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Sleeper, de Ed Brubaker y Sean Phillips #Reseñoviembre Día 7

En el #reseñoviembre de hoy recomiendo la primera obra completa de uno de los equipos creativos más sólidos y reconocibles del actual panorama comiquero americano el formado por el escritor Ed Brubaker y el dibujante Sean Phillips.

#RESEÑOVIEMBRE Día 7: Sleeper, de Ed Brubaker y Sean Phillips

Guión: Ed Brubaker

Dibujo: Sean Phillips

Color: Tony Avila, Randy Mayor, Alex Sinclair y Carrie Strachan

Primera publicación: Sleeeper volumen 1 (12 números, 2003-04), volumen 2 (12 números, 2004-05)

Edición Española: EEC Ediciones (4 tomos, 2018-19)

Resumen: El agente doble Holden Carver se ha infiltrado en una organización secreta dirigida por la mayor mente criminal del planeta: el maquiavélico Tao. Para ganarse la confianza de su nuevo patrón, Carver deserta de la agencia gubernamental a la que pertenece, convirtiéndose en un traidor a ojos de todo el mundo. Ahora, a las órdenes de Tao, se ocupa de misiones sucias y arriesgadas para las que está especialmente dotado por su capacidad de canalizar hacia otras personas todo el dolor que se le inflija. En algunas ocasiones, esto es una bendición. En otras, una auténtica pesadilla. En marzo de 2003, el guionista Ed Brubaker (Gotham Central) y el dibujante Sean Phillips (Gotham Noir) combinaron espionaje y superhéroes en una serie extraordinaria. ¿El resultado? Una obra maestra del suspense.

Si piensas en “noir” en el mundo del comic americano, Ed brubaker y Sean Phillips son los primeros nombres que vienen a la cabeza. Su calidad y consistencia creativa les han convertido, por méritos propios, en unos “fan-favourite” con una legión de seguidores entre los que me encuentro. En estos años han ofrecido comics excelentes como Criminal, The Fade-out o Kill or be killed que son ya clásicos del género negro y es una gozada poder volver a la época en la que todo empezó.

Sleeper fue editado por el sello Wildstorm de DC Comics y sigue siendo un comic excelente por el que no pasan los años que gustará a lectores de todo tipo, no solo en los fans del género negro o los superhéroes y que puede leerse de forma autónoma sin necesidad de haber leído nada previamente.

Nos encontramos ante un thriller de espionaje con temática negra en el que hay personajes con superpoderes. Holden Carver, el protagonista, simboliza a la perfección el ideal de protagonista noir, una persona con su propio código de honor cuyas acciones le sitúan muy lejos del lado de los ángeles. Durante estos números, veremos como comete crímenes horribles para mantener su tapadera de forma que aunque sus intenciones iniciales eran buenas, ¿realmente es un héroe o no es más que otro villano más?

Sleeper funciona también como historia de conspiraciones. Brubaker entiende perfectamente el medio del comic y ofrece una lectura con un montón de giros y sorpresas en cada capítulo, con momentos de elevada carga sensual y otros de gran violencia, dejando al lector siempre con ganas de más. Asistiremos a traiciones de dobles y triples agentes, conoceremos a mujeres fatales de las que enamorarse aún sabiendo que esa relación no puede acabar bien, así como un grupo de secundarios a los que coges cariño a pesar de ser carne de cañón. Y por encima de todos está TAO, cuya inteligencia le pone siempre un paso por delante de sus perseguidores y que hace que la supervivencia de Holden tampoco esté asegurada.

En el aspecto gráfico, Sean Phillips realiza un estupendo trabajo, marcando el estilo que le caracterizará en sus obras posteriores. Su dibujo se caracteriza por un interesante uso de la tinta para crear sensaciones de opresión sobre el protagonista, además de situar la iluminación de la escena siempre en el sitio justo. Aunque sus viñetas nos cuentan perfectamente la historia, sus lápices son un poco toscos y aún están lejos de sus mejor nivel, que encontraremos en comics como The Fade-out o Kill or be killed.

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¡Saludos a todos!

Crítica de Mindhunter temporada 2 (Netflix)

Tenía muchas ganas de volver a engancharme a Mindhunter, la serie estrenada en Netflix creada por Joe Penhall y que cuenta con David Fincher de productor ejecutivo y director de varios capítulos. Y la verdad es que esta segunda temporada ha sido super satisfactoria y adictiva, añadiendo nueva capas a la historia que la hacen aún mejor.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Mindhunter se basa en el libro “Mind Hunter: Inside the FBI´s Elite Serial Crime Unit”, escrito por los ex-agentes del FBI John E. Douglas y Mark Olshaker, que narra los inicios de cómo la agencia comenzó en 1977 a entrevistar a asesinos encerrados en prisión para entender cómo piensan y poder crear diferentes perfiles de personalidad de los diferentes tipos de asesinos, que ayudaran a resolver casos abiertos.

La serie está protagonizada por Jonathan Groff y Holt McCallany, que interpretan a los agentes del FBI Holden Ford y Bill Tench, que formaron la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI junto con la psicóloga Wendy Carr (interpretada por Anna Torv).

En esta segunda temporada veremos como el nuevo responsable de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI Ted Gunn (Michael Cerveris) apuesta por potenciar el trabajo de Ford y Tench. Además de seguir entrevistando a convictos como el icónico Charles Manson, viajarán a Atlanta para ayudar a detener a un asesino en serie de niños afroamericanos, lo que afectará a sus vidas personales. Los hechos en los que inspiran fueron asesinatos reales que tuvieron lugar en Atlanta entre 1979–81.

Para esta segunda temporada, David Fincher ha dirigido tres de los nueve episodios, siendo los otros directores Andrew Dominik (2) y Carl Franklin (4). En esta temporada el creador y productor Joe Penhall no guioniza ningún episodio, que han sido escritos por Doug Jung, Joshua Donen y Courtenay Miles.

Erik Messerschmidt (Gone Girl) repite como director de fotografía, mientras que el montaje lo realiza otro colaborador habitual de Fincher, Kirk Baxter. La música de Jason Hill tiene un componente atmósferico y malrollero que está genial, y junto a ellos destacaría todo el sobresaliente apartado técnico de la serie, el vestuario, diseño de producción, etc.. que consigan que nos sintamos en 1980. Y quiero destacar además otro elemento que no siempre notamos como es el montaje de sonido y que en Mindhunter se sale, añadiendo a cada escena pequeños detalles que hacen que todo luzca mejor, sin darte a veces cuenta del motivo.

Hacía casí dos años desde que se estrenó la excelente primera temporada (cuya reseña puedes leer aquí), y la verdad es que esta temporada se hizo de rogar, pero se agradece que se hayan tomado su tiempo para que sea tan satisfactoria, añadiendo complejidad y verosimilitud al mundo de las investigaciones del FBI.

Además, para mi esta segunda temporada es la que ha elevado la interpretación de Holt McCallany como el agente Tench, para mi el personaje más importante de esta tanda de episodios. Además de tener que controlar a Ford (de nuevo un frío Jonathan Groff), va a ver como su ordenada vida se derrumba al verse involucrado su hijo pequeño en un crimen violento. El contraste entre su fuerte e imponente presencia y su imposibilidad de solucionar los problemas de su hijo y su mujer Nancy (Stacey Roca) me ha impactado, no se si debido a ser padre, así como las dudas que se plantean sobre si las personas nacen malas o se hacen malas. Pregunta para la que no hay una respuesta clara.

Junto a todo lo que sucede, la doctora Wendy Carr también tiene un interesante protagonismo. Estando en los setenta y principio de los ochenta, era normal que ocultara su homosexualidad para que no perjudicara a su carrera profesional.

Sin embargo, al empezar una relación con Kay Manz (Lauren Clazier), una camarera que abandonó a su marido y a su hijo para poder vivir su vida libremente, hará que su armadura de frialdad se desmorone y tenga que reevaluar su vida y sus objetivos.

Esta temporada tiene algunas memorables entrevistas a asesinos, como una nueva reunión con Ed Kemper (Cameron Britton), uno de los grandes personajes de la primera temporada, y sobre todo, con el icono Charles Manson (Damon Herriman). Además, debido al caso de Atlanta, mola ver como la doctora Carr debe dar un paso adelante para realizar ella también entrevistas a convictos peligrosos, descubriendo que las cosas son más difíciles fuera de la oficina.

Sin embargo, la gran diferencia de esta temporada es que pone el foco en otros problemas del mundo actual que diría se convierten en el VILLANO principal de la historia, si es que este término es aplicable: La política y la burocracia.

Si en la primera temporada el problema era que los colegas y superiores de Ford y Tench no les valoraban ni pensaban que su investigación tuviera valor, el caso de Atlanta les va a poner de bruces con lo que pasa cuando no interesa que se investiguen unos asesinatos, e incluso cuando no tienen más remedio que hacerlo, como la burocracia impide que cualquier iniciativa novedosa pueda ponerse en marcha.

Además, la serie muestra con dolorosa precisión como a los políticos no les interesa el dolor de las familias sino como conseguir su propio beneficio. Esta nueva realidad que van a vivir los agentes aporta un elemento adicional de realismo que ha hecho que esta temporada sea aún más interesante.

No se me ocurre nada negativo que decir de Mindhunter. Su ritmo pausado puede parecer lento pero no lo es, los personajes avanzan, evolucionan y tienen que enfrentarse a sus miedos, y todas las escenas construyen las diferentes tramas y llevan la serie hacia un final tremendamente satisfactorio.

David Fincher ha comentado que hay previstas 5 temporadas de Mindhunter, y que tienen infinidad de casos reales en los que inspirarse para construir este relato de la formación de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI. De momento, Netflix aún no ha confirmado la tercera temporada, y dado que por su temática no es una serie para un público masivo como Stranger Things, lamentaría muchísimo que Mindhunter se uniera al montón de series canceladas por Netflix en el último año. Espero que no sea así, porque para mi es una de las grandes series de la cadena, pero yo solo soy un espectador.

Comparto el trailer de esta segunda temporada:

Mindhunter es una de las grandes series de Netflix, y espero poder volver a este mundo oscuro e incómodo durante los próximos años.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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Crítica de Érase una vez en… Hollywood, de Quentin Tarantino

Érase una vez en… Hollywood de Quentin Tarantino es su carta de amor a la industria del cine y la televisión con la que creció y a una época ya pasada en las que las cosas aún eran mejores. No creo que sea una obra maestra pero me lo pasé muy bien viéndola en versión original.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Hollywood, 1969. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), intenta amoldarse a los cambios del medio al mismo tiempo que su doble de acción y amigo Cliff Booth (Brad Pitt). La vida de Dalton está ligada completamente a Hollywood, y es vecino de la joven y prometedora actriz y modelo Sharon Tate (Margot Robbie) que acaba de casarse con el prestigioso director Roman Polanski.

Érase una vez en… Hollywood es la novena película de Quentin Tarantino en la que destapa sin tapujos toda su cinefilia y su amor por el mundo del entretenimiento que marcó su vida. La película tiene mucha más miga de lo que parece, ya que además de comedia ligera o drama sobre el mundo del cine de los años 60 esconde elementos que creo son perfectamente aplicables a nuestra sociedad actual.

Leonardo DiCaprio y Brad Pitt se salen, su carisma y química llenan la pantalla y muestran en cada fotograma lo grandísimos actores que son. Tarantino siempre acertó en sus casting, y esta película es un nuevo triunfo sin paliativos.

Leonardo DiCaprio es Rick Dalton, un actor de televisión en declive que siente que su momento ha pasado y ahoga en alcohol su baja autoestima. La posibilidad de rodar en Italia Spaghetti Westerns la ve como una vergüenza, pero aún tiene mucho que ofrecer al mundo del espectáculo… si permanece sobrio para rodar la próxima escena. DiCaprio vuelva a ser un espectáculo, su rango de emociones en la película es bestial, y como siempre hace que todo parezca real, nos mete de lleno en su interpretación que simboliza a muchos buenos actores que fueron usados por el sistema y luego abandonados.

Brad Pitt es Cliff Booth, su doble de acción y amigo, que se ha convertido en su hombre para todo, le arregla desperfectos en su casa, le lleva a todas partes y le acompaña en las borracheras. Booth es veterano de la guerra de Vietnam y un tío peligroso que no encuentra demasiados trabajos debido al rumor de que mató a su esposa y salió impune, y protagoniza uno de los momentos de la película cuando se enfrenta a Bruce Lee.

Mientras, Margot Robbie interpreta a Sharon Tate, un ser de luz pura que ilumina las vidas de la gente a la que toca, una joven llena de vida que aún no se ha contagiado de la frialdad y cinismo del show-bussiness y se emociona cuando va al cine y ve como sus actuaciones divierte al al público. Su papel es pequeño pero además de mostrar la otra cara de Hollywood, la de las fiestas y el glamour, es fundamental para el clímax de la película, y nos regala una clase magistral de cómo hacer una excelente interpretación sin necesidad de tener líneas de diálogo. Los que han generado polémica sobre esto no saben nada de cine.

Las peripecias de Rick y Cliff por los rodajes y por Hollywood para conseguir papeles son el nudo central de la película y la excusa para que Tarantino nos muestre sus enormes conocimientos de esta época, recreando escenas de películas y series clásicas como si fueran vividas por nuestros protagonistas, y adornando la película de infinidad de detalles de actores, los sets de rodaje, el vestuario que llevan que se notan 100% reales. Sin duda, Tarantino ha conseguido recrear el mundo de 1969 y consigue que los espectadores lo disfrutemos.

La película muestra a un Tarantino en plenitud de facultades y en un excelente momento  creativo. Su dominio narrativo y del ritmo es absoluto y de una comedia ligera cambia de registro para construir momentos de gran tensión, alterna narraciones diferentes, muestra imágenes en diferentes formatos de cine y televisión.

Técnicamente, la película es impecable. La fotografía de Robert Richardson, colaborador habitual de Tarantino, nos mete de lleno en cada set de rodaje, y cada momento es perfecto. Tarantino rueda en sets y localizaciones reales que ayudan a generar la sensación de realismo, y nos cuela un montón de canciones de la época que van de las super icónicas a las oscuras y desconocidas pero que molan.

Para esta carta de amor a la industria, Tarantino no prescinde de muchos elementos icónicos de su obra como son la violencia extrema, sobre la que luego comentaré, aunque no vemos aquí esos diálogos alargados alrededor de una mesa que no van a ningún lado excepto mostrar lo buen dialoguista que es Tarantino. Parece como si quisiera mostrar que la industria del cine y la televisión es más importante que el ego de sus integrantes, lo que significa un cambio muy interesante en su filmografía.

La recreación del Hollywood de 1969 es el principal hallazgo y también el principal defecto de la película, porque el gran pero para mi de la película es que no hay una historia lineal potente sino un argumento que sirve de excusa para colocar elementos de películas y series que marcaron la infancia de Tarantino, y mostrar momentos de la vida del Hollywood de 1969.

Dicho esto, también quiero comentar que a pesar de sus largos 165 minutos, no se me hizo pesada en ningún momento y no me dio la sensación de que le sobraran 15/20 minutos como sí me pasó viendo Django, Inglorious Basterds o The Hateful Eight.

El climax de la película es bestial, no se puede contar, hay que vivirlo. Creo que es uno de los más audaces de la filmografía de Tarantino y un gran «Fuck you» a los guardianes de la moral y lo políticamente correcto que intentan controlar el ocio que consumimos.

Y es que además Tarantino cuela varios subtextos muy interesantes de la realidad del Hollywood de la época que son plenamente vigentes en la actualidad. Y lo hace de forma sutil de forma que puedan incluso pasar desapercibidos.

SPOILERS A CONTINUACIÓN

SPOILERS A CONTINUACIÓN

En primer lugar, el primer diálogo de la película sugiere, dentro de una broma que dice Cliff en una entrevista, que él y Rick mantienen una relación homosexual. Al menos, en la versión original la connotación sexual de «carrying his load» es indudable. Sin embargo, Tarantino es muy listo, lo deja caer pero no hay ninguna indicación posterior, mostrando en mi opinión como el Hollywood de los 60 estaba lleno de gays que no salían del armario.

Otro elemento que he leído es que Tarantino odia a los hippies. Yo no diría tanto, pero sí que Tarantino prefiere siempre a los profesionales del mundo del cine que trabajan día a día para crear algo: electricistas, cámaras, personal de vestuario, dobles, etc… frente a este movimiento que con la excusa del amor libre y la vida en la naturaleza eran parásitos de la sociedad que no hacían otra cosa más que drogarse y acostarse. De hecho, la realidad es que muchos de los que protestaban por la «opresión» a las que les sometía la sociedad eran hijos e hijas de papá de clase media con un buen poder adquisitivo que se marchaban para «descubrirse a si mismos».

Además de desmitificar el movimiento hippie, creo que Tarantino quiere también desmontar la visión que la sociedad americana tiene de Charles Manson. Y aunque Manson casi no llega a aparecer, sí muestra que su culto son unos niñatos tontos sin el más mínimo atisbo de glamour ni atractivo. Son solo niños perdidos que fueron atrapados por un sádico que se aprovechó de ellos. Sin duda no hay nada molón ni sexy en gente que mata a otras personas, y Tarantino nos lo recuerda.

Y llegamos al climax, en el que Tarantino reescribe la historia para mostrar como los asesinos de la secta de Manson mueren de forma increíblemente violenta a manos a Cliff y Rick, de forma que Sharon Tate sobrevive en este mundo de fantasía.

Tarantino sabía que en el mundo actual del MeToo mostrar a Pitt y DiCaprio matando de forma increíblemente violenta a dos mujeres de la secta de Manson iba a suscitar controversia y críticas, y lo hace de todas formas. No sólo eso, se recrea en esta violencia extrema, no solo porque mola y nos entretiene, sino porque para Tarantino los asesinos de Sharon Tate merecen la peor de las muertes, y él se la da para nuestro disfrute.

El mundo en el que vivimos es horrible y no puede cambiarse, pero las películas nos dan siempre un mundo mejor con un final feliz, y Tarantino nos lo da, rompiendo con ello todas nuestras expectativas.

No solo esto, la representación de estos hippies que bajo la fachada del amor libre y la sororidad son horribles asesinas creo que también sirve de crítica a todos los movimientos actuales que bajo la fachada de «querer lo mejor para la sociedad» intentan decirnos cómo debemos vivir nuestra vida, y nos dicen sin problemas que nuestros hobbies son malos y deberían prohibirse, ya sea porque son machistas, sexistas, o cualquier …ista que se os ocurra.

De hecho, Tarantino con gran sentido del humor y un poco de mala leche hace que Brad Pitt nos caiga simpático interpretando a un personaje que casi con toda seguridad mató a su mujer, aunque al no mostrarlo explícitamente  siempre quedará la duda. Y sin embargo, la forma en que está planteada la escena casi hace que desees que dispare. Pitt parece un dios griego con su perfecta belleza madura, vive una vida solitaria y estoica y casi parece el típico cowboy que al terminar la película se marcha del pueblo solo. Otro hecho muy destacable de su personaje es la escena en la que rechaza el sexo gratuito que le ofrece una menor de la secta de Manson, no porque sea buena persona sino porque no quiere arriesgarse a acabar en la cárcel por ello. Esta escena, analizada con ojo crítico podría interpretarse como frente al mundo de las jóvenes «liberadas» sexualmente, él tiene otros valores más importantes, lo que mostraría su rechazo a este mundo de autogratificación instantánea en el que es más importante un like en instagram que tener una relación real con otra persona,

Para Tarantino estos hippies que mataron a Tate y el resto de víctimas merecen la muerte, y nos lo muestra de forma que las disfrutemos, pero es también un «Fuck You» para todos los guardianes de la moral a ambos lados del espectro político a derecha e izquierda. Gente a la que el cine de Tarantino no les gusta, algo respetable, pero que en lugar de no ver sus películas piden a los estudios que «cancelen» a Tarantino por la violencia de sus películas hacia las mujeres. Algo que de hecho ha pasado recientemente, y es una censura de manual, reflejo del mundo en que vivimos.

¿No me creéis? Pues por si todo estos elementos no fueran suficientes, Tarantino nos cuela una escena post-créditos con ¡un anuncio de tabaco!! Aparte del cachondeo de la propia escena, el tabaco simboliza todo lo malo de la sociedad de consumo, pero sigue dando enormes beneficios a los gobiernos en forma de impuestos. Nada mejor para reírse de la actual cultura de lo políticamente correcto.

Estos elementos me han flipado mucho y sirven para recordarme lo inteligente que es Tarantino, y lo atinada de su crítica a nuestra sociedad actual.

Comparto el trailer de la película:

En resumen, quizá no haber conectado con la naturaleza episódica de Érase una vez en… Hollywood hizo que no crea que sea la mejor obra de Quentin Tarantino, pero sin duda he disfrutado mucho su última película y el viaje a 1969 que nos propone.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

 

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Crítica de Malos tiempos en El Royale, de Drew Goddard

Malos tiempos en El Royale de Drew Goddard es un peliculón que ejemplifica lo que para mi es buen cine, y entra sin duda en mi Top-5 de mejores películas de 2018. Un tour-de-force narrativo y visual que lamento comprobar que está pasando inadvertida en la cartelera española.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Siete desconocidos, cada uno con un secreto, se reúnen en el hotel El Royale, en el lago Tahoe, frontera entre California y Nevada, un sitio ruinoso con un oscuro pasado. En el transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de redención… antes de que todo se vaya al infierno.

Drew Goddard (Houston, 1975) es un guionista sobre todo conocido por series de televisión como Buffy y su spin-off Angel de Josh Whedon, así como Alias y Perdidos con J.J. Abrams. Además, fue el creador de la serie Daredevil para Netflix, aunque tuvo que abandonar la producción para dirigir la película Los 6 Siniestros de Sony, que no llegó a filmarse debido a la debacle tras Amazing Spiderman 2. En el mundo cinematográfico, fue el escritor de las interesantes Cloverfield (Matt Reeves, 2008), World War Z (Marc Forster, 2013) y The Martian (Ridley Scott, 2015).

Como director, sorprendió con su excelente opera prima The cabin in the woods (2011). Escrita en colaboración de Josh Whedon, la película subvertía muchos de los tópicos de las películas de terror del subgénero slasher, incorporando con acierto altas dosis de humor negro y mala leche. La crítica alabó precisamente la forma en que incorporaba nuevos elementos a un género estancado en fórmulas repetitivas, a la vez que criticaba precisamente esos clichés. Sin embargo, la taquilla no funcionó como se merecía, algo que se puede explicar debido a que esta mezcla de elementos a separa del cine “convencional” y hacen que sea complicado venderla al público generalista.

En este sentido, debo decir que aunque Malos tiempos en El Royale es temáticamente completamente diferente a The cabin in the woods, sí se pueden apreciar muchos de los rasgos distintivos que Goddard ya transmitió en su primera película. Entre otros aspectos, estamos ante guión complejo que funciona como un puzzle cuyas piezas son mostradas de forma fragmentada. Además, aunque El Royale formalmente es un thriller, tiene momentos de humor salpicados con drama, y numerosas sorpresas y shocks durante todo el visionado.

Voy a intentar hacer esta crítica libre de spoilers, ya que considero que la película se disfruta muchísimo más cuanto menos cosas se conozcan. Lo mejor de la película es ir descubriendo los secretos de cada uno de los personajes, de forma en que nuestra percepción sobre ellos va cambiando a medida que avanzamos durante el visionado. Pero no solo los personajes tienen secretos, ya que el propio hotel es contiene un misterio que debe ser resuelto.

Debo decir que todo es reparto está brillante. Chris Hemsworth se sale en los pocos momentos en que está en pantalla, mostrando un carisma y una sexualidad arrolladora que se contagia desde el minuto uno. Además, Jeff Bridges hace un recital interpretativo con un personaje, el padre Flynn, que une dureza con fragilidad, y que como todos tiene algo que ocultar. Dakota Johnson y Jon Hamm también transmiten muchos sentimientos a sus personajes, igual que los jóvenes Cailee Spaeny y Lewis Pullman, que interpreta al conserje del hotel. Otro de los descubrimientos de la película es la actriz y cantante Cynthia Erivo, que realiza un despliegue vocal alucinante al cantar varias canciones “a capela”durante la película.

Malos tiempos en El Royale es una película de personajes complejos, pero además técnica y narrativamente es arrolladora. La película cuenta con una planificación extraordinaria que permite que una historia compleja acabe siendo un triunfo. Como buen puzzle, Goddard plantea varios saltos temporales que arojan luz sobre los personajes, y asistimos a varios hechos narrados desde el punto de vista de diferentes personajes. Corría el peligro de transformar el visionado en un desastre incoherente, pero sin embargo el resultado final es sobresaliente.

Si lo comparo con Jonathan Nolan, que también presenta historias complejas tipo puzzle, el principal problema de Nolam es que se centra tanto en la perfección del puzzle que se olvida de los personajes, transformando a personajes en engranajes dela maquinaria. Goddard sin embargo transmite todo eso pero además hace que cada personaje sea importante y quieras conocer más de él, lo que supone su mayor éxito desde un punto de vista narrativo de cara al espectador.

Otra comparación posible que se estoy leyendo sobre El Royale la compara con la obra de Tarantino debido a los afilados diálogos y el sangriento final. Sin embargo, mientras Tarantino en muchas ocasiones alarga diálogos en exceso para asombrar a su público y engordar su ego, son escenas que realmente no aportan nada vital a la historia principal. Goddard presenta unas escenas necesarias para conocer a los personajes, nada es gratuito. En este sentido, me ha parecido que ha realizado un guión muy equilibrado.

Además, la fotografía de Seamus McGarvey me ha parecido brutal, transmitiendo la personalidad que la historia de Goddard necesitaba, en contraste con otras películas que son visualmente muy bellas pero vacías de contenido o sentido.

Goddard plantea un ritmo pausado mientras va presentando a los diferentes personajes y sus habitaciones, tomándose su tiempo en desplegar los diferentes arcos. De esta forma, nos pilla completamente desprevenidos cuando nos golpea con los shocks que ha preparado para ir rompiendo los diferentes status-quo de la historia. En mi caso, hizo que en dos ocasiones pegara un salto de sorpresa en mi asiento.

No puedo hablar más sin caer en los spoilers, aunque debo decir que hay un montón de subtextos muy interesantes en todos los personajes, en el periodo histórico en el que sitúa la acción, en el hotel, e incluso en la propia experiencia del espectador que nos convertimos en voyeurs que espiamos las vidas de otras personas. Además, el guión juega a destrozar nuestras expectativas siempre de la mejor forma posible.

Si tengo que ponerle un pero, diría que es su duración de 140 minutos. En mi caso, me lo pasé genial durante todo el visionado, pero entiendo que hubiera podido contarse lo mismo con, quizá, 10 minutos menos. Aún entendiendo que no es tan sencillo quitar tanto sin alterar el ritmo narrativo. En todo caso, Goddard platea una película exigente al espectador, al que obliga a entrar en su “flow” para disfrutarla. Creo que un espectador que no haga esa conexión al principio de la película puede salir decepcionado, en especial por su lento arranque.

Comparto el trailer de la película:

Malos tiempos en El Royale es un películón que sin embargo no está encajando con los gustos del público mainstream, lo cual es una pena ya que se están perdiendo una de las mejores películas del año. Con personajes interesantes, una historia que engancha y tiene sentido, y contada con carisma y personalidad, reúne todas las cualidades de que yo busco en el buen cine.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

The Handmaiden, de Park Chan-Wook

The Handmaiden (La doncella), la nueva película de Park Chan-Wook, es un drama ambientado en Corea en la década de 1930 durante la ocupación japonesa que significa un nuevo despliegue narrativo del afamado director coreano de Oldboy o Stoker.

Park Chan-Wook nos presenta una emocionante y sensual historia de una joven dama japonesa, Hideko (interpretada Kim Min-hee), que vive en una finca aislada por su opresivo tío y una mujer coreana, Sookee (Kim Tae-ri), que es contratada para servir como su nueva criada, pero que está secretamente involucrada en el complot de un estafador que se hace pasar por un Conde japonés (Ha Jung-woo), para robar su gran herencia .

El guión del propio Park junto a Chung Seo- Kyung se inspira en la novela Fingersmith de Sarah Waters, cambiando la ambientación victoriana por la Corea ocupada por los japoneses de 1930, entre otros muchos aspectos.

Park Chan Wook es un director sensacional. Sus películas son siempre visualmente sobresalientes, pero esta brillantez estética siempre está al servicio de la historia que quiere contar y el mundo en el que quiere introducir al espectador.

Y en el caso de The Handmaiden, lo que empieza como una típica historia de estafa, la criada introducida en un mundo cerrado para engañar a la inocente y virginal heredera, se convierte en un thriller erótico que nos introduce en un mundo retorcido y perverso que no esperábamos y en el que nada es como lo imaginábamos en un principio.

La sensación viendo The Handmaiden fue de entrar en el agujero de conejo e ir descubriendo capa sobre capa de un mundo oculto y malsano. Y la película triunfa gracias a las excelentes interpretaciones de las dos actrices protagonistas, Kim Min-hee que interpreta a la inocente Hideko, y Kim Tae-ri, que interpreta a la sirviente y cómplice del golpe Sookee. Ambas destacan por el ámplio registro de sus interpretaciones, conseguidas simplemente por el brillo de sus miradas. Me gustó mucho como sus papeles de alguna manera se invierten y la que parece buena luego ya no lo es tanto, y viceversa. Aunque tampoco quiero comentar mucho más para no spoilear nada importante de la sorprendente historia.

También me han sorprendido las explícitas escenas sexuales, más que nada porque no las esperaba. Park las ha rodado con gran sensualidad, y significan un rayo de esperanza en medio del oscuro y cerrado mundo de Lady Hideko.

Además de las interpretaciones, quiero destacar la excelente fotografía de Chung Chung-Hoon  y la música de Cho Young-Wuk, ambos colaboradores habituales de Park Chan-Wook, que consiguen una excelencia estética de primer orden.

Comparto este impactante trailer sin diálogos que refleja muy bien el ambiente opresivo y malsano de la película.

The Handmaiden es un nuevo triunfo narrativo de Park Chan-Wook, una película que te lleva en una dirección para luego romper todas las expectativas mientras nos adentramos en un mundo oscuro y depravado. Una película que merece más de un visionado y que te recomiendo sin duda.

PUNTUACIÓN: 8/10