Uno de mis auto-regalos navideños ha sido Pro, el comic de David Galán Galindo y Manuel M. Vidal publicado por Panini con la historia del primer superhéroe español surgido durante el franquismo. Y me hubiera gustado poder decir que me ha gustado. Voy a explicar los motivos por los que no lo ha hecho.
Hace 50 años España tenía un superhéroe: El Español de Pro. Algunos nostálgicos lo echan de menos y otros desean borrarlo de la historia, como si nunca hubiera existido. Galilea Gil, veinteañera de pelo rosa recién salida de la facultad de periodismo, tiene clara su postura al respecto: le importa una mierda ese señor. Pero si quiere cobrar su beca, tendrá que hacer su tesis sobre el héroe del escudo. Lo que Galilea no sabe es que esa investigación cambiará su mundo para siempre.
Este volumen de lujo incluye la obra completa y numerosos extras del director y guionista David Galán Galindo (Orígenes Secretos, Matusalén, Sargento Resines) y del dibujante Manuel M. Vidal (La leyenda del dragón, Maestro del Terror). Un cómic de superhéroes que te hará ver la historia de España de otra manera. Promesa de Pro.
Durante más de dos décadas, el artista almeriense Manuel M. Vidal exploró el mundo del dibujo y el diseño en campos tan variados como el cómic, el cine y la animación, la publicidad y la enseñanza. Su trayectoria abarca de todo, desde sus iniciales portadas para revistas de rol y fanzines, a talleres de cómic e ilustración, e, incluso, novelas gráficas históricas para los Ayuntamientos de Serón (Serón, justicia y honor) y Berja (Don Antonio de Berrío)… Firmó cómics con compañeros muy variados, como Iván Sarnago en su primer título, Invasores en la escalera, el británico Jamie Delano en su adaptación de la serie de animación de TVE La leyenda del dragón, o Josep Busquet, en historias de humor para la revista satírica El clímaco, policíacas en el diario argentino Clarín o, uno de sus últimos trabajos, Maestro del terror (Grafito Editorial, 2021), del que dijo haber sentido puro orgullo y gozo. Fuera del papel, vimos su arte en los cómics vistos en Orígenes Secretos, el film de David Galán Galindo, a quien conoció ilustrando secuencias de animación para su corto GrasMan y en la animación inicial de sus segmentos para los largometrajes colectivos Al final todos mueren y Pixel Theory. David le recuerda como “un ejemplo de superación que nos dio una lección a todos cuando se recuperó de un ictus en 2017 que le obligó a volver a aprender a dibujar”.
Manuel nos dejó el 3 de marzo de 2024. Pro es una última muestra ejemplar de su colosal arte.
David Galán Galindo ajustó su rumbo a la creación de guiones y en 2006 comenzó a escribir en programas de televisión como Sé lo que hicisteis… o En el Aire de Andreu Buenafuente. No pudo evitar que su evidente pasión por los cómics se colara en el ADN de proyectos personales como su cortometraje The King & The Worst, protagonizado por Jack Kirby y Ed Wood, o su primera novela, Orígenes Secretos. Vería sus guiones volcados en viñetas en Sargento Resines, ilustrado por Salva Espín, y ahora Pro, con arte de su compañero Manuel M. Vidal. Del papel a la pantalla, en 2020 aterrizó en Netflix su ópera prima, Orígenes secretos, basada en su novela y protagonizada por Javier Rey, Verónica Echegui, Brays Efe, Antonio Resines y Ernesto Alterio. Fue tildada como “la mejor película de superhéroes del año” y nominada a tres Premios Goya: mejor guión adaptado, efectos especiales, maquillaje y peluquería. También su aventura animada de 2021 Gora automatikoa fue nominada al Goya a mejor película de animación. Con su segundo largometraje en solitario, Matusalén, lleva a las salas de cine un mix de comedia universitaria de toda la vida y hip hop, su otra pasión, a través del rapero cuarentón que la protagoniza, interpretado por Julián López, y arropado por Miren Ibarguren, Antonio Resines, Raúl Cimas, Carlos Areces, María Barranco… En teatro ha escrito para lo mejorcito del humor español en shows como En su cabeza era espectacular y Hecho a mano, de Pantomima Full, y Mucha tontería, de Berto Romero.
Estuve a punto de no escribir esta reseña con mi crítica de Pro. En cierto sentido pensé que para no decir nada bueno, exageradamente hablando, igual era mejor no decir nada. Aparte del hecho importante de que el artista Manuel M. Vidal falleció nada más terminar este comic. Hacer cualquier tipo de comentario negativo hacia su trabajo me parecía irrespetuoso, fuera de lugar. Sin embargo, creo que es importante intentar ser lo más respetuoso posible en mis opiniones pero al mismo tiempo ser lo más claro en las cosas que me han gustado y también en todo con lo que no he conectado. Que ha sido bastante, sobre todo a medida que avanzaba el comic.
Buscando las razones que han provocado mi insatisfacción, voy a plantear este artículo desde dos puntos de vista. En primer lugar, voy a analizar PRO únicamente en su faceta de comic de superhéroes con una historia ligera y sin pretensiones. Luego entraré en una segunda parte en los aspectos ideológicos y el mensaje político subyacente que transmite esta obra.
Empezando por las cosas que me han gustado de Pro, hay que valorar cuando un escritor tiene clara su historia, y consigue ejecutarla cuando se trata de una historia compleja con múltiples saltos temporales y una narrativa fragmentada que puede hacer complicada la lectura para un lector poco habituado con los convencionalismos del género de superhéroes. Algo que no es mi caso, todo hay que decirlo. A pesar de los reparos que tengo con la historia de Galán, que todo cuadre al final me parece algo que hay que reconocer.
Me gusta la caracterización de la protagonista Galilea Gil. Me hacen mucha gracia sus diálogos con su amigo y compañero de piso Rikar. Creo que el punto fuerte de Galán son los diálogos, cosa que se puede ver también en todo lo relacionado a Zorra Roja, la ladrona amante y luego compañera de Pro que se convertirá en una suerte de mentora de Galilea en su tesis. Los personajes femeninos me gustan y están muy bien, siendo lo mejor del comic. Aunque de alguna manera sienta que el teórico co-protagonista Pro queda como un inútil en comparación.
Otro comentario que quiero intentar que sea positivo, aunque que cada uno lo interprete como quiera, es que hay que ser muy osado para plantear una deconstrucción de un superhéroe español, y para su ejecución plantees copiar la narrativa de Alan Moore y Dave Gibbons en Watchmen, sobre todo en el primer episodio que marca el tono del comic. Desde luego, si Galán quería que un lector veterano entendiera que estaba planteando un comic «importante», el autor no ha sido nada sutil. Supongo que tiene mérito pensar que puestos a fallar, más vale hacerlo espectacularmente y llamando la atención. Porque la comparación de este comic con Watchmen la hace el propio David Galán Galindo, y es una comparación en la que debería saber que va a salir perdiendo siempre. «El que no arriesga no gana» puesto en acción.
En realidad tampoco creo que Galindo falle espectacularmente. Lo que quería contar lo hace, aunque globalmente la sensación sea de ocasión perdida. Digo esto porque la historia de Galindo va de más a menos, con un primer episodio estupendo que se va diluyendo a medida que avanza la serie. El comic usa la historia de este superhéroe, el Español de Pro, como excusa narrativa para plantear una mezcla de historia de España apócrifa aderezada con detalles de la historia del mundo del comic español durante el franquismo, unido a una parte de acción superheróica. Lo que promete ser una historia compleja con múltiples facetas a lo largo de varias décadas acaba convertida en un comic de brocha gorda con un villano que resulta un poco ridículo. Un villano, por cierto, que parece sacado de otra de las obras míticas de Moore, Miracleman. Y en concreto, la mítica masacre de Londres realizada por Kid Miracleman. Las comparaciones que Galán plantea entre su comic y la obra de Moore son demasiadas y demasiado evidentes como para que sea algo casual. Pero una comparación en lo superficial, porque Galán pierde con su brocha gorda toda la complejidad, lirismo, potencia y profundidad intelectual que tiene cualquier obra de Moore. Y que no tiene Pro.
Y si el caso es que Pro «es un homenaje a Moore porque es mi escritor favorito» no creo que funcione cuando estas copiando toda la estructura de Watchmen pero sin la complejidad. Empezando por la rejilla de 9 viñetas, con herramientas de voz en off y varias narraciones superpuestas. Además del propio texto de prosa al final de cada capítulo, que da más información del mundo de Pro. Justo como Watchmen. Hay que decir que esto es sobre todo evidente en el primer número de siete que tiene Pro, quedando diluido en los siguientes números. Pero globalmente, más que osado, Galán me ha parecido un kamikaze.
Empezando por las cosas que no me han gustado, tengo un problema muy importante con el dibujo de Manuel M. Vidal, que también colorea el comic junto a Déborah I. Villahoz. El comic es ante todo un medio visual que cuenta con imágenes la historia. Y si el dibujo falla, el conjunto se derrumba. Que es precisamente lo que pasa con este comic, según mi opinión completamente subjetiva.
Por no decirlo todo negativo, me gusta el diseño de personajes de Manuel M. Vidal, empezando por el Protagonista Pro, la versión femenina que veremos a lo largo del comic, Zorra Roja, etc. Que incluso una persona normal como Galilea tenga una imagen reconocible me parece muy chulo. También me gusta la expresión facial de los personajes cuando hablan, y cómo los diálogos de Galán funcionan gracias a su dibujo. Aunque no creo que sea nada especialmente reseñable, Vidal cambia algunas páginas del comic para adaptar su estilo de dibujo al de los comics de los años 50 y 60, españoles y americanos, y en otro momento al estilo manga más actual. He leído a varias personas comentar lo genial que es esto, pero parece lo mínimo exigible en un comic que plantea una historia de esta naturaleza.
Comentaba al principio que el comic va de más a menos, y por supuesto eso es debido a la historia de Galán, pero también por un dibujo que deja de estar igual de detallado a medida que avanza el comic. Y en este momento quiero pensar que fue su enfermedad y la necesidad de terminar como fuera el comic lo que provoca que sobre todo los dos últimos números tengan un dibujo muchísimo más flojo que no está al mismo nivel que los números anteriores. Lo cual es una pena, porque si el nivel de calidad los primeros números se hubiera mantenido a lo largo de toda la obra, mi valoración de Pro sería muy diferente. Mi principal queja hacia el dibujo de Vidal es la falta de fluidez narrativa, con unas viñetas super estáticas que nunca consigue que sean espectaculares o emocionantes. Algo que se hace dolorosamente claro en el fallido climax final con el combate contra el supervillano. La única imagen que realmente me parece chula es la del primer número cuando Galilea entra en la biblioteca de Irineo y ve por primera vez el museo de Pro. Imagen que puedes ver abajo en las páginas de muestra que conseguí a través de la web de Panini. Pero en el resto de imágenes el comic de Pro destaca negativamente por un exceso de imágenes poco detalladas, a lo que hay que añadir la falta de fondos a medida que avanza la historia. Y en las páginas finales, una falta de expresiones faciales convincentes. Cuando a esto le sumamos la incapacidad de dibujar escenas de acción de forma interesante, ni siquiera espectacular, tenemos una parte del porqué no he conectado con el comic de Pro. Y me sabe mal, porque cuando compro un comic y mi gasto mi dinero, es pensando que me va a gustar.
Otra cosa que me ha sacado completamente de la historia han sido los «homenajes» con que Vidal y Galán riegan esta comic. Se supone que los hacen (o quiero pensar que es así) para que los lectores veteranos nos riamos con ellos y entendamos la referencia. Porque todos somos fan frikis que hemos leído los mismos comics. Si el objetivo era generar ese colegueo, el resultado en mi caso no sólo no ha salido bien, sino que ayuda a la sensación de comic falido.
Porque una cosa es un colegueo entre amigos que hacen un fanzine con fotocopias y la gente que compra obras amateurs, y otra crear un comic mainstream para Panini, la principal editorial de superhéroes en España, con una distribución masiva y pretensiones de importancia, y copiar viñetas literales del Daredevil Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli. En concreto las dos viñetas en las que Kingpin practica kung-fu contra unos esbirros. La primera viñeta está copiada literalmente. Algo que además provoca algo que narrativamente no tiene sentido, porque Kingpin pelea contra 4 personas y pega a dos a la vez con cada puño. Pero en Pro el villano Jose Antonio Vaca ES MANCO. ¿A quién está pegando con el brazo derecho? Es una imagen que no tiene sentido aparte de la idea de homenaje. La segunda imagen con Kingpin de pie a punto de recibir una toalla con el grupo de oponentes caídos a su alrededor no es exactamente igual en el dibujo de Vidal, pero la idea de donde encontró la inspiración es demasiado evidente para que la escena en Pro pueda funcionar.
El «homenaje» a Frank Miller y David Mazzucchelli es el más evidente, pero mientras leía el comic hubieron montones de viñetas que me sugerían imágenes de otros comics de toda la vida. Lista de imágenes demasiado larga como para detallarla en este reseña. Y esto es un error garrafal, porque lo que me transmitía no era colegueo, sino leer un comic con unos autores que habían optado por la solución fácil cuando a lo mejor había una opción más complicada pero a la larga mejor, que implicaría crear de cero sus propias imágenes icónicas. Y esto también es lo peor que creo que puede pasar cuando estas leyendo un comic con pretensiones de importancia dentro de la escena española. Porque en muchos momentos en lugar de disfrutar del comic me tenían pensando qué viñeta de qué autor había «inspirado» cada escena de este comic. Y de nuevo quiero pensar que la enfermedad de Vidal provocó que se tomaran estos atajos para intentar que el comic se publicara cuanto antes. Pero sea por el motivo que sea, el resultado no es satisfactorio.
Siguiendo con el colegueo y el homenaje mal entendido, Galán hace que todos los nombres de personajes inventados sean juegos de palabras con los nombres de autores de comics famosos. Por ejemplo Nick Brubaker, Ron Waid, Mike Gruenwald y hasta Goscinny. Incluso Jack Kirby tiene su homenaje en la figura de un genio de la lámpara cuyo nombre es el de Kirby invertido y tiene su imagen. Esto es un detalle «chorra» si se quiere, que busca fomentar esa conexión con lectores veteranos como es mi caso. En algunos momentos me dio la sensación que se buscaba crear esta conexión de forma artificial. Resaltando elementos superfluos cuando la historia es lo que debería provocar la conexión con el lector, lo que debería engancharme. En ese sentido, estos homenajes también me sonaron a gimmicks vacíos que en realidad me distraían de lo que se supone era lo más importante, la historia.
Hay otro elemento derivado de crear este Pro pensando en un target de lectores veteranos. (Que por otra parte somos los que podemos pagar el precio del tomaco en tapa dura de Panini. Una edición que todo sea dicho creo que está muy bien, una vez la opción lógica que hubiera sido publicar esta colección en siete grapas se descartó por el motivo que fuera). Y es que a poco que el lector de este comic haya leído comics de superhéroes se produce el efecto que no hay ninguna sorpresa en la historia porque todo está telegrafiado. Aunque las historias son muy diferentes, el núcleo de esta historia es como la de Soldado desconocido de Garth Ennis y Killian Plunkett, en la que un héroe envejecido hace un recorrido histórico para que el que espera sea su reemplazo conozca su historia real. Como digo en realidad son comics muy diferentes, y en mi caso me quedo con la descarnada actualización de Garth Ennis del comic bélico, pero hago esta comparación para que quede claro cómo dirigir este comic para lectores «resabidos» hace complicado que los diferentes giros que plantea Pro puedan sorprender o impactar. El giro de la identidad y el propósito que Pro y Zorra Roja tienen para Galilea se ve venir desde casi la primera página, lo que no se sabe es la forma en que va a llevarse a cabo.
Estaba pensando si es posible que esta falta de sorpresa en realidad no sea un problema del guion de Galán, sino que los lectores ya hemos leído mucho y conocemos las convenciones del género. Pero en realidad si existen montones de autores que jugando con estas convenciones y usando estos mismos clichés hacen cosas sorprendentes y emocionantes con personajes bien caracterizados. Pro no es uno de esos comics. Que en lo fundamental todo esté telegrafiado y no haya sorpresas es un problema del exceso de elementos y fórmulas referenciales, sin saber innovar más allá de la propia premisa de historia ambientada en España. La familiaridad a la que aludía antes es claramente un problema. Y no creo que sea problema mío como lector, sino de un guión mucho menos interesante de lo que las primeras páginas hacían suponer.
Hablando de la historia de Galán hay varias cosas con las que no he conectado, sobre todo con la propia idea de base que subyace de este comic. Y es que por definición, un posible superhéroe que surgiera durante el franquismo no podía ser un héroe ni por supuesto hacer cosas heroicas, sólo servir a la propaganda del régimen. Porque está secuestrado y controlado por un régimen dictatorial. Aunque Pro sea un héroe del franquismo, la conclusión es que de haber existido, él también fue una víctima de la dictadura. La idea en si no tiene ningún problema, la clave estará en la ejecución, Y ahí es donde Pro falla. Porque un Capitán América españolizado de fuertes convicciones morales como tiene Pro debería haber encontrado la forma de hacer el bien incluso a pesar del chantaje que sufre por el Franquismo. Y es algo que no llega a suceder nunca.
Dentro de la idea de «superhéroe español» me disgusta esta idea de crear una especie de Capitán América y hacer que sea un inútil pusilánime. Una persona de buen corazón que queda ridículo en su idea de no matar a nadie sin importar el contexto. Porque la moral del mundo del comic de superhéroes no funciona y queda ridícula cuando se contrapone con el mundo real, como parece que hace Galán todo el tiempo. Además, la parte de la historia de Pro contada a modo de flashback utiliza el recurso Forrest Gump, haciendo que Pro conozca a personajes históricos como Ortega y Gasset, Frank Sinatra, Hemingway o Adolfo Suárez, entre otros muchos. Aparte del propio Franco, claro. Algo que ayuda a crear la ficción de pseudo-realidad. Sin embargo, en esos momentos en que conocemos su historia, los únicos momentos en los que él actúa heroicamente de motu propio, no dirigido por la voluntad de otros, es cuando decide no detener a Zorra Roja y llevarla ante las autoridades, y luego cuando libera al duende para que viva su vida libre de ataduras. Algo que en realidad alude y es el mismo final de Aladdin, hablando de elementos familiares.
Unido a esto tenemos otro elemento clave con el que no conecto, que es que Pro es un inútil sobre todo en la comparación con los personajes femeninos fuertes a su alrededor, que son siempre más listas e inteligentes que él, más resolutivas cuando tienen que serlo, y en general son las que provocan la evolución y los giros de la historia. Como por ejemplo cuando después de treinta y tantos años, sea Zorra Roja la que encuentre al hermano de Pro, al que los franquistas han mantenido como rehén para asegurar la docilidad de Pro hacia el régimen. Mientras Pro en realidad no es mostrado haciendo nada más que jugar a la propaganda franquista luchando con villanos de cartón piedra irreales. Otro ejemplo es que cuando lleva ayuda y comida a las montañas a los maquis ni siquiera es idea suya, sino de Zorra Roja, mostrándole siempre como un ser débil supeditado a la voluntad de personas más fuertes que él (en carácter) que le marcan lo que tiene que hacer. Normal que Pro sea un co-protagonista tan decepcionante.
Por cierto, durante el franquismo lo que ahora es Marruecos era una provincia española y Franco tenía múltiples conexiones con la sociedad marroquí. Un aspecto como este hubiera podido tener mucha miga pero queda en segundo plano, limitando su presencia a que sirve para presentar la existencia de duendes buenos y también de elementos mágicos malignos. Que el plan del villano sea conseguir estos objetos mágicos para conseguir su venganza es uno de los factores que explican la pérdida de interés del comic a medida que avanza la narración.
Y hablando de un villano de brocha gorda, Jose Antonio Vaca, el antiguo ayudante de Pro convertido en un ultraderechista magnate de los negocios, no puede caer más en el cliché y el personaje unidimensional. Este para mi es el elemento más flojo del comic que provoca que una narración correcta se venga abajo ante un villano de folletín que sólo quiere volver a los tiempos mejores de la dictadura. Esta parte es la que nos da la parte superhéroica del comic, y es en la que más falla este comic. Porque la historio de Galán niega a Pro la posibilidad de mostrarse como el héroe que debería haber sido, fallando durante toda su vida e incluso en el momento clave del comic. Incluso aunque la historia pueda decir que lo justifica al haber visto en el futuro la estatua donde aparece la fecha de su muerte. Hablando del climax final, este falla por el problema del dibujo de Vidal al que he hecho mención antes, pero también por la propia premisa de hacer de Pro una víctima toda su vida que no consigue salvar a nadie, teniendo que dejar paso a la verdadera heroína del comic, una nacida en democracia.
Reconozco que con todos los intentos de crear una historia compleja, por ejemplo con los textos de apoyo al final de cada capítulo (si, como los de Watchmen) se viene un poco al traste por este final tan mal narrado visualmente, y tan poco interesante y tan obvio en lo referido a la historia.
Tras comentar los aspectos comiqueros de Pro que han provocado que no conectara con este comic, a continuación voy a entrar a analizar los aspectos ideológicos y el mensaje político subyacente que transmite esta obra, que han provocado que la experiencia fuera aún peor.
Ahora voy a salirme un poco de la tangente.
Hace tiempo leí a alguien expresar que las personas de derecha en general están más predispuestos a escuchar opiniones diferentes que las personas de izquierda. Y esto viene porque el entretenimiento, el ocio y la literatura están abrumadoramente realizadas por gente de izquierda. Durante toda mi vida he visto películas, leído comics y libros que me han encantado, aprendiendo historias que desconocía, puntos de vista interesantes sobre la vida y la sociedad que me han aportado cosas buenas. También ha pasado que he discrepado y no estuve de acuerdo con lo que una obra me ha contado. Pero si estas estaban bien documentadas y tenían una voz con un punto de vista valioso, me han ayudado a formar mi carácter y mi punto de vista. Mi propio espíritu crítico.
Sin embargo, haciendo una generalización muy grande, el lector de izquierdas sólo escucha o lee a gente de su cuerda que suelen confirmar su punto de vista, con lo que la posibilidad de confrontar puntos de vista diferentes lo tienen mucho más limitado, rechazando en muchos casos la misma posibilidad de discrepar de la versión oficial marcada desde el progresismo político y social que domina todo el entretenimiento. Y ya con lo de las cámaras de eco de las redes sociales se ha creado un bucle de distorsión de la realidad que es difícil de arreglar. Off-topic, este aspecto es el que provoca por ejemplo que mucha gente de opiniones progresistas rechace las películas y series creadas por Clint Eastwood o Taylor Sheridan porque son vistos como «fachas». No dejo de ver en redes sociales a gente no solo negándose a ver sus trabajos, en lugar de atreverse a ver una visión de la vida diferente que desafíe sus ideas preconcebidas, sino incluso molestas porque estos creadores tengan éxito y sus obras sean vistas por mucha gente.
Lo digo porque leo este comic y pienso que Galán ha debido leer mucho sobre las 13 rosas, pero creo no ha leído a Andrés Trapiello ni a nadie que pueda dar una versión alternativa, y también real, de la historia de España. Partiendo de una idea en la que todos estamos de acuerdo, el franquismo fue una dictadura y coartó las libertades en España durante más de 30 años, la memoria de cada uno viene marcada por nuestras vivencias y las de nuestra familia. Y las memorias de cada uno cuentan una historia distinta, y todas ellas son reales y ciertas. Todas las que cuentan las salvajadas y las represalias que sufrieron los republicanos al terminar la guerra son terribles y reales. Pero no son las únicas historias sobre lo que pasó durante esos años. Las atrocidades cometidas por el bando republicano en los años previos a la Guerra Civil y durante la guerra también sucedieron. Pensar en el periodo histórico español de 1930-1939 en términos de blanco y negro, buenos y malos absolutos, es un error. Lo mismo para el periodo reciente de democracia. Y creo que quien lo hace no entiende las complejidades del mundo real, aunque en muchas ocasiones sean los propios partidos políticos los que buscan reducir el debate político a estos términos de «bien (yo) contra mal (ellos)». Pensando que con la polarización van a salir ganando ellos.
Digo esto porque no tengo ningún problema en que un comic diga que el franquismo fue malo. Yo también lo creo. Con lo que no estoy de acuerdo y me produce un rechazo absoluto es cuando leo un comic en el que una de las ideas claves sea señalar que la derecha política en España es mala y causante de todos los problemas del país, cuando la realidad objetiva de la historia de España no es esa. Un mensaje que para sorpresa de nadie coincide con el del 99% de todas las películas y series españolas que se estrenan en nuestro país. Hacer un comic con este mensaje no es rompedor ni revolucionario, si hablamos del ámbito cultural español es totalmente mainstream.
El comic está regado de pequeñas cosas que plantean una realidad de trazo grueso dirigida a crear una narrativa muy clara. Todo lo malo que ha pasado en España es culpa de la derecha política que son siempre los malos. Y la clave es que no se limitan al periodo franquista, algo con lo que ya digo que estamos todos de acuerdo, sino empezando por el más complejo periodo antes y durante la Guera Civil, unos años en los que ambos bandos cometieron muchas salvajadas. Y también durante el periodo ya democrático. Y son detalles de la historia que vistos individualmente igual son todas pequeñas «chorradas» sin mayor importancia, pero que cuando se ven en su conjunto queda muy clara esta narrativa y el mensaje subyacente. Voy a comentar algunos de estos elementos.
Al principio del comic, mientras el franquismo rueda una película protagonizada por Pro, su ayudante adolescente dice una frase marcada por el régimen mientras están atados en una hoguera rodeados por enemigos rojos: «Nos han debido confundir con una iglesia». Es posible que esta escena aluda a algo que se estrenó o se publicó durante el franquismo, un periodo en el que hubo muchísimos panfletos ideológicos. No lo se. Esta frase provoca la queja de Pro diciendo que es un diálogo ridículo, lo que como decía puede ser un gag humorístico sin más. El problema es que el bando republicano SI quemó iglesias y asesinó centenares de monjas y curas indefensos en los meses previos al inicio de la Guerra Civil, y también durante la guerra. Para alguien de izquierdas esto es un chiste, pero es una parte de la realidad de la Guerra Civil que ahora se pretenda que se olvide. O peor, que se crea que no sucedió.
Hablando de la brocha gorda y de momentos sesgados de la historia en los que me perdieron completamente mientras leía este comic, en un momento del comic Pro pide al duende kcaJ ybriK (si, Jack Kirby) que le lleve al pasado para evitar la Guerra Civil española. La solución del duende es llevar a Pro a mayo de 1936 para asesinar al General Mola y evitar así el alzamiento militar. La escena tiene truco porque esta muerte causa una realidad alternativa, un concepto comiquero como pocos, con lo que Pro no consigue cambiar nada en su realidad. Pero aunque una opción era asumir el elemento de historia ligera de este comic, mientras leía esto no podía dejar de pensar que para evitar la Guerra Civil, si sabes algo de historia de España, el duende debería haber llevado a Pro al 13 de julio de 1936 para evitar el asesinato de José Calvo Sotelo, el líder de la oposición de derechas asesinado por simpatizantes del Partido Socialista, tras haber sido amenazado de muerte en la tribuna del Congreso por el líder socialista Indalecio Prieto días antes. Una muerte que horrorizó a la sociedad española de la época y que provocó que la mayoría del ejército, que hasta ese momento no se había alineado, se uniera a la insurrección de Franco y Mola. Si un suceso fue clave en el inicio de la Guerra Civil, fue este asesinato político realizado por gente de ideología socialista. La mayoría de historiadores fechan en el 17 de Julio, 4 días después de este asesinato, el inicio de la Guerra Civil. Evitar una muerte entraría en la naturaleza compasiva de Pro mucho más que matar a alguien por algo que aún no había realizado. Pero eso significaría mostrar que no todo lo malo que pasó en España fue cometido por la derecha, sino que en los años previos a la Guerra Civil la izquierda cometió atrocidades iguales o peores. Y claro, eso sería mostrar una versión más compleja de la realidad que el evidente «la derecha es mala», que es uno de los ejes con los que Galán ha escrito este comic.
De nuevo, sé que no debería tomarme muy en serio el comic de Galán, pero no se ni cómo calificar que en la parte de los asesinatos de ETA durante el periodo de democracia en España, Galán se las apañe para decir en su comic que unos actos terribles realizados por organizaciones de ultra izquierda en realidad fueron culpa de la derecha. Una derecha económica que financiaba a los más violentos, malogrando los actos de los verdaderos luchadores por la libertad. Muy fuerte. Aunque se supone que este es un comic de entretenimiento ligero, me molesta los niveles a los que se están llevando los intentos de tergiversación de la historia de España. Y me entristece comprobar hasta qué extremos esta tergiversación de la historia ya ha calado en una parte de la sociedad. Para que conste de nuevo, por supuesto que creo que el franquismo fue una dictadura terrible y como tal la condeno y prefiero la democracia actual creada a partir de una monarquía parlamentaria. Creo que de todas las posibles opciones posibles, el mejor tipo de sistema político posible para España es el democrático.
En los últimos años de democracia, la principal violencia política y la mayoría de agresiones físicas las han realizado partidos y personas de izquierdas y las han sufrido partidos y personas de centro y derecha. Incluso obviando el terrorismo etarra al que mencionaba antes, fueron los simpatizantes de Ciudadanos los que fueron agredidos en Cataluña en varias campañas electorales. Unas agresiones ampliadas por los comentarios de medios de comunicación afines justificando las agresiones afirmando que «fueron a provocar». Ha pasado en Cataluña en la calle pero también en la universidad, agrediendo radicales de la izquierda independentista a estudiantes que piden recibir sus clases en castellano. También han habido agresiones en el País Vasco, siempre con la justificación de «vienen a provocar, en el fondo quieren que les agredan para victimizarse». A pesar de vivir en una democracia, en Vallecas radicales de izquierda se arrogaron la potestad de decidir quien podía hacer un mitin político en la localidad y quien no. Igual que digo esto, en la Comunidad Valenciana han habido actos de violencia realizada por grupos neonazis. Actos igualmente rechazables y condenables. La diferencia es que siendo todos actos de violencia asquerosa, hasta donde yo se esa violencia neonazi no la han cometido personas afines a partidos políticos con representación en los parlamentos nacional y autonómicos, como si pasó en los ejemplos que he mencionado previamente. Hago este comentario porque en los últimos años una parte de la izquierda versada en la propaganda está intentando reescribir la historia, pero se está encontrando con el problema que no nos pueden convencer que esos hechos no existieron a la gente que los vivimos. Y ya no es que no puedan convencerme de algo, es que veo la falsedad de su argumento y voy a decirte: «BULLSHIT». A partir de ahí no me voy a creer nada de lo que me intentes vender.
Por eso encuentro lamentable que fruto de este mensaje maniqueo de «la derecha es siempre mala y la causante de todos los problemas del país», Galán plantee en este comic una escena que puede considerarse menor, cuando el villano afirma que ha preparado el boycott a su propio acto para que la sociedad sienta pena por ellos y sean vistos como víctimas. Algo que ayuda a construir esta narrativa falsa y maniquea que permea el comic de principio a fin. Una narrativa que al final parece más importante que la trama de superhéroes en la que los buenos combaten y vencen al malo.
Y en este momento, igual estás pensando: «Ignacio, estás sacando las cosas de contexto, en realidad Pro es un comic ligero sin más«. Otra idea sería «El mundo de Pro no es el mundo real, es un mundo inventado por David Galán Galindo y por tanto puede hacerlo tan maniqueo y simplista como quiera«. Y en parte estoy de acuerdo con la segunda parte. Pero antes hablaba de la narrativa Forrest Gump, mediante la que en una historia de ficción se añaden personajes reales de la historia para darle una sensación de realidad. Aunque Pro es obviamente ficción, todo en el comic está pensando para dar SENSACIÓN DE VEROSIMILITUD. Con este maniqueismo y esta tergiversación no sólo de hechos sucedidos hace 80 años, sino de lo que está pasando en España en los últimos cinco.
Y al mismo tiempo que se podría intentar minimizar la repercusión de este comic, me doy cuenta que en realidad Galán no piensa que estemos ante un comic «menor», cuando con su comparación con la obra de Alan Moore busca que se traslade por asociación la idea que este comic también es «importante». Un comic importante que busca trasladar la idea que la derecha es mala. El argumento se desmonta sólo a poco que tengan el más mínimo espíritu crítico y no veas el mundo en términos de blanco y negro, buenos y malos. Que es justo lo que las redes sociales están incentivando.
Durante el franquismo se hizo muchísima propaganda ideológica para vender las bondades del régimen, disfrazándola de «entretenimiento». La solución contra los panfletos del pasado no es crear otro panfleto en las antípodas ideológicas para vender lo tuyo. Y sobre todo, para vender lo malos que son «los otros».
Cuando hablo con gente «normal» fuera del frikerío, en el trabajo durante la parada del café o en mi colla de amigos, se oye mucho «estoy cansado de panfletos políticos.» Y el problema de Pro es que esta ideología se hace tan evidente que acaba siendo el ejemplo perfecto de contenido politizado que me impide su disfrute. Y mira que he disfrutado mucho de comics que critican el franquismo, inmediatamente pienso en Jamás tendré 20 años de Jaime Martín, pero hay un montón. Un comic doloroso y emocionante a partes iguales. Algo que Pro nunca llega a ser. De nuevo, no tengo ningún problema con los montones de comics ya existentes en los que el franquismo es el villano. ERA UNA DICTADURA. Pero llega un momento en el que el maniqueismo y el trazo grueso traspasan todos los límites. Hablaba antes de que es bueno escuchar puntos de vista diferentes, pero la manipulación y el lavado de cerebro de la izquierda política y mediática en la mayoría del entretenimiento mainstream está llegando a cruzar todos los límites. Ya tenía asumido esta manipulación en el cine y la televisión española, pero verlo de forma tan burda y maniquea en este comic ha sido demasiado para mi. Reconozco que estoy agotado, no me quedan ganas de gastar mi tiempo con panfletos. No me cuentes otra historia que critica el «white-privilege», ni que diga que todos los hombres somos violadores en potencia. Estoy cansado de las historias de empoderamiento femenino donde todos los hombres son malos e incompetentes. Me aburren los techos de cristal y todo lo que tenga que ver con el patriarcado. Y por supuesto, no me quieras vender que la izquierda política española es la garante de la democracia. La misma izquierda que creó al GAL. No te lo compro.
Y aunque parezca mentira, en realidad compré este comic deseando que me gustara. No soy de los que se gastan su dinero en algo que saben de antemano que no me van a gustar. Bastante apretado estoy como para malgastar mi dinero. El problema del dibujo es una parte importante de la valoración negativa, pero la principal fuente de insatisfacción es el bajón que me produjo la historia de Galán.
Lo fácil sería hacer una cruz y no volver a comprar nada de Galán. Es lo que seguro pedirían las redes sociales del «nosotros contra ellos». Pero sigo pensando que es mejor leer obras que me hagan salir de mi zona de confort y rebatan posibles ideas que pueda tener preconcebidas. Leí Orígenes Secretos de Galán y la verdad es que la novela me gustó bastante más que la película. Así que estaré atento a sus próximas obras, aunque decidiré en cada caso si invierto mi dinero en ellas. Un comic de Galán no me ha gustado, confío que el próximo conecte con mis gustos y me guste más de lo que lo ha hecho este Pro.
Comparto las primeras páginas del comic:
Pro me ha decepcionado en la parte superheroica por la forma en que la historia y el dibujo va de más a menos. Pero lo que realmente no me ha gustado nada es la sensación de panfleto maniqueo. Me sabe mal expresarlo en estos términos, pero así me ha hecho sentir.
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