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Crítica de Cobra Kai temporada 4 (Netflix)

Lamentablemente, Cobra Kai mostró síntomas claros de agotamiento en la cuarta temporada recién estrenada en Netflix. Dentro que sigue siendo muy disfrutable con muchos momentazos, empieza a ser necesario que empiecen a pensar en el final de la historia.

PUNTUACIÓN: 6.5/10

Cobra Kai está ambientada 34 años después de la película original de Karate Kid, reexaminando la narrativa desde el punto de vista de Johnny Lawrence (William Zabka), y su decisión de reabrir el dojo de karate Cobra Kai que lleva a reavivar su antigua rivalidad con Daniel LaRusso (Ralph Macchio)

Tras el final de la tercera temporada, Johnny Lawrence y Daniel LaRusso combinan sus dojos para derrotar al Senei Kreese en el inminente Torneo de Karate de Hill Valley. ¡El Ganador se lo queda todo! Por desgracia para ellos, Kreese también se guarda un as en la manga…

La serie, creada por Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg, basándose en los personajes de las películas clásicas de Karate Kid de los años 80 creados por Robert Mark Kamen, fue producida por Youtube Red, el fracasado canal con contenidos propios de pago que intentó lanzar Youtube entre 2018 y 2019. La espectacular primera temporada fue estrenada en mayo de 2018 mientras que la segunda lo hizo en abril de 2019. Tras la compra de la serie por parte de Netflix, estrenó su exitosa tercera temporada justo hace un año. Esta cuarta temporada ha contado con 10 episodios de entre 28 y 45 minutos cada uno.

Las estrellas de Karate Kid Ralph Macchio y William Zabka repiten sus papeles como Daniel LaRusso y Johnny Lawrence. Cobra Kai también está protagonizada por Courtney Henggeler, Xolo Maridueña, Tanner Buchanan, Mary Mouser, Jacob Bertrand, Gianni DeCenzo, Martin Kove, Peyton List, Vanessa Rubio. La sorpresa de esta cuarta temporada es el retorno de Thomas Ian Griffith como Terry Silver, el villano de Karate Kid 3.

Empezando por las cosas positivas, Cobra Kai son Johnny Lawrence y Daniel LaRusso, y es genial ver en esta temporada cómo tienen que intentar trabajar juntos si quieren derrotar de Kreese. Su química permanece igual que la recordaba y nos ofrece momentos estupendos con sus personalidades opuestas. Además de mucho ochenterismo en la música y otros detalles, la serie sigue aprovechando elementos de las películas clásicas para añadir matices interesantes a los personajes que también están muy, muy bien.

También me gusta mucho todo lo que tiene que ver con los chavales, y cómo TODOS, sin importar el dojo en el que entrenan, cometen errores y meten la pata, haciendo cosas buenas y malas a lo largo de los episodios. Hay una parte de esta temporada que trata de que los chavales tienen que descubrir su propio karate y que no hay que estar anclado en una única versión de la vida cuando con la combinación y la comprensión de los diferentes es cuando llega el verdadero conocimiento. En este sentido, que los chavales se den cuenta que los senseis sólo buscan su propio interés y les utilizan como peones en su lucha contra Kreese (y al revés) es otro detalle chulo que nos ha incorporado esta temporada que añade un matiz extra a unos personajes que me gustan mucho.

El añadido de Terry Silver crea una dinámica muy interesante para la serie, al provocar que Daniel se sienta descolocado al recordar su peor versión en Karate Kid 3, haciendo que cometa aún más errores y Kreesse recupere la confianza en la victoria. La parte de reconocer que lo que hizo Silver en Karate Kid 3, acosar un adulto rico a un chaval adolescente, era algo muy loco es un elemento muy meta que resalta algo que los fans sabemos pero a veces no queremos admitir: que muchas obras míticas de nuestra infancia igual no han envejecido demasiado bien. O no eran tan buenas para empezar.

Esta cuarta temporada incorpora una trama nueva en relación al segundo hijo de Daniel, Anthony (que está super crecido), y que hace bullying a un chaval recién llegado al instituto. Esta trama, aunque secundaria, me parece muy interesante en la parte que los padres muchas veces no nos enteramos de lo que realmente hacen nuestros hijos y que el hecho que alguien sea un héroe no garantiza que sus hijos lo vayan a ser también.

Sin embargo, la serie tiene varios problemas importantes a lo largo de estos 10 episodios. Empezando por la sensación de alargar la trama más de la cuenta con escenas de diálogos redundantes sin fin en lugar de mostrar karate, que es una parte importante de porqué vemos la serie. Mientras veía Cobra Kai me acordaba de Shawn Ryan y cómo en los comentarios de su histórica serie The SHIELD comentaba que cuando empezaban una temporada analizaban el climax final de cada temporada, y veían como conseguir llegar antes a él, mostrándolo a mitad de temporada y teniendo que buscar otro momentazo para el final, de forma que sabías que no se guardaban nada en ningún momento. Esto no pasa en Cobra Kai, más bien al contrario.

Como todo está condicionado al Campeonato de All Valley que sirve de final de temporada, esto provoca que no haya escenas de acción reseñables en toda la temporada. De hecho, cuando llegan son durante el torneo, por lo que son siempre combates uno contra uno, quedando por tanto muy lejos los momentazos de las temporadas dos y tres con los históricos combates multitudinarios en el instituto y en casa de Daniel, unas escenas con coreografías dignas de alabanza que mostraban que los productores buscaban rodar buenas escenas de acción que nos dieran algo diferente. Sin embargo, todo en la cuarta temporada transmite pobreza y cutrez (en lo relativo a las escenas de acción, ojo). Y tengo claro que los adultos son cada vez más mayores, pero esperaba mucho más de los combates de los chavales, y en especial el de Samantha y Tory es muy flojito.

Y como decía antes, la evolución de los chavales y cómo ven que deben ser ellos mismos frente a unos adultos demasiado inmovilistas y anclados en el pasado que les quieren usar como peones en sus luchas está bien. Pero lo cierto es que los entrenamientos sobre todo del lado de Johnny son un tanto ridículos. Y hablando de Johnny, ya en la tercera temporada comenté que utilizarle de alivio cómico a costa de estar anclado en los 80 había dejado de tener gracia, pero lo que hacen los guionistas con él en varios episodios, como cuando empieza a buscar una karateca chica al dividirse la competición en masculina y femenina, empieza a ser ya bochornoso. Esa parte tampoco me ha gustado nada.

Vi esta cuarta temporada en modo maratón en apenas dos días, y diría que esto también provocó que le viera las costuras narrativas, al ser varios episodios 100% diálogos entre los personajes que se mueven por territorios repetitivos. Creo que esta sensación no hubiera sido tan mala si hubiera visto la serie en modo semanal o como hice con The Witcher, un episodio al día. En este caso, diría que el sistema Netflix ha jugado en contra de la serie.

En general Cobra Kai sigue siendo muy entretenida y me siguen interesando los personajes. Pero empieza a mostrar signos clarísimos de agotamiento de la fórmula y me gustaría que la quinta temporada sea la última, porque si no corren el riesgo de perderme como espectador. Confío que sepan darle un final digno a la historia, pero como se les ocurra alargarlo aún más la van a fastidiar. Veremos a ver qué pasará.

Comparto el trailer de la temporada 4:

Con lo mucho que me habían gustado las tres primeras temporadas de Cobra Kai, no sabéis lo mal que me sabe que esta cuarta haya resultado en parte decepcionante. En fin, espero que sepan cerrar la historia en la quinta temporada.

PUNTUACIÓN: 6.5/10

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Crítica de Matrix Reloaded (Hermanas Wachowski, 2003)

Tras el disfrute de The Matrix, hoy toca comentar mis impresiones de mi revisionado de Matrix Reloaded, la primera parte de dos películas que junto a Matrix Revolutions (2003) contaron el final de la guerra de los humanos contra las máquinas.

PUNTUACIÓN: 8/10

Neo, Morpheus, Trinity y el resto de la tripulación continúan en la lucha contra las máquinas que han esclavizado a la raza humana. Ahora más humanos han sido despertados e intentan vivir en el mundo real. A medida que aumentan en número, la batalla se acerca a Sión, la última ciudad real en el mundo y centro de la resistencia humana. Y tiene poco tiempo, muy poco tiempo… (FILMAFFINITY)

Matrix fue una película revolucionaria que cambió la forma en que Hollywood planteó sus películas de acción al comienzo del siglo XXI. Aparte que su final abierto obviamente dejaba la puerta abierta para nuevas películas, estaba claro que Warner Bros. iba a exigir una continuación debido a el arrollador éxito comercial y la relevancia cultural que consiguió la película. Y para la continuación, las Wachowski plantearon un ambicioso plan multimedia que complementaría a las dos películas rodadas simultáneamente, Reloaded y Revolutions (estrenadas en mayo y noviembre de 2003). Esto imitaba lo que Peter Jackson hizo con El Señor de los Anillos, también producida por Warner a través de New Line, que en las navidades de 2003 estrenó la histórica El Retorno del Rey.

De este modo, simultáneamente al estreno de Reloaded se estrenó también Enter the Matrix, un videojuego con un argumento escrito por las Wachowski en el que tenían lugar hechos que luego fueron mencionados en la película. Además, fruto del amor de las hermanas por el anime japonés, escribieron y produjeron Animatrix, una antología de nueve cortometrajes de animación que amplían la historia de Matrix, incluyendo la guerra original entre la humanidad y las máquinas que llevó a la creación de este realidad virtual, además de otras historias paralelas que expanden el universo principal. Esto que en los últimos años hemos visto en otras franquicias y resulta más habitual fue otro elemento revolucionario que hasta ese momento parecía que sólo estaba al alcance de Star Wars, que con el estreno de su segunda trilogía entre 1999-2005 además de multitud de libros y muñecos creó la primera serie de animación de Clone Wars de Genndy Tartakovsky.

Las hermanas Lana y Lilly Wachowski volvieron a escribir el guión además de dirigir, y se juntaron con el mismo equipo humano de la primera película, con el director de fotografía Bill Pope, el montaje de Zack Staenberg y la música de Don Davis, que tuvo a su vez la colaboración de Juno Reactor. Frente al control presupuestario de la primera Matrix, que costó tan sólo 65 millones, Warner y sus productoras tiraron la casa por la ventana para el rodaje simultáneo de Matrix Reloaded y Revolutions.

Aunque el grueso del rodaje tuvo lugar entre marzo de 2001 y agosto de 2002 en los estudios de Fox en Australia, la producción construyó una autopista de 1,5 km de longitud en la base aérea de Alameda, California, para poder rodar con total libertad la famosa escena de la autopista, además de la creación de nuevos desarrollos tecnológicos para poder rodar las espectaculares escenas de acción de la película. Y la jugada les salió bien, porque Reloaded recaudó casi 750 millones en todo el mundo a partir de un presupuesto de 150, lo que la convirtió en la película R más taquillera de la historia en ese momento, un record que conservó 13 años hasta el estreno en 2016 de Deadpool.

A los protagonistas de Matrix Keanu Reeves (Neo), Carrie-Ann Moss (Trinity), Laurence Fishburne (Morfeo) y Hugo Weaving (Agente Smith) se les unen un amplio reparto de actores que dieron forma al complejo mundo de Matrix y la sociedad humana de Sión. En el mundo real encontramos a Jada Pinkett Smith (Niobe) y Anthony Wong (Ghost), protagonistas del juego Enter the Matrix que en las películas tuvieron una importancia menor, Harold Perrineau (Link) el nuevo piloto y operador de la la nave Nabucodonosor de Morfeo, Anthony Zerbe (Consejero Hamann, uno de los ancianos que dirige el consejo de Zion), Harry Lennix (Comandante Lock, el jefe de la defensa militar de Zion) y Nona Gaye (Zee, esposa de Link y hermana de Dozer y Tank, los tripulantes de la Nabucodonosor en la primera Matrix). A modo de curiosidad, el director Leigh Whannell (Upgrade y El hombre Invisible) tuvo un pequeño papel en la dos películas.

Dentro de Matrix, Gloria Foster vuelve a interpretar al Oráculo, con Collin Chou (Seraph, su guardaespaldas y protector), Helmut Bakaitis (el Arquitecto, la I.A. Creadora de Matrix) y Randall Duk Kim (Keymaker). La novedad llega con el descubrimiento que dentro de Matrix existen programas piratas que buscan su propio interés, como son Lambert Wilson (Merovingio) y la siempre bella Monica Bellucci (Perséfone), y los hermanos y expertos en artes marciales Neil and Adrian Rayment (los gemelos).

Ya empezando a valorar Matrix Reloaded, nunca el clásico “faster, bigger, more spectacular” que se suele aplicar a las secuelas cinematográficas fue tan claramente visible en un blockbuster palomitero como lo es en esta segunda parte de Matrix. Y la verdad es que es alucinante la forma en que tan sólo 4 años después, todo luce increíblemente mejor en lo referido a las escenas de acción y artes marciales. Las coreografías que creó Yuen Woo-ping sacaron el máximo partido del poderío presupuestario que tuvieron para el rodaje de Reloaded, y frente a la cámara fija en la mayoría de los planos “normales” de artes marciales de Matrix, que como máximo planteaban algún travelling lateral, en Reloaded la cámara se mueve y casi interactúa con los guerreros, como en la escena en el castillo de Merovingio en la que la cámara sigue a los personajes mientras saltan. Visualmente se nota el upgrade en prácticamente todas las escenas de acción gracias a las mejoras tecnológicas que los propios Wachowski provocaron.

Ejemplo de esto es la «Burly Brawl», la ya mítica pelea melé de Neo contra decenas de agentes Smith. Tras la revolución que supuso el bullet-time en 1999, que fue copiada hasta la saciedad, esta tecnología se quedó casi obsoleta para las necesidades de las Wachowski, que provocaron un avance en los procesos de digitalización de la imagen y los personajes mediante la técnica de «Universal Capture”, un proceso que toma muestras y almacena los detalles y expresiones faciales en alta resolución. Con esta gran cantidad de datos recopilados y los algoritmos adecuados, finalmente pudieron crear una escena virtual en la que los personajes, las ubicaciones y los combates pueden ser creados digitalmente a través de cámaras virtuales, eliminando las restricciones de las cámaras reales. Esto fue precursor de los motores de la mayoría de juegos actuales que a su vez ayudó a la creación de The Dome para The Mandalorian.

Además de las escenas de artes marciales, a veces da la sensación que todo en Reloaded nace del intento de mostrar más de lo mismo respecto a la primera película, pero mejor. Si había una escena en una discoteca en Matrix, en Reloaded tenemos la casi-orgía en Sión y una fiesta de Merovingio adornada con detalles sadomasoquistas. Si Trinity tuvo un bullet-time, en Reloaded tiene otro contra un enemigo que anda por el techo. Los combates de Neo ya no están constreñidos por la física o la gravedad en Reloaded, realizando saltos increíbles aprovechando completamente el espacio a su alrededor, sumando a la melé contra Smith un combate posterior contra los hombres de Merovingio en el que se utilizan armas como espadas, sais, etc…

Y luego está la monumental escena en la autopista, planteada para dejar en ridículo cualquier otra persecución que hubiéramos visto en una película anterior. El rodar en una carretera creada a propósito para la película permitió a las Wachowski dar rienda suelta a sus ideas más locas, que con la ventaja de las cámaras y añadidos digitales de vehículos alrededor de Trinity, Morfeo y el Keymaker crean una escena increíble que sigue luciendo alucinante caso 20 años después de verla la primera vez.

Además de Matrix, la parte de Sión es un interesante añadido, al descubrir no sólo a las diferentes tripulaciones, sino como hay intereses opuestos entre Morfeo y Lock, que no cree las profecías o que Neo sea el salvador de la humanidad. Esta parte añade una capa de complejidad y una carrera contra el reloj ante la inminente llegada de las máquinas a Sión, que son la verdadera amenaza para la supervivencia de la raza humana.

Volviendo a Matrix, el Oráculo transmite ideas interesantes sobre el destino, y la revelación que ella no está para decirle a Neo qué tiene que hacer, sino para hacerle entender que esa decisión ya la tomó y que ahora tiene que entender las consecuencias de dichos actos. Las Wachowski en esta película parecen inclinarse por el futuro marcado antes que por el libre albedrío, lo que encaja con las figuras religiosas mesiánicas en las que se inspiraron para crear a Neo, un Jesucristo que salvará la humanidad a ostias, si es necesario.

La revelación al final de la película que Neo no es el único salvador de Sión, sino que es el sexto de un sistema creado por las máquinas, en concreto por el Oráculo, para salvar el error sistémico del sistema que había provocado los fallos catastróficos en el pasado, es un giro bestial que en su momento me voló la cabeza y que aún ahora sigue funcionando de maravilla.

Matrix Reloaded realmente me gustó y me sigue pareciendo una buenísima película. Pero por lo expuesto hasta ahora uno pensaría que me parece perfecta, y nada más lejos de la realidad. En primer lugar, hay un problema fundamental en Reloaded que es la falta de sensación de amenaza, algo que resultaba clave en la primera Matrix cada vez que aparecía un agente. Las coreografías de artes marciales son muchísimo más complejas y el apartado visual para llevarlas a la pantalla sin duda mejoran a Matrix, pero como nada de lo que pasa puede dañar a Neo (tras 3 combates in-crescendo lo máximo que ha sufrido Neo es un pequeño corte en una mano), al final no hay tensión ante nada de lo que vemos, quedando más claro de lo que debería la cualidad de baile escenificado de las coreografías. Cosa que es lo que son, pero que NO debería notarse. Incluso la pelea de Morfeo encima del camión sufre de esto y en ningún momento te crees que se encuentra en peligro mortal a pesar de tener que pelear y evitar caerse del camión al mismo tiempo. En este caso, siendo más complejas, las escenas no acaban de ser mejores desde un punto de vista narrativo o cinematográfico.

Unido a esto, parece que la película está planteada a partir de los sets de acción rellenando los intermedios con una cháchara expositiva que acaba resultando cargante y anti-entretenido. Hay elementos de la trama que realmente me muestran que las Wachowski tenían ideas interesantes que son poco habituales en blockbusters palomiteros. Sin embargo, su forma de mostrarlas en pantalla, como por ejemplo la conversación de Neo con el Consejero Hamann en la sala de máquinas de Sión, es un buen ejemplo de escenas expositivas sin fin que acaban provocando que Reloaded tenga un ritmo terrible. En esta apreciación pesa también el darme cuenta que Neo termina tres de los últimos sets de acción, la melé, el salvamento de Morfeo en la autopista y de Trinity en el edificio volando, frente al agente / virus Smith marchándose y dejando la pelea inconclusa y las otras dos llegando al rescate, lo que de nuevo resta toda sensación de amenaza a esos momentos.

A todo esto, la melé ha envejecido fatal, y si ya en su momento se notaba que era una escena digital que no rodaron los actores, sobre todo la parte final con Neo contra decenas de Smiths, vista con ojos de 2021 notas la triste realidad que hay juegos que tienen una mayor definición de imagen y resultan más creíbles de lo que parece la escena. Visualmente me sigue gustando y entiendo y aprecio el desarrollo tecnológico que ayudó a provocar que llevamos disfrutando los últimos años, pero igual que digo una cosa, tengo que reconocer lo otro.

Hay otro elemento menos importante y está en relación con la coordinación de las películas, sobre todo Reloaded, con el juego Enter the Matrix y los cortos de Animatrix, y es que aunque la historia principal se entiende sin problemas, notas durante la película, porque además los diálogos te lo dejan entrever, que te estás perdiendo cosas que no se mostraban, cosa que no me acaba de molar, la verdad. Hablo en concreto en lo relativo a las diferentes misiones de Niobe que veías como aparecía habiéndolas cumplido, por ejemplo la recepción del mensaje para Neo al principio o la destrucción de la central nuclear en el climax, pero que te dejaban con ganas de más. O la figura del Chico en Sión al que Neo parece que salvó y despertó de Matrix en una aventura previa sobre la que no sabemos nada.

Y está claro que esto también lo hizo El Imperio Contraataca y El retorno del Jedi, mencionando aventuras que no llegamos a conocer nunca (algunas sí, gracias a los comics o novelas), pero en este caso no me acabó de dejar buen feeling, dentro que como digo no me generan realmente un problema y todo se entiende perfectamente. Y obviamente acepto que esto era algo buscado para que los consumidores compráramos el juego (y lo jugáramos), o viéramos posteriormente los cortometrajes, pero como la sensación la tuve, pues la comparto. En ese sentido, a baja escala pero Reloaded / Revolutions nos regaló con un “Caballeros de Ren” a baja escala con Seraph , un personaje que parece el puto amo que va a tener una gran importancia en la trama que no llega a tener nunca.

Y luego está el hecho que la película no acaba, algo que en su día quedó amortiguado con el estreno de Revolutions tan sólo 6 meses después de Reloaded (Mayo – Noviembre 2003), un planning mucho mejor que el año de diferencia entre las películas de El Señor de los Anillos, o los ¿dos años? que van a pasar para poder ver el final de Dune de Villeneuve. El planteamiento de las Wachowski de hacer una historia contada en dos películas está bien, y visto ahora en casa con un día de diferencia entre películas hace que cualquier problema al respecto desaparezca. Sin embargo, vista Reloaded como una película independiente, que el climax de reloaded sea un diálogo expositivo infumable del Arquitecto mientras le explica a Neo su papel en la programación de Matrix, se mire como se mire es un bajón.

En todo caso, esta segunda parte de la reseña es quizá muy negativa y la verdad es que la película me sigue gustando y he disfrutado un montón viendo la película con mi hijo pequeño. Y además, sale Monica Bellucci tan sensual y guapa como siempre, con lo cual mal no puede estar esta Matrix Reloaded, ¿no?

Comparto el trailer de la película:

Matrix Reloaded es una buen continuación de una película mítica. Y aunque no alcanza el nivel de su predecesora, 18 años después sigue siendo un estupendo entretenimiento para todos los fans del cine de ciencia ficción y acción.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos de Destin Daniel Cretton (Marvel Studios)

La vigésimo quinta película de Marvel Studios, Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, está dirigida por Destin Daniel Cretton y es un estupendo entretenimiento que combina con acierto el cine de artes marciales con el espectáculo visual marca de la casa Marvel, que sirve de lanzamiento del estupendo Simu Liu como protagonista.

PUNTUACIÓN: 8/10

Shang-Chi, maestro del Kung Fu sin armas, se ve obligado a enfrentarse a su pasado después de ser atraído a la organización de los Diez Anillos.

Shang-Chi, ​también conocido como el Maestro de Kung Fu, es un superhéroe de Marvel Comics creado por el escritor Steve Englehart y el artista Jim Starlin, debutando en Special Marvel Edition # 15 (diciembre de 1973) dentro de la moda por las artes marciales y en plena revolución de Marvel en los años 70 que les hizo buscar nuevas temáticas y personajes. El personaje consiguió serie propia en la que vivió una autentica edad de oro gracias al guionista Dough Moench y el artista Paul Gulacy, que le aportó su icónica imagen inspirada en el mítico Bruce Lee.

Shang-Chi es la primera película de Marvel Studios protagonizada por un actor de origen asiático. El director americano nacido en Hawai Destin Daniel Cretton fue elegido como director. Conocido principalmente por sus colaboraciones con Brie Larson en las películas Short Term 12 (2013), The Glass Castle (2017) y Just Mercy (2019), es otro ejemplo de la búsqueda activa por parte de Marvel de talento de orígenes diversos. Cretton además de dirigir escribió también el guión junto a David Callahan, que estuvo vinculado al proyecto antes que Cretton.

La película cuenta con un presupuesto de 150 millones de dólares que están perfectamente invertidos y lucen de maravilla en pantalla. Shang-Chi ha contado con dirección de fotografía de Bill Pope, montaje de Nat Sanders y música de Joel P. West. Teniendo en cuenta que la película recaudó 140 millones en todo el mundo en su primer fin de semana de estreno, la sensación, apoyada por las buenas crítica y mejor boca a boca, es que la película va a ser rentable para Marvel, a pesar de los problemas que aún hoy están sufriendo los grandes blockbusters de Hollywood por culpa de los efectos de la pandemia.

Marvel vuelve a dar en la diana con un casting espectacular. Destacan cuatro nombre principales que combinan novedad y veteranía. En primer lugar, el descubrimiento del protagonista Simu Liu, actor nacido en China pero que vive en Canadá. Liu interpreta a Shang-Chi, un hábil artista marcial que fue entrenado a una edad temprana para ser un asesino por su padre Wenwu. Shang-Chi dejó la organización de los Diez Anillos para llevar una vida normal en San Francisco, junto a su amiga Katy, una divertidísima y carismática Awkwafina.

En el lado de la veteranía, tenemos a los siempre excelentes Tony Leung como el villano Wenwu, padre de Shang-Chi, y Michelle Yeoh, que interpreta a Ying Nan, guardiana del mundo mítico de Ta Lo. Completarían el reparto en papeles secundarios Meng’er Zhang como Xu Xialing, hermana separada de Shang-Chi e hija de Wenwu, y Florian Munteanu (Viktor Drago en Creed II) como Razor Fist, un miembro de los Diez Anillos que porta una espada en lugar de la mano derecha. Eso sin hablar de los numerosos y buenísimos cameos que disfrutamos en la película (que prefiero no comentar por los spoilers) y que sirven para asentar el hecho que esta película es claramente parte del MCU.

Empezando a valorar la película, me ha encantado. No sé qué haces que no la has visto todavía, o en su caso, que no la has ido a ver ¡dos veces! Shang-Chi ofrece una chulísima historia de origen de un nuevo personaje de Marvel que aporta toda una autentica mitología que abarca más de 1000 años. Shang-Chi tiene todo lo que se le exige al buen cine comercial para toda la familia. Buenos actores protagonistas que transmiten carisma y empatía, dos secundarios de lujo como Tony Leung y Michelle Yeoh que iluminan la pantalla cada vez que aparecen, una historia de aventuras con estupendas coreografías de artes marciales con unos toques de humor que funcionan siempre y un espectáculo más grande que la vida con el destino de la Tierra en juego. Todo ello en los 135 minutos de metraje, una duración bastante ajustada teniendo en cuenta todo lo que tiene que contar la película.

Simu Liu y Awkwafina están geniales en sus papeles protagonistas. Comparten una estupenda química en pantalla y el guión consigue que te preocupes por ellos desde el primer fotograma. Las coreografías de acción protagonizadas por Liu son estupendas, pero no es sólo un stunt-man all-action, sino que aporta mucho a la construcción de Shang-Chi, alguien que busca escapar de su padre y que cometió pecados de los que se avergüenza, lo que le aporta una humanidad super necesaria para que el personaje triunfe. En ese sentido, el éxito es total.

Awkwafina tiene también su importancia en la historia y va más allá de ser un alivio cómico, la verdad es que me ha sorprendido par bien. A la que veo más floja es a Meng’er Zhang como la hermana de Shang-Chi Xu Xialing, mostrando buenas aptitudes marciales pero una limitada capacidad actoral, apareciendo todo el rato con un registro monotemático de tía dura enfadada con todos. Michelle Yeoh realmente hace de Michelle Yeoh, pero lo hace tan bien y mola tanto que por mi puede seguir haciendo este tipo de papel de guerrera veterana que es fuente de sabiduría todo el tiempo que ella quiera.

No es sorpresa que Tony Leung esté genial como el villano de la película, el malvado Wenwu. Sin embargo, si me ha sorprendido positivamente que el guión plantee desafíos y complejidad al personaje que evite en que se convierta en un villano de un único matiz, de forma que entiendes su dolor y por qué hace lo que hace durante la película. Wenwu rompe la racha de villanos olvidables de Marvel, de la que Viuda Negra fue el desafortunado último ejemplo.

La gran pregunta que todos los fans nos haciamos antes de ver la película era ¿Conseguirá Marvel hacer buenas coreografías de artes marciales? Y la respuesta a eso es un SI rotundo. Una vez resuelto eso, la siguiente pregunta era qué tipo de marciales veriamos. Y por mucho que nos guste soñar, era absurdo pensar en The Raid como fuente de inspiración, al tratarse de una película PG13. Tras ver el primer trailer y la escena en el autobús, me daba con un canto en los dientes si Marvel hubiera optado por buscar la inspiración en Jackie Chan. Y para mi alegría, eso es justo lo que nos encontramos, ejecutado de forma modélica. En concreto, las dos escenas de acción principales son la antes mencionada escena en el autobús, y una a mitad de película con una pelea en los andamios de un edificio. En ambos casos, tenemos unas escenas super bien rodadas en las que se ve perfectamente lo que está sucediendo y en las que los personajes aprovechan el espacio para moverse y esquivar a los adversarios, justo como los mejores momentos del mítico Jackie Chan. Em el lado de las artes marciales, estamos ante un éxito total.

De hecho, si hay algo menos bueno en Shang-Chi es que no opten por un climax de artes marciales que mejore incluso las escenas previas, ya que la película muta en el último tercio de una historia más o menos esperable de artes marciales con protagonista enfrentado a su pasado a una fantasía épica que es un espectáculo de efectos especiales alucinante. Me flipa que este climax que bebe de los grandes clásicos de la fantasía asiática haya conseguido llegar a las salas sin que fuera spoileado en los trailers o en redes sociales, y la verdad es que pensando en ello, encaja con el espectáculo que se espera de una película Marvel. El despliegue pirotécnico final está chulo, pero a la vez tapa un poco la importancia de Shang-Chi en la resolución del combate final, aunque hay que decir que justo antes, Simu Liu y Tony Leung comparten un estupendo cierre a la historia de padre hijo que funciona como climax emocional. Y para entendernos, esta batalla final de Shang-Chi le da mil patadas al horrendo final de Black Panther, con el que puede decirse que tiene alguna similitud.

Comentaba antes que Shang-Chi dura 135 minutos y que era entendible dado la densa historia que hay que presentar. Dentro que la película me gustó mucho, también debo decir que la preparación justo antes del combate final se me hizo un pelín larga, aunque narrativamente todo lo que muestran sea necesario para la construcción de Shang-Chi. En este sentido, la narración en flashbacks me parece que es un acierto y funciona, aportando interesantes giros y sorpresas que hacen al protagonista un personaje interesante del que te interesa conocer más.

Como digo, la película me ha gustado mucho, y creo que abre una nueva ventana que va a ser un interesante complemento al MCU actual. No es sorpresa si digo que Shang-Chi NO es una adaptación literal de los comics, sino que a partir del concepto básico Marvel Studios crea su propia historia que encaje con el universo cinematográfico del MCU. Puedo imaginar que si hay fans hardcore del comic, puedan sentirse decepcionados por los numerosísimos cambios, pero creo que el 99.99% restante de espectadores entre los que me incluyo se lo habrán pasado genial.

Otro elemento muy chulo es que Shang-Chi plantea una historia autoconclusiva con principio y final satisfactorio, como siempre en el MCU. Sin embargo, aparte de los elementos que quedan abiertos de cara a una posible Shang-Chi 2 que de momento no está confirmada, hay un montón de cameos super chulos que aportan momentos buenísimos a la vez que nos conectan con personajes y situaciones de películas previas del MCU. De hecho, confirmo que hay 2 escenas post-créditos y es necesario quedarse hasta el final de los títulos de crédito que merecen la pena y abren unas posibilidades que pueden dar mucho juego. Como siempre, por otra parte, cuando hablamos de Marvel.

A pesar de los detallitos comentados, globalmente la experiencia de Shang-Chi me ha parecido mucho más redonda y satisfactoria que la sola correcta Viuda Negra, que sufrió entre otros problemas de un tremendo problema de ritmo en la segunda mitad y a una Natasha eclipsada por su hermana Yelena. No es el caso para nada en Shang-Chi, la recomiendo completamente.

Comparto el trailer de la película:

Shang-Chi es el último éxito de Marvel, obligatorio verla en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 8/10

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¡Saludos a todos!

Crítica de Fire Power vol. 3 de Robert Kirkman y Chris Samnee (Image Comics)

El tercer volumen de Fire Power de Robert Kirkman y Chris Samnee, con colores de Matt Wilson, es otro volumen estupendo que hará las delicias a los amantes de las artes marciales.

PUNTUACIÓN: 8/10

¡Serie TOTALMENTE NUEVA creada por ROBERT KIRKMAN (THE WALKING DEAD, INVINCIBLE, OBLIVION SONG) y CHRIS SAMNEE (Daredevil, Black Widow)!

El que ejerce el poder del fuego está destinado a salvar al mundo, pero Owen Johnson le ha dado la espalda a esa vida. Pero después del ataque de la Garra del Dragón, Owen y su familia se están recuperando de la pérdida, ¡y más peligro acecha en el horizonte!

Este volumen recopila Fire Power de Kirkman y Samnee 7-12 USA.

Fire Power es un sueño para los fans del género de las artes marciales, el tipo de comic que pensabas que jamás nadie se animaría a publicar en una industria dominada, aunque cada vez menos, por los superhéroes. Y tuvo que ser Robert Kirkman el que diera el paso, centrado como está en darnos entretenimiento variado de calidad gracias al extenso catálogo de su sello Skybound. Por no hablar de Oblivion Song o Die! Die! Die!

No es noticia que Kirkman haga avanzar muchísimo la trama en este tercer volumen, pero un poco si que el final del comic puede significar el final de la primera parte de la historia. Estoy seguro que Kirkman aún se guarda un buen montón de sorpresas y giros en su chistera, porque hay también un elemento de culebrón que puede dar también mucho juego en el futuro. No puedo entrar en detalles, pero tras un segundo volumen con una acción más «normal» cuando Owen y su familia son atacados en su casa, en este volumen volvemos a la acción más grande que la vida con otra guerra abierta entre las diferencias facciones. Y es que Kirkman imprime un ritmo endiablado que no da un segundo de respiro.

Y si la trama avanza, leer este comic es un verdadero placer gracias a un Chris Samnee en estado de gracia, acompañado por los siempre perfectos colores de Matt Wilson. No importa lo compleja que sea la escena, Samnee la soluciona con una sencillez (aparente) y una fluidez narrativa que pocos artistas actuales pueden alcanzar.

He comentado más de una vez que el gran problema del comic mainstream de superhéroes en Marvel o DC son los saltos de artistas que hacen imposible que haya una consistencia artística y, por consiguiente, un comic perfecto, dando la sensación que el artista en menos importante y hasta intercambiable. Y cuando lees un comic como Fire Power te das cuenta lo que nos estamos perdiendo, o Marvel y DC nos están «robando», porque no hay nada mejor que un comic en el que un equipo creativo vuelca su personalidad en las páginas. Esto es algo que disfruté hace poco gracias al final de Gideon Falls de Jeff Lemire, Andrea Sorrentino y Dave stewart, y que puedo disfrutar en cada uno de los comics de Robert Kirkman y sus respectivos colaboradores. Cuando la dupla guionista + artista funciona y todo hace click, el resultado final es mucho más que la suma de sus partes. NO hay nada mejor que eso para un lector voraz de comics como yo.

No se me ocurre nada menos bueno, la verdad, este Fire Power me chifla. Si acaso, espero que si es cierto que este final indica el final de la primera parte de la historia, esto no signifique que Kirkman y Samnee han planeado esta historia a 45-48 números. Mientras la historia finalice cuando tenga que hacerlo siempre será algo positivo, pero sería una pena dejar de disfrutar de Chris Samnee dibujando artes marciales. Espero equivocarme. O no, qué más da. Mientras los siguientes números mantengan este nivel, yo encantado.

Comparto algunas páginas de este volumen:

Fire Power mantiene en su tercer volumen sus señas de identidad haciendo avanzar un montón la trama. Las sorpresas están lejos de terminar en un comic modélico que nos da un perfecto entretenimiento.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Xtremo de Daniel Benmayor (Netflix)

Recientemente descubrí que Netflix había producido una película española de acción y artes marciales y mi alegría no podía ser mayor. El resultado: Xtremo de Daniel Benmayor, protagonizada por el especialista en artes marciales Teo García.

PUNTUACIÓN: 4/10

Dos años después de que su hermano Lucero traicionara a la familia, matando a su padre y dejándolo casi muerto, Max está listo para ejecutar su venganza. Su plan, cuidadosamente planeado, se adelanta cuando los hombres de Lucero regresan a la ciudad.

Hablar de Xtremo es hablar de un sueño hecho realidad. Y es que Teo García, experto en artes marciales y gran fan del cine de acción de los años 70, 80 y 90 siempre tuvo el sueño de hacer una película en España que pudiera mirar de tú a tú a las producciones americanas. «Yo tenía el sueño de hacer una película de acción en España. Era prácticamente imposible pero los sueños se cumplen y hoy tenemos para el cine español Xtremo, así que espero que la disfrutéis como nosotros hemos disfrutado haciéndola.«

Tras rodar un primer teaser casero, contactó con Oscar Jaenada, al que convenció para unirse a su proyecto imposible. Juntos rodaron un corto de 15 minutos que se presentó en Sitges 2006. Tras años moviendo el proyecto y frente al consenso que un película de acción de esas características era más factible de hacerse en inglés y en Estados Unidos, García contactó con Vicente Canales y Showrunner Films, que a su vez supieron vender el proyecto a Netflix y Juan Vaine, que dieron luz verde a esta película y aceptaron costear su producción.

Para la película, los productores contrataron a Daniel Benmayor, un director y productor español que previo a Xtremo había dirigido Paintball (2009), Bruc. El desafío (2010), Algo concreto (2013) y Tracers (2015). A partir de una idea original de Teo García y Genaro Rodríguez, el guión definitivo de la película viene de la mano de Iván Ledesma. Xtremo fue rodada en Barcelona durante siete semanas a finales de 2019 y cuenta con fotografía de Juanmi Azpiroz, montaje de Peter Amundson y música de Lucas Vidal.

Junto al mencionado Teo García como Max, la película cuenta con Óscar Jaenada como Lucero, el malvado hermanastro de Max y jefe mafioso, Óscar Casas (hermano de Mario) como Leo, un adolescente que trapichea con drogas y se hará amigo de Max, Andrea Duro como María, hermanastra de Lucero y Max, Sergio Peris-Mencheta como Finito, un asesino sanguinario a sueldo de Lucero, y por último Alberto Jo Lee como Chul Moo, experto en artes marciales guardaespaldas de Lucero.

Empezando con los elementos positivos, hay que aplaudir que se haya dado luz ver a una película de acción y artes marciales de gran presupuesto en España. O al menos, con un presupuesto importante. Esto en sí mismo creo que es un gran logro y le deseo la mayor de las suertes a Xtremo en su recorrido comercial en Netflix, para que con suerte Netflix y otras productoras se animen a hacer más películas de acción en nuestro país, un género que hasta hace nada era un género tabú en España.

Como comentaba antes, Xtremo es una película en la que se nota que Netflix ha invertido mucho dinero, algo que se ve y se siente en todos los valores de producción, sus localizaciones en exteriores de Barcelona, no tener la película confinada en 3 almacenes interiores donde sucede toda la acción, y en general en la calidad de las imágenes que en ningún momento transmite una sensación “cutre” como pasa en muchas películas de serie B. Es motivo de alegría cuando un equipo humano cuenta con todos los recursos necesarios para llevar a la realidad un proyecto soñado durante tanto tiempo.

Y en este sentido, la propia historia personal de Teo García y ver como su sueño de toda una vida se ha hecho realidad me parece algo super chulo, y me alegro muchísimo por él. Por su fe en el proyecto y por no abandonar tras tantos años en los que parecía un sueño imposible. Que esto haya pasado en España con una película de artes marciales realmente es una pasada.

Entrando en la película en si, me han gustado bastante tres de las escenas de acción de combates cuerpo a cuerpo, que confirman que se puede hacer buen cine de acción en España si se cuenta con un presupuesto adecuado. También hubieron momentos puntuales en otras coreografías de acción con detalles chulos que merecen destacarse.

En general, Xtremo creo que es una película que gustará a los fanáticos del cine de artes marciales y me gusta que sea tan honesta y que tenga tan claro el tipo de entretenimiento que ofrece, planteando una historia de acción de forma seria alejada del humor y sin el tono irónico o macarra que tan acostumbrados nos tiene el cine español cuando se trata de mostrar cine de género.

Llegados a este punto, y alegrándome como digo que esta película se haya hecho y deseando que tenga mucho éxito y sirva de lanzamiento de más películas de acción Made in Spain, no sabéis lo mucho que me fastidiar tener que explicar lo mala que es y la decepción que ha supuesto su visionado.

Voy a intentar razonar mi punto de vista de la forma más respetuosa posible, porque como digo me alegro por la historia personal de Teo García, y lo que ello supone para cientos ¿miles? de fans del cine de acción y artes marciales en España. Pero la realidad es que, reconociendo que sin García no habría película, él no da la talla como protagonista de una película de estas características. Incluso descontando que no es buen actor, algo comprensible y entendible y que tampoco es un elemento fundamental en este tipo de historias, me parece que quedando claro que tiene los conocimientos en artes marciales necesarios, no tiene el carisma ni la presencia que un action-hero debe tener. Y lamentablemente esto lastra la mayoría de escenas porque García no acaba de quedar bien en pantalla enfrentado a oponentes mucho más grandes que él. Y es una pena, y se que es un elemento tremendamente subjetivo, pero a mi no me funciona.

Otro problema fundamental es que en lo relativo a las escenas de acción, Xtremo está terriblemente mal rodada, y además de mal rodada, peor montada. Siendo como es García fan del cine de artes marciales se me hace incomprensible ver escenas de acción en las que por ejemplo proyecciones que deberían ser mostradas en un único plano, en el 99% de las escenas el montaje atroz fuerza tres y cuarto cortes que quedan cutre y destacan que no han sabido rodar la escena como se debería. Puestos a imitar el cine de acción bueno, ¿por qué no imitar a Gareth Edwards, por poner un nombre actual? No, se fueron a lo peor del cine montonero de acción, al Pitof de Catwoman con miles de cortes en todas las escenas para tapar lo mala que era Halle Berry en la película.

Los fans del cine de acción lo que queremos es The Raid o John Wick, largas coreografías en las que si es posible todo sucede en un único plano y en las que se ve perfectamente lo que hacen los luchadores. Con el desastroso montaje de Xtremo en la mayoría de los casos no se ve bien lo que pasa, ni sabemos donde están los personajes y cómo se mueven en el espacio, siendo la mayoría de escenas una decepción tremenda. Y eso en las peleas hombre a hombre, en los tiroteos la sensación es aún peor, con unas nulas coreografías y unos personajes que aparecen y desaparecen de escena. Como digo, hay ¿tres? escenas de acción buenas en Xtremo, la inicial en casa de Max, la pelea entre él y Chul Moo o la pelea final con katanas, pero el resto me muestran a un director y a un montador que realmente no deben ser fans del cine de artes marciales y entregan unos trabajos montoneros siendo generosos. Y si lo son, desde luego no saben trasladarlo a su labor profesional.

La historia original de Teo García y Genaro Rodríguez sobre un típica historia de venganza tras una traición no inventa nada, pero bien realizada podía dar un entretenimiento más que correcto. Sin embargo, el guión de Iván Ledesma también me parece muy malo. No sólo en la historia en si y los hechos que desencadenan que la acción pase de A a B y luego a C, sino especialmente con unos diálogos terribles que son de juzgado de guardia.

Sobre el reparto, Oscar Jaenada y Sergio Peris-Mencheta se nota que se lo han pasado genial y plantean sus personajes como un over-the-top que me encaja con el 99% de los villanos de serie B, por lo que entiendo que realizan un buen trabajo y cumplen con lo que se espera de ellos. En especial Jaenada, con un look yakuza que me mola mucho y con un carisma que él si transmite cuando aparece en pantalla.

Eso en lo positivo, porque reconozco que todo lo relacionado con el personaje interpretado por Óscar Casas (hermano de Mario) me parece terrible. Recordando lo que comentaba antes de Netflix y la necesidad de buscar que la película sea vista por la mayor cantidad de gente posible, puedo entender su fichaje para captar al público más joven, pero la interpretación de Casas no me ha gustado nada, partiendo que lo que el guión hace hacer al personaje es de juzgado de guardia, ya que aparte de ser un pegote que frena la acción principal, tiene un rollo poligonero chungo impostado que queda fatal.

Andrea Duro hace lo que puede con el papel de hija a la que le matan al padre y busca venganza, confinada al estereotipo actual de mujer inteligente y dura que puede vencer a cualquiera. Lo malo es que realmente ella no transmite eso en pantalla en ningún momento porque se nota que no controla de verdad las artes marciales. No quiero entrar en lo embarazoso de su momento ducha, pero si destacar que debido a la obligación que ella protagonice el climax final junto a Max, la escena que se supone clave de la película está rodada con teleobjetivo desde la otra parte de la sala para que no se vea lo evidente, que ella no sabe luchar. Un climax que probablemente sea la peor escena de la película y que provocó un bajón en el visionado.

Este detalle relacionado al climax pone de relevancia un elemento triste. Y es que parece que o bien el director y productores no saben del género que están tratándolo, o sabiéndolo les da igual que una escena (varias) queden cutres pudiéndolas hacer bien. Y en este caso no es un tema de dinero, sino de habilidad o de interés en hacer el mejor producto posible. Y esto si que es imperdonable.

He leído a gente opinar como positivo que la película busca emular el espíritu de las películas de la Canon de los 80, películas con las que García y otros miembros del equipo crecieron. Yo también. Y no se si es el caso pero, recuerdo que la Canon hizo las películas que pudo con presupuestos absurdamente bajos, lo cual no es el caso de Xtremo, que desde luego podía y debía aspirar a algo mejor. Y puestos a imitar cosas, ¿en serio me dices que copias lo malo y lo cutre involuntario a propósito pudiendo contar lo mismo mejor con una sensibilidad del siglo XXI? Ostras, si es el caso, me parece que se están tirando piedras en su propio tejado y no están quedando demasiado bien. Como decía antes, que alguien plantee copiar cine de artes marciales y en lugar de mirar The Raid se ponga el ejemplo de El Guerrero Americano me parece flipante. A no ser, claro, que esa sea la excusa a posteriori que plantean tras escuchar algunas críticas.

Eso me recuerda una de las escenas más tontas y fallidas de la película, una pelea en los baños de una discoteca en la que Max utiliza a un jefecillo mafioso de protección y punching-ball frente a dos esbirros que no dejan de golpearle mientras Max les machaca. Entiendo que es una escena que busca imitar las clásicas y maravillosas coreografías de Jackie Chan, y por ese lado me parece guay. Pero al final la escena NO funciona aparte de por lo mal rodada que está (no quiero repetirme en ese aspecto), porque las películas de Chan estaban planteadas desde la COMEDIA de acción, y eso que en una aventura ligera funcionaba, cuando lo intentas trasladar a una historia SERIA como Xtremo va a quedar como un huevo y una castaña que. Y más allá del homenaje, alguien debería ser lo suficientemente conocedor del género como para saber qué cosas pueden encajar en la película y qué cosas mejor dejar fuera o buscar otra forma mejor de contarlo por muy guay que piensen que puede quedar en el papel.

Que quede claro que aplaudo el esfuerzo y el amor de Teo García por sacar adelante este proyecto y poner las artes marciales en el mapa del cine español, es una pena que Showrunner Films no haya sabido estar a la altura y la ejecución de la película haya dejado tanto que desear.

Me gustaría a pesar de todo mirar el vaso medio lleno y desear que Xtremo sea un éxito y podamos ver más cine de artes marciales hecho en España. Lo único eso si, puestos a pedir pediría que le dejaran el trabajo a otros profesionales más hábiles y que conozcan mejor el género, que sean capaces de ofrecernos un mejor producto final.

Comparto el trailer de la película:

Le deseo éxito a Xtremo, y ojalá se hagan más películas de artes marciales en España, pero no puedo más que considerar la película como una ocasión perdida y una decepción.

PUNTUACIÓN: 4/10

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