En nada se estrena en Disney+ la serie de televisión de Willow, por lo que ha sido obligatorio volver a ver el clásico de 1988 dirigido por Ron Howard a ver qué tal le ha sentado el paso del tiempo.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
Cuento medieval con brujas, enanos y poderes mágicos. En las mazmorras del castillo de la hechicera y malvada reina Bavmorda, una prisionera da a luz a una niña que, según una antigua profecía, pondrá fin al reinado de la hechicera. La comadrona intenta salvar a la niña de la ira de Bavmorda, pero, alcanzada por los perros de presa del castillo, no tiene más remedio que arrojar la cuna al río. Gracias a la corriente, la cuna llega a un pueblo de enanos, donde la niña es adoptada por el valiente Willow. (FILMAFFINITY)
La idea de realizar una historia de fantasía y espada y brujería siempre estuvo en la cabeza de George Lucas, el creador de Star Wars e Indiana Jones. De hecho, la primera idea de Lucas ya venía de 1972. Durante la producción de El retorno del Jedi, en 1982, Lucas conoció a Warwick Davis, que interpretaba a Wicket el Ewok, y pensó que «sería genial utilizar a una persona pequeña en un papel principal. Muchas de mis películas tratan de un tipo pequeño contra el sistema, y ésta era una interpretación más literal de esa idea». Sin embargo, hubo que esperar cinco años y a que Lucas considerara que la tecnología de los efectos visuales estaba por fin lo suficientemente avanzada como para ejecutar su visión.
Para la dirección, Lucas confió en el actor convertido en director Ron Howard, que había trabajado con Lucas en American Grafitti y en 1985 había dirigido Cocoon, con el que mantenía una gran amistad y afinidad hacia el tipo de historias que les gustan. Howard a su vez propuso a Bob Dolman para que escribiera el guion basado en la historia origina de Lucas, juntándose los tres en el rancho Skywalker durante 1986 para escribir el que acabó siendo el guión definitivo de Willow.
Willow presentó avances importantes de Industrial Light & Magic en lo relativo a las secuencias con efectos visuales, entre ellas la tecnología de morphing digital. Además, los fans recordamos con mucho cariño el monstruo de dos cabezas que aparece en la película. Willow cuenta con fotografía de Adrian Biddle, montaje de Daniel P. Hanley, Mike Hill y Richard Hiscott, y una super icónica banda sonora a cargo de James Horner. Con un presupuesto de 35 millones de dólares (mucho dinero para la época), la película recaudó 137 millones en todo el mundo, lo que supuso una importante decepción para Lucas como productor, y para los fans de la espada y brujería en general.
En el reparto encontramos a Warwick Davis, que en el momento del rodaje tenía 17 años, interpreta al protagonista Willow Ufgood, un granjero Nelwyn (enano) y aspirante a brujo. Val Kilmer es Madmartigan, un jactancioso mercenario espadachín que ayuda a Willow en su búsqueda. Kate y Ruth Greenfield y Rebecca Bearman son los bebés Elora Danan, una princesa infantil a la que se le profetiza la caída de Bavmorda. Joanne Whalley es Sorsha, la hija guerrera de Bavmorda, interpretada por Jean Marsh, la villana reina de Nockmaar y una poderosa hechicera negra. Por último, Pat Roach como Kael, el villano alto comandante del ejército de Bavmorda.
Entrando a valorar Willow lo primero que tengo que decir es que puede hacer fácil ¿20, 25 años? desde que vi por última vez la película. Hay un claro elemento de nostalgia, y recuerdo muchas cosas a nivel general de la trama, aparte de tener muy presente algunas de las imágenes más icónicas, como la del monstruo de dos cabezas o la huida en trineo por la falda de una montaña nevada. Dicho esto, espero ser lo bastante objetivo para poder valorar la forma en que la película ha envejecido bien o mal en estos 34 años que han pasado.
Y el primer comentario es que en Willow se notan quizá un poco demasiado las referencias a la hora de plantear la historia. Empezando por El Señor de los Anillos con enanos en lugar de hobbits, con un protagonista que se embarca de forma inconsciente en una misión para la que se asociará con los héroes más inesperados, enfrentándose de alguna manera a la bruja de Blancanieves. Esas referencias son demasiado evidentes para ser obviadas, pero una vez se reconocen, no impiden que la película sea super disfrutable.
Hay un primero elemento super chulo de Willow y es ver una película de 1988 que empleó a tantas personas enanas para recrear el mundo de los Nelwyns. Recordando El Señor de los Anillos, años más tarde Peter Jackson utilizó a personas «normales» para interpretar a los hobbits, usando diferentes efectos para representar su baja estatura. En Willow no es necesario porque todos son enanos de verdad, mostrando a su comunidad desde una vertiente positiva poco habitual en el entretenimiento. La comunidad donde vive Willow con su familia está genial y para ser su primer papel protagonista (el ewok Wicket no cuenta para mi debido al maquillaje), creo que Warwick Davis lo hace genial y mantiene la película en su vertiente de historia en la que una persona normal se ve envuelta en circunstancias extraordinarias.
No es un insulto decir que cuando George Lucas creó Star Wars, lo hizo pensando en un público infantil y adolescente. De hecho, hay tanta bibliografía al respecto que es absurdo negarlo. Y algo similar pasa con Willow, en el que todo transmite el público al que se dirige, lo cual no quiere decir que no pueda ser disfrutable por los adultos. En estos momentos en los que parece que para que un entretenimiento sea «bueno» hay que plantearlo desde una perspectiva adulta, resulta casi refrescante volver a una fábula para niños en la que el bien se enfrenta a un mal puro. Un mal que no necesitamos que sea ambiguo ni es necesario conocer que Bavmorda es así porque de niña un niño la rechazó y eso la convirtió en lo que es ahora. En este sentido, que algo sea sencillo no lo convierte en «malo». No tengo problema en que la Reina Bruja sea la mala del cuento, me parece perfecto, de hecho.
La historia sigue una estructura que hoy resulta un tanto trillada, y visto con ojos de 2022 habría que decir que le faltan momentos espectaculares, siendo todo muy normal para ser un mundo fantástico en el que existen la magia y los seres extraordinarios. Es cierto que los mejores momentos se dejan todos para la última media hora de película, y que la película es en cualquier caso muy entretenida, pero en ese sentido sí se nota que estamos ante una película rodada hace 35 años, antes del auge de los efectos digitales aplicados al mundo del cine. e hecho, esta película, como también en su momento El secreto de la pirámide (Barry Levinson, 1986) pueden considerarse en cierta manera precursoras de todo lo que vino después gracias a la IL&M de George Lucas.
Fruto del target infantil y juvenil, tenemos una película con mucho humor, un humor blanco para todas las edades protagonizado por la pareja de pequeños Nelwyn que acompañan a los protagonistas, así como con todo lo que el guion plantea para Madmartigan, en cierto sentido rompiendo el tópico de elegante guerrero de moral intachable. También los fallos de Willow a la hora de lanzar hechizos van en esta onda de humor para todas las edades. Este humor la verdad es que es muy infantil pero consigue mantenerte con la sonrisa en la cara todo el rato, y creo que incluso ahora creo que funciona, aunque si es cierto que el target de la película se me hizo muchos más evidente ahora que lo que sentí en su momento cuando vi la película en el cine con 14 años.
Para ser una película con más de 30 años, creo que la integración en pantalla de los pequeños Nelwyn está muy bien, y apenas canta en apenas un par de momentos super puntuales, lo que creo que tiene bastante mérito. Si canta más el monstruo de dos cabezas que surge en la ciudad en ruinas de Tir Asleen, pero no evita que la escena siga teniendo todo su encanto. Junto a esto, el uso de morphing digital en varias escenas para transformar a varios personajes creo que luce genial incluso con ojos de 2022, por lo que diría que el trabajo está más que conseguido.
Si hay algo que no me ha funcionado en este visionado ha sido sobre todo las situaciones de humor creadas con Madmartigan, como cuando se disfraza de mujer para ocultar una infidelidad, o el combate en Tir Asleen en el que él se enfrenta solo a 30 o 40 guerreros del villano Kael, que está rodado de forma chapucerilla. Eso, y lo de la poción de amor que despertó algo que ya existía en sus corazones, lo cual es algo muy habitual en la literatura fantástica, pero que con ojos de 2022 queda bastante viejuno.
Hecha la matización de las cosas que no me funcionaron, lo cierto es que Willow es una película super disfrutable que tiene claro el tipo de aventura que plantea y a quien va dirigida. El climax con el combate mágico creo que está muy chulo y que Willow al final tenga la clave de todo me parece un detalle genial de este final. Por cierto, el final con Willow volviendo victorioso a su hogar resulta otra referencia muy obvia a El Señor de los Anillos, pero a mi tengo que reconocer que me funciona y es lo que pedía la historia, así que ningún problema al respecto.
Además, me ha alegrado especialmente poder verla con mi hijo gracias a nuestra suscripción a Disney+. Que me dijera que se lo había pasado genial viéndola y que le había gustado y tenía ganas de que viéramos la serie de televisión ha supuesto una doble alegría. Sin duda, ¡misión cumplida!
Comparto el trailer de la película:
La Willow la película me ha gustado y creo que a pesar de algunos aspectos que igual no han envejecido demasiado bien el paso del tiempo, su cualidad de cuento de fantasía hace que el visionado haya sido satisfactorio. Y ahora, de cabeza a ver la serie de televisión de Willow en Disney+.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
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