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Crítica de Watchmen de Damon Lindelof (HBO)

Este mes de mayo he decidido contratar un mes de HBO para ver varias series que me apetecían y que tenía pendientes. Gracias a esto he podido ver Watchmen de Damon Lindelof, continuación 34 años después de la obra maestra del comic obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Y dentro que he encontrado numerosos elementos interesantes, aún no tengo claro si me ha convencido. Espero que escribir esta crítica me aclare las ideas.

Ambientada en un universo alternativo en el que los vigilantes enmascarados son tratados como criminales, Watchmen emplea la nostalgia del cómic original creado por Alan Moore y Dave Gibbons mientras intenta crear un contenido completamente nuevo. (Filmaffinity)

Damon Lindelof (Perdidos, The Leftovers) es el creador de esta serie que plantea, desde el amor por el comic original de Moore y Gibbons, plantear una nueva historia contemporánea que se centre en los temas de actualidad en los Estados Unidos igual que el comic usaba los miedos de la guerra fría en los años 80 como lienzo donde construir su historia.

La serie contó con 9 episodios, una elección poco habitual dentro del catálogo de HBO, y se estrenó con gran éxito de crítica y audiencia a finales de octubre de 2019. Lindelof escribe los guiones de todos los capítulos en colaboración con Nick Cuse, Lila Byock, Christal Henry, Cord Jefferson, Carly Wray, Feff Jensen, Stacy Osei-Kuffour y Claire Kiechel. Estos episodios han sido dirigidos por Steph Green, Nicole Kassell, Andrij Parekh, David Semel, Stephen Williams y Frederick E.O. Toye.

Los siempre estupendos Trent Reznor y Atticus Ross realizaron la banda sonora de la serie, que tuvo a Chris Seager, Xavier Pérez Grobet, Gregory Middleton y Andrij Parekh en labores de directores de fotografía.

La serie está protagonizada por Regina King como Angela Abar / Sister Night, una detective de la policía de Tulsa (Oklahoma) que usa un disfraz similar al hábito de una monja y que lleva una doble vida, ya que debido al complejo mundo de 2019 sus hijos no saben que ella es policía. Don Johnson es Judd Crawford, el jefe de la policía de Tulsa y amigo de Angela. Yahya Abdul-Mateen II es Calvin, el marido de Angela que la apoya en su doble vida y cuida de los niños mientras ella está de servicio.

El veterano Louis Gossett Jr. interpreta a Will Reeves, un anciano que consiguió sobrevivir a los disturbios raciales de Tulsa de 1921 y cuya relación con Angela es uno de los misterios de la serie. Tim Blake Nelson es Wade Tillman / Espejo, un detective de la policía de Tulsa que usa una máscara reflectante y que viendo las reacciones de los sospechosos sabe si mienten o dicen la verdad.

Junto a ellos, Jean Smart interpreta a Laurie Blake, la antigua Silk Spectre, que 34 años después es una agente del FBI que se dedica a detener a vigilantes enmascarados. Por último, la guinda del pastel de esta serie la ofrece el siempre perfecto Jeremy Irons como un misterioso señor aristocrático que vive en una mansión en el campo que cuenta con dos únicos sirvientes.

Entrando a valorar Watchmen y empezando por los elementos positivos, lo primero que me viene a la cabeza es que se nota que Damon Lindelof es un gran fan del comic de Alan Moore y Dave Gibbons. Empezando porque esta serie es continuación directa del comic y no de la versión cinematográfica de Zack Snyder de 2009 que cambió algunos elementos del comic y en general equivocó el tono al convertir la violencia de la película en algo molón. Centrarse únicamente en el comic ya es en si mismo un gran punto a favor de esta serie.

De hecho, había que tener muchas narices para atreverse ha escribir esta serie sabiendo la problemática que rodea el comic, al prometer DC Comics en 1985 a Alan Moore y Dave Gibbons que les cedería la propiedad de la obra cuando el comic dejara de publicarse… algo que 35 años después aún no ha sucedido. Lindelof sabía que una secuela televisiva de Watchmen sería polémica, por lo que poniendo la venda antes que la herida publicó en 2018 una carta abierta explicando que es precisamente su amor por el comic lo que propulsaba a hacer una continuación, que sería algo completamente nuevo. He leído artículos explicando que la importancia y relevancia de una obra artística se refleja cuando otros autores sienten la necesidad de inspirarse en esa obra previa para crear sus propios trabajos. En ese caso, la importancia e influencia de Watchmen (el comic) está fuera de toda duda.

El respeto expresado por Lindelof por el comic hace que a pesar del tiempo transcurrido, algunos personajes se sienten inicialmente correctos cuando los vemos por primera vez en esta adaptación televisiva y a medida que vamos conociendo más de ellos.

Además, el hecho que Lindelof haya contado su historia en estos 9 episodios y no planee hacer nuevas temporadas, al menos de momento, y que HBO lo haya aceptado es también otro hecho muy positivo en estos momentos en el que el mundo televisivo está cayendo en la sobreexplotación de contenidos, alargando series que hubiera sido mejor que quedaran como historias más cortas. Se agradece que Lindelof haya contado su historia y marche a nuevos pastos.

También me parece interesante la reflexión que hace Lindelof sobre cómo sería el mundo de Watchmen 30 años después, incorporando sus propios intereses y queriendo poner el foco sobre la realidad del racismo aún existente en los Estados Unidos. De esta manera, la serie está marcada por un suceso que sucedió realmente en la vida real, el ataque racista que en 1921 masacró a la comunidad negra de Tulsa (Oklahoma). Un hecho terrible sobre el que no conocía nada previamente que me ha dejado en shock. Al menos en ese aspecto, la serie cumple una función social y educativa indudable, presentando esta horrible matanza racista al público actual. Como efecto dramático, arrancar la serie con esta masacre es un elemento de gran potencia, aunque también debo comentar que esta escena inicial, sumado a un tiroteo que veremos más adelante en el episodio piloto dan una sensación de que estamos ante una serie de acción que no se corresponde con lo que en realidad vamos a ver.

Además del ataque racista de 1921, el otro hecho importante para la trama principal de este Watchmen es el conocido como la “Noche Blanca” en la Nochebuena de 2016, en el que el grupo racista Séptimo de Kaballería atacó en sus casas a más de 40 policías de Tulsa a los que habían identificado previamente. Sólo sobrevivieron al ataque el Jefe de Policía Judd Crawford (Don Johnson) y la propia Angela, resultando ambos heridos. Para proteger a la policía se aprobaron leyes que autorizaban a que los agentes de policía no revelaran su identidad mientras están an acto de servicio luciendo máscaras, lo que de hecho les convierten en cierta manera en “Vigilantes”. La aparición en 2019 de miembros de este grupo supremacista utilizando máscaras de Rorschach crea la interesante dicotomía de tener dos bandos enfrentados ambos utilizando máscaras para ocultar su identidad, lo que nos transmite el feeling del comic con superhéroes y supervillanos enfrentados. Estos son los puntos de partida de la serie, que serán desarrollados durante los nueve episodios.

El visionado de cada episodio genera una buena experiencia televisiva, ofreciendo partes un puzzle que a priori resultan interesantes y dejándote con ganas de más, algo fundamental en cualquier obra periódica de entretenimiento. A pesar de su ritmo lento, los saltos narrativos entre personajes hacen que cada episodio pasen en un suspiro, demostrando que Lindelof controla perfectamente la narrativa televisiva serializada.

El mejor episodio de toda la serie para mi es el sexto, “This Extraordinary Being” en el que conocemos la historia del joven Will Reeves, que tras sobrevivir al ataque racista en Tulsa se ha convertido en un joven oficial de la Policía de Nueva York en 1938. Su historia conecta y ofrece un giro inesperado e interesante de uno de los personajes secundarios del comic “Justicia Encapuchada”, el primer vigilante enmascarado que surgió en este mundo y que inspiró a todos los que posteriormente formarían los Minutemen. El tema del racismo ocupa toda la historia resaltando que una cultura creada sobre el racismo y la injusticia hace que un blanco enmascarado sea un héroe, mientras que un afroamericano enmascarado es visto como un monstruo y una amenaza.

Otro hecho que quiero resaltar como muy positivo de Watchmen es todo su elemento técnico. Todo su diseño de producción, vestuario, efectos especiales, etc… lucen de maravilla, y se nota que para la HBO Watchmen era su gran apuesta para el segundo semestre de 2019 tras terminar Juego de Tronos. No conozco el presupuesto exacto de la serie, pero sin duda cada fotograma transmite que no ha sido barata y que Lindelof ha contado con todo lo necesario para contar su historia de la mejor forma posible.

Y aquí termina lo bueno. En todo caso creo que Watchmen ofrece un más que correcto entretenimiento que puede gustar a un público variado que no necesariamente haya leído el comic, y el mensaje anti-racismo creo que está perfectamente transmitido de principio a fin. Dicho esto, hay un montón de elementos de la serie que analizados globalmente tras terminar de verla no me han convencido nada de nada y que me hacen preguntarme si me ha merecido la pena “gastar” ocho horas visto el decepcionante climax final.

Para hablar de estos elementos tengo que entrar a hablar CON SPOILERS. Entiendo que al ser una serie cuya emisión terminó en diciembre esto no supone ningún problema, pero prefiero avisaros para evitar malos entendidos. ¡Continuad leyendo bajo vuestra responsabilidad!!

Comentaba antes el problema que Alan Moore tiene con DC Comics debido a Watchmen. Al engaño provocado por el éxito sin precedentes de este comic que 35 años más tarde sigue imprimiéndose y vendiéndose sin parar, se ha sumado que Moore ha sufrido otras muchas decepciones ante las adaptaciones cinematográficas de otras historias suyas, hasta el punto que exige no ser acreditado y no ha querido cobrar los royalties, cediendo a Dave Gibbons (o eso es lo que se ha dicho) los ingresos generados por la película de Snyder. Alan Moore creó Watchmen como una historia cerrada y jamás planteó ni quiso su continuación, ya que lo que quería contar ya está reflejado en dichas páginas. Cuando DC Comics publicó “Before Watchmen” en 2012, unas series ambientadas en el mundo de Watchmen que servían de precuela contando la historia de varios personajes, ya se generó una gran polémica sobre si era ético que una editorial creara productos derivados de una obra a pesar de la manifiesta oposición de su autor, que en este caso no es su propietario. El gran éxito comercial de estos comics dieron la respuesta, y era únicamente económica. DC quiere ganar dinero y si puede hacerlo con Watchmen, iba a hacerlo. La ética quedó aparcada para otro momento.

Explico todo esto porque si DC sigue explotando la marca Watchmen, ¿por qué criticar a Lindelof por usar estos conceptos para hacer lo que quiera con ellos si Warner y la HBO están encantados de que lo haga? Legalmente no puede haber ningún reproche al respecto, pero como autor y creador que es Lindelof se me hace raro que pisotee los deseos de Alan Moore, de la misma manera que estoy seguro que a él no le gustaría que le hicieran algo similar con una obra propia.

Esta duda filosófica es lo que ha provocado que no quisiera ver esta serie de igual manera que nunca llegué a comprar los comics de “Before Watchmen”, aunque un amigo me los dejó y los leí años después, encontrando una aceptable calidad media pero una sensación global de intrascendencia que no aportaban nada realmente interesante al canon del comic original.

Dicho esto, reconozco que una vez pagada la suscripción de HBO y debido a estos días de confinamiento me decidí a darle una oportunidad a la serie. Y si realmente me hubiera parecido buena, nada de este largo razonamiento tendría sentido. Lamentablemente, la historia me ha parecido uno de los blufs más decepcionantes en mucho tiempo, lo que hace que recuerde por qué hacer esta serie igual no fue buena idea en primer lugar.

Aunque también tengo claro que el comic sigue en mi estantería y sigue siendo perfecto, independientemente de lo que me parezca esta serie de televisión, o los comics de “Before Watchmen” hace unos años.

En primer lugar, visto lo visto en estos nueve episodios, si Lindelof quería contar una historia que denunciara el racismo existente en la sociedad americana, y como sigue presente en todos los estamentos de la vida pública, incluidos los políticos y la policía, no necesitaba a WATCHMEN para nada. No dudo que esta crítica del racismo sea necesaria hoy en día, pero incluso este elemento que es para mi lo más destacado está construido en la serie completamente a brocha gorda, sin la sutileza y complejidad que se le supone a un autor “serio” como Lindelof.

Simplificándolo mucho, Moore y Gibbons planteaban en el Watchmen original una dura disección de la figura del superhéroe, creando no a héroes idealizados altruistas sino a unos seres rotos con traumas y demonios internos que resultaban dolorosamente humanos. Además, planteaban con inteligencia las repercusiones que la existencia de un ser superpoderoso como Doctor Manhattan tendría en el mundo real, planteando situaciones lógicas e interesantes como que los Estados Unidos habrían ganado la guerra de Vietnam provocando el aumento de la tensión armamentística entre EE.UU. Y Rusia.

Sin embargo, la historia de Lindelof carece de esta complejidad. De cualquier complejidad, diría. El uso de máscaras por parte de la policía y del grupo racista queda relegado completamente a un elemento estético que no aporta nada, desaprovechando el potencial del comentario sobre el uso de máscaras para hacer el bien o el mal.

Los agentes de policía normales llevan máscaras amarillas que nos sugieren el mítico “smiley” ensangrentado del comic, mientras que los detectives pueden personalizar sus máscaras convirtiéndose en un elemento freaky sin importancia. Angela lleva un traje de monja por motivos nunca aclarados pero que estéticamente le queda genial, mientras que un agente de aparente origen ruso (por su acento) lleva una máscara roja y se llama “Red”. Ese es el nivel de complejidad. Sólo el personaje interpretado por Tim Blake Nelson (Espejo), justifica su máscara reflectante al estar fabricado del material que supuestamente protege ante ataques psíquicos como el que sufrió Nueva York en 1985 que causó millones de muertos. Aunque luego junto a él encontramos a un policía con una enorme cabeza de Oso Panda como máscara que ofrece momentos un poco de vergüenza ajena. Elementos que, de nuevo, al notarse desde el comienzo como accesorios no tienen una importancia determinante para hacer que la serie me guste o no.

Por el otro lado, no tengo problema que los racistas del Séptimo de Kaballería usen una máscara de Rorschach, y de hecho, este personaje para Moore ejemplificaba el elemento fascista subyacente en el género de superhéroes, siendo para él unas personas que se creen por encima de la ley y de las normas que hemos creado en sociedad. Veo lógico que un grupo antisistema lo utilice como inspiración, a pesar que no tengan nada en común más allá del desafío de las leyes que consideran injustas.

Y hablando de Rorschach, entiendo que Lindelof pase de puntillas por el maravilloso final del comic en el que el diario de Rorschach era encontrado por un periodista del diario sensacionalista New Frontiersman, invitando a la especulación que el perfecto plan de Ozymandias podían derrumbarse cuando se supiera la verdad, y reforzando la idea expresada por Doctor Manhattan de que nada termina y no existen los finales perfectos.

Sin embargo, el comic ofrecía una gota final de optimismo ya que el mundo iba a sobrevivir y en apariencia el trabajo en equipo de Rusia y los EE.UU. podía llevar a la humanidad a una edad de oro de paz y prosperidad. Si el diario de Rorschach no salía a la luz, claro, y a pesar de haberse construido este paraíso a partir de una mentira y el asesinato de 3 millones de personas. Sin embargo, el mensaje de Lindelof sobre que el racismo ha existido siempre y lo sigue haciendo en el presente echa por tierra este final, y una vez descubrimos su alternativa en esta serie de televisión, no es mejor que lo que ya teniamos. De hecho, son la noche y el día en comparación.

Comentaba al comienzo que hay un misterio y que el visionado de los diferentes capítulos conseguía interesar mientras ofrecía una nueva parte del puzzle. Lamentablemente, cuando vemos la imagen completa es un suflé que se desinfla a poco que piensas en lo que nos acaban de mostrar. Empezando por el ridículo arco de Ozymandias, convertido en un snob sin profundidad con una historia que hace que nuestra suspensión de credulidad salte por los aires.

De nuevo, el comic ofrecía en su “milagro termodinámico” una historia maravillosa que formalmente hacía que todo encajara y que mostraba al personaje del Doctor Manhattan mientras que adquiría un conocimiento que explicaba su crecimiento vital, consiguiendo emocionar al lector. Sin embargo, Lindelof utiliza al Doctor Manhattan en su historia como un literal “deux-ex-machina” que justifica todo lo que sucede sin aportarle un crecimiento personal interesante. En este sentido, el octavo episodio “A God Walks into a bar” que ofrece su parte de la historia y su conexión con el resto de personajes, me parece un artificio vacío, como a veces me pasa con las historias de Nolan, un engranaje aparentemente perfecto desprovistos de vida y de calor humano.

Para acabar de empeorar las cosas, el plan de la que acaba siendo una de las villanas de la serie junto al racista líber del Séptimo de Kaballería, Lady Trieu, es otra ridiculez importante que ofrece un climax lamentable que es de largo lo peor de la serie. De hecho, dado que Trieu es de hecho más inteligente que Veidt, aún no tengo claro por qué es mala más allá de que toda historia de este tipo tiene que tener uno, y me hubiera resultado interesante comprobar qué hubiera hecho una mujer asiática con los poderes de Manhattan.

Porque si, a pesar de estar todo revestido de una impostada seriedad, al final el Watchmen de Damon Lindelof gira alrededor del plan de dos villanos que quieren robarle sus poderes al Doctor Manhattan para llevar a cabo cada uno sus planes particulares. Para flipar.

Angela Abar, interpretada por Regina King, es el corazón de la serie. Su vida y la de Will Reeves (Louis Gossett Jr.), son fundamentales en la serie para explicar el racismo de antes, pero también el que ha sobrevivido hasta nuestros días. Ella es uno de los pocos elementos salvables de la serie. Junto a ella, el personaje de Laurie Blake, la antigua Silk Spectre que ahora es una agente del FBI, también ofrece momentos super interesantes durante la serie y me parece un personaje complejo como el de Angela. Sin embargo, ambas están lamentablemente ausentes en el climax del último episodios, convirtiéndose en indefensas espectadoras de lo que pasa a su alrededor. Una pena y narrativamente un bajón.

Como comentaba más arríba, creo que Watchmen ofrece un más que correcto entretenimiento que puede gustar a un público variado que no necesariamente haya leído el comic. Sin embargo, a pesar del respeto que Lindelof dice tener hacia la obra de Moore y Gibbons, esta serie es una decepción muy grande que no consigue transmitir ninguno de los elementos que convirtieron a Watchmen en una obra maestra del comic, hasta el punto de hacer que dude de la conveniencia de haber realizado esta serie de televisión. Por contra, los buenos datos de audiencia indicarían que este Watchmen ha sido un éxito para la HBO, así que no sería descartable que la cadena amplíe su opuesta por las adaptaciones de comics, sobre todo teniendo en cuenta el próximo estreno de su HBO Max.

Comparto el trailer de esta serie:

Intelectualmente, entiendo que este Watchmen televisivo tiene elementos interesantes, pero emocionalmente se me queda muy muy lejos de ser una buena continuación del comic. E incluso vista de forma aislada sin tener en cuenta el comic, hay demasiadas cosas del guión de Lindelof con las que no he podido conectar.

PUNTUACIÓN: 5/10

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¡Saludos a todos!

Lo mejor del año – Comic

Plantearme un artículo de los mejor del año en el mundo del comic es un trabajo complicado.  No solo por la enorme variedad disponible en la actualidad, sino por la dificultad en la comparación. Es más fácil valorar una serie limitada que cuenta una historia con principio y final que una serie abierta. No obstante, voy a intentar resumir lo más destacado que fui comentando durante el año.

MEDALLA DE ORO PARA LA VARIEDAD

Lo principal para mi de este año que se acaba es que en mi lista de lecturas hay cada vez mayor variedad. Sin duda, hoy más que nunca hay vida lejos de los super-héroes.

Un buen comic de ciencia-ficción que me ha sorprendido muy positivamente este 2017 es Letter 44 de Charles Soule y Alberto Alburquerque. Ciencia ficción con tintes políticos que nada tiene ver con Empress de Mark Millar y Stuart Immonem, o Prophet, de Brandon Graham y Simon Roy entre otros.

También el terror ha tenido su huevo este año con la estupenda Harrow County de Cullen Bunn y Tyler Cooke, o Rachel Rising de Terry Moore, que aunque comenzó muy bien su final fue super decepcionante. Por no hablar de Providence, la nueva obra maestra de Alan Moore junto a Jacen Burrows.

Si hablamos de historias de tinte criminal, he disfrutado el primer volumen de The Fix de Nick Spencer y Steve Lieber, una historia noir con toques de humor, o Kill or be killed, la nueva serie de Ed Brubaker y Sean Phillips que es noir con toques sobrenaturales, o el nuevo volumen de Revival, de Mike Seeley y Mike Norton.

Para 2018 solo espero poder descubrir nuevas series que me enganchen y me sorprendan, y que me permitan descubrir a autores nuevos que no conocía. Lo que me lleva al siguiente punto:

LOS AUTORES SIGUEN MANDANDO.

2017 siguió siendo el año de Tom King. El final de Vision, junto a Gabriel Hdez. Walta fue perfecto y no me extraña que esta obra haya ganado todo lo ganable. Pero también me ha gustado el final de Sheriff de Babylon, junto a Tom King, y su Batman, con varios autores. De cara al nuevo año, tengo su Mr. Miracle, de nuevo con Tom King, muy alto en mi lista de tebeos imprescindibles.

Otros autores importantes para mi son:

  • Rick Remender sigue con sus excelente Black Science junto a Matteo Escalera y Deadly Class, junto a Wes Craig. Low, con Greg Tocchini, y Seven to Eternity junto a Jerome Opeña, están resultando un poco cargantes en su repetición de varias de las obsesiones de Remender sobre la familia, el legado y la lucha frente a una sociedad que impone la sumisión al diferente.

  • Robert Kirkman, con su incombustible Walking dead, su excelente Invencible que está a punto de finalizar, y su entretenida serie de terror Outcast. Para 2018 tenemos nueva serie, Oblivion Song junto a Lorenzo de Filice, que servirá para ocupar el hueco que deja Invencible.

  • Si hablamos de «blockbuster» aplicado al mundo del comic, nadie puede superar a Mark Millar. En 2017 he leído bastantes obras del autor escocés: El segundo volumen de Jupiter´s Legacy con Frank Quitely, Reborn con Greg Capullo, Empress con Stuart Immonem, Huck, junto a Rafael Alburquerque. Además, la compra de su empresa por parte de Netflix invita a pensar no solo que su producción comiquera se va a mantener, sino que veremos en breve más adaptaciones suyas en la pequeña pantalla.

  •  Jeff Lemire sigue dándome alegrías con Descender, junto a Dustin Nguyen, a la vez que ha firmado su primera obra redonda en Marvel, Moon Knight, que ha conseguido quitarme el mal sabor de boca de series como Old Man Logan o Hawkeye.

  • Simon Spurrier sigue sorprendiendo con Cry Havoc, junto a Ryan Kelly, The Spire con Jeff Stokely, y recientemente terminé su excelente serie de Legion, junto a Tan Eng Huat, publicada en la serie X-Men Legacy de Marvel.

MARVEL CONTRAATACA

Las aguas bajan revuelas en el mundo del comic americano. En 2017 se rompe una racha de aumentos de ventas que se inició en 2011. En este contexto, Marvel se encuentra en una guerra abierta con un sector de los consumidores que rechazan las últimas propuestas de la editorial y exigen la vuelta de «sus» personajes clásicos. Aunque podría dar la sensación de que Marvel no pasa por su mejor momento, la verdad es que hay un buen puñado de series muy muy buenas.

Jason Aaron se sale mes a mes con Thor. Y durante este 2017 ha cerrado sus etapas en Doctor Extraño, con Chris Bachalo, y en Star Wars, con varios autores. Aunque también pudimos disfrutar su Marvel Legacy, no hay duda de que en breve conoceremos su nuevo encargo con La Casa de la Ideas. ¿Tal vez el evento de Marvel de las Joyas del Infinito o la nueva serie de Los Cuatro Fantásticos?  Ójala fuera esto último.

Otro autor muy polémico es Nick Spencer. Sin embargo, puedo ya decir que sus dos series de Capitán América y el evento Imperio Secreto han terminado de forma más que satisfactoria.

Mark Waid ha terminado este año su serie de Black Widow, junto a Chris Samnee, y continúa con sus volúmenes en Vengadores y Campeones, con Humberto Ramos.

Pero es que además, este año he podido leer series como Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos de Robbie Thompson y Javier Rodríguez, o el final de la etapa de Gerry Duggan en Imposibles Vengadores, que han sido unos comics excelentes. O el final de la etapa de Silver Surfer de Dan Slott y Mike Allred.

No hay duda que la editorial sigue publicando buenos tebeos, lo que falta es buena predisposición por parte de algunos lectores para encontrarlos.

Esperemos que en 2018 el mundo del comic se deje de polémicas absurdas y todos nos centremos en apoyar y disfrutar los comics que nos gustan, y dejar de crear campañas contra lo que no se ajusta a nuestros gustos.

Quiero aprovechar para desearon un muy feliz año 2018, ¡nos vemos el año que viene!!

Feliz 4º Cumpleaños, Starsmydestination

Hoy se cumple el cuarto cumpleaños de mi blog Starsmydestination. Cuando lo empecé en 2013 como parte de un curso online de Community Manager nunca me plantee que pudiera llegar tan lejos, ni que escribir para hablar y recomendar el ocio que me gusta tuviera un carácter tan adictivo.

Hoy que estoy de celebración, aprovecho para echar la vista atrás. Si tuviera que destacar algo por encima de lo demás de estos años, sería el aumento de mi ritmo de publicación. No solo he conseguido mantener las dos entradas semanales el martes y viernes que inicié en 2016, sino que durante estos meses de verano de Julio y Agosto he ampliado una tercera entrada los domingos. Esto es una buena noticia por partida doble, ya que significa que hay mucho y bueno para recomendar, y que tengo tiempo para escribir sobre ello, aunque sea a costa de dormir cada vez menos horas.

Las tres entradas semanales son imposibles de mantener fuera del periodo veraniego, por lo que ya os adelanto que en Septiembre volveremos a la normalidad de 2 posts semanales. Por ello, 2017 será el primer año que supere los 100 artículos publicados.

  • En 2013 de estreno publiqué 15 artículos en los poco más de 4 meses de vida del blog.
  • En 2014, 58, ya con un ritmo semanal.
  • En 2015, 75.
  • En 2016 publiqué 95, acercándome al ritmo de 2 posts semanales.
  • Y a día de hoy llevo publicados 73 artículos en 2017, por lo que si no pasa nada raro, durante Noviembre habré superado la cifra mágica de 100 artículos.

Ya pensando en lo más destacado de 2017, habreis visto que han vuelto las recomendación de libros. Estuve una larga temporada sin que el cuerpo me pidiera novelas, pero gracias a Brandon Sanderson y su saga de los Nacidos de la Bruma (Mistborn) he vuelto a alternar libros y comics. Mi intención es recomendar al menos 1 libro cada mes, y de momento gracias a Sanderson, Jim Butcher, con las Crónicas de Dresden y Codex Alera,  Neil Gaiman con American Gods y Los hijos de Anansi, y Cixin Liu con El problema de los tres cuerpos, ya he publicado 9 artículos en 2017.

Ya estoy con el 2º volumen de Codex Alera y el 4º de Mistborn, por lo que ya os adelanto que sus reseñas no tardarán. Y tengo ya en casa la nueva serie de novelas de Jim Butcher, The Cinder Spires, que el autor sitúa en el género de fantasía Steampunk.

 

En lo referido a televisión, aunque hubieron decepciones como Luke Cage (que no pude acabar de ver), Iron Fist o la 2ª temporada de The Get Down, también sorpresas positivas como Por 13 razones y Legion. En lo referido a animación, me gustaron las primeras temporadas de Trollhunters o Castlevania, la primera para todas las edades y la segunda solo para adultos. House of Cards muestra síntomas claros de agotamiento, mientras que la 4ª temporada de Sherlock o la 3ª de Fargo han sido sobresalientes.

Y en breve comentaré también la séptima temporada de Juego de Tronos, que pinta a cliffhanger brutal, o la serie Defenders de Marvel que se acaba de estrenar en Netflix este fin de semana.

 

Hablando de comics, este año sigue trayendo mucho y bueno que recomendar. Desde la confirmación de Tom King como un escritor superstar gracias a Vision, Sheriff of Babylon, y más recientemente Batman, a los trabajos más actuales de Rick Remender, Seven to Eternity con Jerome Opena o los nuevos volumenes de Black Science con Matteo ScaleraDeadly Class con Wes Graig. Pasando por Mark Millar con su Empress junto a Stuart Immonem, Crononautas con Sean MurphyStarlight con Goran Parlov. O Simon Spurrier con Cry Havoc junto a Ryan Kelly y The Spire con Jeff Stokely.

Dentro del género noir estoy disfrutando varias series que son muy diferentes entre si, como son Kill or be killed de Ed Brubaker y Sean Phillips, The Fix de Nick Spencer y Steve Lieber, y Briggs Land de Brian Wood y Mack Chater. En lo referido a la ciencia-ficción, me han gustado los estrenos de Letter 44 e Invisible Republic. Y si hablamos de terror, tenemos el retorno de Alan Moore a los mitos lovecraftianos con Providence con Jace Burrows, o el segundo volumen de Harrow County de Cullen Bunn y Tyler Crook.

Por último, en lo referido a Marvel, aunque las aguas están bajando revueltas en la Casa de las Ideas, pude recomendar los primeros volúmenes de Black Widow de Mark Waid y Chris Samne; y Moon Knight de Jeff Lemire con varios autores. En el lado negativo, me decepcionó mucho Civil War II de Brian Michael Bendis y David Márquez. Y ya estoy comenzando Imperio Secreto, la culminación de la historia de Nick Spencer del Capitán América agente de Hydra.

 

En lo referido a cine, he recomendado mucho y muy variado cine de todos los géneros en estos ocho meses. Empezaba Enero con Dos buenos tipos, La La Land, Silencio o The Witch. En Febrero llegó Múltiple o Lego Batman, seguido por T2 – Trainspotting , Kong: Skull Island , y el horror de Logan en Marzo. Con Abril la polémica acompañó a Ghost in the Shell, mientras que los primeros síntomas de agotamiento llegaron a la franquicia de Fast & Furious. En Mayo disfruté de las excelentes Guardianes de la Galaxia Vol. 2 y The Handmaiden, y la correcta John Wick 2. Aproveché Junio para ponerme al día de películas atrasadas con Captain Fantastic y Thirst, y en Julio llegó mucho y bueno, con Okja, Baby driver, War for the planet of the apes y Dunquerke, con la única decepción de Wonder Woman. Y por último Agosto, la diversión volvió a Marvel con Spiderman: Homecoming.

Además, tras un horrible Agosto cinematográfico, el final de año llega con muchos estrenos super apetecibles, como Detroit de Kathryn Bigelow, Kingsman 2, Blade Runner 2 de Dennis Velleneuve, Mother de Darren Aronosky, Thor; Ragnarok, o el Episodio VIII de Star Wars.

Por último, quiero aprovechar también para daros las gracias a vosotros, los lectores. Las redes sociales han traído cosas malas, pero sin duda lo mejor es la capacidad de conectar a personas de diferentes lugares del mundo, y poder hablar de lo que nos gusta.  Espero que mis comentarios sean entretenidos y que sigas teniendo motivos para volver a este blog semana tras semana.

¡Saludos!!

Providence, de Alan Moore y Jacen Burrows

Providence es la nueva serie de Alan Moore editada por el sello Avatar, que supone un interesante y complejo acercamiento a la vida y obra de H.P. Lovecraft, y al verdadero significado de las historias imaginarias y como éstas definen nuestra realidad.

PUNTUACIÓN: 8/10

Providence es una serie de 12 números ambientada en 1919 en la que seguiremos los pasos de Robert Black, un joven periodista gay de Nueva York que trabaja en el N.Y. Herald (periódico que realmente existió), y que abandonará su trabajo para escribir la Gran Novela Americana. Para ello, emprenderá un viaje por Nueva Inglaterra para conocer más detalles de la América sobrenatural oculta de la sociedad tradicional. Este viaje le llevará por una senda entre la realidad y la ficción, el mundo físico y el de los sueños, que significan un completo recorrido por la obra del escritor H.P. Lovecraft.

Providence es una obra de ficción, un recorrido por la vida y obra de H.P. Lovecraft, y a la vez es un detallado estudio de la sociedad americana de la época. Y es que 1919 es un momento convulso en la sociedad americana, justo antes de que la Prohibición entrara en vigor, con la primera huelga policial o el gran desasosiego que provocó el Tratado de Versalles que dió fin a la 1ª Guerra Mundial y que ya presagiaba un futuro conflicto.

Este contexto histórico convulso de 1919 en el que parecía que el viejo mundo se derrumbaba ante la llegada de un nuevo mundo más moderno es el que vivió realmente el propio H.P. Lovecraft, que por cierto, aprovecho para comentar aparece en el comic. ¿A que no os imaginabais? De este modo, parece que las barreras que separan la realidad y la ficción ficción eran más frágiles y podrían ser atravesadas.

La serie está dibujada por Jacen Burrows, con un estilo limpio, que contrasta con los horrores que nos van a mostrar y que la mente humana no está preparada para entender o procesar. Burrows siempre ha sido un dibujante correcto con un estilo que invita a leer un comic. En Providence, su atención al detalle y a la realidad histórica convierten esta obra probablemente en uno de sus trabajos más destacados de toda su carrera.

Como no podía ser de otra manera, Alan Moore no se conforma con escribir una historia y ya. Su estudio de la Nueva Inglaterra de la época y de la obra de Lovecraft es asombroso, al nivel de From Hell. Cada nombre de calle o suceso que va a vivir Robert Black sucedió realmente en 1919, o forma parte de la obra de Lovecraft. Esto es bueno y malo. Bueno porque sientes cómo te sumerge en su mundo Lovecraftiano desde la primera página, malo porque aunque la lectura se puede disfrutar pese a no saber casi nada del mundo en cuestión, como es mi caso, lo cierto es que a lo largo de toda la lectura sientes que te estas perdiendo algo, ya que tal o cual personaje aparece en un relato de Lovecraft y si lo conocieras o hubieras leído, la lectura te aportaría una mayor profundidad. Aunque tengo que reconocer que esta misma sensación la tengo con los últimos tomos de La Liga de los Caballeros Extraordinarios, o su continuación Nemo.

Además, cada número de 32 páginas cuenta con diez o doce páginas del diario de Robert Black. Un diario que supone una autentica pesadilla de leer. El diario sirve para que sepamos lo que siente Robert a lo largo de la historia, y en algunos casos amplía las escenas vistas en el comic previo. Pero está impreso como si fuera un diario manuscrito escrito a mano y supuso una pequeña tortura. Al menos, aunque los primeros números son más «chorras», en los últimos números su lectura sí resulta imprescindible y clarificadora.

Providence significa además una metáfora de como por mucho que intentes vivir tu vida a tu manera, en muchas ocasiones la sociedad o la familia pueden llegar a imponer su idea del mundo sobre la tuya, transformando tu existencia. Y más si eres un gay en una época super conservadora, parecida en muchos elementos a nuestra propia sociedad, que es la época que vivió Robert Black y H.P. Lovecraft. Por cierto, me sorprendió conocer que Lovecraft era una persona que odiaba a los gays y en general a todo aquel que era diferente. No se qué esperaba, pero es curioso que un autor que ha llegado a ser leyenda por sus historias de mundos alternativos superiores al nuestro podía ser en su día a día cotidiano un conservador nacionalista.

El poder de la sociedad y en general de las historias como concepto superior para crear realidades alternativas a la nuestra, y cómo pueden llegar a imponerse sobre nosotros, está muy presente a lo largo de esta obra de Moore. Providence nos muestra a personas que tienen un papel que jugar, pero que son solo peones sin poder de decisión real sobre sus acciones. Una idea que también estaba muy presente en la obra de Lovecraft.

Providence es una lectura muy compleja y árida, que sin embargo acaba de forma satisfactoria, demostrando que Alan Moore sigue estando en plena lucidez creativa. Sin embargo, la complejidad del texto de Moore en el que reflexiona sobre el universo creado por H.P. Lovecraft,  sobre el que he leído pero que no conozco demasiado, hace que esta historia no sea para todos los públicos.

PUNTUACIÓN: 8/10

J.H. Williams III – El comic hecho arte

Al escribir hace unos días la entrada de los mejores comics de 2013, que podeis leer aquíme di cuenta que en mis recomendaciones acabé alabando principalmente a los escritores de estas obras, más que a los ilustradores.

Eso me hizo pensar en que hay en la actualidad una serie de artistas cuyas obras son para mi de compra obligada y que también merecen ser destacados, por lo que voy a iniciar una serie de artículos destacando la labor de algunos de mis dibujantes favoritos.

Y cuando empecé a pensar por quién empezaría, no hubo duda, solo un nombre me vino a la cabeza: el maestro de la composición J.H. WILLIAMS III.

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La obra de este autor californiano ha sido principalmente publicada por la editorial DC Comics, en sus sellos de Superhéroes, Wildstorm y Vertigo, y ha trabajado con algunos de los principales escritores del medio, como Alan Moore (Promethea), Warren Ellis (Desolation Jones, 6 números entre 2005-06),  Grant Morrison (7 Soldiers 0 y 1 y Batman 667-669 2005-07), Greg Rucka (Detective Comics, presentando a Batwoman 2009-10) o actualmente con Neil Gaiman con la nueva serie de Sandman.

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Howard Chaykin fue uno de los primeros autores que valoraron su trabajo, y gracias a sus sugerencias perfeccionó su estilo y empezó a recibir sus primeros trabajos. Con Chaykin llegó a colaborar en la historia “El Hijo de Superman”. En esa etapa destacó su serie CHASE, que además de dibujarla co-creó y co-escribió junto a Dan Curtis Johnson. Aunque solo duró 10 episodios entre 1997-98, dejo constancia de sus buenas ideas y calidad gráfica, con la mezcla de noir y super-hombres.

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Gracias a estos encargos, consiguió llamar la atención de Alan Moore, con el que creó PROMETHEA

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Obra de 32 números realizada entre 1999-2005, y que catalpultó su carrera al estrellato, consiguiendo varios premios Eisner (2001, mejor número unitario por Promethea 10) y Harvey (2006 como mejor artista por Promethea).

Promethea nos cuenta la historia de una universitaria llamada Sophie Bangs, que investigando para su tesis las raices históricas de Promethea, personaje recurrente durante siglos en la literatura y el arte, descubre que ésta adquiere forma física cuando una mujer imagina que es real, y que ha sido elegida para ser su portador en la Tierra, en una versión futurista de Nueva York, ambientada en el año 1999.

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Este es el interesante punto de partida a partir del cual Alan Moore aprovecha para embarcarnos en un viaje iniciático por la historia de lo fantástico, la magia, el tarot, la cábala y otras creencias mitológicas y filosóficas anteriores al cristianismo, mientras nos cuenta no solo la historia de Sofie, sino también la de las mujeres que portaron a Promethea en el pasado. Y antes los filosóficos guiones de Moore, Williams creó una obra gráfica rompedora, demostrando ante todo unas extraordinarias dotes narrativas. Para cada capítulo, Williams adapta su estilo como si de un camaleón se tratara, mimetizándose con la estética que la historia requiere. Las portadas de cada número son un ejemplo maravilloso de esta flexibilidad al servicio de una narración fluida, experimental y 100% interesante.

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Además, entre otros instrumentos narrativos, Williams utiliza cada página, o doble página, para crear una imagen única a modo de gran tapiz sobre el que los personajes viven y se mueven, rompiendo con el uso de viñetas cerradas tradicionales del mundo del comic, y aumentando las posibilidades expresivas que la página le brinda, consiguiendo que compartamos el viaje con los personajes.

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Paisajes embriagadores que inmediatamente enganchan al lector, figuras que ocupan el centro de la imagen mientras conversaciones o sucesos fluyen a su alrededor, o imágenes en gran tamaño de la que fluyen otras imágenes de menor tamaño que aún siendo parte de la imagen mayor, continúan la narración… Un desafío narrativo en cada uno de los 32 números de esta colección, que continuamente invitan al lector a un viaje mítico por la imaginación y la fantasía.

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BATWOMAN

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Si en Promethea Moore exprimió la vertiente más simbólica y expresiva, Williams tuvo que aplicar su pericia a una historia de superheroes «convencional» con Batwoman. Personaje de nueva creación, sus aventuras fueron inicialmente narradas en la serie Detective Comics, con guión de Greg Rucka, entre 2009-2010,entre los números 854-860, aprovechando una ausencia del personaje protagonista, Batman. Su trabajo en Detective fue galardonado con 2 premios Eisner en 2010, como mejor artista y mejor portadista. Posteriormente, el personaje consiguió su propia serie, Batwoman, que realizó entre 2011-2013, con guiones del propio Williams con W. Haden Blackman.

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Con una iconografía extraordinaria, su cabello e indumentaria rojo fuego y su cara blanca como la porcelana destacan en la oscuridad de Gotham, creando imágenes de gran belleza, junto con otras extrema violencia, siempre aprovechando las posibilidades expresivas de narrar a doble página.

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Batwoman, Kate Kane en su vertiente civil, es la primera heroína lesbiana del Universo DC, en lo que constituyó un hecho insólito en la industria del comic americano. Sus aventuras, ambientadas en Gotham, están pobladas de seres aterradores, como si de un sueño se tratara.

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Lamentablemente, diferencias creativas con la editorial forzaron el abandono de Williams de esta serie, que para él se había convertido en su personaje favorito.

SANDMAN: OVERTURE

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La nueva historia de Sueño de los Eternos se desarrollará durante 2014 en 6 entregas, de las que ya ha aparecido el primer número, en el que ya pudimos disfrutar la increible fluidez narrativa y expresiva de Williams, una delicia para el aficionado, como las dobles páginas que os muestro a continuación, con la llegada de Morfeo a su Reino o la presentación del Corintian, en la que cada viñeta es un diente, resaltando así su peligrosidad y depravación.

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En resumen, J.H. Williams es un fuera de serie cuyas series seguiré comprando durante muuuucho tiempo y que sin duda os recomiendo. En caso de que querais conocer más de este increible artista, os paso el link a su página web:

http://www.jhwilliams3.com/

Saludos a todos !!!