Leyendo Secret Wars de Jonathan Hickman, Esad Ribic, Ive Svorcina y Alex Ross

Tras terminarme la larguísima historia-río que Jonathan Hickman planteó en Vengadores y Nuevos Vengadores (puedes leer las partes uno, dos, tres, cuatro y cinco en los links respectivos), resulta obligatorio recuperar Secret Wars, el evento de Marvel de 2015/16 con dibujo de Esad Ribic, color de Ive Svorcina e icónicas portadas de Alex Ross que nos dio una de las historias más satisfactorias del siglo XXI.

PUNTUCIÓN: 8.5/10

¡El mayor evento de la historia de Marvel! La Incursión final tiene lugar. El Universo Marvel colisiona con el Universo Ultimate. Cuando ambos hayan desaparecido, todo lo que quedará será… Mundo de Batalla, una nueva realidad gobernada por el único hombre que pudo salvar los restos de la destrucción: Victor Von Muerte.

Publicada en Estados Unidos entre mayo de 2015 y enero de 2016, Marvel anunció esta miniserie inicialmente como de ocho números, pero finalmente amplió la serie con un noveno número final. Aunque los tres primeros números salieron con periodicidad quincenal, finalmente el resto de números se publicaron mensualmente, con un salto de un mes entre los números 5 y 6 que permitió a Ribic coger aire y recuperar el ritmo de publicación hasta el final de la serie.

Jonathan Hickman comenta que la idea de hacer unas Secret Wars con un Mundo de Batalla la tenía en la cabeza desde mucho antes de empezar a trabajar en Vengadores. De hecho, era un tema de conversación recurrente con el editor Tom Breevort, que la encontraba interesante pero creía que la idea necesitaba ser más trabajada y esperar al momento adecuado para lanzarla. Estamos hablando de 2009-2010, mucho antes de que Hickman desembarcara en Vengadores. De hecho, durante un tiempo Hickman planteó un escenario en el que su etapa en 4 Fantásticos presentara el concepto de las Incursiones y culminara en estas Secret Wars. Finalmente, la idea tuvo que ser aparcada hasta más adelante.

Las Secret Wars originales se publicaron en 1984-85 y es una de esas ideas que los fans recordamos con cariño incluso reconociendo que la historia dejaba bastante que desear. Aparte de la realidad de saber que la maxiserie fue un masivo elemento de promoción para convencer a Mattel de que apostara por los personajes de Marvel y lanzara su propia línea de figuras de acción. Figuras y naves que yo compré cuando salieron en España, las cosas como son. Dicho esto, el comic de Jim Shooter, Mike Zeck y Bob Layton sigue siendo una de las historias de mayor importancia histórica para Marvel por todo lo que supuso para sus personajes y la forma en que lanzó la idea de eventos dentro del universo Marvel desarrolladas en miniseries fuera de las colecciones normales.

A la hora de recrear las Secret Wars en el siglo XXI, Marvel y Hickman plantearon repetir la idea de un Mundo de Batalla creado de retazos de otros mundos, con la diferencia de ser creado por Victor Von Muerte en lugar de por el Todopoderoso de la historia original. Aprovechando la última Incursión que marcó el final de la etapa de Vengadores y Nuevos Vengadores que provocaría la destrucción de todos los universos, se creaba el marco narrativo perfecto para plantear un evento a gran escala que repitiera el concepto (y el éxito) de la Era de Apocalipsis (1995-96) dentro de la franquicia mutante, pero ampliado a todo el Universo Marvel.

El principal problema que le veo al final de la etapa de Hickman en Vengadores, aparte de los personajes fuera de su caracterización icónica (te miro a ti, Steve Rogers) es que planteó un NO final en ambas colecciones, al dejarlo todo abierto de cara a las Secret Wars. Sin embargo, como lector de Secret Wars la situación es la contraria, ya que todo el primer número está planteado para narrar el choque de realidades de las tierras 616 (la normal del universo Marvel) y la 1610 (el universo Ultimate), culminando el comic con la destrucción de todas las realidades y la formación del Mundo de Batalla en el segundo número. De esta forma, Secret Wars da información suficiente para entender la historia sin necesidad de haber leído los comics previos de Vengadores, que se convierten en un largo prólogo del evento. Obviamente, si los lees la experiencia mejora porque conoces porqué Thanos y su Cábala se encuentran en el universo 1610 y son aliados del joven y amoral Reed Richards de esa realidad, o cómo llegan Muerte y el Hombre Molécula a su enfrentamiento con los Beyonders (Todopoderosos) al comienzo del comic. Pero el comic puede entenderse sin problemas y la miniserie de nueve números forma una historia unitaria autocontenida en si misma. Lo cual es algo que tiene mucho mérito.

Como pasó con la Era de Apocalipsis, durante los meses de evento la mayoría de comics de la editorial dejaron de publicarse y fueron sustituidos por miniseries ambientadas en los diferentes reinos del Mundo de Batalla. Unas pocas series englobadas con el branding «Last Days» contaban los últimos días / horas de los héroes de esa cabecera antes de la incursión, pero la mayoría de comics de Marvel estaban englobados dentro del Mundo de Batalla. La lectura de estas miniseries junto a la serie principal enriquecía un montón la experiencia de este Mundo de Batalla durante los meses en que se publicaron, y hay algunas miniseries super chulas. Pero la realidad es que excepto Thors de Jason Aaron y Chris Sprouse, ninguna de estas series son necesarias para seguir la historia central de Hickman. De hecho, ahora que volví a leer esta maxiserie, sólo eché de menos leer la serie de Thors que cambia la lealtad del cuerpo de policías de Muerte de cara al climax de la colección.

Cuando lees Secret Wars, te das cuenta que Hickman empezó a pensar en ella durante su etapa en los 4 Fantásticos, porque se siente como una historia de la Primera Familia ampliada centrada en la rivalidad de Victor von Muerte y Reed Richards y con una gran importancia de Susan Richards, Valeria y Franklin. De hecho, sorprende un poco que Steve Rogers y Tony Stark, que fueron el centro de sus Vengadores, no es que no tengan importancia en la historia, es que ni siquiera aparecen. En la maxiserie original Muerte robaba los poderes al Todopoderoso, así que tenía todo el sentido que fuera él el creador del Mundo de Batalla en este reboot, siendo a todos los efectos el Dios de este mundo. A pesar de que Muerte salvó la realidad y eso es un hecho positivo innegable, su empeño de borrar de la existencia a Reed Richards y adueñarse de su vida casándose con Susan indica una obsesión que condena al fracaso su experimento. Sobre todo cuando los problemas empiezan a aparecer en el Mundo de Batalla dentro de las balsas salvavidas provenientes de las realidades anteriores. A pesar de todo, si hay un personaje que sale reforzado de esta miniserie, ese sería Muerte, ya que su complejidad e incluso nobleza está muy presente en todo el relato, incluso a pesar de quedar al final por debajo de Reed.

Los nueve números de la serie son un prodigio de síntesis narrativa y ofrecen un entretenimiento de primer orden, planteando un montón de conceptos en cada grapa mientras construye el Mundo de Batalla (y luego mientras lo destruye), dejando siempre unos cliffhangers super chulos que nos dejaban con ganas de más. El final del segundo número con la sorpresa de la identidad de los usuarios de la balsa que llegan al Mundo de Batalla es un momentazo increíble, uno de los mejores del comic.

Además del trío Richards (los Reeds de 616 y 1610) y Muerte y de los integrantes de los 4F, hay otros protagonistas interesantes en las Secret Wars como Stephen Extraño, T´Challa o Namor, algo que confirma la sensación que siempre tuve sobre que donde realmente Hickman se encontraba a gusto era en el comic de los Nuevos Vengadores (los Illuminati, vaya), frente a la que se suponía que era la serie principal de Vengadores. En los villanos, aunque sea en un rol secundario, Hickman utiliza bastante a Mr. Siniestro, algo que repitió en su relanzamiento de la franquicia mutante. Y junto a ellos, un Miles Morales que tras esta miniserie daría el salto del universo Ultimate al tradicional 616.

Secret Wars es un comic super entretenido que me deja una sensación super satisfactoria. Por ponerle un pero, quizá la resolución resulta un poco apresurada. Por ejemplo, el final del Reed Richards del universo Ultimate es, por decirlo suavemente, anticlimática. En ese sentido, se explica que Muerte no actúa casi nunca siendo omnipotente porque su principal preocupación está en mantener la existencia del Mundo de Batalla, pero al final echas un poco de menos que no haya usado sus habilidades en más ocasiones. Dicho esto, las veces que SI los usa con Stephen Extraño, Fénix o Thanos resultan unos momentazos increíbles.

Además de la compleja y satisfactoria historia de Hickman, Secret Wars triunfa por un apartado artístico sobresaliente. Empezando por las maravillosas portadas de Alex Ross, que son ya historia viva de la editorial. Junto a Ross, Esad Ribic y el colorista Ive Svorcina ofrecen uno de sus mejores trabajos de sus carreras.

Ribic ha dibujado grandes comics como Thor con Jason Aaron, Silver Surfer Requiem con J. Michael Straczynski o Loki con Robert Rodi. Pero la escala y la épica que plantea en Secret Wars, el worldbuilding del Mundo de Batalla y las decenas de personajes que aparecen en cada grapa que siempre se muestran en una versión icónica y reconocible, convierten este trabajo en el más exitoso y satisfactorio de su carrera. Se recuerda mucho y con razón las portadas de Ross, pero el dibujo interior de Ribic y el color de Svorcina son magia pura.

Además de la llegada de de Miles Morales al universo Marvel (y de otro personaje que ni siquiera aparece en esta miniserie aunque es nombrado en un par de ocasiones) y la transformación de Muerte en un héroe que intenta ser «mejor» tras pedírselo Reed en el climax final de la serie, el gran cambio que trajo estas Secret Wars fue la desaparición del comic de los 4 Fantásticos por primera vez desde su estreno en 1961. Hay que reconocer que los tiempos de gloria de la Primera Familia de la primera etapa de Stan Lee y Jack Kirby en los que el grupo era el centro del universo Marvel hacía tiempo que había pasado. Y quizá Mark Waid y Mike Wieringo fueron los autores de la última gran etapa del grupo en los primeros años del siglo XXI antes que Jonathan Hickman les devolviera al estrellato entre 2009 y 2011.

Pero siendo esto cierto, da pena que el elemento clave del cierre de su colección no fuera editorial o creativo, sino el boycott que Ike Perlmutter (Presidente de Marvel en ese momento) impuso hacia los personajes cuyos derechos cinematográficos estaban en manos de 20th Century Fox como la Patrulla X. Fruto de esto vino el ostracismo que sufrieron los mutantes durante esos años, al intentar la editorial sustituirles por los Inhumanos en importancia mediática. Algo que obviamente acabó en fracaso estrepitoso. Los mutantes eran una franquicia demasiado grande como para dejar de publicarla, y sus personajes, demasiado conocidos e icónicos. Sin embargo, los 4 Fantásticos al final eran una única colección, y en los últimos años ni siquiera una que vendiera demasiado bien.

A pesar de esta imposición política, la verdad es que Hickman les da un gran final a la familia Richards, resaltando la faceta de imaginautas y exploradores en las que siempre se movió tan bien el grupo, siendo este un estupendo punto y aparte en su vida editorial. Habría que esperar dos años y medio hasta septiembre de 2018 para volver a tener un comic de los 4 Fantásticos, al iniciarse entonces la etapa de Dan Slott, una etapa recién finalizada que lamentablemente no ha acabado de cuajar. Pero esa es otra historia.

Volver a leer Secret Wars ha sido una alegría y la confirmación que estamos ante uno de los mejores eventos de Marvel del siglo XXI. Unas aventuras super recomendables que no puedes dejar de leer.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

POSDATA: Ahora que he leído la serie principal de Secret Wars que cierra la etapa de Jonathan Hickman en Marvel entre 2012 y 2016, no puedo evitarlo y me voy a leer las series que compusieron el Mundo de Batalla. La semana que viene comparto con vosotros mis impresiones.

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¡Saludos a todos!

Crítica de She-Hulk: Abogada Hulka Episodio 9 (Disney+)

Termina la primera temporada de She-Hulk en Disney+ con un episodio de los que nos vuelan la cabeza a los fans de los comics que no puede ocultar que la serie en su conjunto ha sido bastante montonera.

PUNTUACIÓN EPISODIO: 8/10

PUNTUACIÓN 1ª TEMPORADA: 6/10

ARTÍCULO CON SPOILERS.

Episodio 9. ¿De quién es esta serie?

Jen tiene problemas con la ley y lucha por recomponer su vida.

La creadora de la serie Jessica Gao escribe el guion de este último episodio que significa un final de fiesta apoteósico. Con una duración de 35 minutos (30 sin los títulos de créditos finales), ha sido dirigido por Kat Coiro, que ha terminado dirigiendo 6 de los 9 episodios de esta primera temporada.

Para este fin de fiesta tenemos prácticamente al casting al completo, empezando por una genial Tatiana Maslani como Jennifer Walters, para mi lo mejor de la serie. Ginger Gonzaga como Nikki Ramos, Josh Segarra como Augustus «Pug» Pugliese, Mark Linn-Baker y Tess Malis Kincaid como Morris y Elaine Walters, los padres de Jen. Tim Roth como Emil Blonsky / Abominación, Jon Bass como Todd Phelps, Jameela Jamil como Mary MacPherran / Titania, Charlie Cox como Matt Murdock / Daredevil y Mark Ruffalo como Bruce Banner / Hulk completan el casting.

Sensaciones encontradas con este último episodio de Hulka y sobre todo con la serie en su conjunto. Por un lado y en positivo, no hay duda que Marvel con KEVIN Feige a la cabeza arriesga con cada nueva serie y nos ofrece propuestas muy diferentes entre si. Incluso si resultan fallidas, lo que queda al gusto de cada uno y sobre lo que luego volveré, hay que agradecer que no intenten ir a lo fácil y hagan cosas muy locas en este final a sabiendas que una parte de su audiencia no va a conectar con ello, lo cual me parece valiente y muy guay.

Y es que Marvel Studios ha planteado un John Byrne en toda regla, algo que yo al menos nunca había visto en televisión. ¿A qué me refiero? En la celebrada etapa de Byrne en Hulka de los años 80 Jennifer además de romper la cuarta pared para dirigirse a los lectores, en varios momentos se salía de la viñeta para escapar de amenazas o ir de un lugar a otro con mayor velocidad. Y en varios números llegaba incluso a salirse del comic para quejarse directamente a Byrne por la calidad de unas historias que a Jennifer no le gustaban nada. ¡Qué buenos son esos comics!

Eso mismo adaptado al medio audiovisual es lo que tenemos en el climax de Hulka, con una Jennifer saliéndose del episodio a la interface de Disney+ para ir a quejarse a los guionistas por las locuras que estaban pasando en el episodio. Esto incluye una escena genial en la que conoce al jefe de Marvel, K.E.V.I.N., una Inteligencia Artificial que se encarga de fabricar con algoritmo todas las películas de Marvel. La crítica y el cachondeo de Marvel a costa de todos los opinadores y haters que sólo saben repetir tan manido «es que todas las películas son iguales» para criticar a Marvel (demostrando que no han visto aquello que critican), me ha parecido memorable. La forma en que Jen organiza su episodio para poder tener un final feliz aunque todo sea super loco y no tenga demasiado sentido me parece una ocurrencia estupenda que resalta la libertad que Marvel y KEVIN va a sus profesionales para que propongan ideas que una mente bienpensante podría valorar de «absurda» con tal de no repetirse y ofrecer entretenimientos que aporten detalles que no se han visto antes.

En el lado positivo resaltaría también a una Tatiana Maslani que me parece que está genial y ha hecho suya a Jennifer Walters. De hecho, diría que ella está muchísimo mejor que el material que le han dado las guionistas para trabajar, con un carisma y una personalidad que no se si estaba en el papel. Junto a ella, la verdad es que creo que todo el reparto cumple perfectamente con lo que la serie demandaba de ellos.

Pensando en este final de Hulka, creo que mi problema no es tanto con la parte metatextual del episodio y la forma en que rompen la pared recordando a los comics, algo que me parece muy chulo con algún matiz, sino que estos fuegos artificiales no consiguen ocultar que la serie ha sido mediocre en la mayoría de elementos exceptuando a la protagonista y el casting en general.

Tenemos otro episodio de una comedia legal sin gracia y sin prácticamente nada de legal, en el que han llevado el «porque si» a un nivel superior, creando una nueva categoría de WTF?! superior con esta Hulka. Cinco buenos minutos de televisión no pueden ocultar una temporada bastante floja en la que excepto en los episodios uno y ocho nunca llegan a ofrecer el nivel de diversión y entretenimiento que se podía esperar teniendo Jessica Gao a este personaje y estas posibilidades a su disposición. Dentro del WTF? general, diría que este es uno de los peores episodios dentro del apartado de efectos especiales, y no diría que es un tema de presupuesto, aunque lanzan una broma sin gracia en este aspecto, es que les daba igual que los personajes no lucieran correctamente en pantalla. El caso de Abominación en el episodio es lamentable.

Hay además un intento de humor metatextual muy obvio al hacer que los villanos detrás de todos los problemas de Jennifer sean un grupo de hombres blancos machistas, haciéndoles repetir las críticas e insultos que pueden leerse en redes sociales. Habrá quien piense que esto es una genialidad, pero es algo que está muy visto ¡en esta propia serie! La broma acaba siendo repetitiva y, para mi, muy poco divertida, confiando que el elemento metatextual en si mismo venda el gag cuando el planteamiento no es divertido para empezar.

La salida de Hulka de la pantalla es otro elemento complejo. En la etapa de John Byrne que tan claramente ha inspirado a esta serie de Disney+, teníamos una historia super divertida que ADEMÁS rompía la pared pared de forma habitual para resaltar o rematar historias concretas de los comics. Sin embargo, en la serie realmente todo está planteado para ver cómo Jen rompe la cuarta pared, no hay nada más en cuanto a historia ni en cuanto a humor. Bueno sí, reírse de los haters. Y el foco narrativo en este caso es importante, porque al final la serie debería ir de ver la vida de Jennifer y como se enfrenta a sus nuevos poderes, pero todo eso ha pasado aun segundo plano al apostarlo todo a la sorpresa final de ver cómo rompe la cuarta pared. Como elemento sorprendente creo que esto funciona, pero como climax emocional creo que no, incluso aceptando que es una serie de entretenimiento muy, muy ligera.

Pero es que voy más allá, hacer que Jennifer rompa la cuarta pared y salga de la pantalla me parece una idea brillante, pero la EJECUCIÓN de la escena en si no me ha parecido especialmente divertida en la forma en que nos la han contado. Le ha faltado a esa escena la misma chispa que ha hecho que una serie vendida como una comedia no tenga gracia ni sea especialmente divertida en ningún momento. Y esto me parece interesante, porque no es la primera serie de Marvel Studios en la que veo que el concepto es super correcto y va en la buena dirección pero que la ejecución no ha estado a la altura del planteamiento, lo cual posiblemente tenga que ver con la calidad de los profesionales escogidos para llevar a cabo esas ideas.

Eso si, de nuevo aplaudo encantado la valentía de los creativos de Marvel con este final, incluso aunque hayan fallado en muchas otras cosas. Sin embargo, el atrevimiento y la valentía de ir a tope con el concepto de romper la cuarta pared no es suficiente para aguantar toda una serie de 9 episodios. Es más, ni siquiera el cameo final de Matt Murdock y Bruce Banner, con sorpresa final proveniente de Sakaar incluido, consigue que para mi quede una serie redonda que te deje con ganas de más. Ni por ver qué ha estado haciendo Hulk por el espacio, ni desde luego, por ver una segunda temporada de Hulka.

Por todo lo comentado, queda claro que Hulka no va a estar dentro de mis series favoritas del MCU, pero tampoco me parece que sea la peor, encontrándole como digo numerosas cosas positivas además de la propia valentía de atreverse a hacer en televisión esta idea super loca. De esta manera, mi clasificación de las series de Marvel en Disney quedaría de la siguiente manera:

Geniales:

1- Wandavision

2- What-If?

3- Ojo de Halcón

Correctas con elementos fallidos:

4- Loki

5- Moon Knight

6- Hulka

Suspensos:

7-8 Ms. Marvel + F&WS

Comparto el teaser trailer de este final de temporada:

Dejando aparte los fuegos artificiales de este último episodio, She-Hulk ha sido una serie bastante montonera que ni ha sido divertida ni ha creado situaciones legales interesantes. Necesita mejorar mucho si los creadores esperan tener una segunda temporada.

PUNTUACIÓN: 6/10

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Crítica de Thor 26 y Hulk 8 de Donny Cates y Martín Coccolo (Marvel Comics – Panini

Termina Bandera de Guerra, el cruce entre Thor y Hulk que celebra el 60 aniversario de ambos personajes realizado por Donny Cates, Martín Coccolo y Matt Wilson, más unas estupendas portadas de Gary Frank. Comento las dos últimas grapas de este crossover, Thor 26 y Hulk 8.

PUNTUACIÓN: 6/10

THOR 26 de Donny Cates, Martín Coccolo y Matt Wilson

Cuarta parte del cruce de Thor con Hulk. Gracias a OdínThor comprende ahora la gravedad de la situación de Banner y su conexión con el misterioso y violento incidente de El Paso. Pero después de que la interferencia de Iron Man cause más daño que otra cosa, el sino de la batalla no hace sino cambiar. 

Este número contiene Thor #26 USA.

HULK 8 de Donny Cates, Daniel Warren Johnson, Martín Coccolo y Matt Wilson

El desenlace del cruce de Thor con Hulk. ¡Ha llegado la hora de la victoria! Por fin responderemos cuál de los dos héroes es el más fuerte. Pero, en una lucha entre dioses, monstruos y hombres, ¿en qué se transforma el vencedor? ¿Y el perdedor? ¿Y quién será la autoridad que la decida? Las revelaciones sobre el pasado de Hulk y las decisiones que tendrá que tomar Thor sacudirán el Universo Marvel. 

Esta grapa contiene Hulk 8 USA.

Tengo claro que el comic de superhéroes es entretenimiento escapista, y a un comic cuyo reclamo es ver el último enfrentamiento entre Hulk y Thor no se le debería pedir mucho más que eso mismo. Dicho esto, el final de este crossover titulado «Bandera de Guerra» me ha resultado super decepcionante. Empezando por el dibujo de Martín Coccolo, que me ha parecido super montonero y que no ha estado a la altura del enfrentamiento de estos colosos de Marvel Comics. Un dibujo en el que han primado primeros planos de los personajes y unos nulos fondos y que no me ha gustado. Las cosas como son. Y que es algo que obviamente me ha impedido disfrutar de estos comics como me hubiera gustado. En el último número de Hulk hay una sorpresa al ayudar Daniel Warren Johnson a Donny Cates en el guion. Sólo de pensar lo que hubiera podido ser este comic si DWJ lo hubiera dibujado abre unas posibilidades que casi mejor no pensar en ello.

Pero no es que la historia de Donny Cates haya sido mucho mejor. La idea que la personalidad y la ira del Hulk oscuro pueda salir de la mente de Banner y poseer a otras personas, lo que provocó los sucesos en El Paso por los que Banner es perseguido al principio de la serie, es algo loquísimo (y tontísimo), y me ha roto completamente la suspensión de credulidad. Tampoco la aparición de Tony Stark buscando sangre en el arco me ha cuadrado demasiado. Y si ya sigo con lo tonto que es que Odin habite a Mjolnir que acabamos de ver en Thor y que ha tenido una importancia capital en este arco, encontramos a un Donny Cates que empezó muy fuerte en las colecciones de Thor y Hulk, pero que se ha desinflado a una velocidad terrible.

El comic hay que reconocer que es honesto en lo que nos indicaba que íbamos a encontrar, en ese sentido no pudo decir que Marvel o Panini me hayan engañado, pero sí lamento que estos comics no hayan sido más redondos, desde luego con un dibujo, pero también con una historia que fuera mejor.

Comparto las primeras páginas de estas grapas:

En resumen, dentro que el propio concepto prometía ostias como panes y eso mismo lo hemos tenido en grandes cantidades, no puedo dejar de lamentar que el dibujo o la historia no hayan estado mejor. Una lástima de cruce.

PUNTUACIÓN: 6/10

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Crítica de Andor episodios 4-6 (Disney+)

Andor, la serie creada por Tony Gilroy protagonizada por el personaje que conocimos en Rogue One, culmina su segundo arco confirmando las cosas buenas y las no tan buenas que pudimos ver en su estreno hace unas semanas.

PUNTUACIÓN: 6/10

Rael lleva a Cassian al planeta Aldhani, pidiéndole que se una a una peligrosa misión de robo y sabotaje en una guarnición imperial, en la que será una de las primeras misiones de la incipiente rebelión.

Tras estrenar Disney+ Andor con tres episodios a la vez, conocimos que la nueva serie de Disney+ planteaba una estructura novedosa, al dividir los doce episodios de la primera temporada en arcos / misiones de 3 capítulos en los que Andor y sus compañeros realizarían una misión. Eso es lo que tuvimos en el estreno y ahora toca valorar el segundo arco con lo que ha sido la primera misión de Andor con la Rebelión. Este arco de tres episodios ha contado con dirección de Susanna White y guion de Dan Gilroy, hermano del creador y showrunner Tony Gilroy.

En el reparto tenemos a Diego Luna como Cassian Andor, un ladrón cuyo mundo natal fue destruido por el Imperio Galáctico, Stellan Skarsgård como Luthen Rael, miembro de la Alianza Rebelde que contrata a Cassian en su primera misión como agente y se hace pasar públicamente por un anticuario de Coruscant. Kyle Soller como Syril Karn, inspector adjunto de la Autoridad Preox-Morlana que tiene una cuenta pendiente con Andor, Denise Gough como Dedra Meero, una supervisora ​​de la Oficina de Seguridad Imperial, Genevieve O’Reilly como Mon Mothma, una senadora imperial que ayuda en secreto a fundar la Alianza Rebelde y, Faye Marsay como Vel Sartha, líder rebelde en el planeta Aldhani.

Me resulta complicado ordenar mis ideas para escribir esta reseña, porque como decía la canción me encuentro con el «corazón partío». Empezando por lo positivo, la idea de presentar una serie larga de 12 episodios con arcos bastante cerrados de 3 episodios cada uno de ellos con una misión diferente resulta super original. El robo en Aldhani de este arco entiendo que sirve de germen para la Rebelión al proporcionarle los fondos que financiarán a partir de ahora a los diferentes comandos que se vayan creando. En positivo diré también que está bien que la serie se pare un poco para presentar a los diferentes miembros del comando para que luego nos importe su destino final.

El sexto episodio en el que tenemos por fin el climax de este arco de episodios con el golpe al batallón imperial en Aldhani me ha parecido que estaba bastante bien, seguro el mejor de este segundo arco de la serie, planteando una interesante tensión al tener claro que un plan perfecto en el papel va a tener que enfrentarse con problemas inesperados que pondrán en riego la misión y las vidas de los protagonistas. La idea de aprovechar un evento astrológico para ocultar la huida tras el golpe me gusta mucho, la verdad. La serie tiene además un feel pegado a la tierra, con el comando teniendo que ir andando de un sitio a otro y mezclándose con la población indígena del planeta que no se si me pega con Star Wars (luego entro con esto) pero que creo que funciona dentro de la lógica de la serie como narración autónoma del resto de contenidos de la franquicia.

Globalmente, creo que si los espectadores tenemos paciencia, Andor puede acabar siendo una buena historia que nos quite el mal sabor de boca de Obi-Wan Kenobi. Al menos aquí si queda claro que hay un escritor que tiene claro la historia que quiere contar y el tono que necesita para llevarlo a cabo de la mejor manera posible, lo cual no puede ser más positivo.

Sin embargo, entrando en el vaso medio vacío, como espectador tengo un problema tremendo con el visionado de Andor. Y es que parece que los hermanos Tony y Dan Gilroy parece que no saben que están escribiendo guiones para televisión y plantean su historia como una película alargada que luego cortan en tres episodios, lo que provoca que los episodios 4 y 5 literalmente no cuenten nada interesante en casi 100 minutos de televisión. Y no, escribir para televisión, para una narrativa serializada periódica, no es igual que escribir para cine. En cine puedes plantear un ritmo lento inicial que culmine en un climax final potente porque estás ofreciendo una experiencia completa de 2 horas y pico al espectador. Pero en televisión tienes episodios separados por una semana, no puedes no ofrecer nada durante dos semanas pensando que el espectador aguantará para ver el final del arco, porque si lo que ofreces no gusta, probablemente no vuelva (volvamos) la semana siguiente. En la narrativa televisiva debes llegar a hitos semana a semana que resulten interesantes incluso si el capítulo forma parte de una narrativa mayor, ofreciendo al espectador elementos que hagan que el visionado valga la tena y resulte satisfactorio. Y no hay nada de eso en Andor, lo cual para mi es un problema. Y resulta tan claro que los episodios individuales no resultan satisfactorios que Disney+ hizo lo nunca visto y estrenó los tres episodios de golpe para mostrar a los espectadores un arco completo. Que sin embargo ahora opte por estrenos de episodios individuales semanalmente rompiendo arcos me parece un error importante.

En el episodio 4 conocemos la misión que Luthen Rael encarga a Andor en el planeta Aldhani y en el episodio 5 conocemos un poco a los compañeros de misión para que nos importe su destino más adelante, dejando todo el golpe para el sexto. Narrativamente, plantear esta historia tiene lógica. Lo malo es que el cuarto episodio resulta interesante al poner en marcha la acción, pero el 5º es un bajón total en el que el ritmo pega un bajón brutal y literalmente no pasa nada interesante, hasta el punto que casi si nos lo ahorráramos no nos perderíamos nada fundamental para la resolución de la trama. La forma en que los hermanos Gilroy NO entienden los fundamentos de la narrativa televisiva me resulta lamentable. Comentaba que el golpe de esta semana está bien, pero lo que estos tres episodios me muestran es que es imposible seguir Andor con el ritmo semanal, es mejor esperarse tres semanas y ver el siguiente arco como si fuera una película autónoma.

Este es un primer problema , pero hay otro tema del concepto general de la serie con la que no estoy conectando nada. El creador Tony Gilroy comentaba que busca mostrar en Andor los entresijos de la creación de la Rebelión o del funcionamiento del Imperio en este momento temporal post-Episodio III, lo cual sobre el papel es una idea interesante que ofrecía un marco narrativo con el que me podía enganchar. Sin embargo, la EJECUCIÓN de todo hasta el momento no puede ser más decepcionante. Me interesa a priori ver a Mon Montha crear la Rebelión, pero verla discutir con su hija o su marido por ser demasiado controladora y querer ir o no ir a una excursión no puede interesarme menos. Para mi todo lo visto hasta ahora de ella entra en el concepto de minutos de la basura, relleno para ocupar minutos de televisión. Y lo mismo para toda la trama de Syril Karn, inspector adjunto de la Autoridad Preox-Morlana caído en desgracia que ha vuelto a Coruscant para ser ridiculizado por su madre. Tres cuartos de lo mismo para el arco de Dedra Meero, una supervisora ​​de la Oficina de Seguridad Imperial enfrentada a la burocracia que la impide llevar a cabo su trabajo de forma eficiente. NO PUEDE INTERESARME MENOS nada de lo que nos están contando estar subtramas. Incluso anticipando que es casi seguro que Syril Karn estará en Coruscant cuando Andor vaya a una misión y le identifique poniendo el riesgo una misión, el camino de momento de este personaje no merece la pena. Incluso diría que los propios hermanos Gilroy saben que estas tramas no interesan ya que justo el episodio 6 en que tenemos el golpe resulta de largo el mejor de arco, y en él estas tramas secundarias están reducidas a la mínima expresión.

Andor tiene además otro problema con su protagonista Diego Luna, y es no me creo que Luna pueda ser el tipo duro y sin escrúpulos que se supone que es. Esto no es un problema de Andor, viene arrastrado desde Rogue One. Y aunque el episodio culmina con un momentazo que recuerda al enfrentamiento Han Solo vs Greedo en la Star Wars original, esta sensación de no terminar de creerte al protagonista está super presente en todo el visionado. Y no creo que Diego Luna lo haga mal, es sólo que no tiene cuerpo o presencia en pantalla para el personaje que interpreta.

Hay otros aspectos no demasiado importantes que entran en un nivel secundario pero que merece la pena mencionar. Uno es la ausencia de razas alienígenas en Andor, lo cual hace que no parezca Star Wars. Esto es algo secundario a todo lo comentado antes, pero es otro elemento que hace que una historia que globalmente no está mal te deje con sensación que no cuadra con lo que uno esperaría ver en una serie de Star Wars. En este sentido, aunque intento valorar esta serie por si misma sin tener en cuenta otras consideraciones, la verdad es que la continuidad de Andor dentro del timeline de Star Wars no acaba de estar claro y también me genera dudas. Porque mientras aquí tenemos un inicio de la rebelión que comete pequeños robos en sistemas aislados para no llamar la atención, tenemos una serie como Star Rebels en la que tenemos aliens y Jedis armando escándalo sin mayor problema y que si no me equivoco se desarrolla en el mismo momento temporal. De hecho Ezra crece un montón entre temporadas y pasa de ser un chaval adolescente a un joven fuerte y capaz.

Dentro de mi gusto por la ciencia ficción no puedo decir que Andor sea una mala historia viendo cada arco en su conjunto, pero probablemente si que es mala televisión porque no entiende los ritmos y las necesidades de la narrativa serializada periódica, aparte de los problemas que le encuentro a las tramas secundarias y a su encaje con la franquicia de Star Wars. Creo que la experiencia saldrá ganando si dejo de ver la serie en su formato semanal y me espero a verlo todo de un tirón cada tres semanas.

Comparto el trailer de la serie:

Andor está bien pero se hace imposible verla en su actual formato semanal de estreno de episodios.

PUNTUACIÓN: 6/10

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¡Saludos a todos!

AVATAR 3D HFR de James Cameron: Retorno a Pandora

Aprovechando La Fiesta del Cine de vuelto a ver Avatar en el cine en formato 3D HFR, y he disfrutado como la primera vez con una película de 2009 que sigue luciendo mejor que cualquier película estrenada este año en salas de cine. ¡Grande James Cameron!

PUNTUACIÓN: 9/10

Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres humanos mantienen sus conciencias unidas a un avatar: un cuerpo biológico controlado de forma remota que puede sobrevivir en el aire letal. Esos cuerpos han sido creados con ADN humano, mezclado con ADN de los nativos de Pandora, los Na’vi. Convertido en avatar, Jake puede caminar otra vez. Su misión consiste en infiltrarse entre los Na’vi, que se han convertido en el mayor obstáculo para la extracción del mineral. Pero cuando Neytiri, una bella Na’vi (Zoe Saldana), salva la vida de Jake, todo cambia: Jake, tras superar ciertas pruebas, es admitido en su clan. Mientras tanto, los hombres esperan los resultados de la misión de Jake. (FILMAFFINITY)

James Francis Cameron (1954) es un director de cine y ecologista canadiense. Conocido por sus películas de ciencia ficción, su primera película Terminator (1984) ya le valió el reconocimiento de público y crítica. Aliens (1986), The Abyss (1989), Terminator 2: Judgment Day (1991) y True Lies (1994) fueron también super éxitos que le consolidaron en el star-system de Hollywood como un director al que merece darle carta blanca para hacer unas películas que tan sólo él puede imaginar. También dirigió Titanic (1997), que le valió los premios de la Academia a la Mejor película, Mejor director y Mejor montaje, y Avatar (2009), rodada con tecnología 3D, le valió nominaciones en las mismas categorías, aunque «solo» ganó otras tres categorías: Mejor fotografía, Mejor dirección artística y Mejores efectos visuales.

Cameron es cofundador de las productoras Lightstorm Entertainment, Digital Domain y Earthship Productions. Además de cineasta, es explorador marino de National Geographic y ha producido numerosos documentales sobre el tema, como Ghosts of the Abyss (2003) y Aliens of the Deep (2005). Cameron también ha contribuido a las tecnologías de filmación submarina y de vehículos remotos y ha ayudado a crear el sistema de cámara digital 3D Fusion. En 2012, Cameron se convirtió en la primera persona en hacer un descenso en solitario al fondo de la Fosa de las Marianas, la parte más profunda del océano de la Tierra, en el sumergible Deepsea Challenger.

Cameron escribe el guion de Avatar y realiza el montaje de la película junto a John Refoua y Stephen E. Rivkin. La mítica música es obra de James Horner, en la que fue su tercera colaboración con Cameron tras Aliens y Titanic. La película cuenta además con fotografía de Mauro Fiore y diseño de producción de Rick Carter y Robert Stromberg. Además de ganar 3 Oscars (Mejor fotografía, Mejor dirección artística y Mejores efectos visuales), Avatar es la película más taquillera de la historia a nivel mundial (sin contar la inflación) superando los 2800 millones de recaudación.

Sam Worthington interpreta al protagonista de la película, Jake Sully, un marine parapléjico que se une al proyecto Avatar para ocupar el puesto que, como científico, ejercía su hermano gemelo recientemente fallecido. Zoe Saldana interpreta a Neytiri Omaticaya, una habitante nativa de Pandora que se ve obligada a enseñar a Jake las costumbres de los na’vi. Sigourney Weaver interpreta a la Dra. Grace Augustine, una astrobióloga y directora del proyecto Avatar que sirve como mentora de Jake y que defiende las relaciones pacíficas entre humanos y na’vi. Stephen Lang interpreta al Coronel Miles Quaritch, comandante militar del proyecto y encargado de la seguridad de la base. Por último, Michelle Rodriguez interpreta a Trudy Chacón, una piloto de helicópteros.

Si hay un término manoseado en los últimos años en el mundo del cine, ese sería el tan manido «director visionario». Pero la verdad es que para pocos directores el término es más adecuado que para James Cameron. Un creador inconformista que ha hecho avanzar a la industria del cine al crear desarrollos tecnológicos que le permitieran contar y mostrar su película de la forma en que él la había imaginado. Ese es el caso de Avatar, una película que puede calificarse de revolucionaria al ser rodada y pensada para ser vista en 3D y que nos llevó a un mundo que nunca antes habiamos visto.

Da vergüenza echar la vista atrás y comprobar que si la tecnología 3D no ha triunfado y se está empleando masivamente en el mundo mainstream es por culpa de unos estudios cobardes que no se atrevieron a dar el salto e intentaron engañar al público estrenando películas rodadas en 2D a los que añadían algunos efectos en post-producción para dar la sensación de 3D, buscando aprovecharse de la moda del momento, dando mala fama a esta tecnología.

Avatar es una maravillosa locura. Un espectáculo visual increíble que nos muestra un mundo completamente nuevo lleno de animales y seres diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver en ciencia ficción. Lo primero que me llamó la atención de una película que tengo comprada en blu-ray y hemos visto en casa seguro una vez cada dos años, es lo espectacular que es el 3D y cómo ayuda a convertir la experiencia en Pandora en una super inmersiva. La profundidad que añade el 3D y la sensación de estar tú en medio de la jungla con los protagonistas está presente en buena parte del metraje. Con el añadido de tratarse de una jungla alienígena con flora y fauna diferente a la nuestra. También la parte de los vuelos lucen increíbles con el 3D.

Junto al 3D, otro elemento que me ha flipado es que estamos ante un mundo creado con ordenador que parece real. La perfección que Cameron consigue en todo, desde los bosques pero también las naves y los animales nos meten de lleno en la película y jamás ves decorados de cartón piedra o un mal uno de ambientes digitales. Todo luce real como si la jungla de Pandora existiera y estamos hablando de un ambiente 100% digital. La suspensión de credulidad es total porque te crees estar en Pandora con Jake, algo que 13 años desde su estreno inicial hace que luzca mejor que cualquier otra película estrenada este año, o en los últimos años.

El otro gran desarrollo de Cameron fueron las cámaras de captura de movimiento que captaban todas las expresiones faciales de los actores con una definición nunca antes vista y que consiguen que las facciones de los na´vi y de los avatares parezcan también reales. Al final Avatar no es una película de tecnología que valorar únicamente por su apartado técnico, sino que esta tecnología permite a Cameron contar su historia y hacer que los espectadores conectemos con los personajes y no nos parezcan humanos pintados de azul inverosímiles como pasa en cualquier película de Star Trek. Todo va dirigido a crear una experiencia inmersiva en el espectador en la que creamos que estamos transportados a un nuevo mundo. Y la verdad es que funciona. Lo hizo en 2009 y lo ha vuelto a conseguir en 2022 incluso sabiendo lo que iba a ver. La experiencia ha sido increíble.

Hay que reconocer que si, el guion de Avatar puede ser resumido como «Bailando con lobos en el espacio». El propio Cameron reconoce la influencia de la película de Kevin Costner (estrenada en 1990, 19 años antes que Avatar) en la que un oficial del ejército norteamericano es destinado a un puesto militar abandonado fronterizo con territorio indio y acabará haciéndose amigo de una tribu sioux de la que aprenderá sus costumbres. Pero Cameron a partir de ahí crea una historia con una profunda vertiente ecologista y de defensa del medio natural, creando un ecosistema y una cultura de los na´vi completamente novedosa.

Esta influencia en el concepto básico de la película es la prueba de cargo para los haters para recordarnos que Avatar «no es para tanto». Incluso pueden encontrarse conexiones con otras películas como La selva esmeralda de John Boorman o Pocahontas en lo referido a la lucha entre civilizaciones o al ecologismo. Sin embargo, lo que olvidan esos haters es que a partir de ese concepto básico Cameron crea a personajes interesantes como la doctora Augustine (Sigurney Weaver) o los propios protagonistas Jake y Neytiri que quieres conocer y que consiguen que te preocupes por ellos. La fábula ecologista está super bien construida y realiza una crítica feroz contra el capitalismo salvaje que destruye el medio ambiente y la historia de amor me la creo y se crea con el ritmo adecuado.

Pero es que además estoy cansado de películas «serias» que cuando rascas la superficie compruebas que tienen guiones vergonzosos que parece que toman por tontos a los espectadores y que ni siquiera respetan las normas que ellos mismos establecen para ese mundo (Star Wars IX, Joker, Batman v Superman), por lo que ver una película en la que el guion es perfecto y no rompe la lógica de las reglas del mundo de Pandora es una refrescante novedad, casi una anomalía. Y eso en el mundo de los blockbusters, pero cuando nos vamos a dramas «adultos» la situación es casi peor, con personajes que no actúan según su naturaleza o que actúan porque si sin mayor explicación. Ver una película con un guion lógico y esperable es una maravilla. De hecho, que el final se sienta inevitable y casi el único posible no es señal de mala historia, en muchos aspectos sería justo lo contrario. Si hubiera que desmerecer cualquier drama «serio» que recomiendan algunos críticos simplemente por compartir argumento básico con otra película, no se podría ver cine. Pero eso es justo lo que se hace con Avatar, en parte por el odio que se le tiene a Cameron y en parte al tratarse de cencia ficción, un género ninguneado por estos creadores de opinión.

Y a todo lo anterior hay que sumarle un climax final super potente con un set de acción alucinante que deja en mal lugar a cualquier película del silo XXI que no sea Vengadores Infinity War y Endgame y que en 2022 ha significado un triunfo total para una película redonda a la que no se le puede poner un pero.

Cameron es un director odiado y envidiado a partes iguales, porque ha demostrado ser un profesional de éxito que ha triunfado donde los demás no lo han conseguido, y no cabe duda que lo ha conseguido haciendo lo que quería en cada momento y realizando mejores películas que la competencia. Eso en lo referido a otros estudios, pero tengo claro que también es aplicable a una parte de la crítica que no puede soportar que el público apoyemos con nuestro dinero las películas de Cameron cuando ellos nos insisten en que no lo merecen, porque hay otras películas mejores. Las que les gustan a ellos, claro. Unos críticos y unos influencers cada vez más irrelevantes que hoy en día solo engañan a su cada vez más pequeño público entregado.

Tras ver Avatar de nuevo en 3D, no tengo duda que Avatar: The Way of the Water va a arrasar las próximas navidades. Y es que incluso sin conocer el argumento, el público sabe(mos) que Cameron nos va a llevar a un mundo que sólo él puede imaginar y que la experiencia va a ser diferente a cualquier otra cosa que hayamos visto en el cine este año. Y en este caso, diferente SI es mejor. Cada vez cuesta más sacar al público de sus casas para ver una película en las salas de cine. Creo que Avatar 2 lo va a conseguir, porque la experiencia de ver de nuevo esta primera película en 3D ha sido una experiencia alucinante que recomiendo a todo el mundo.

Comparto el trailer del reestreno de esta película:

Avatar es un peliculón en si mismo que sigue luciendo mejor que el 100% de las películas estrenadas este año, cuya importancia para la industria del cine es aún mayor si tenemos en cuenta los desarrollos tecnológicos que Cameron creó para esta película y que revolucionaron el medio.

PUNTUACIÓN: 9/10

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