilidades para la siguiente parte. En muchos momentos, Aaron parece el Francis Ford Coppola del Padrino, haciendo que varias acciones fueran construyéndose simultáneamente hasta alcanzar su climax al mismo tiempo, lo que le confirma como un excelente escritor y un perfecto conocedor del medio comiquero.

Punisher Max de Jason Aaron y Steve Dillon es una maravilla que todo fan del personaje y en general de los comics Marvel y el género negro deberían leer, y que creo que debido a que vinieron después de la histórica etapa de Garth Ennis, creo que puede haber pasado bastante desapercibida.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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Crítica de Legión de Brandon Sanderson

Tenía ganas de volver a leer una novela de Brandon Sanderson, y Legión, las múltiples vidas de Stephen Leeds ha sido una experiencia lectora diferente, al tratarse de tres novelas cortas protagonizadas por el mismo personaje.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Tres novelas cortas y cohesionadas que tienen la psicología como superpoder.

Por el gran autor de fantasía del siglo XXI.

Brandon Sanderson recopila en este libro las novelas cortas protagonizadas por Stephen Leeds, una interesantísima mezcla de ciencia ficción y suspense que incluye dos historias inéditas en castellano hasta la fecha.

Stephen Leeds es un genio perfectamente cuerdo con alucinaciones alocadas. Es capaz de aprender cualquier nueva habilidad en cuestión de horas, pero para ello su mente necesita crear personas imaginarias a las que él llama «aspectos». Allá adonde va, se le une un equipo de expertos imaginarios que él usa para resolver problemas.

Pero, de pronto, su cerebro roza el colapso cuando los «aspectos» empiezan a cobrar vida. Una empresa lo contrata para recuperar una propiedad robada, y Stephen termina atravesando océanos y luchando contra terroristas. Lo que descubre puede alterar los cimientos de las tres religiones más importantes del mundo y, tal vez, darle una pista clave sobre la verdadera naturaleza de sus alucinaciones.

Legión: Las múltiples vidas de Stephen Leeds incluye Legión y, por primera vez en castellano, Legión: A flor de piel y el impactante final de la historia de Stephen Leeds, Las mentiras del contemplador.

Acostumbrado a las largas sagas literarias que Brandon Sanderson ha creado en los últimos años, leer este libro formado por tres novelas cortas ha sido una experiencia lectora super diferente. Es curioso que Sanderson haya sabido crear estas historias tan diferentes en tan pocas páginas, que plantean unos misterios muy locos que sirve de excusa para ir conociendo al interesantísimo protagonista.

Stephen Leeds consigue dar un giro novedoso a las típicas historias de protagonistas con múltiples voces en su cabeza. Leeds no tiene personalidades diferentes sino «aspectos», vehículos donde recoge los diferentes elementos que va aprendiendo, que adquieren la forma de personas con rasgos y características diferenciados. Este elemento, dentro de unas historias ligeras planteadas desde el entretenimiento permiten hacer una reflexión sobre lo que significa estar cuerdo y como una persona con cualidades particulares que se salen de la norma puede sufrir un estigma social. O tal vez Leeds está como un cencerro y hasta ahora ha conseguido vivir su vida de la mejor forma posible.

Las 3 historias cortas van directas al grano y se leen en un suspiro, de forma que tuve que tuve que frenarme para no leerme el libro en una sentada. Legión, la primera historia cuenta con tan solo 80 páginas, Legión: A flor de piel son 160 mientras que Las mentiras del contemplador tiene 110 páginas. Aunque Leeds tiene más de 50 aspectos, las historias están principalmente protagonizadas por J.C., el invisible guardaespaldas de Lees que simboliza su paranoia y sentido de supervivencia. Ivy es la voz de la razón y le ayuda a lidiar con las normas sociales de la sociedad, mientras que Tobías simbolizaría su empatía hacia sus semejantes, reales o no. Es interesante que mientras Sherlock tiene a Watson para hablar y explicar el caso y las investigaciones, Michael puede hablar con sus diferentes aspectos, añadiendo divertidas notas de humor.

La narración en primera persona permite ir conociendo poco a poco a Michael Leeds de forma que empatizamos automáticamente con él, y permite además que las sorpresas que iremos conociendo que harán saltar por los aires su ordenada realidad nos sorprendan, algo ya marca de la casa Sanderson. En las 350 páginas no hay quizá tiempo de realizar historas muy profundas, pero la personalidad de Leeds si está más que suficientemente construida.

Aunque Brandon Sanderson ha comentado que con estas 3 historias la historia de Michael Leeds queda cerrada y tiene un final satisfactorio, no me importaría que Sanderson se animara a escribir nuevas en el futuro. De hecho, esta novela me ha animado a leer Arcanum Ilimitado, su colección de historias cortas ambientadas dentro del Cosmere, su universo fantástico que engloba varios mundos diferentes.

Aunque no Legión claramente no es la mejor obra de Sanderson, me ha gustado la experiencia de estas novelas cortas de uno de los grandes escritores de fantasía de los últimos años.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

 

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Crítica de Contagio de Steven Soderbergh

Ahora que el mes de junio y el pase de fase de confinamiento parece que nos hace pensar que lo peor de la crisis del Covid-19 ha pasado, he encontrado el estado mental adecuado para poder ver Contagio, la estupenda película de 2011 de Steven Soderbergh que está de plena actualidad.

PUNTUACIÓN: 8/10

De repente, sin saber cuál es su origen, aunque todo hace sospechar que comienza con el viaje de una norteamericana a un casino de Hong Kong, un virus mortal comienza a propagarse por todo el mundo. En pocos días, la enfermedad empieza a diezmar a la población. El contagio se produce por mero contacto entre los seres humanos. Un thriller realista y sin efectos especiales sobre los efectos de una epidemia. (FILMAFFINITY)

Steven Soderbergh dirige esta película estrenada en 2011 que en su momento tomó como inspiración laproblemática que planteaban los brotes de SARS entre 2002-04 y  de la gripe A (H1N1) en 2009-2010, con la que la actual Covid-19 comparte numerosos elementos. P ara escribir el guión contó con Scott Z. Burns, colaborador habitual suyo, planteando la historia desde el realismo, mostrando de forma comprensible y clara la respuesta científica y de salud pública ante una pandemia, y las diferentes derivadas que ello ocasiona a todos los niveles, desde sociales como empresariales e incluso en las relaciones internacionales.

Estamos por tanto ante historia coral, y me ha encanto poder disfrutar de un reparto de superestrellas entre las que tenemos a Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet, Laurence Fishburne, Marion Cotillard y Gwyneth Paltrow, cubriendo la pandemia desde todos los puntos de vista.

A partir de un padre de familia normal, Mitch Emhoff (Damon), cuya vida se derrumba por la muerte de su mujer Beth (Paltrow) y su hijo, que son unas de las primeras víctimas de la epidemia en los Estados Unidos, conoceremos las consecuencias que la pandemia causa en la sociedad americana, cuyo confinamiento provoca pánico, saqueos y escasez. Damon ofrece el punto de vista de la gente normal y consigue dotar a su personaje de la perfecta humanidad ante lo que se le viene encima.

Laurence Fishburne es el Dr. Ellis Cheever responsable del Centro de Control de Enfermedades en Atlanta, y tendrá que enfrentarse a la vertiente científica pero también a la dimensión humana de la enfermedad, mostrando que nadie es perfecto y se puede ser un buen profesional y a la vez cometer errores. El Dr. Cheever manda a su amiga la Dra. Erin Mears (Kate Winslet) a investigar los primeros brotes en los Estados Unidos y a tratar de encontrar algún medio para controlar su propagación.

Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud manda a Hong Kong a la doctora Leonora Orantes (Marion Cotillard) para que se encargue de la investigación en el terreno, al creerse que la enfermedad se generó allí.

Mientras la doctora Ally Hextall (Jennifer Ehle) o el doctor Ian Sussman (Elliot Gould) intentan identificar el virus que provoca la pandemia y a su vez, encontrar una vacuna, Alan Krumweide (Jude Law), un bloguero online, extiende teorías de la conspiración contra la versión oficial y genera dudas entre la sociedad sobre las medicinas que se están preparando.

Soderbergh, que además de dirigir realiza la función de director de fotografía, siempre ha sido un maestro en el uso de la cámara y hace que desde el primer momento el espectador esté en el centro de la acción. Manteniendo además  un pulso narrativo brutal, consigue que todo se explique de forma clara y que no nos perdamos a pesar de los diferentes saltos entre personajes y localizaciones.

La música de Cliff Martínez transmite la sensación de frenetismo y drama aséptico ante una enfermedad contra la que no se puede combatir, solo asilarte para no enfermar. Además, con un estupendo montaje de Stephen Mirrione, consigue condensar un tema tan complejo con múltiples derivadas en una película perfecta de 100 minutos que condensa los principales temas que merecer ser considerados.

Soderbergh pone uno de los focos de la película en los medios de expansión de la enfermedad, que no son solo las personas, sino también los objetos que estos tocan y que serán tocados por otras personas que seguramente acabarán contagiadas. Este segundo detenido en los objetos, a veces ni siquiera tanto tiempo, tiene un efecto dramático increíble, sobre todo sabiendo como sabemos ahora cuales son los principales mecanismos de autoprotección.

Pero no es este el único hallazgo que Soderbergh nos ofrece durante la película, siendo de hecho una master class de síntesis y fluidez narrativa, de forma que ofrece una de las películas más redondas de su filmografía.

Lo alucinante de este Contagio es lo bien que muestra un motón de temas asociados a una pandemia que están de rabiosa y triste actualidad. Desde un gobierno chino que empieza con más interés de tapar el escándalo que de ofrecer soluciones, a un periódico que cuando conoce la existencia de la pendemia se resiste a publicarlo porque «no quiere ser el primero en gritar LOBO». O los funcionarios públicos de un estado que a pesar de haber ya muertes en su territorio no quiere que se tomen medidas drásticas porque pueden afectar a la temporada de ventas de Acción de Gracias, y ante la construcción de un hospital de campaña pregunta quien va a pagarlo.

El personaje de Jude Law también muestra con gran acierto la realidad de las fake-news y los «expertos» que desafían la verdad oficial para conseguir su propio beneficio, otro elemento de plena actualidad. Aunque esta no es una historia de buenos y malos, me parece que quizá para Soberbergh él simboliza al «villano» de la historia, que rompe la paz social y ayuda a sacar lo peor de nosotros mismos.

En general las empresas farmacéuticas no salen demasiado bien paradas, aunque no se realiza una crítica directa contra ellas. Tampoco los sindicatos tienen en esta historia una función positiva, y veremos  como la escasez y la enfermedad sacan lo peor de mucha gente. Desde ese punto de vista, el guión de Contagio lo veo super realista y un poco descreido.

En todo caso, igual que ha pasado en la vida real, los grandes héroes de Contagio son el personal sanitario y los investigadores que buscan una cura, que ponen su vocación de servicio por encima de su seguridad personal y que sufrirán en sus carnes la enfermedad. Estos profesionales dan el toque humano positivo al que aferrarse incluso aunque se equivoquen y a veces antepongan a su familia frente al bien común. También en este aspecto, el no convertirles en seres perfectos hace que todo transmita una mayor sensación de realismo y me creo algunas decisiones que se toman, incluso las equivocadas.

Además del pánico de masas y al colapso del orden social, veremos los problemas derivados por la escasez de recursos que sufren los sanitarios y en general todo el mundo, algo que también hemos visto en las últimas semanas.

Además de todo lo anterior, la película como experiencia audiovisual está también planteada en clave de thriller en la que se investiga el nacimiento de la epidemia y quien fue el paciente «cero» que comenzó su transmisión. Incluso ese elemento está perfectamente resuelto gracias a un perfecto montaje que consigue que el visionado haya sido excelente de principio a fin.

Contagio me parece una película excente que huye de efectismos baratos y presenta una dura realidad posible que nueve años más tarde se ha convertido en dolorosa realidad.

Comparto el trailer de la película:

Contagio es una película espectacular que aunque se estrenó en 2011 está de plena actualidad debido a la situación que estamos viviendo por la crisis del Covid-19. Si tienes el adecuado estado mental, te la recomiendo completamente.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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Crítica de The Last Dance (Netflix)

The Last Dance, la serie documental estrenada en Netflix que cuenta la carrera profesional de Michael Jordan en los Chicago Bulls, es de obligado visionado si eres un fan de la NBA o en general del mundo del deporte.

PUNTUACIÓN: 8/10

Miniserie de TV (2020). 10 episodios. Docuserie repleta de material inédito de la temporada 1997-98 , que muestra la carrera del legendario baloncestista Michael Jordan, uno de los mayores iconos del deporte de todos los tiempos, y su trayectoria con los Chicago Bulls en los años 90. (FILMAFFINITY)

Este documental ha sido dirigido por Jason Hehir, y cuenta con increibles imágenes de archivo inéditas hasta ahora además de declaraciones de los principales deportistas, entrenadores y periodistas de la época, empezando por el propio Jordan, que nos ofrece sus puntos de vista de cada aspecto polémico de su vida profesional y personal.

Empezando por el principio, reconozco que The Last Dance es tan bueno como todo el mundo dice que es. También debo decir que dado que yo siempre fui un fans del Showtime de los L.A. Lakers de Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy, A.C. Green, Byron Scott y entrenados por Pat Riley, no tenía especial interés en ver un documental de uno de nuestro más importantes rivales en la pista.

Además, aunque recuerdo haber visto los tres primeros anillos de Jordan y yo era en mi adolescencia un gran fan de la NBA que trasnochaba hasta altas horas para ver las finales de la NBA cada año, la irrupción de Canal+ y la televisión de pago impidieron que viera la segunda etapa victoriosa de Jordan con los Bulls de 1996, 1997 y 1998.

El documental me ha encantado primero y principal porque ofrece un retrato nada dulcificado de Michael Jordan y nos cuenta de forma brillante la carrera profesional de Jordan y como ganó sus 6 anillos de la NBA. No hay duda que es el mejor jugador de la historia de la NBA, pero el documental lo muestra, además como un competidor espectacular que siempre daba el máximo para ganar, como un dictador en la pista que poco más o menos que aterrorizaba a sus compañeros en los entrenamientos.

Está claro que el deporte profesional la diferencia entre ganar y perder es pequeñísima y que Jordan no exigía a los demás algo que no hiciera él primero. También es cierto que los propios jugadores como Steve Kerr reconocen que esa presión hizo que mostraran su mejor versión como deportista profesional, pero Jordan es mostrado como un bully que olía la sangre y que se cebaba con aquel jugador que él consideraba que no estaba al nivel que él creía que tenía que estar.

Las ansias de victoria de Jordan hacían que llegara a inventarse supuestos agravios de jugadores rivales que avivaran su competitividad innata. El acoso que él y Pippen llevaron a cabo contra el que años más tarde fue compañero suyo de los Bulls Tony Kukoc en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 porque consideraban que su director deportivo ninguneaba a Pippen cuando viajó a Europa para intentar fichar a Kukoc me parece alucinante y casi increíble.

En todo caso, si Jordan es posiblemente el mejor jugador de baloncesto de la historia es precisamente por este espíritu competitivo, que dió a sus increibles condiciones físicas el plus necesario para ganar 6 anillos en 8 años. La figura de Jordan dentro y fuera de la pista está espectacularmente bien mostrada, para bien o para mal, empezando por su relación con su padre, sus supuestos problemas con el juego, o los 18 meses que abandonó el baloncesto y se convirtió en jugador profesional de Baseball.

Como decía antes, yo era muy fan de la NBA pero no conocía casi nada de la intra historia de lo que pasaba dentro de los Chicago Bulls. Por eso descubrir estas intimidades me ha parecido una pasada imposible de ver en otros deportes o en otros clubs, empezando por el futbol de aqui. Este documental es totalmente impensable en el caso del F.C. Barcelona o el Real Madrid, lo que añade un plus aún mayor de interés.

Aún hoy flipo con la decisión de los Chicago Bulls de querer desmontar en 1997 a un equipo campeón, y como a pesar de ello los jugadores y su entrenador Phil Jackson se unieron más que nunca para ganar una sexta vez, lo que significaría el «Último baile» que da nombre al documental.

Referente a Jackson, además de ser probablemente el mejor entrenador de la historia de la NBA, demuestra ser un gran psicólogo que supo unir a gente super diferente con el objetivo común de ganar. Eso incluye al indescriptible Dennis Rodman, pieza clave para el equipo. La forma en que Jackson le manejó me recordó a cuando Cruyff dijo sobre Romario que no le importaba si se iba de fiesta por las noches mientras en el campo siguiera marcando goles. Eso mismo es lo que vemos, y me alucina lo natural que muestran todas las salidas de tiesto de Rodman.

Y para salidas de tiesto, es alucinante ver el egoismo de Pippen con sus compañeros en dos momentos claves de su carrera, que son mostrados con igual claridad. En este sentido, poder escuchar las opiniones y justificaciones de los propios jugadores años más tarde me han parecido una pasada.

Otro elemento chulísimo de esta serie documental es lo bien contado que está todo. La narración no es lineal, sino que empezando en 1997 tras ganar los Bulls su quinto anillo, durante los 10 episodios vamos volviendo atrás en el tiempo para conocer la vida de Jordan y de los principales jugadores del equipo, centrándose sobre todo en Pippen, Rodman o Steve Kerr.

Esto hace que el visionado de cada episodio esté plagado de detalles desconocidos hasta ese momento que hacen que quieras seguir viendo la serie. Además, la forma en que cuentan los principales detalles de cada temporada molan mucho también, ya que al menos yo no recordaba la mayoría de detalles de los partidos o los play-offs, consiguiendocasi transmitir la tensión de un partido en directo, con el añadido de tener también las declaraciones de los rivales de Jordan como Isaiah Thomas, Reggie Miller, John Stockton o Magic Johnson.

Además, este documental sirvió para que recordara lo mucho que odiaba a los Detroit Pistons de esa época, que ganaron 2 anillos siendo literalmente unos terroristas en la pista que empleaban violencia física contra sus rivales que los árbitros nunca supieron o se atrevieron a parar. Igual que en España vimos con el Barça de Aito, los Pistons sabían que los árbitros de media pitan ¿20-22? faltas por partido, por lo que tenían vía libre para machacar a sus contrarios sabiendo que difícilmente iban a ser eliminados hicieran lo que hiciesen. Escucharles decir «si vas a darle, dale fuerte, no tiene sentido que te piten una falta por no hacerle nada al rival», me parece despreciable aún hoy, y este equipo simboliza lo peor que puede ofrecer este deporte.

Aunque la serie es larga, toca muchos palos y habla de muchos jugadores, y creo que es imposible reflejarlo todo al 100%, si creo que la contribución de Toni Kukoc en los Bulls ha quedado muy infravalorada, teniendo en cuenta su importancia para el equipo en las tres temporadas en que ganó los anillos con los Bulls. No se si porque es europeo, o si porque no encajó tanto con Jordan, pero me hubiera gustado poder oir el punto de vista del europeo que se unió a uno de los mejores equipos de la historia de este deporte, y haber conocido como vivió él esos años.

Quizá estos detalles sobre los que acabo de comentar son un buen ejemplo que explican por qué este documental me ha gustado tanto, y por qué no puedo más que recomendarlo a todos los fans del baloncesto y en general del deporte.

Comparto el trailer de este documental imprescindible:

A pesar de ser un fan de los Lakers de siempre, The Last Dance me ha maravillado y no puedo más que recomendar este documental que ofrece una visión humana y no siempre positiva de un icono deportivo a nivel mundial como es Michael Jordan.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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